DÉCIMO CAPÍTULO: EQUIPO Y EXCUSAS
A la mañana, Yūgen abrió sus ojos. Observó cómo su mano era tomada por su hermano, quien estaba dormido horizontalmente hacía ella. En seguida supo que algo no estaba bien con Tobirama aquí y que lo único bueno era que estaba viva como para verlo de nuevo.
Acarició su cara levemente, despertándolo, él se acercó más y la abrazó, levantándola un poco del futón.
—Tobirama, es mucha... Fuerza —Apenas logró hablar, su garganta pedía auxilio. Estaba hambrienta y sedienta.
En su campo de visión, aparecieron Tōka e Ise, traían comida y bebida mientras platicaban. Corrieron apenas la vieron despierta y, al igual que Tobirama, la abrazaron, dejando los alimentos a un lado.
—¡Nos tenías preocupado! —Ise la apretó aún más y seguidamente Tōka.
—Por favor chicos, ¡Estoy sedienta!
Soltaron finalmente a Yūgen menos Tobirama, quien quedó con su mano enlazada a la de ella.
—Necesito esa —Yūgen señaló su derecha.
—Yo te daré la comida —respondió su hermano mientras tomaba lo que le entregaba su amiga.
—¿Llegaron bien? —le preguntó Yūgen a la castaña.
—Todos sanos, sí. Algo molestos por tus decisiones pero bien.
—Bueno, lo que me importaba es que ellos llegaran aquí. Misión cumplida —alegó recibiendo el bocado que le ofrecía su hermano.
—Hablaremos después.
Tobirama fue el último en decir algo, luego de ello siguió alimentado a su hermana, sin soltar su mano; todo fluyó normal esa mañana para los Senjus preocupados por Yūgen.
Al caer la tarde, el viento azotaba con fuerza los árboles, el crepúsculo dejaba el cielo bañado de cálidas tonalidades que llenaban de melancolía al azabache que descansaba al borde del barranco. Algo alejado del ajetreo de su clan, Madara observaba cómo el sol se escondía de nuevo. La brisa agitaba su cabellera con fuerza y el disfrutó de la frescura que está le otorgaba.
—Desde aquí, la vista es encantadora.
Madara asintió al comentario de su hermano, estaba de acuerdo.
—Envolvente, ¿no?
—Mh-mmm.
—Como sus cartas.
—Izuna... —un tono severo brotó de los labios del mayor.
—Lo siento, lo siento —Respondió alzando sus manos- tienes razón, no más de las cartas de esa mujer.
Madara abrió los ojos y giró su cara para verle con desdén; Izuna se sentó a su lado, sonriente.
—Ha pasado un tiempo, ¿Cómo crees que la esté pasando?, Seguramente ha llorado todas las noches. ¡Oh!, ¿Y si volvió? Capaz la mataron de ser así.
—Nos avisarían. Además, es lo suficientemente habilidosa como para no ser detectada por mí. Si la atrapan, es porque ella lo quiso así.
—Ahí tienes un punto, no fuimos capaces de siquiera sentirla por nuestra cuenta, ellos tampoco.
La realidad es que Madara había dado la orden de capturar a quién sea que rondara los dominios del clan Uchiha y ser informado inmediatamente. El claramente no la quería muerta o al menos hasta saberlo todo de ella.
—Es una pena que no sea de nuestro clan —añadió Izuna, viendo cómo su hermano se tumbaba en la grama.
—Mh-mmm —fue lo único que articuló Madara.
—¿Y si traiciona a su familia por venir contigo?
—¡Izuna!
—¡Bien! De acuerdo, me callo, me callo.
Los hermanos apreciaron como las estrellas se hacían presente en cielo que ya estaba casi oscuro, la luna acompañaba ya las estrellas en el despejado cielo que cubría a los hermanos.
En eso que Madara divagaba en su mente, con la compañía de su hermano, decidió contarle sobre su enfrentamiento. Izuna lo escuchaba con suma atención, comprendido de que su hermano fuera herido y sobre cómo se comportaba la Senju.
—Entonces ¿Qué piensas de ella? —preguntó Madara a su hermano.
—Creo que nos subestima de alguna manera. ¿Piensa que no somos un oponente digno y por eso siquiera intenta hacernos daño? Típico Senju arrogante. Está siendo condescendiente en plena guerra con nosotros.
—¿Lo ves así?
—Sí, eso creo.
Madara en su niñez tuvo la oportunidad de conocer a un Senju, Hashirama, y sabía que quizás había otros como él. Sin embargo, había algo raro con ella, ese "—es difícil concentrarme si te veo" rondaba su cabeza. La herida que le hizo realmente sólo tenía sedante, uno muy fuerte si es honesto; apenas pudo llegar para que atendieran a los niños. Madara no dejaba de pensar que ella estaba evitando hacerles daño, aunque eso no tuviera sentido alguno para él, ya que ni Hashirama hacía eso.
O quizás sí, ya que era con el único que luchaba.
—Quizás es la esposa de Hashirama Senju.
La suposición de Izuna descolocó a Madara, frunció el ceño y negó.
—Debe ser alguien importante en su clan también ya que ambos le hicieron caso.
—Entonces es su hermana, tiene ojos rojos como su hermano —concluyó Izuna.
—No puede ser, sólo tiene que jugar un papel importante ahí, Hashirama solo tiene a Tobirama, así como yo sólo te tengo a ti.
—Pudo ocultar esa información.
—No.
—Bien, entonces sólo es una Senju importante ¿contento?
Madara simplemente le viró los ojos a su hermano a modo de respuesta, a veces, sólo a veces, era un poco insoportable para el con sus respuestas en un tono irreverente.
Era parte de su encanto.
Tranquilos, envueltos por la serena noche, los Uchihas regresaron a su lugar de descanso. Mañana sería un largo día para ellos.
Yūgen, por su parte, apenas estaba empezando su martirio. Toda la paz que reinó en el día parecía desmoronarse, empezando cuando vio a Kaname llegar con unos animales muertos recién cazados.
—¿Qué carajos? —dijo en voz alta, observándolo.
Kaname dejo caer las aves, corriendo en la dirección de su amiga con una enorme sonrisa. Al tenerla en sus brazos, la abrazó con cuidado; relajándose al sentirla.
—Te extrañé —confesó mientras la soltaba y colocaba sus manos en las mejillas de la fémina.
La voz de Kaname se había vuelto profunda, hipnótica; tenerlo de cerca era una sensación nueva luego años sin verlo. Un poco más alto y con facciones más marcadas, era un hombre por completo.
Y quizás por eso era tan vergonzoso que la tratará así.
Yūgen se alejó un poco, sentía su cara arder y agradecía que los presentes siguieran en lo suyo como si nada.
—Yo también los extrañé a todos —respondió guardando distancia— ha pasado mucho tiempos desde que estuvo todos juntos, ¿no?
—Sí.
Kaname se acercó de nuevo a Yūgen y susurró: —Me gustaría hablar a solas.
—Ni lo sueñes.
—Por favor, Yū.
—¿De que quieres hablar?
—Sí, de qué quieres hablar en privado con mi hermana, Kaname. -—La voz de Tobirama se filtró entre ambos
El rubio miró mal a su superior y este sólo fue indiferente a eso.
—Iba a hablar con ella sobre su pelea.
—Bueno, eso es algo que yo haré, gracias por preocuparte.
Tomando a Yūgen por los hombros, Tobirama dejó a Kaname, llevándose a su hermana.
—¿Por que hiciste eso? —Susurró
—Aún no estoy de acuerdo en ponerte a ti en el mismo lugar que él.
Ella no dijo nada más, se dejó guiar por su hermano, quería distanciarse un poco porque tanto afecto en un día de su parte era demasiado, pero no lo hizo y se dejó llevar por él.
—Ahora sí, cuéntame lo que ocurrió en tu pelea con Madara Uchiha.
Tobirama se colocó en frente de ella para verla bien.
—Es increíble.
Tobirama alzó sus cejas ante la respuesta que recibió.
—¿Qué? Yūgen, eso no es una respuesta válida.
—¿Qué dices? ¡No! Nada de eso, fue increíble; él es muy bueno a la hora de luchar, fue muy energizante, sí, ¿Él? Excelente, no había tenido una pelea como esa en años, sobretodo sola —miestras hablaba, sus manos también se movían, enfatizando aún más—. Había pasado tiempo desde la última vez que me acorralaron.
Hubo un silencio, donde sus miradas se mantuvieron.
—Espero pelear con él de nuevo.
—Al menos que vayas a matarlo, espero que eso no vuelva a suceder.
Tobirama sabía cuan sanguinario podía ser Uchiha Madara, cuan despiadado era, por ello Hashirama siempre lo mantenía a la raya; siendo de los pocos que podía rivalizar contra el azabache, sus encuentros siempre eran imponentes. Para él Yūgen era diferente, era cierto que era excelente peleando pero el albino no sabía hasta que punto su hermana podía darle pelea.
Y al no tener toda la verdad, realmente no sabía hasta qué punto su hermana podría soportar. Tampoco es como si es debiera enterarse de lo que ocurrió.
—¿Peleaste con todo?
—¿Por qué lo preguntas?
—Responde, Yūgen.
—No exactamente.
—¿Por qué?
—No se cómo funcionan esos ojos... Y tampoco asesino a niños.
"¿Así que estaba siendo cautelosa?" Pensó y suspiró, dedicándole una mirada preocupada a su hermana.
—Luego hablaremos de ello. Si necesitas información, te la daré; sobretodo de él, que lidera ese clan.
Yūgen sonrío y colocó su mano en el hombro de su hermano, guiandolo de nuevo a donde estaban los demás, temía seguir hablando y traicionarse a sí misma. Al llegar, ambos encontraron a Ise y Tōka hablando de algo con un lenguaje corporal muy íntimo; Tobirama se aturdió por la escena, jamás esperó algo de ellos y Yūgen por el contrario, sonrió, siempre vio cómo Ise miraba a Tōka y deseaba que algún día terminarán juntos.
Abruptamente, a la tienda, entró Kaname, rompiendo ambiente en el que la pareja estaba envuelta; provocó que notarán la presencia de los hermanos Senjus y del rubio.
Tōka trató de separarse mientras que Ise permaneció inmóvil mirándole y sosteniendo sus manos. El ambiente se tornó completamente incómodo.
—Ya que todos están aquí, tengo algo que anunciar.
Tobirama rompió el hielo en la situación, llamando la atención de todos.
—Se decidió que ustedes trabajarán juntos de nuevo, necesitamos que limpien una zona que queremos explorar.
Hubo algo que Tobirama pudo percibir de parte de Ise, Yūgen y Tōka; incluso percibir de parte de Kaname que estaba detrás de él. Lo entendía de los tres primeros pero Kaname ya lo sabía así que Tobirama se sintió curioso.
—¿Ocurre algo? —indagó.
—Sobre quiénes hablas —fue su hermana, a su lado, quien hablo.
—Estamos seguros que son Uchihas.
Inmediatamente un dolor se esparció en el abdomen de Yūgen. Una cosa era un encuentro estando ella sola o con cualquiera que no fuera su equipo y otra cosa era ser enviada con ellos a una misión.
—¿Tienen algo que objetar?
—No quiero participar.
Nuevamente, Yūgen robó la atención, se llevó el desconcierto de Ise y el reproche de Tōka con la miraba que ellos le dedicaban, Kaname tomó su hombro y la giró.
—¿Qué acabas de decir? —susurró el rubio con una mirada consternada.
Aclarando su garganta, Yūgen dio su motivo: —Todos ustedes han estados activos en combate pero yo estuve inactiva este último año. No entrené tanto en este tiempos, más bien lo aproveché para conectar conmigo misma. Creo que sería mejor aclimatarse poco a poco. También hay que considerar que hemos estado separados y no tenemos la misma sinergia que antes. —Se giró a ver a su hermano— He sido afectada físicamente y mentalmente en los últimos días, Tobirama-sama. Pelear ahora sería un sacrificio seguro.
Ise estaba estoico, Tōka escéptica y a Kaname prefería no mirarlo.
—Si dejamos eso para después, sería mejor para nuestro desempeño, en cambio, movernos contigo creo que sería de ayuda, hermano. —prosiguió Yūgen, tratando de convencerlos.
La mirada suspicaz de su hermano no la abandonaba, analizaba sus palabras. Podía tener algo de razón, y sólo por ver cómo se desarrollarían las cosas, optó por seguirle la corriente.
—De acuerdo. Mañana nos iremos temprano, los demás se encargarán de desmontar el sitio y luego se movilizarán como estaba previsto. Ustedes, conmigo.
Dicho eso, Tobirama salió de la tienda, dejando al equipo solo e incómodos entre sí. Aliviados —porque en el fondo cada uno tenía su motivo para no querer ir— pero preocupados.
Nadie dijo nada, pero todos sabían que Yūgen había cambiado.
¿Por qué?
¿Por quién?
Sin hablar, se movieron a organizarse. Sin mucho que decir, Ise revisó a Yūgen mientras los otros dos preparaban guarniciones para el camino. En silencio, Yūgen e Ise limpiaron todo, hicieron un inventario y para cuando terminaron, ya los futones estaban extendidos para descansar.
Tomaron algo rápido para comer y se acostaron, tenían que recuperar energías para el mañana.
No sabían qué les esperaba.
.
.
.
.
[Luego corrijo, espero disfruten<3].
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro