둘 | 2
Abrió los ojos de golpe, se encontraba en su suave cama, estaba nuevamente en su hogar, tocó con desespero su cuerpo para así cerciorarse de que todo estaba en orden.
–Solo fue un sueño.–dijo en un suspiro.
–No lo sé, yo no estaría tan seguro de eso.–Yoongi giró rápidamente para encontrar al dueño de aquella voz.–Hola.–dijo con una gran sonrisa.
–¿Qu-qué haces aquí?.–su piel se había vuelto más pálida de lo normal.–¿Has venido a matarme?.
–Mata...¿Qué? No.–dijo confuso.–¿Acaso no escuchaste todo lo que te dijeron los ancianos?.
–¿No deberías respetarlos un poco más? Después de todo son dioses.
–Tienen millones de años, después de todo son ancianos.–rió divertido.
Bien, lo que sea.–acarició su sien, le estaba empezando a doler la cabeza. Detuvo sus movimientos al recordar algo.–¿Dónde está Hoseok?.
–¿Hoseok?.
–Sí, mi amigo, él vive aquí conmigo.
Se estiró de hombros.–No lo sé, he estado todo el tiempo aquí en tu habitación.
Yoongi se levantó apurado de su cama, importándole poco solo llevar puesto un par de bóxers y una larga camisa que apenas cubría sus muslos, al igual que tampoco le importaba haber dejado al "ángel" detrás.
Salió de su habitación y se dirigió a la sala de estar, no estaba. En la cocina tampoco al igual que en el baño, el último lugar que quedaba era la habitación de su amigo.
Caminó al lugar que se encontraba con la puerta cerrada, golpeó un par de veces pero no recibió una respuesta por lo que decidió entrar.
Vislumbró un pedazo de papel de color verde sobre la cama.
"Fui con Taehyung, no me esperes despierto, regreso en unos días :)"
Negó divertido con la cabeza, su amigo era todo un caso.
–Así que tu amigo fue a tener algo de diversión.–dijo en la nuca del otro, estaba parado detrás de él.
Yoongi acarició su cuello, el aliento del chico le había causado un cosquilleo. Giró rápidamente su rostro para mirarlo.–¿Cuándo entraste?.
–Te vengo siguiendo todo el rato.
–¿Acaso no tienes nada que hacer, aparte de vigilarme las veinticuatro horas?.–dijo saliendo de la habitación para dirigirse nuevamente a la cocina. Su estómago le estaba pidiendo comida y eso era algo que no podía ignorar.–¿Cómo piensas tú y esos dioses que encuentre el amor si estás pegado a mi?.–Abrió el refrigerador y tomó el único cartón de leche que ahí estaba, tomó la caja de cereal, un plato hondo y una cuchara.–¿Quieres?.
–No gracias.
–¿Entonces qué vas a comer? No quiero que te desmayes del hambre y por eso reduzcan mi ya poco tiempo que tengo.
El ángel rió bajito.–No te preocupes, yo no necesito comida.–lo miró mientras tomaba asiento frente a él.–Por cierto, lindas piernas, bonito.
–¿Cómo que no necesitas comida? ¿Qué nunca has comido o comes?.–preguntó.–Y gracias, me alegra que te gusten.
–Bonito, soy un ángel.–dijo simple.–No necesito de las necesidades básicas de los humanos como tú.
–Básicas como...–dijo esperando a que el otro completara la frase.
–Comer, beber, dormir, ir al baño y tener sexo.
El pálido abrió los ojos como platos, dejando atrás cualquier rastro gatuno que hubiera en ellos.–¿Nunca has tenido sexo?.–dijo sorprendido.
El ángel soltó una fuerte carcajada.–¿En serio fue eso lo que más te sorprendió?.–negó mientras seguía riendo.
–¿Qué tiene? El sexo es la mejor jodida cosa del mundo, bueno la segunda porque la primera sería dormir.–dijo.–Y tú no has disfrutado de ninguna de ellas.–tomó la cuchara entre sus dedos, fijó su mirada en el ser frente a él.–¿Qué pasaría si comieras un poco?.
–Vomitaría y después moriría.-el contrario mostró una sonrisa maliciosa.–Al morir yo morirías tú y de paso vagarías por un eterno sendero de agonía y sufrimiento por haber matado a un ángel.
Suspiró molesto.–Que pesado, no pensaba hacer nada.–dijo.–Oye ¿Y no quieres probar tener sexo? ¿No sientes aunque sea una ligera sensación de curiosidad?.
–Demasiada.–suspiró débil.–Pero simplemente no puedo, está prohibido. Además ¿Crees que alguien va a querer hacer algo conmigo teniendo éstas alas?.
-No lo sé, pero personalmente yo creo que sería excitante.–dijo.–Como estar cometiendo un pecado.
–Vaya que eres raro.–negó con una sonrisa divertida.–¿Y qué piensas hacer? ¿Tienes a alguna persona en mente? ¿Te gusta alguien o estás enamorado de alguien?.–preguntó al que había empezado a comer.
–No lo sé.–suspiró.–No sé si me guste alguien o si le guste a alguien, aunque yo realmente quiero que alguien me ame y quiero amar a alguien.
–¿Nunca te has enamorado?.
–Sí, sí lo he estado, pero esos amores nunca fueron correspondidos.
–¿Y qué piensas hacer? Recuerda que solo tienes un mes.
–Lo sé, es solo que simplemente no sé qué hacer.
–Podrías salir a la calle y buscar a alguien.
–¿Qué clase de idea barata es esa?.–rió mostrando sus encías, causando que el otro riera de la misma manera.
–Disculpa, es que soy un ángel.
–Si escuchara eso de alguien más, me haría creer que es la persona más estúpida del mundo.–ambos rieron con ganas.–¿Y tú qué piensas hacer?.
–¿Yo? Pues quedarme aquí contigo todo el mes.
–No, no me refería a eso, me refería a eso.–dijo señalando las grandes alas negras que salían de su espalda.
–Oh ¿Te molestan?.
–No realmente.–se estiró de hombros.–Pero yo sé que eres y porque estás aquí, Hoseok no. Y no creo que te quieras quedar un mes dentro de casa ¿O si?.
El ángel lo pensó por unos momentos.–Tienes razón, hablaré con los viejos para ver qué puedo hacer.
–Bien, ahora ¿Cuál es tu nombre?.–preguntó con sincera curiosidad.–No creo que ángel de la muerte lo sea.
–No, mi nombre es Jimin.
El pálido chico soltó una carcajada haciendo al otro fruncir el ceño.–¿Jimin? Ese no es un nombre muy intimidante, creo que hubiera sido mejor mentir y decir que ángel de la muerte era tu nombre.
–Tú preguntaste ¿Qué querías que hiciera? No eres para nada lindo.–cruzó sus brazos fingiendo molestia, reprimiendo una sonrisa al escuchar las risas del otro chico.
Este mes sería muy interesante.
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Hasta el próximo capítulo 🌈
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