Song 015
Song 015
Paparazzi-Kim Dracula
"I'm your biggest fan, I'll follow you until you love me,
Paparazzi."
El primer día de clases siempre traía consigo una mezcla de emociones. Algunos lo veían como una oportunidad para empezar de nuevo, otros lo sentían como una pesada carga. Para Emma, ese día tenía un extra de incomodidad. No solo era el regreso después de las vacaciones, sino que Jade, quien siempre había sido una parte problemática de su vida, estaba de vuelta.
Desde el baile de Halloween, las cosas entre ellas no habían sido lo mismo. Jade había estado evitando a Emma, pero Emma sabía que eso solo significaba que Jade estaba esperando el momento adecuado para confrontarla. Y el primer día de clases, parecía que ese momento había llegado.
Emma se dirigió hacia su casillero con la esperanza de evitar a Jade, pero cuando giró en la esquina, la vio. Jade estaba allí, parada con los brazos cruzados, una mirada calculadora en su rostro.
-Emma -dijo Jade con una sonrisa forzada, que no llegó a sus ojos-, tenemos que hablar.
Emma, al ver que no tenía forma de escapar, se acercó con cautela. Aunque había estado tratando de evitar cualquier confrontación con Jade, sabía que no podía ignorarla por más tiempo.
-¿Sobre qué? -respondió Emma, manteniendo la voz firme, pero por dentro, estaba nerviosa.
Jade la observó unos segundos, como si estuviera decidiendo cómo abordar lo que tenía que decir. Luego, con una sonrisa que intentaba ser tranquila, habló.
-Sobre Rodrick -dijo Jade, y Emma sintió un escalofrío recorrer su espalda. Jade no necesitaba decir más para que Emma supiera hacia dónde se dirigía-. Me gustaría que te alejaras de él.
Emma la miró, sorprendida, pero también un poco irritada. ¿De verdad pensaba que iba a dejar que Jade le dictara lo que tenía que hacer? Después de todo lo que había pasado entre ellas, ¿ahora Jade se creía en posición de amenazarla?
-¿Qué? -preguntó Emma, aunque no necesitaba confirmación. Estaba segura de lo que Jade quería.
Jade dio un paso hacia ella, su tono se volvía más firme y amenazante.
-Rodrick no necesita a alguien como tú en su vida. Te has metido entre él y yo antes, y no voy a permitir que lo hagas de nuevo -dijo Jade con frialdad-. Si sigues con él, te aseguro que no va a terminar bien para ti.
Emma tragó saliva, intentando mantener la calma. Jade había estado observándola, acechándola durante todo el último mes, y ahora parecía que iba a dar el siguiente paso. La presión aumentaba, y aunque Emma quería enfrentarse a ella, también sabía que las amenazas de Jade nunca eran vacías.
Pero antes de que Emma pudiera responder, escuchó una voz familiar.
-¿Qué está pasando aquí?
Rodrick apareció en el pasillo, con su característica sonrisa despreocupada, pero al ver la tensión en el aire, su expresión cambió rápidamente. Se acercó a Emma y la puso suavemente detrás de él, mirando a Jade con ojos fríos y decididos.
-Jade, ¿qué crees que estás haciendo? -preguntó Rodrick, su tono firme pero controlado.
Jade pareció sorprenderse por la aparición de Rodrick, pero rápidamente se recompuso. Su mirada no se apartó de Emma, pero ahora su enfoque parecía menos seguro.
-Solo le estaba diciendo a Emma que se aleje de ti -respondió Jade, cruzando los brazos.
Rodrick levantó una ceja, visiblemente irritado.
-¿Y quién te dio el derecho de decirle a Emma lo que tiene que hacer? -dijo, su voz grave-. Ella no tiene que hacer nada de lo que tú le digas.
Jade lo miró con una mezcla de sorpresa y molestia, pero no se movió. El silencio entre los tres se hizo pesado, con la tensión claramente visible. Emma no podía creer que Jade se atreviera a amenazarla así, pero ver a Rodrick tomar su defensa la hizo sentirse un poco más tranquila.
-No te metas en esto, Rodrick -dijo Jade, bajando la mirada, como si estuviera perdiendo terreno-. Yo solo quiero lo mejor para ti.
Rodrick se adelantó un paso, asegurándose de que su presencia estuviera clara.
-Y lo mejor para mí es que dejes a Emma en paz -respondió, su voz cortante.
Jade no respondió. En lugar de eso, dio un paso atrás, lanzando una última mirada desafiante a Emma, antes de dar media vuelta y desaparecer entre la multitud.
Emma respiró aliviada, pero también molesta por lo que había sucedido. No le gustaba tener que lidiar con Jade, pero al menos Rodrick estaba de su lado, como siempre.
Rodrick se acercó a ella, tomando su mano con una sonrisa tranquila.
-¿Estás bien? -preguntó, su tono preocupado pero suavizado por su presencia.
Emma asintió, sonriendo levemente.
-Sí, gracias -respondió, mirando a Rodrick con una mezcla de gratitud y cariño. Aunque la situación había sido tensa, estar a su lado la hacía sentir más fuerte.
Rodrick la abrazó brevemente, asegurándose de que Jade no fuera a volver a hacerle daño a Emma.
-Nunca dejes que alguien te trate como si no importaras -dijo con firmeza, antes de guiándola hacia la sala de clases, con la sensación de que, mientras estuvieran juntos, Jade no podría hacerles más daño.
Emma caminaba por el pasillo con Zoe, su mejor amiga, conversando despreocupadas sobre las clases que tendrían ese día. El primer día de clases siempre era un caos, pero Emma ya había aprendido a lidiar con ello. Sin embargo, algo en el aire ese día era diferente. El regreso de Jade parecía haberse cargado de una tensión palpable que Emma no podía ignorar.
Cuando llegaron frente al salón de clases, las puertas estaban abiertas, y las risas y los murmullos de los estudiantes llenaban el aire. Sin embargo, al entrar, algo hizo que Emma se detuviera en seco.
En la pared del fondo, colgaban varias fotos. Al principio pensó que eran solo imágenes de Rodrick, porque las fotos mostraban claramente a él en diferentes momentos: una en la que se estaba riendo, otra en la que lo veían tocando la batería, y varias más que parecía que alguien había recortado de diferentes fuentes. Pero algo no estaba bien.
Zoe, al notar que Emma se había quedado paralizada, miró hacia donde ella estaba mirando. Las fotos eran de Rodrick, pero algo en ellas era inquietante. La cara de Emma, que normalmente aparecía junto a él, había sido reemplazada por una cara recortada, una cara que ella no reconoció. La sonrisa, los ojos, la expresión: todo estaba distorsionado.
-Es Jade... -murmuró Zoe, temblando ligeramente al darse cuenta de lo que había sucedido.
Las fotos no solo mostraban a Emma, sino que cada vez que Emma se acercaba, veía más y más recortes de su cara siendo sustituida por la cara de Jade, lo que resultaba aterrador. Las imágenes eran tan perfectas, tan cuidadas, como si Jade hubiera dedicado horas a crear ese collage macabro. Como si estuviera tratando de borrar la presencia de Emma en la vida de Rodrick, reemplazándola por su propia imagen.
Emma sintió un nudo en el estómago, y su respiración se aceleró. Podía ver claramente el comportamiento obsesivo de Jade tomando forma de nuevo. Cada foto era un recordatorio de su manipulación y de lo lejos que estaba dispuesta a llegar para separarla de Rodrick.
-¿Qué diablos... Jade? -dijo Emma, casi sin poder creerlo.
Zoe la miró, sin saber qué hacer.
Emma, ahora completamente furiosa, se acercó a las fotos. No podía dejar que Jade se saliera con la suya. No de nuevo. En su mente, lo único que quedaba por hacer era confrontarla.
No le importaba que Jade estuviera probablemente en algún rincón del edificio esperando ver su reacción. Emma no se iba a quedar callada.
Con una respiración controlada, Emma caminó hacia el centro de la sala. Observó una última vez el mural de fotos y, sin pensarlo más, se dio la vuelta con paso firme y se dirigió al pasillo. Zoe la siguió de cerca, pero Emma ya sabía adónde iba.
No pasó mucho tiempo antes de que Emma llegara a la clase de Jade. Con la mano cerrada en un puño, tocó la puerta y la abrió sin esperar respuesta. Jade estaba sentada en su escritorio, jugando con su teléfono. Pero en cuanto vio a Emma, su expresión cambió de manera instantánea. Era como si un destello de diversión pasara por sus ojos, algo que hacía que Emma se estremeciera.
-¿Qué quieres, Emma? -preguntó Jade con una sonrisa inquietante, levantándose lentamente.
-Eso -respondió Emma, señalando con el dedo hacia la imagen que Jade había creado. Jade no dijo nada, pero su mirada se volvió algo más oscura, más calculadora.
Emma dio un paso hacia adelante, acercándose a Jade con una determinación que ni ella sabía que tenía.
-Quítalo. -Su voz sonaba firme, cargada de furia controlada. No iba a permitir que Jade continuara jugando con ella de esa forma. -Ahora.
Jade se cruzó de brazos, su actitud indiferente, como si lo que Emma le pidiera no le importara lo más mínimo.
-¿Y si no quiero? -preguntó Jade, con un tono que desbordaba malicia. Pero en sus ojos había algo más, algo que Emma reconoció: miedo. Sabía que estaba perdiendo el control.
Emma dio otro paso hacia ella, no mostrando vacilación. Estaba cansada de las mentiras, de las amenazas, de los juegos mentales. Ya no iba a dejar que Jade la intimidara.
-Hazlo, Jade -dijo, con una voz tan firme que incluso Zoe, que observaba desde la puerta, sintió una presión en el aire-. Si no lo haces ahora, las consecuencias van a ser peores para ti. No me hagas tener que ponerte en tu lugar.
Jade la miró con furia, pero luego, ante la mirada decidida de Emma, pareció dudar por un segundo. El miedo que había intentado ocultar se asomó brevemente a su rostro. Jade sabía que Emma no bromeaba.
Finalmente, Jade suspiró, como si aceptara su derrota, y con una expresión de desdén, salieron del salón para ir al otro y al llegar ella se acercó a la pared y comenzó a arrancar las fotos una por una. Emma la observaba en silencio, viendo cómo deshacía la imagen que había creado con tanto empeño.
Cuando Jade terminó, se giró hacia ella y habló con voz baja, cargada de rabia contenida.
-Esto no ha terminado, Emma. Lo que hiciste, no lo olvido fácilmente.
Emma la miró fijamente, sin miedo. Su voz fue un susurro firme.
-Pues no será la última vez que me enfrente a ti, Jade. Porque no te voy a dejar destruir lo que tengo.
Jade salió de la habitación sin decir una palabra más, y Emma se quedó de pie por un momento, respirando hondo, aún con la sensación de que la amenaza de Jade seguía flotando en el aire. Pero Emma sabía que, por fin, había dado un paso importante.
Y no permitiría que nadie, ni siquiera Jade, le arrebataran a Rodrick.
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