
Extra 1: The First Time
Nota: Esta es la primera vez de JiMin y JungKook, cuando iniciaban su relación.
Era viernes por la noche y parecía que el cielo se había despejado por completo.
JiMin no quería que lloviera, realmente ningún viernes debería hacerlo. Se había convertido en una costumbre salir a citas con su nuevo novio estos días. Él era un hombre ocupado que estaba al mando de una prestigiosa marca de moda. Pero esa no era la cualidad que más resaltaba del azabache para el chico, más bien la forma con la que lo trata, aunque a veces sea un poco gruñón y parece que siempre está enojado, pero tiene la impresión de que cuando lo ve sus ojos brillan intensamente y logran conectar por ese medio.
Así que no podía estar más feliz por el novio tan lindo y sexy que tiene, porque no va a negar que posee muchos atributos que, aunque traiga ropa, puede notarlos. Estos días había pensado en cómo sería su primera vez con él y siempre llega a la misma conclusión. Aunque muere de ganas tampoco quiere apresurar las cosas o si no se verá demasiado necesitado, porque sí lo está, pero eso no importa; TaeHyung le dijo que debía hacerse el difícil, sólo espera que pueda aguantar un poco más.
Las luces de un hermoso Mercedes negro lo deslumbran mientras está parado en la acera. No hacía falta adivinar, porque bien sabía quién venía dentro de ese coche. Cuando lo vio bajar usando ese pantalón negro ligeramente ajustado, una camisa negra que se adhería perfectamente a sus músculos trabajados y una chamarra negra de cuero, todo de negro, sintió un oleada de excitación pero se obligó a comportarse.
—Hola, precioso— le habló JungKook con voz grave— Hoy te ves muy hermoso— se acercó y lo tomó de cintura— ¿ha sido por mí?
—Sólo para que tú me veas— respondió JiMin y colocó sus manos sobre los pectorales del mayor— Tú también te ves muy guapo— mordió su labio inferior.
—Sólo para ti— sonrió seductoramente.
Besó encarecidamente los labios de JiMin yendo a meter su lengua casi al tiempo. El roce de ambos siempre se disfrutaba hasta el último aliento, sus cuerpos buscaban sentirse de una u otra forma. El hecho de no haberse sentido ni un poco en este tiempo los tenía demasiado ansiosos y con muchas ganas que han tenido que descargar con buenas masturbadas.
JungKook había preferido darle su espacio al chico y no insistir con ese tema, aunque nunca lo hizo, salvo la vez que se conocieron. Su instinto le dice que debe esperar pacientemente, algo que le resulta extraño, pues anteriormente no se hubiese tomado la molestia de esperar, simplemente, se hubiera marchado, pero con JiMin todo había sido diferente y tenía sentimientos por él. No le ha pedido formalmente que sea su novio porque ha dado por hecho que ya lo son. Ciertamente, a JungKook no le gustan las formalidades ni los compromisos, aunque por ahora sólo quiere estar con JiMin, de otra forma, no lo llevaría todos los viernes a cenar.
Fueron al mismo restaurante de siempre; uno de los más elegantes de la ciudad. El mayor nunca escatimaba cuando se trataba de su chico, por eso siempre le daba lo mejor. Ordenaron algo distinto como ya acostumbraban y bebieron un poco de vino para iniciar.
JiMin no podía apartar su mirada del rostro de JungKook, concentrándose en su mandíbula afilada y la perforación de su ceja. Luce tan bien que parece irreal y no puede evitar perderse en esa sexy vista sin darse cuenta de que ha sido pillado. Pero quizá el azabache se siente del mismo modo; la belleza del pelirosa es algo que no puede evitar notar, de hecho, cualquiera puede verlo, incluso el mesero que los está atendiendo. No soporta la idea de que alguien más lo mire, mucho menos luciendo ese maquillaje que lo hace ver tan sensual, con sus labios pomposos embalsamados con labial de cereza y un poco de gloss. La camisa que usa deja un poco al descubierto sus clavículas y parte de su torso. Ni que decir de su pantalón ajustado que no deja a la imaginación su trasero abultado, por fortuna está sentado.
—Dime algo, ¿no tienes a otro lugar a dónde mirar? —JungKook miró con rudeza al mesero— Por si no te has dado cuenta, él viene conmigo. Así que limítate a lo que debes hacer si no quieres perder tu empleo. ¿Me entendiste?
—L-lo siento mucho, señor.
Fue evidente como la vergüenza invadía al mesero sólo porque creyó que podía llamar la atención del chico pelirosa. Hizo una reverencia y salió corriendo de ahí para pedir la orden de su mesa mientras que JungKook aún lo miraba con mucha molestia, debajo de la mesa apretaba los puños y trataba de contener los impulsos de querer golpear a ese tipo.
—Kookie.
La dulce voz de JiMin lo sacó de su pequeña cápsula de molestia y no pudo evitar sonreír medianamente por eso, sin embargo, hubo algo que no le agradaba para nada e intentaría ser amable.
—JiMinie... sabes que no me gusta que me llames así— dio un sorbo a su copa de vino.
—Oh— hizo un puchero— Perdóname, a veces se me olvida— bajó la mirada con timidez.
—Descuida, sólo... intenta no hacerlo, ¿de acuerdo?
No había mucha tensión entre ellos más que la poderosa atracción que sentían. Después de eso la cena transcurrió muy amenamente, hablando sobre la universidad de JiMin y sobre lo que le gustaba hacer a JungKook en sus ratos libres. Éste en ningún momento se cansó de elogiar lo hermoso que se veía el chico frente a él y le expresó en más de una ocasión su emoción por poder pasar tiempo a su lado.
Para JiMin todo era un sueño, porque recibir atenciones de un hombre como él, cuando anteriormente fue rechazado en más de una ocasión, lo hacía sentir especial. Sin duda lo hace suspirar cuando le ayuda a ponerse su abrigo o cuando le cede el paso para que vaya primero, pero hay algo que le encanta y es verlo manejar por la ciudad, ni siquiera está prestando atención a la gran tormenta que está cayendo en ese momento. Al menos hasta que JungKook rompe el silencio.
—Está lloviendo demasiado fuerte— dice mirando a través del espejo— Mi departamento está más cerca, ¿qué te parece si vamos ahí a esperar que la lluvia cese? No es complicado para mí conducir así, pero no quisiera ponerte en riesgo— lo miró con ojos inescrutables.
JiMin lo analizó por un momento y observó a su alrededor; el mayor tenía razón, la lluvia caía muy fuerte y eso aumentaba un poco el tráfico. Tampoco quería que JungKook regresara solo a su departamento porque si era una distancia considerable, así que no lo pensó más:
—De acuerdo— lo miró y sonrió— Vamos a tu departamento.
❤️
La lluvia parecía no querer ceder.
En las noticias avisaban sobre una tormenta tropical que se aproximaba rápidamente. JiMin observaba desde la enorme ventana como las gotas de lluvia se esparcían por todo Seúl pensando en que tal vez pasaría la noche aquí. Por fortuna, el lugar era bastante acogedor y medianamente lujoso. Nunca había tenido la oportunidad de estar en el departamento de JungKook y ahora que ha sucedido siente que está un poco más cerca de él.
—JiMinie, preparé un poco de té.
El mayor apareció en la estancia con un una bandeja que contenía dos tazas humeantes de té. Al pelirosa le enterneció mucho esa escena tan adorable de aquel hombre dándole ese tipo de atención. Seguía luciendo tan guapo, pero esta vez con un toque más hogareño, algo que le provocó mucha calidez a su corazón.
Tuvieron otra plática trivial mientras bebían del té. Sin darse cuenta el tiempo los estaba consumiendo y la lluvia seguía con su mismo paso. JungKook le ofreció a JiMin su habitación para que pasara la noche mientras que él lo haría en la de huéspedes.
—Yo puedo dormir en la de huéspedes— se apresuró el pelirosa— no tienes por qué dejar tu habitación.
—Por mí está bien— se encogió de hombros— Es para que tú puedas estar cómodo.
El menor sonrió con ternura e, inconscientemente, se deslizó sobre el sofá hasta que estuvo cerca de JungKook para darle un beso en la mejilla que resonó un poco en la estancia.
—Gracias por ser tan lindo conmigo— volvió a sonreír.
—Lo hago con mucho gusto— lo tomó de una mejilla— Mañana temprano vamos a desayunar y después te llevo a tu departamento, ¿qué dices?
—Me parece perfecto.
Intensidad era lo que se respiraba en ese pequeño momento donde sus miradas se atrevían a expresar lo que sus cuerpos querían. Si sus alientos continuaban chocando entre sí, tal vez no podrían dar marcha atrás... y así fue cuando JiMin presionó sus labios sobre los contrarios de forma delicada y tranquila. Era un beso de las buenas noches que no tardó en subir un poco de nivel. En un abrir y cerrar de ojos JungKook sostenía de la cintura a JiMin con la evidente necesidad de pegarlo aún más su cuerpo. No hubo que pensarlo mucho para meter su lengua y acariciar la contraria, para después dejarse ir sobre él.
El golpeteo de la lluvia los acompañaba mientras sus cuerpos se friccionaban completamente desparramados sobre el sillón. Las sensaciones que este momento les provocaban eran muchas; primero porque era la primera vez que JiMin experimentaba algo más allá de un beso y, segundo, porque JungKook había estado esperando mucho tiempo para poder probar un poco más de su chico. Y se sentía increíble.
Sus ropas se estaban convirtiendo en un espantoso estorbo, aún más cuando estaban llegando a ese punto sin retorno donde JiMin ya soltaba pequeños gemidos necesitados. La cordura de ambos se estaba nublando y sentían como las sensaciones se deslizaban hacia la parte de abajo donde sus pantalones ocultaban el deseo que sentían mutuamente. Claro que el mayor podría ser siempre quien mantuviera un poco de racionalidad.
—JiMin— lo dijo en un gemido— ¿Estás seguro? Después de llevarte a mi cama no podré parar... necesitaré llegar hasta el final.
En una clara respuesta, el pelirosa abrió sus piernas para dejar que JungKook se acomodara mejor. Se incorporó y dejó húmedos besos sobre el cuello contrario ganándose varios jadeos necesitados.
—Estoy seguro— lo miró con ojos brillosos— JungKook... quiero que tú seas el primero.
Palabras que hirvieron intensamente en el interior de JungKook siendo completamente inevitable tomarlo de los glúteos y llevarlo consigo hasta su dormitorio.
Había algo muy curioso dentro de todo esto y es que jamás quiso traer a una pareja sexual a su departamento, aunque claramente no ve a JiMin de ese modo. Aun así existe en su interior esa interminable lucha por no cruzar la línea del enamoramiento. Está completamente encantado con el pelirosa, pero no quiere caer en lo que las personas suelen acostumbrar. No está muy consciente de que, en algún punto, el chico puede convertirse en una especie de droga para él. Ya lo experimentó anteriormente con los celos que de momento le invaden, pero ahora no, porque puede desnudarlo con sus propias manos y puede admirar la belleza de su níveo y curvilíneo cuerpo.
Sus pezones están duros y rosaditos, algo que lo invita a pasear su lengua por ahí sólo por el placer de escucharlo gemir un poco. Sabe perfectamente lo que tiene que hacer, aunque anteriormente nunca ha estado con alguien que sea completamente virgen. Eso le emociona, la sola idea de poseer el cuerpo de JiMin por primera vez y tener la dicha de penetrarlo... de enseñarle que puede llevarlo al cielo mediante estocadas que pueden ir de lo más duro a lo más lento y viceversa.
Siente la necesidad de recorrer su cuerpo de manera delicada e incluso deja una que otra marca sobre su piel. Tiene una textura tan suave que parece un sueño y no quisiera tener que despertar tan pronto.
Lo había recostado sobre la cama mientras se quitaba la ropa frente a sus ojos. Un momento así debe disfrutarse para sentir todas las emociones posibles, aunque JungKook se muera por hundirse en el interior intacto del chico. Disfrutó mucho cuando le quitó una a una sus prendas y las dejaba caer en algún rincón de su habitación y sin duda disfruta de poder tener el cuerpo de JiMin para él solo.
Lo sostuvo en sus brazos como si fuese la pieza más delicada del mundo y lo depositó en medio de la cama. Para ese momento sentía que su polla palpitaba de tanto dolor y es que tener el cuerpo de JiMin de esa forma le estaba volviendo loco, tal vez en otros tiempos ya lo hubiese tomado, pero su consciencia le pedía que fuese lento o podría arrepentirse.
Deseaba poseer el cuerpo del chico de tantas formas que no podría enumerarlas, pero decidió empezar con una buena estimulación acariciando su entrada con la lengua de manera lenta y precisa. En medio de esa acción, JiMin aferraba sus manos a las sábanas y de vez en cuando a la cabellera oscura de JungKook. Hacía muy bien su trabajo con la lengua que era imposible no gemir como lo hacía. Se sentía tan jodidamente bien que podría resultar imposible contener su éxtasis, pero aun así lo intentaba con todas sus fuerzas.
—J-JungKook...
JiMin jamás tendrá idea de lo que eso había provocado en su mayor, pero sí pudo sentir como metía su lengua húmeda en su interior y como lo acariciaba con la misma. Ahí fue cuando gimió más fuerte y se aferró de nueva cuenta a las sábanas, hasta que ya no pudo contenerlo más; se corrió sobre su abdomen sin ninguna intención de ahogar sus maldiciones mientras que JungKook continuaba sobre estimulándolo un poco más.
—¿Te correrás para mí una segunda vez?
—E-esto es... vergonzoso— respondió con voz entre cortada.
—Claro que no, precioso— se hincó frente a él y comenzó a acariciar su entrada con uno de sus dedos— Es muy normal y yo quería que lo hicieras— sonrió ladino— No tienes idea del lindo desastre que eres ahora y de lo mucho que me excita verte así.
Con mejillas sonrojadas y el cabello alborotado, JiMin podía ser considerado el ser más hermoso del mundo, porque incluso en ese estado, emanaba mucha dulzura y ternura. Para los ojos de JungKook lucía muy hermoso, tanto que no parecía real. Y estaba a punto de convertirse en uno solo con él, porque su mente no para de pensar en que debe ser el único y que es un honor muy grande ser el primero que pueda llevarlo al cielo. Existe esa necesidad de hacerlo todo bien para que jamás olvide este momento y que, cada vez que lo recuerde, sienta que puede volar y que sus ojos se llenen de lágrimas.
Un recuerdo memorable que nada ni nadie pueda borrar.
Ni siquiera el tiempo.
La piel de JiMin lo incitaba a muchas cosas, principalmente a dejar marcas notorias que podría descubrir en cuanto se mire al espejo. Su instinto celoso le pedía que hiciera un llamativo collarín de chupetones que todos a su alrededor puedan notar. Lo escucha gemir mientras lo hace y siente como su cuerpo se tensa bajo el suyo cuando lo besa delicadamente en cada extensión que encuentra. Nuevamente besó y mordió sus pezones ensalivando quizá más de la cuenta y disfrutando de lo duros que estaban... pero no era lo único duro que JiMin tenía; por segunda ocasión en la noche su erección había despertado y JungKook podía sentirlo. La suya palpitaba con la necesidad de ser apretada o mínimo atendida, pero aquí lo único importante era hacer sentir especial a JiMin.
Se ganó un quejido cuando se alejó del pelirosa para buscar lubricante y un condón. Aunque le gustaría utilizar más, sabe que no podrán pasar más de una ronda y tampoco le gustaría insistir, lo único que desea es que el chico se sienta bien y satisfecho para que en futuras ocasiones puedan hacerlo mejor. Volvió a acomodarse entre sus piernas y las acarició por unos instantes antes de vaciar un poco de lubricante en sus dedos.
La entrada de JiMin ya estaba un poco dilatada, pero necesitaba más atención sólo para expandirla mejor. Metió dos dedos lubricados y los movió con mucho cuidado hasta que los jadeos del pelirosa le pidieron por más. Intensificó el movimiento de sus dedos escuchando ese sonido de chapoteo debido al exceso de lubricante, pero JiMin parecía estar bien y lo disfrutaba encarecidamente, tanto, que su espalda se curvaba y su siguiente orgasmo amenazaba con aparecer, pero aguantó.
—K-Kookie... te n-necesito... a ... ti— jadeó aparentando los párpados.
—¿Seguro que estás listo para recibirme?
Apenas inquirió y metió un tercer dedo para comprobar que todo estaba bien y JiMin sintió que explotaría.
—¡Mgh! ¡Si! ¡Si! —gimió necesitadamente— Te quiero... d-dentro de m-mí— consiguió decir.
El aumento de la excitación en JungKook solía llevarlo a cometer actos demasiado rudos, pero logró calmar a la bestia que lleva en su interior. Siguió siendo cuidadoso, incluso cuando se colocaba el condón, sin importar que lo ha hecho infinidades de veces. Se tomó la molestia de embarrar más lubricante para facilitar el trabajo y entonces sí, se acomodó donde ha deseado estar durante mucho tiempo.
—Mírame, JiMinie— le habló— No dejes de mirarme, ¿de acuerdo? —hizo una pausa y se acercó para besar su frente— Te haré mío— susurró— A partir de ahora serás sólo mío... mío y de nadie más.
Dicho eso, introdujo la punta con mucha cautela y la reacción de JiMin no se hizo esperar; soltó un gemido pesado y sus manos buscaron a qué aferrarse yendo a parar a la espalda de JungKook.
—Iremos a tu ritmo— retomó el mayor— Si te duele... si quieres que pare, puedes decírmelo.
—No pares— gimió— N-necesito... ¡agh!
La punta había entrado y JiMin gimió agudamente mientras que JungKook se estaba volviendo loco... sentía que perdía la cabeza y que en algún punto todo se iría al carajo, pero se apegó a lo que realmente importaba; el placer de su chico.
Esperó pacientemente hasta que pudo hundirse un poco más. Con cada movimiento, JiMin arqueaba la espalda y arañaba la de su mayor. No había mejor forma de excitarse que esa misma y ambos lo estaban disfrutando. El tiempo seguía transcurriendo y afuera la lluvia se había inhibido un poco, pero ninguno estaba consciente de eso, porque justo ahora no quieren separarse.
Al final, el lubricante fue de mucha ayuda para que JungKook pudiera llegar hasta el fondo. Con un último empuje lo consiguió y sintió que tocó aquel punto dulce que tanto había deseado encontrar, la forma en que JiMin puso los ojos en blanco fue la que se lo confirmó y se sintió orgulloso, porque era el primero en hacerlo y egoístamente espera ser el único en su vida. Porque ahora piensa que lo tiene seguro y que, no importa que suceda, siempre estará con él.
Un beso podía hacer más amena la situación, pero JungKook perforó la boca de JiMin con su lengua y la saqueó obscenamente hasta que su pelvis comenzó a moverse lentamente. Sentir como la estrechez del chico lo apretaba era algo sumamente delicioso. Está seguro de que no sólo se debe a que sea virgen, pero nadie lo ha apretado de tal manera. Tal vez se debía a que estaba hecho sólo para él. Podía enfundarse en su interior de manera tan perfecta que no podría creerse, pero bastaba con poder sentirlo y escuchar los pequeños gemidos que salían de su boquita.
Continuó besándolo para transmitirle un poco de tranquilidad, pero lo cierto era que JiMin sí sentía un poco de dolor. Cuando se incorporó para mirarlo notó como un par de lágrimas salían de sus orbes y, como una necesidad pura, las atrapó con los labios para después conectar su frente con la contraria.
—Sólo mírame, JiMinie— pidió entre jadeos mientras su pelvis aumentaba de velocidad— Te haré sentir bien... haré que llores, pero de placer.
—M-me duele... un p-poco— gimió.
—¿Quieres que paremos?
—¡No!
JungKook sonrió debido a lo hermoso y adorable que lucía en esa faceta y después volvió a besar sus labios con mucha devoción.
—Te prometo que dejará de doler.
Se acomodó con las manos a ambos costados de JiMin y continuó con el mismo ritmo que llevaba. Se había vuelto complicado aguantar su tan ansiado orgasmo, más cuando aumentaba un poco la velocidad, pero cuando sentía que estaba cerca se detenía. Y tenía toda su atención en los gestos de JiMin tratando de descifrar cuándo sería el momento correcto.
El sonido de sus pieles al chocar, aumentaba gradualmente y se acompañaba con los gemidos que salían de los bonitos labios del pelirosa. Para ese momento era un verdadero desastre... uno hermoso y único. Cada uno se había perdido en los gestos que hacían y en la forma en que sus pieles se perlaban por sudor. Si mantenían esa misma conexión con sus miradas, haría de esto algo más significativo.
Lo cierto era que JungKook sabía perfectamente lo que estaba haciendo; desde el inicio supo que no sólo tendría sexo con JiMin, porque iba más allá de lo que se preveía. Desde que pudo tocar su piel con los labios, sintió como si estuviese besando lo más valioso del mundo, aunque ahora no podía aceptarlo, pero eso era lo que el chico representaba en su vida y por más que tratara de frenar a sus sentimientos, nada podía ser inevitable.
Porque la fortuna de tener a alguien como JiMin era algo que no sucedía dos veces en la vida.
Las embestidas seguían siendo cuidadosas, aunque certeras. Cuando JungKook volvió a tocar el punto dulce de JiMin y pudo sentirlo, aumentó la velocidad para llegar a la fase final. Esta vez podía sentir como la liberación se aproximaba, pero antes de que pudiese llegar, el pelirosa le ganó manchando todo su lindo abdomen. Tuvo que sobre estimularlo a un poco hasta que el cosquilleo en su vientre se hizo presente. Sólo bastó con hacer contacto visual con JiMin para que su bomba explotara llenando completamente el látex que cubría a su miembro.
El silencio y la calma llegaron después de poco más de una hora de pasión. JungKook no lo admitiría en voz alta, pero había experimentado el mejor orgasmo de su vida, no sabía si era por el tiempo en abstinencia o por el hecho de haber reclamado la virginidad de JiMin. Como sea, se siente mejor que nunca y no puede evitar sonreír y abrazar con esmero el cuerpo de su chico.
Pasaron largos minutos hasta que pudieron relajarse totalmente. La mente traicionera de JungKook le hacía pensar muchas cosas, principalmente que nunca se había entregado tanto a una persona, aunque deseaba tener sexo no va negarlo; sintió que pudo experimentar más allá de eso. Incluso JiMin lo sentía... estaba completamente seguro de que JungKook le hizo el amor de la mejor forma que nunca imaginó. No puede arrepentirse de esto ni de nada que venga en el futuro, mientras pueda hacerlo todo a su lado, porque está completamente convencido de que se enamoró genuinamente de él, y espera que sea correspondido.
—¿Te sientes bien? ¿Te duele algo? —el mayor rompió el silencio mostrándose muy interesado por saber.
—Estoy feliz— respondió con convicción— Tengo dolor en la espalda baja, pero supongo que es normal.
—Entonces, ¿lo hice bien?
Nunca antes le interesó a JungKook saber si había follado bien, porque lo único que le importaba era su placer, pero ahora sentía esa necesidad, porque una parte muy profunda de él no quería decepcionar a JiMin.
—Me encantó— se aferró más a él— Me alegro de que hayas sido el primero.
El azabache no quiso decir nada más, porque aún era idiota y orgulloso... narcisista. Pero las acciones de su cuerpo decían otra cosa mientras acariciaba delicadamente la espalda de JiMin y se permitía disfrutar de ello. Incluso besó su frete y lo rodó en la cama hasta que quedó encima de él para llenar su rostro de muchos besos juguetones y cariñosos. Después de eso, el cansancio los alcanzó y el velo de la madrugada los envolvió.
Incluso entre ese dormitar, JungKook estaba muy consciente de lo que sucedía en ese momento, pero tal vez no era tan malo como pensaba, no mientras fuera con JiMin.
Lo cierto era que nunca antes se permitió dormir con alguien a su lado, sus encuentros siempre fueron casuales y completamente sexuales. Pero hoy era diferente. Su vida era diferente desde que esa cabellera rosada apareció en su vista.
Hoy no sólo fue la primera vez de JiMin, porque para JungKook esta era la primera vez que hacía el amor en su propia cama con alguien, así como también era la primera vez que dormía con el calor de un cuerpo a su lado.
Al final, la primera vez fue de los dos.
La primera vez que se entregaron.
Holiii de nuevo por acá.
He de confesar que tenía algo distinto planeado para este extra, pero sentía que era más de lo mismo, y pensé que si volvía a escribir eso, entonces tendría que darle otro tipo de toque.
Creí que sería lindo narrar la primera vez de Jimin, porque, no recuerdo en donde, alguien lo sugirió y pues bueno, mi mente creo esto. Jsjsjs.
Les agradezco mucho el apoyo a este fic, es mi favorito hasta el momento por el significado que tiene y porque está conectado con una experiencia personal. Muchas de ustedes lo están atesorando valiosamente e, incluso, he leído comentarios donde dicen que se sienten identificadas. Cuando lo escribí, no pensé que podría conectar con tanta gente y que muchas podían decir que me entendían mediante estos personajes. Ha sido un regalo muy bello de su parte. Por eso se merecían este pequeño extra.
No estoy muy segura de si en un futuro habrá otro más, pero ya veremos. Bueno, el que sí es seguro es el extra de navidad, pero hasta el 25 de diciembre. Jsjsjs.
Gracias por leer. Gracias por amar a Dear JungKook tanto como yo.
No se olviden de votar y comentar.
Las tkm!!!💜
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