셋 | 3
El ángel estaba tirado en la cama mientras el pálido chico le miraba con mala cara y brazos cruzados.
–Levántate.–demandó.
–No, me estoy muriendo. Solo déjame aquí para morir cómodamente.
–Por Dios no seas tan exagerado, Jimin.–bufó, el ángel formó un puchero.
–¿Por qué siempre lo nombran a él?.–dijo.–¿Por qué no pueden decir "por todos los ángeles" o algo así?.
–Porque suena ridículo, al igual que tú en este momento.–dijo.–Vamos Jimin, levántate necesitamos comprar algo de ropa para tí. No puedes andar con solo ropa interior todo el día todos los días, Hoseok llegará en cualquier momento.
–Puedo usar tu ropa, usas como tres tallas más grandes así que me queda.
–Que te quede no significa que te la voy a prestar todo este mes.–se formó un nuevo puchero por parte del contrario.
Todo esto se debía a una sola cosa, Jimin no tenía ya sus poderes ni sus preciosas alas de ángel. Le había pedido a los dioses ayuda para pasar desapercibido en el mundo humano para poder salir las veces que quisiera a las calles de Seúl junto a Yoongi. Sería muy aburrida su estadía en el mundo humano sino pudiese salir debido a su apariencia.
Los dioses aceptaron gustosos, quitándole a Jimin todo poder y apariencia que no fuese completamente humana. Dejando a un desconcertado Jimin que quedó noqueado por dos días ya que ahora su cuerpo lo necesitaba.
–Vamos levántate y vístete porque irás conmigo al centro comercial.
–¿Al centro comercial?.–preguntó finalmente poniéndose de pie.–¿A qué?.
–Iremos a comprar comida, porque Como ya había dicho, compraremos algo de ropa para tí.–cerró la puerta saliendo del lugar dejando al otro en la habitación.
Yoongi bajó a la cocina a preparar algo de comer para antes de salir. Sería algo sencillo ya que aunque era un buen cocinero, le daba demasiada pereza preparar algo mejor.
Unos cuantos panqueques junto con algo de fruta picada y leche. Sirvió los platos y los acomodó en la mesa para que ambos pudieran empezar a comer.
Jimin bajo las escaleras hasta el comedor donde yacía Yoongi sentado esperándolo para comer ambos. Los dos chicos estaban un tanto emocionados ya que sería la primera vez que el ángel probaría algo de comida.
–Eso huele bien y se ve bien.–dijo retirando la silla para sentarse.-Al igual que tú, bonito.
–Sí, sí gracias.–dijo divertido.–Ahora come, vamos que quiero ver tu cara cuando comas.
–No lo necesito, Yoongi.–un gruñido se hizo escuchar por parte de su estómago, un pequeño sonrojo.
–Creo que sí lo necesitas.–dijo entre pequeñas risas.–Ya no eres completamente un ángel, Jimin.
–Lo sé.–suspiró pesado.–Pero aún así no creo querer comer.
–Hazlo, eres casi como un humano ahora, si no comes puedes morir así que mejor hazlo.
Jimin comió a regañadientes, pero al probar el primer bocado comenzó a comer sin parar pidiendo dos platos más. Al parecer también necesitarían comprar más comida en el supermercado.
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–Entonces ¿Cuántos años tienes?.–pregunto Yoongi.
–Oh bonito, eso no se le pregunta a los hombres.
Ambos caminaban por las templadas calles de Seúl, preferían ir de esa manera al centro comercial.
–Eh...Creo que es a las mujeres a quienes no se les pregunta eso.–dijo.–El que no me quieras contestar significa que tienes demasiados años encima.
Negó divertido.–Unos cuantos siglos, pero no tantos como los ancianos.
–¿Y cómo fue que naciste? ¿O cómo fuiste creado?.
El ángel colocó una de sus manos en el mentón mientras que la otra estaba apoyada en su pecho.–Realmente no sé cómo es que fui creado, pero sí sé porque razón.–dijo.–Yo tengo muchos hermanos, todos los ángeles son mis hermanos obviamente, pero solo tengo uno con el cual me llevo realmente bien.
–¿Ah si? ¿Y eso por qué?.
–Supongo que es por la similitud de nuestra naturaleza, nuestros deberes.
–¿Y quién es tu hermano?.
–La muerte.
–¿L-la muerte es tu hermano?.
–Así es.–miró al cielo.–Mi trabajo y el de él son muy parecidos, ambos recogemos las almas de los humanos que han fallecido, pero hay una diferencia.
–¿Diferencia?.
–Sí, él recoge las almas y las lleva ya sea al cielo o al infierno mientras que yo solamente recojo las almas que han sido tomadas antes de tiempo.–giró su rostro para mirar al pálido chico.–Como tú.
–Entonces...a quien vi el día que morí ¿Eras tú?.
–Oh, me viste.–soltó con una sonrisa.–Sí, era yo.
–Oh...¿Y cómo es tu hermano?.
–Pues definitivamente no es un esqueleto.–rió divertido.–La verdad es alguien muy amable y lindo, si lo llegarás a conocer se llevarían muy bien.
–¿Entonces su apariencia es normal?.
–Sí, así como yo, nuestras apariencias son similares a la de los humanos.–dijo.–Pero eso sí, solo lo puedes ver si él lo desea. Sabrás que está ahí porque la temperatura a tu alrededor se volverá extremadamente fría.
–¿Y por qué no te llevas bien con tus otros hermanos?.
–Fácil, no les gusta lo que hago.-se encogió de hombros.–¿Y tú tienes hermanos?.
–Tengo uno, pero él sigue en mi ciudad natal junto con mis padres.–finalmente entraron a la plaza para dirigirse a su primer destino.–Vamos a comprarte algo de ropa.
Entraron a una de las tiendas que ahí se encontraban, el chico se probaba cada una de las prendas que el otro le pasaba a través de los vestidores, de vez en cuando salía a modelar los conjuntos elegidos, ganándose miradas, susurros y sonrisas coquetas de las chicas y uno que otro chico presentes.
–Vaya que llamas la atención.–dijo al que había salido finalmente del vestidor.
–Eso parece, pero no me interesa.
–Claro señor popular.–dijo con sarcasmo.–¿Por qué no me esperas afuera en lo que yo pago? Tu presencia atrae a mucha gente y me siento sofocado.–con una leve risa asintió saliendo del lugar.
–Buenas tardes.–saludó amable la cajera.–¿Sería todo?.
–Sí.
–¿Pago en efectivo o tarjeta?.
–Tarjeta por favor.–dijo entregándole su tarjeta de crédito a la rubia chica.
–Disculpe el atrevimiento, pero su novio es jodidamente sexy.–dijo en un intento fallido de susurro.
Yoongi negó divertido.–No es mi novio.
–Oh ¿En serio? Yo pensé que sí, con eso de que no le quitaba la mirada de encima.–dijo.–Además mire.–dirigió su vista a la puerta de cristal de la entrada del lugar. Topándose con la del chico que la tenía puesta en el pálido, saludo con una sonrisa al verse descubierto.–Toda esa gente está tratando de llamar su atención y el solo se fija en usted.
–Supongo, pero hay una razón para eso.–dijo el chico.
–¿Ah si? ¿Cuál es?.
–No se la puedo decir señorita.–tomó su tarjeta junto con las bolsas.–Gracias, que tenga un buen día.–terminó de decir saliendo del lugar.
–¿De qué tanto hablaban? Te tardaste demasiado.–replicó tomando las bolsas de las manos del pálido.
–Nada importante realmente.
El ángel decidió restarle importancia. Caminaron hacia su nuevo destino, el centro comercial, durante todo el camino se la pasaron hablando de cosas triviales, la mayoría curiosidades que tenía Jimin acerca del mundo humano.
Detuvieron su paso al momento en el que el de mirada gatuna chocó contra un chico, haciéndolo caer.
Jimin trató de ayudarlo, pero el otro chico fue más rápido.–Lo siento mucho.–tendió su mano para ayudarle.–¿Estás bien?.
–Sí, no te preocupes.–dijo poniéndose de pie.–Gracias.
–¿Yoongi?.
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