Song 008

Dark Horse-Katy Perry

"But don't make me your enemy"

El sol de la mañana brillaba sobre la escuela, y el bullicio de estudiantes llenaba los pasillos. Emma se encontraba en su casillero, organizando sus libros con una determinación fría en sus ojos. Había decidido que evitaría a Rodrick por completo después de lo que había ocurrido la noche anterior. Las heridas aún estaban frescas y el dolor seguía latente, y no estaba lista para enfrentarlo.

Rodrick, por su parte, caminaba por el pasillo con un ceño fruncido, buscando a Emma entre la multitud. Había llegado temprano a la escuela con la esperanza de hablar con ella, aclarar las cosas y pedir perdón de nuevo. Sin embargo, cuando la vio al final del pasillo, se dirigió hacia ella con pasos decididos.

—¡Emma! —llamó Rodrick mientras se acercaba.

Emma, al escuchar su nombre, se tensó. Sin embargo, mantuvo su mirada fija en el suelo y siguió organizando sus cosas, intentando ignorar su presencia. Rodrick se detuvo frente a ella, y su expresión pasó de la determinación a la preocupación.

—Emma, por favor, escúchame —dijo Rodrick con voz suplicante—. Necesito hablar contigo.

Emma no levantó la vista. La frustración y el dolor eran evidentes en su voz cuando respondió.

—No sé qué hay que hablar, Rodrick. Lo vi todo. No necesito que me lo expliques.

Rodrick trató de dar un paso más cerca, pero Emma se movió hacia un lado, evitando el contacto visual. Su rostro estaba marcado por la incomodidad y la tristeza.

—Solo... dame una oportunidad para explicarme —insistió Rodrick—. No quería que te sintieras así. No sé qué pasó con Jade, pero lo que hicimos anoche no fue justo para ti.

Emma se detuvo un momento, girando ligeramente la cabeza para mirarlo de reojo. Sus ojos estaban llenos de dolor, pero también de una firme determinación.

—No necesito escuchar excusas, Rodrick. Lo que vi fue suficiente. No sé si alguna vez podrás entender cómo me sentí.

Rodrick sintió un nudo en el estómago. La tristeza en los ojos de Emma era palpable, y su incapacidad para acercarse a ella lo estaba devastando. Intentó tomar su mano, pero Emma se apartó rápidamente.

—Por favor, no —dijo Emma—. Solo déjame en paz por ahora.

Rodrick se quedó allí, mirándola mientras ella se alejaba rápidamente, perdiéndose en la multitud de estudiantes. Su corazón estaba hecho pedazos al ver cómo se distanciaba de él. Se giró para regresar a su casillero, sintiendo un peso abrumador sobre sus hombros.

Mientras tanto, en otro rincón del pasillo, Zoe observaba la escena con una expresión protectora en su rostro. Había visto la interacción entre Emma y Rodrick y, aunque no entendía completamente lo que había pasado, notó el dolor en el rostro de su hermana.

Decidida a proteger a Emma, se acercó a ella mientras Rodrick se alejaba.

—¿Estás bien? —preguntó Zoe con preocupación—. ¿Qué pasó?

Emma suspiró y se apoyó contra su casillero, tratando de recomponerse.

—Estoy bien —dijo, aunque su voz temblaba—. Solo necesito un poco de espacio.

Ronwley asintió, poniéndole una mano reconfortante en el hombro.

—Si necesitas hablar o cualquier cosa, estoy aquí para ti.

Emma sonrió débilmente a su hermano, agradecida por su apoyo.

—Gracias, Zoe. Lo aprecio mucho.

Mientras el día continuaba, Emma intentó concentrarse en sus clases, pero la presencia de Rodrick seguía siendo una sombra constante en su mente. La distancia que había puesto entre ellos era dolorosa, pero sentía que era necesario para protegerse a sí misma. A lo lejos, Rodrick seguía intentando encontrar una manera de acercarse a ella, pero cada intento solo parecía aumentar la brecha que se había formado entre ellos.

El descanso había llegado, y los estudiantes se dispersaron por los pasillos, buscando un momento para relajarse. Emma se dirigió al baño, buscando un poco de soledad. El eco de los pasos en los pasillos le resultaba insoportable, y necesitaba un respiro.

Una vez en el baño, Emma se dirigió al lavabo para lavarse la cara, intentando despejar su mente. Sin embargo, su tranquilidad se vio interrumpida cuando la puerta del baño se abrió con un chirrido. Jade entró con una sonrisa que no prometía nada bueno.

—¡Oh, mira quién está aquí! —exclamó Jade con una sonrisa falsa—. Pensé que te encontraría en el baño.

Emma levantó la vista del lavabo, sus ojos encontrándose con los de Jade en el espejo. Su corazón se aceleró al reconocer el tono desafiante en la voz de Jade. El aire en la habitación se volvió denso, y Emma se dio cuenta de que Jade no había venido solo para hacer una conversación casual.

—¿Qué quieres, Jade? —preguntó Emma con frialdad, intentando mantener su calma.

Jade se acercó con una actitud arrogante, manteniendo su sonrisa falsa.

—Solo quería asegurarme de que estás bien. No me gusta ver a alguien tan afectado. Después de todo, no quería causar problemas entre tú y Rodrick.

Emma sintió una oleada de enojo, sus manos se apretaron en puños. Jade no estaba simplemente siendo molesta; estaba disfrutando de la situación y lo estaba restregando en su cara.

—¿Te divierte esto, Jade? —preguntó Emma, su voz temblando con la furia que intentaba contener.

Jade se encogió de hombros, como si no entendiera por qué Emma estaba tan molesta.

—Solo me sorprende que Rodrick haya sido tan fácil de conseguir. Pensé que le gustaba más la atención. Pero parece que no te afectó tanto como pensé.

Eso fue lo último que Emma necesitaba escuchar. Su enojo alcanzó un punto crítico, y sin pensarlo más, levantó la mano y le dio una cachetada a Jade. El sonido resonó en el baño y Jade quedó atónita, su sonrisa desapareciendo de su rostro.

—No te atrevas a jugar conmigo —dijo Emma con voz temblorosa pero firme—. No soy estúpida y no estoy aquí para que me restregues tus juegos. Si piensas que esto me afecta, estás equivocada. Pero si vuelves a acercarte a mí o a intentar algo así de nuevo, no me importará estar en la escuela. Haré que te arrepientas.

Jade se quedó paralizada por un momento, con la mano en la mejilla donde Emma la había golpeado. La sorpresa y la furia llenaron sus ojos mientras se giraba para salir del baño, claramente humillada.

Emma se quedó allí, respirando con dificultad. La adrenalina aún corría por sus venas, y aunque sabía que había actuado impulsivamente, sentía que había defendido su dignidad. Era un momento que marcaría un cambio, y estaba decidida a no dejar que nadie la pisoteara.

Con una última mirada al espejo, Emma se recompuso y salió del baño. Sabía que tendría que enfrentarse a las consecuencias de su acción, pero al menos ahora se sentía más en control de su situación. Mientras volvía a las clases, la presencia de Jade y Rodrick seguía pesando sobre ella, pero estaba lista para enfrentar lo que viniera.