서른 | 30
–Ya han pasado tres meses, mira cuánto ha crecido mi barriga.–dijo acariciando su vientre.–Estoy gordo.
–No estás gordo, estás mucho más hermoso con esa hermosa barriga donde vive nuestro bebé.
–Exacto, vive, estoy tan gordo como una casa.
–Las casas no son gordas, bonito.–dijo con una sonrisa dejando un suave beso en la pálida mejilla. Yoongi formó un puchero.–Namjoon vendrá por la tarde.
–¿Ah si? Es extraño que nos visite tan repentinamente.
–Bueno, no vendrá solo, Dios vendrá con él.–dijo.–El viene a calmarlo un poco.
–¿Por qué Nam tendría que calmar a Dios?.
–Porque no lo invitamos a nuestra boda.
–Oh, creí que no era necesario darle una invitación.–dijo.–Ya sabes, nos vamos a casar en una iglesia, la iglesia es la casa de Dios, no creí que fuera necesario.
–Pues en esta ocasión sí lo es.–dijo riendo bajito.–Vamos hay que levantarnos y limpiar la casa, que no tardan en llegar.
–¿Podrías limpiar tú? Yo no puedo, estoy embarazado.
–¿Y eso es mi culpa?.
–Literalmente, sí.–soltó una pequeña risa.–¿O acaso es que ya lo olvidaste?.
–Por supuesto que no, no podría olvidar ese momento.–dijo.–Oh Dios.
–¿Qué sucede?.
–Ya me puse caliente, si vienen no hay que abrirles ¿si?.–tomó las caderas del pálido y lo acercó a su cuerpo. Yoongi río bajito.
–Oh no señor, ahora limpiaremos la casa, quieras o no.
–Pfff eres un aguafiestas.
–Pues tu fiesta no se ha calmado.–dijo señalando la ceñida entrepierna del chico, arrojandole una mopa en el lugar.–Vamos que la limpieza te ayudará a bajar tu espíritu fiestero.
|•••|
–El viejo estaba muy molesto, en serio.–dijo.–Debieron verlo todo enfurruñado.
–¡Yo no sabía que era necesario darle una invitación!.–se defendió Yoongi.–¡Creí que era algo obvio!.
–Ya, tranquilo Yoon, solo estoy jugando. Por cierto.–dijo cambiando de tema.–Jin quiere ir a la boda.
–¿¡Qué!?.–cuestionaron al unísono.
–Que Jin quiere...
–Te escuchamos muy bien, Namjoon.–dijo Yoongi.–¿Pero por qué querría venir? O mejor dicho ¿Por qué lo dejaríamos venir?.
–Él está muy arrepentido, lo digo en serio, chicos.
–Intento matarme, matar a mi bebé.–dijo.–¡Mató a Jimin!.
–Yo lo veo muy vivo.–Yoongi lo miró sin gracia.–Bien, bien, pero en serio quiere disculparse con ustedes, irá en son de paz.
–No lo sé, Nam.–habló ésta vez Jimin.–No creo que sea buena idea ¿Y si intenta hacer algo?.
–Les prometo que no lo hará, saben que en cuánto nazca el bebé, él desaparecerá ¿No creen que merece una segunda oportunidad? ¿Uh?.
–No todas las personas la merecen, Nam.
El moreno soltó un sonoro suspiro.–Por favor chicos, no les pediré nada más.
Ambos chicos se miraron en busca de la opinión del contrario. Un suspiro fue pronunciado por ambas bocas.
–Está bien.–el moreno sonrió ampliamente, mostrando ambos hoyuelos.–Pero si intenta algo, te aseguro...no, te juro que ésta vez no dudaré en matarlo.
La sonrisa del moreno desapareció, dejando solamente una pequeña mueca.–Está bien, lo entiendo.–dijo.–Gracias chicos.
|•••|
Dos figuras se hicieron presentes en el lugar, ellos ya sabían de quienes se trataban pues Namjoon los había citado en ese lugar antes de la ceremonia.
Jimin ya se encontraba arreglado, solo faltaba su elegante saco, mientras que Yoongi aún se encontraba con sus ropas informales.
Ambos chicos se acercaron a ellos, con una expresión neutra en sus rostros.
–Me alegra que hayan aceptado vernos aquí, antes de ya saben, todo.–Namjoon fue el primero en hablar.–Bien.–rascó su nuca en un deje de nerviosismo.–Creo que lo mejor será dejarlos solos, estaré sentado ahí.–señaló un sofá que se encontraba en la habitación.–Tampoco los dejaré completamente solos, ya saben.–terminó de decir para sentarse en el lugar, tomando uno de los libros que se encontraba en la repisa de ahí.
–Se ven muy bien hoy chicos.–habló Jin rompiendo el silencio.
–Gracias.–respondió Jimin seco.–Ahora dinos qué es lo que querías hablar.
El más alto soltó un suspiro.–Quiero disculparme.
–¿Disculparte? ¿Crees que te vamos a perdonar?.
–No, no quiero que me perdonen, sé que no lo harán.–dijo.–Quiero que primero me escuchen y me dejen hablar.–Jimin iba a rechistar.–Sin interrupciones.
–Está bien.–dijo Yoongi, ganándose una mirada de reproche por parte del otro.–Escucharemos lo que tengas que decir.
Jin agradeció en silencio.–Miren, sé que es un poco difícil el estar conmigo en este momento pero realmente quería venir a hacer esto.–aclaró su garganta para hablar nuevamente.–Yo sé que les hice mucho daño, a los tres, sé que lo que hice estuvo mal y no fue lo que una persona en su sano juicio haría nunca.–dijo.–Lo admito, estaba cegado. Cegado por la idea de desaparecer y por el egoísmo que me causo el descubrir que no era necesaria mi presencia en este mundo, no lo quería creer.–una sonrisa pequeña cruzó sus labios.–Así que pensé que al hacer eso, todo sería como antes, regresaría "a la normalidad".–recalcó la palabra con un gesto por parte de sus dedos.–Pero estaba equivocado, muy equivocado y apenas me estoy dando cuenta de eso.–dijo.–He venido aquí porque no quería morir sin antes decirles esto, el cuan arrepentido estoy de haber perdido a tan hermosas personas de mi vida.
Jimin y Yoongi abrieron sus bocas en señal de querer hablar, Jin los paró.
–No quiero que me digan nada, sea bueno o malo lo que me dirán, no quiero escucharlo.–dijo.–Solo vine a decir esto y creo que ya es hora de irme.–giró su rostro hacía el moreno que yacía sentado.–Namjoon, ¿Podrías llevarme de vuelta?.
El moreno asintió poniéndose de pie.–Gracias chicos, los veo en la ceremonia.
–Adiós chicos, les deseo felicidad.–dijo.–A los tres.
Y sin más decir, ambos desaparecieron de sus vistas.
–Lo ibas a perdonar, ¿Cierto?.–preguntó Jimin.
Yoongi se encogió de hombros.–supongo, él nos ayudó a poder estar finalmente juntos, aún si eso no era parte de su plan.–dijo.–¿Tú no lo harías?.
–Por mucho que quiera a mi hermano, hay personas que no merecen una segunda oportunidad.
–Pues por mi parte ya lo está y tiene una segunda oportunidad.
Jimin soltó una pequeña carcajada.–Sigues siendo un ángel.
–Y tú sigues siendo un demonio.–dijo con una sonrisa que fue correspondida.
|•••|
El gran día había llegado, todos en ese lugar vestían sus mejores galas. Llenos de felicidad al ver a ambos chicos cumplir finalmente su sueño de estar juntos para siempre.
La sonata se escuchaba por todo el lugar, combinados con las voces de los presentes que no podían parar de comentar sobre lo que sucedía aquél día.
La marcha nupcial se dejó escuchar, haciendo a los presentes callar, para mirar al bello hombre que caminaba hacía el altar.
Su compañero y futuro esposo se encontraba frente a él, esperándolo con una hermosa sonrisa, admirandolo con devoción.
Extendió una de sus manos para ayudarlo a subir el escalón.
–Bonito, te ves hermoso el día de hoy.–dijo al mirarlo frente a él.
–Y tú eres el hombre más guapo que he visto en toda mi vida.–respondió con una sonrisa.
La ceremonia comenzó, todos los presentes ahí eran personas cercanas a ellos, personas importantes de su vida.
En un día tan especial, no había necesidad de personas innecesarias.
Dios comenzó a recitar algunas palabras, seguido de sus amigos y familia. Una ceremonia común no era algo que ellos necesitaran.
Jimin colocó el anillo en el anular de su amado y viceversa, sellando así la promesa de estar juntos para toda la vida. En las buenas y en las malas.
–Por fin juntos, bonito.–junto ambas frentes, mientras pequeñas lágrimas caían de sus ojos.
–Juntos para siempre, los tres.–sonrió acariciando su vientre.
Jimin tomó de la cintura a su ahora esposo, acercándolo a él para dejar un casto beso en sus labios.–Te amo demasiado.
–Y yo a tí, como no tienes una idea.
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