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¡Seremos padres!

Cuando ocurre un embarazo, se supone que debe ser un momento de alegría, un momento donde toda tu familia te felicita y te desea lo mejor.

Pero cuando ocurre por error... puede llegar a ser de las peores cosas que existen. Y aún peor... si la persona que tiene parte en eso es alguien que no te agrada.

Sí, nunca más volveré a tomar una sola gota de alcohol.

-Fuutarou Uesugi.
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Fuutarou se encontraba levantándose, cuando lo hizo, sintió algo pesado en su estómago así que rápidamente volteó la mirada hacia allí, solo para encontrarse con Ichika, la cual estaba dormida.

El chico hizo una mueca de asco y se movió con intención de levantarse, pero no pudo, la fuerza de esa chica era sorprendente (y que sea un tipo tan débil tampoco ayudaba) y no pudo hacerlo.

Tanto movimiento terminó despertando a Ichika, quien bostezó y vio tiernamente al chico, aunque lo único que vio fue un rostro de repulsión.

-Hola...- dijo tímidamente la chica.

-Hola... ¿me explicas qué haces ahí?- preguntó el chico causando que la chica suspirara.

-Te estaba cuidando... tonto.- mencionó para luego hacer un leve puchero.

-No te lo pedí... pero gracias. ¿Qué me pasó?-

-Te desmayaste querido, sabía que la noticia era impactante, pero no creía que te iba a afectar tanto.- dijo la chica con un leve sonrojo.

-Dios... ¿cómo pude ser tan estúpido?- dijo el peliazul mientras ponía ambas manos en su rostro.

-Yo...-

-No, no digas nada. No me refiero al infortunio de que haya sido contigo... me refiero a que ni siquiera he terminado la universidad y ya tendré que ocuparme de un niño.- dijo con pesar.

Pero Ichika sintió como el leve rubor que tenía antes comenzaba a intensificarse, ella tenía miedo de que el chico se lavara las manos, pero lo había juzgado mal, a pesar de todo lo que ella le había hecho, él no iba a dejarla sola.

-Fuutarou-kun... gracias.-

-No me agradezcas, es mi responsabilidad después de todo, tengo parte de la culpa en eso. De igual forma... no creas que me agrada la idea de apoyarte a través de eso... pero a mí no me criaron para darle la espalda a alguien que me necesita.- dijo el chico.

La chica sintió un gran dolor en su pecho y bajó el rostro, sabía que eso que dijo al final era para ella.

-Aún así... creí que...-

-¿Que te dejaría a tu suerte? No, no soy como tú.- dijo secamente el chico.

La pelirrosa se sintió aún peor, pero por más que quería reclamarle, sabía que no tenía ningún derecho para hacer eso.

-En fin, ¿me das permiso? Quiero ir a lavarme la cara, me siento del asco.- dijo el chico, a lo que recibió como respuesta lo que había pedido, Ichika se levantó y tras eso, el chico rápidamente se esfumó.

La pelirrosa derramó una pequeña lágrima, pero logró controlarse y decidió regresar a la pequeña sala del hogar del chico.

Al llegar ahí, pudo ver que estaban Isanari y Raiha charlando, cuando ellos la vieron dejaron de hacerlo y la voltearon a ver.

-¿Y cómo está?- preguntó Isanari.

-Fue a lavarse el rostro, aún está algo aturdido.- dijo la chica.

En ese momento Raiha se puso de pie y pasó de largo, iba directo al baño, presumiblemente a hablar con Fuutarou.

-Supongo que me lo merezco...- dijo la pelirrosa mientras se sentaba en el extremo vacío del sillón.

Isanari al ver eso se acercó ligeramente y suspiró.

-Sí, puede ser que lo merezcas. Pero... dales tiempo, eventualmente tendrán que aceptarte, queramos o no, ahora hay un lazo muy fuerte que une a los Uesugi y a los Nakano. No digo que Fuutarou llegue a confiar en ti como antes... eso solo dependería de él, pero sí estoy seguro que por el bien de ese pequeño... él no te dará la espalda. Así que te pido lo mismo Ichika Nakano, no le vuelvas a dar la espalda a nuestra familia. Especialmente a Fuutarou... él sería capaz incluso de arrebatarte la custodia del pequeño... no dejes que llegue a ese extremo.- dijo el rubio mientras sonreía ligeramente.

-Muchas gracias... Uesugi-san.- dijo la chica mientras bajaba la cabeza.

-Solo dime Isanari, me siento muy viejo cuando se refieren a mí de esa manera.- dijo mientras reía de manera nerviosa.

-Gracias...- dijo mientras se limpiaba el rostro.

Todo esto fue observado por Fuutarou y Raiha.

-¿Le crees siquiera algo de lo que dice?- preguntó la chica.

-Lo del embarazo no lo dudo. Que no nos de la espalda es lo que me genera dudas. Te soy sincero, no quiero confiar en ella de nuevo. Quiero mantener el contacto mínimo... pero sé que no se va a poder, cuando el Dr. Nakano se entere de eso... no va a estar contento, podría llegar a decirle cosas que afecten su embarazo y no quiero eso.-

-Onii-chan... ¿seguro que no es una excusa que intentas crear para cuidarla? Sé que... aunque estés herido, le sigues teniendo cariño, a pesar de todo lo que ha pasado... te conozco bien, lo que sea que elijas, cuentas con todo mi apoyo.- mencionó la chica mientras sonreía.

-No... no es por nada, pero la detesto, no sabes cuanto quisiera poder regresar en el tiempo y evitar que todo esto pasara... pero no puedo, así que debo responsabilizarme por mis equivocaciones.- dijo el chico.

-Como dije, lo que decidas lo apoyaré. Si quieres confiar en ella y me pides que haga lo mismo, lo haré, si no, también te seguiré, es mi deber cuidarte, onii-chan.-

-Yo soy el mayor, ¿lo olvidas?-

-A veces no lo parece.- dijo la chica para luego reír.

El chico se acercó y abrazó a su hermana muy fuerte.

Luego de eso, ambos regresaron a la sala, donde estaban Ichika e Isanari conversando amenamente.

-Bien... ¿ahora qué procede?- preguntó el rubio.

-Primero hay algo que debo saber, ¿le has contado a alguien?- preguntó el chico, a lo que la chica respondió moviendo la cabeza negativamente.

-¿Estás viviendo aún con tus hermanas?-

-No, hace años nos separamos, cada una persiguió su sueño y pues pasó. Así que actualmente vivo sola.- dijo la chica.

-Eso... está mal Fuutarou, ella no puede estar sola. No digo que sea incapaz de manejar eso por su cuenta, pero... siempre es bueno tener a alguien en quien confiar cerca.- dijo el rubio.

-Por mucho que me desagrade, papá tiene razón onii-chan, es mejor que esté junto a alguien en esta etapa...- dijo la peliazul.

-¿Qué insinuan?- preguntó el peliazul.

-Sabes hijo... hay momentos en los que un pájaro tiene que dejar el nido.- dijo el rubio.

-¡Que metáfora de porquería!- dijo el chico, aunque la pelirrosa rio por eso, ganandose las miradas de todos.

-De cualquier forma, es también tu hijo, debes responsabilizarte por cuidar a su mamá, al menos hasta que el pequeño nazca.- mencionó Isanari.

-Esto no puede ser peor, me entero que embaracé a una chica que detesto, mi propio padre y hermana se aprovechan y me expulsan de mi hogar y para acabarla de joder, me siento tan mareado que podría desmayarme en cualquier momento.- dijo el peliazul de forma molesta.

-¿Tú qué dices Ichika-san? ¿Aceptaría que mi onii-chan la ayude hasta que ese bebé nazca?- preguntó Raiha.

-Pues... no me molestaría.- dijo la chica mientras se sonrojaba.

-Mi vida no puede ser peor.- mencionó el chico.

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-Uff... llegamos.- dijo la pelirrosa mientras se estiraba.

-Quiero morir.- dijo un amargado peliazul.

-No seas tan aguafiestas, no te voy a hacer nada, vas a estar bien.- dijo la chica mientras reía.

-Mmm, no creo que aquella noche hayas dicho lo mismo.- dijo el peliazul.

La chica se sonrojó de golpe y se dio rápidamente la vuelta para ocultarse del chico, aunque realmente a este no le importaba.

-Bueno... es más grande de lo que creí que iba a ser. Como sea, tenemos unas cosas que aclarar. Primero, esto lo estoy haciendo únicamente por mi hijo... o hija, como sea, así que cuando ambos puedan cuidarse solos, regresaré a vivir a mi hogar, aclaro que no me lavo las manos, seguirá siendo mi hijo y me encargaré de todo lo que necesite. Segundo, no necesitas "mantenerme" si eso es lo que te preocupa, soy capaz de vivir por mí mismo, casi ni te darás cuenta de que vivo aquí y sí, también te ayudaré con los gastos de este lugar, la comida y todo eso. Tercero, bajo ninguna razón, repito y aclaro, bajo NINGUNA razón, pienses que somos amigos. Mantente lejos de mí a menos que te sientas mal y todo estará en orden. Cuarto y último, lo que yo haga con mi vida no te incumbe, lo que tú hagas con tu vida, mientras no dañe al pequeño, no me incumbe, así que no trates de falsificar esto como una relación o algo así con tus conocidos. ¿Quedó claro?- dijo el chico mientras miraba fijamente a la chica.

-Sí-sí... todo claro.- respondió con tristeza.

-Bien... ¿puedo utilizar el baño?- preguntó el chico.

-Ah, es la segunda puerta a la derecha.- dijo y el chico desapareció como alma en pena.

La chica por su parte fue a coger una galleta y luego fue hacia su cuarto, el hecho de ser una actriz novata la ayudaba a mantener ese lugar "decente" pues no se comparaba al que tuvo con sus hermanas en el pasado.

Y así, la noche llegó en el hogar disfuncional Uesugi-Nakano, donde cada uno estaba ocupado en sus actividades.

Fuutarou estaba en la mesa trabajando, tenía tarea que entregar y estaba algo atrasado, Ichika por su parte estaba en su recámara leyendo el guion de la próximo obra que interpretaría.

Eventualmente, el hambre le ganó a la chica, así que decidió salir a realizar la cena. Ella vio al chico y pensó en ofrecerle cena, pero recordó todo lo que él le había aclarado.

-No... no tiene caso, me detesta.- dijo decepcionada.

La chica hizo su cena y dejó un plato servido para el peliazul. Ella se acercó a él y le tocó con temor el hombro, causando que el chico se volteara.

-Te dejé algo de comida en la cocina, si deseas comerla puedes hacerlo, si no dejalo ahí, no te preocupes. Iré a dormir, feliz noche.- dijo la chica.

-Vale, descansa.- dijo para luego darse la vuelta y seguir escribiendo.

La chica algo triste decidió irse a su recámara, iba a comer y luego iba a dormir, sabía que eso podía darle pesadillas, pero no tenía lujos para poder despertarse tarde.

Luego de comer esperó un rato y decidió salir para ver si él había comido... pero su decepción fue grande al notar que el plato seguía ahí donde ella lo habia dejado.

-No sé... por qué esperaba algo distinto.- dijo la chica.

En el mismo silencio en el que salió, en ese mismo se regresó.

Ella se recostó y sin quererlo varias lágrimas empezaron a recorrer su bello rostro. Su corazón dolía, su mente le recordaba todo lo que había hecho y ella solo deseaba desaparecer.

Eventualmente, se terminó cansando de tanto llorar y se quedó dormida.

Fuera de la habitación, estaba un chico que batallaba por terminar su tarea, tenía que resolver unas operaciones de álgebra lineal, pero la situación actual le estaba impidiendo pensar claramente.

-Mierda, a este ritmo nunca terminaré... mejor tomo un descanso.- dijo el chico mientras se levantaba de su lugar de trabajo.

El chico con pesar decidió ir a recostarse al sillón/cama.

-Hace unos días estaba de fiesta con esos idiotas... y ahora estoy aquí por culpa de un bebé... genial, que gran forma de disfrutar mi juventud.- decía irónicamente el chico.

En ese momento, el peliazul recordó que la chica le había ofrecido comida ya que sintió hambre. Rápidamente se levantó y fue a coger el plato, luego regresó a su sillón y comenzó a comer.

El tiempo pasó y el chico terminó, regresó y lavó su plato, dio un gran suspiro y cuando estaba por irse notó que habían muchos platos más en una canasta, al parecer la chica no había lavado nada ese día.

-Maldita seas Ichika... agh.- dijo el chico de manera molesta, aunque eso no evitó que pasara un rato terminando de lavar todos los platos.

El chico regresó y finalmente se recostó, seguía sin poder resolver ese problema y su orgullo le impedía pedirle ayuda a Takeda, aparte que también era bastante tarde ya.

-Esto... simplemente no está nada bien.-

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Ichika abrió lentamente los ojos debido al sonido de su alarma. La chica la apagó, se sentó y se estiró un poco, luego de eso volteó a ver a su estómago.

-Dentro de unos meses... estarás del tamaño de un globo... ¿no es así?- dijo para sí misma mientras reía ligeramente.

Luego de eso la chica decidió levantarse y salir para poder realizar su desayuno. Al salir, se llevó una sorpresa pues no vio a Fuutarou por ningún lado.

Temiendo lo peor, la chica comenzó a buscarlo por toda la casa, la cual no era exageradamente grande, así que al no encontrarlo, se asustó.

Pero al llegar a la cocina notó que había una nota pegada en la mesa. Ella se acercó y la tomó, la nota decía lo siguiente:

Tengo que ir a la universidad, te dejé el desayuno realizado, no te esfuerces tanto.

-Fuutarou.

La pelirrosa sonrió, mientras un sentimiento de tristeza se apoderaba de ella.

Aunque ese sentimiento terminó desvaneciendose al ver que tanto el plato donde estaba la comida del chico ya no estaba, si no que estaba junto a un montón de platos limpios.

-Nunca pedí que lo hicieras... je, a pesar de todo... no has cambiado nada, ¿no es así? Sigues siendo ese chico que se preocupa por mí... aunque te haya dañado, puede que lo hagas por el bebé... pero no puedo evitar alegrarme por eso.- dijo mientras sonreía.

Ella luego de eso se sentó y comió. Tras comer se bañó y se arregló, pues tenía que ir al set de una película de bajo presupuesto ya que sería una de las protagonistas de dicha película.

Al salir, ella caminaba y observaba atentamente el ambiente a su alrededor. En general era uno bastante alegre, pero ese día simplemente era uno tranquilo.

Todo iba tan tranquilo, hasta que llegó al set.

En el lugar todo estaba en caos, las personas no lograban organizarse, faltaba al parecer utilería y se rumoreaba que incluso uno de los protagonistas, donde contando a Ichika eran 3, había renunciado.

-¿Qué demonios pasó aquí?- dijo la chica con irritación.

-Bienvenida Ichika-san, como puedes ver... esto es un desastre.- dijo uno de los encargados de utilería.

-Ya lo noté, ¿qué diablos pasó?-

-Al parecer el director y la protagonista Yukio-san tuvieron una discusión muy subida de tono, provocando que la chica terminara renunciando. Para rematar, alguien rompió unos materiales de utilería y debemos reponerlos cuanto antes.- mencionó el hombre.

-Ay Dios... ¿y ahora qué haremos?-

-Al parecer se van a posponer por unos días las grabaciones, creo que el director a fuerza quiere a una persona reemplazando el papel de Yukio-san.-

-Ya veo... entonces procederé a retirarme, si preguntan por mí... diles que me enfermé.- dijo mientras se daba la vuelta.

La chica comenzó a emprender su camino de vuelta a su hogar. Ella caminaba sin ninguna prisa pues ya no tenía nada que hacer.

Para cuando se dio cuenta, ya había pasado incluso la hora del almuerzo, por lo que decidió pasar a un restaurante.

La chica llegó y se sentó en una de las mesas, luego de hacer su pedido tomó su celular y comenzó a revisarlo. Un sentimiento de nostalgia la invadió al ver que una de las redes sociales le señalaba un "recuerdo" de hace 5 años.

-Esa foto... obligamos a Fuutarou-kun a tomarla. ¿Qué mierda nos pasó?- dijo tristemente la chica.

La pelirrosa fue interrumpida debido a que le habían llevado su comida, así que guardó el celular y comenzó a almorzar.

Estaba en esas cuando vio una figura familiar pasar en el otro lado del cristal, ella estaba cerca de las ventanas, por lo que podía ver la calle.

Esa figura era Raiha Uesugi. Ella al principio no la había visto, pero en cierto punto la vista de la chica y la peliazul se cruzaron.

Raiha hizo una mueca de desagrado, pero aún así saludó a la pelirrosa. Ichika por su parte, con señas llamó a la chica. Esta al principio se sintió confundida, pero eventualmente terminó yendo.

La chica se sentó enfrente de Ichika, su mirada era tan seria como la de Fuutarou.

-Ichika-san... ¿a qué debo el honor de haber sido llamada por usted?- dijo la chica.

-Por favor... no tienes que ser tan formal conmigo. Escucha... te llamé porque quiero hablar contigo, quiero explicarte algunas cosas y pedirte perdón. Principalmente eso...- dijo la pelirrosa.

Raiha movió la cabeza negativamente y luego suspiró.

-Que sea rápido, voy a reunirme con unas amigas luego.- dijo la peliazul.

-Bueno... primero que nada quiero contarte a grandes rasgos lo que...-

-No, eso no lo hagas. No importa la razón, dejaste a mi onii-chan por algo específico. Si quieres contarlo, que sea a él, a mí no me tienes que explicar nada.- mencionó seriamente.

-Bueno... entonces solo quiero pedirte perdón... sé que quizá nunca fuimos unidas, diablos... apenas si cruzamos palabras... pero aún así siento que te traicioné horriblemente.-

-Tienes razón... no éramos unidas, al menos no como lo era con Itsuki-san... pero tienes razón, me traicionaste.- dijo seriamente.

-Sé que quizá sea algo muy complicado, quizás casi que imposible... pero aún así, quiero ganarme su perdón, el de cada uno de los miembros de la Familia Uesugi.-

-Si tanto lo quieres, lucha por ello. Si quieres mi perdón... entonces demuéstralo con acciones, no con palabras. Demuéstralo quedandote junto a mi onii-chan. Él nunca pudo superarlas, si lo traicionas otra vez... quién sabe qué podría llegar a hacer.- mencionó seriamente la peliazul.

A Ichika se le estremeció la piel solo de pensar en la peor de las posibilidades.

-Por el pequeño que llevo en mí... prometo que me quedaré junto a Fuutarou-kun.- dijo la chica mientras se miraba el estómago.

-Bien... por ahora es todo, debo irme.- dijo la chica.

-Sí... ten cuidado esto... Rai...- se quedó callada, pues no sabía cómo diablos llamarla sin sonar irrespetuosa, la quería llamar por el apellido, pero era muy raro para ella.

-Raiha-chan es suficiente. No creas que tienes mi confianza, pero esto te facilitará las cosas.- mencionó la chica mientras se daba la vuelta y se iba.

-Me esforzaré.- dijo la pelirrosa con una sonrisa.

Tras esa charla con la ya no tan pequeña, pero aún ilegal, Raiha, la chica decidió pagar y regresar a su hogar.

Al entrar notó que un silencio inundaba el lugar, señal de que Fuutarou no estaba ahí.

Para matar el tiempo, la chica decidió prender la tele y lo primero que vio fue una noticia.

¡Yotsuba Nakano, la joven promesa del atletismo le ha otorgado la medalla de plata a Japón en los juegos olímpicos!

Ichika sonrió ante eso, puede que hayan tenido sus pleitos en el pasado, pero aún así estaba feliz por su hermanita.

-Parece ser que al final incluso ella pudo alcanzar su sueño... je, me alegro por ella.- dijo la chica.

-Así que atleta... para ser sincero, es algo que sí esperaba. Yotsuba siempre fue muy buena para el área deportiva.- dijo una voz detrás de ella.

La pelirrosa se sobresaltó, ¿en qué momento...?

-Bie-bienvenido... Fuutarou-kun.- dijo tímidamente la pelirrosa.

-Gracias, iré a estudiar un poco.- dijo el chico mientras comenzaba a pasar de largo, pero la chica lo detuvo.

-¿Ta-tan rápido? Vienes de la universidad, ¿no puedes descansar un poco siquiera?- dijo algo aturdida la chica, siempre le pareció ridículamente exagerado el hecho de que Fuutarou se enfocara tanto en los estudios, pero también se le hacía algo admirable.

-Sí, no puedo descansar... dentro de poco tengo exámenes, también debo salir a trabajar así que si me disculpas...- mencionó el chico.

-Oh claro, lamento quitarte tu tiempo.-

-Como sea, si me necesitas solo grita y vendré corriendo.- dijo para luego irse.

La chica suspiró y regresó su mirada hacia la televisión, al parecer estaban transmitiendo una entrevista que tuvo la pelinaranja.

La entrevista como tal no tenía nada realmente relevante, pero Ichika notó algo que la sorprendió.

El lugar donde estaba siendo entrevistada... ella lo conocía bien, estaba de vuelta en Japón. Era una de las sedes donde ella solía ir a entrenar, estaba al menos a una media hora de donde ella vivía.

-Sería bueno volverte a ver... aunque tú no quieras hacerlo.- dijo la chica.

Por otro lado Fuutarou estaba sentado pensando, estaba preocupado porque dentro de unos meses, llegaría el momento en el que Ichika tendría que dejar de trabajar debido a su embarazo y él sabía que su mísero sueldo apenas le alcanzaba para mantenerse.

-Supongo que tendré que redoblar esfuerzos... maldita sea, desde que me reencontré con ella todo ha sido problemas y más problemas...- mencionó.

Aunque realmente, en el fondo de su corazón, él estaba ligeramente feliz por todo, por más que lo negara su cerebro, el corazón es incapaz de mentir.

-Aún así... siento esa necesidad de esforzarme... por el bebé...- se dijo a sí mismo para poder "evitar" pensar en lo que su corazón sentía.

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Ambos corazones estaban heridos.
Uno de ellos por heridas del pasado, el otro estaba siendo herido por palabras del presente.

Aún así, aunque no quisieran hacerlo, se habían vuelto una familia.
Una familia completamente disfuncional.

Un universitario orgulloso y una actriz mediocre.
Un chico inteligente y una chica tonta.
Un chico reservado y una chica nada tímida.

Suenan como polos opuestos, ¿no es así?

Es una frase cliché, pero está comprobado científicamente.

Los opuestos se atraen.

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Próximo capítulo: La cuarta hermana.

Bueno, creí que me iba a tardar más para actualizar esto, pero tuve inspiración y aproveché que casi ni tareas me han dejado.

Este libro es bastante divertido de escribir si soy sincero, así que espero que les guste tanto como a mí me gusta escribirlo.

Literalmente solo me faltaba escribir esta parte final para poder subirlo xd

En fin, saben que aprecio mucho sus comentarios y votos.

Por ahora me despido.

Fin de la transmisión.

-Writer_Bryan.

(Joder, dos waifus hermosas.)

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