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32 Juego Limpio

"Este es un Estado de Gracia,

esta es la pelea que vale la pena luchar,

el amor es un juego cruel

a menos que juegues justo y bien"

State Of Grace~Taylor Swift



La dulce y embriagante colonia Dior que JiMin usaba era algo de lo que JungKook disfrutaba mucho. Claro que su aroma natural mezclado con sus jabones y cremas corporales, lo hacían algo sumamente delicioso y con lo que podía deleitarse el tiempo que quisiera, sin sentirse abrumado. Todo en JiMin era una adicción, desde sus ojos y adorables pucheros hasta su rebosante trasero suave y bien trabajado.

Por las noches, JungKook disfruta mucho de estar acostado ahí y el pelirosa no se niega, porque sabe perfectamente cómo terminará eso. ¿Y quién le va a decir que no a una buena follada nocturna antes de caer en los brazos de Morfeo? Nadie. Mucho menos si tienes a un hombre como JungKook, uno que sabe hacer bien su trabajo y que es capaz de provocarte cuatro orgasmos en una noche. Sólo ese azabache de brazos enormes, con tatuajes que sólo pueden quedarle a él. Pero más que el sexo, él podía llevarlo al cielo con sus palabras, con su mirada y con sonrisa de ensueño. JiMin piensa que JungKook es algo similar a un Dios griego y por fortuna es sólo suyo. Con semejante hombre, ¿quién no sentiría celos si alguien se le acerca? El pelirosa no concilia la idea de que alguien más pueda tocarlo o estar cerca de él. Y ese deseo es mutuo; JungKook, principalmente, es un tanto posesivo con el chico aunque no lo demuestra abiertamente. De hecho siempre lo fue. Recuerda que cuando tuvieron alguna cita en público, no le agradaba para nada que alguien más lo mirara con esas dobles intenciones. Por esa razón, se esmera en sostenerlo de la cintura para dejar muy en claro la situación.

Ahora que estaban por llegar al bar donde se conocieron, piensa que debe ponerle una correa para que no se aleje demasiado. Su paranoia le dice que ese lugar está lleno de cazadores que ansían una presa como JiMin. Pero también está consciente de que debe aprender a confiar en él y en lo que tienen, de lo contrario, estará perdido para cuando el chico tenga que volver a París por un año completo donde hay muchas personas que podrían intentar conquistarlo. Tal vez era una tarea difícil, pero no podía retractarse, no cuando su relación era muy avanzada pese a que el tiempo ha sido corto.

Mientras JungKook conduce, no puede evitar embriagarse con el aroma de esa fragancia de JiMin. Su vista ha estado yendo a hurtadillas hacia la mano pequeña del chico, por alguna razón, piensa que se vería muy bien un anillo ahí. Uno muy costoso con una piedra rosa para que contraste perfectamente con su cabello. Un anillo muy significativo. Era un tema bastante polémico que podía desatar dos situaciones, así que prefiere callarlo hasta encontrar el momento perfecto para hablarlo.

JiMin no está al tanto de los movimientos de su novio. Ha preferido mantener la vista clavada en la ciudad tratando de capturar todos los detalles posibles. Siempre le gustó Seúl y lo bella que luce en la vida nocturna. Claro, era un chico que le gustaba la fiesta y el alcohol desmedido, sin embargo, no es algo que quiera hacer ahora. Más bien bailar cerca... muy cerca del cuerpo de su novio. Quiere provocarlo. Quiere llevarlo al límite sin importar que muchos ojos pueden reconocerlos.

Además, es de las últimas noches que pasan juntos. Pronto SeokJin comprará los pasajes de regreso, así que debe disfrutar todo lo que pueda en tanto esa fecha tormentosa llega. Una noche con JungKook en el bar que se conocieron es una buena opción. También porque quería tomarse un par de tragos con TaeHyung, YoonGi y SeokJin. De hecho, esto se había convertido en una especie de fiesta, porque incluso ChaeWon iría. JiMin la invitó personalmente. Era una buena forma de convivir con ella y con el resto.

Cuando llegaron el bar estaba en su punto. A estas alturas no entraba mucha gente. Tenía tanta demanda que pagaban su exclusividad y JungKook, al ser muy reconocido en Seúl y todo Corea, tenía sus propios beneficios.

La música sonaba en todo el lugar y el olor a alcohol inundaba las fosas nasales de ambos. JungKook tomó con fuerza la mano de JiMin para llevarlo a donde estaban el resto esperándolos en el lugar que se había reservado. Al final no era difícil atravesar la multitud, pero el azabache estaba muy sobreprotector. No quería que nadie tuviese el atrevimiento de tocar a su chico o algo por el estilo. Claro, muy posesivo de su parte. Además era difícil, porque muchos ahí reconocían al pelirosa y se acercaban para pedirle un autógrafo o una foto. La fama de JiMin era algo con lo que ambos tendrían que lidiar, pero al final, las manos del chico consolaban al inseguro azabache que ponía cara de pocos amigos. Bastaba un beso y un te amo susurrado al oído para que todo volviera a la normalidad.

En cuanto llegaron con el resto, JiMin no pudo evitar notar que ChaeWon estaba muy contenta con YoonGi. Desde donde estaba era evidente que coqueteaban muy descaradamente. Y no pudo evitar sonreír por eso, por los dos. Especialmente por su amigo que era un chico solitario que se dedicaba cien por ciento a sus estudios y no se había permitido abrir las puertas de su corazón al amor. Quizá era muy pronto para poner esa etiqueta en ellos, sin embargo, no quitaba el hecho de que YoonGi estaba muy animado jugando con sus manos sobre las de ChaeWon.

Todos estaban disfrutando de pláticas triviales y temas de trabajo acompañados de copas de vino. JiMin parecía niño pequeño bailando con TaeHyung; emanaba una sonrisa brillante y sus ojos desaparecían en el proceso. JungKook entendió que ese chico castaño era muy importante y también ahora entiende por qué lo protegía tanto. Alguna vez tuvieron tiempo de compartir anécdotas de vida donde el pelirosa le habló de su par de amigos y de lo mucho que los amaba. Ser parte de ese tipo de momentos donde JiMin está en su mayor estado de gracia le hace sentirse lleno y tranquilo, porque no hay nada más que deseé para su chico rosita que su felicidad.

Sin embargo, las miradas acechadoras de los depredadores estaban ahí y no fue difícil para el azabache notarlo. Intentó mantenerse en su lugar y sólo observando a la expectativa, pero no pudo contenerse cuando un chico alto se acercó a JiMin con sus intenciones muy evidentes. Fue entonces que dejó a HoSeok con la palabra en la boca quien entendió su lenguaje corporal y se encaminó con él hacia donde estaban sus chicos. Sabía que JungKook podía ser un poco arrebatado e impulsivo y por JiMin sería el doble.

—No, gracias—respondió el pelirosa al desconocido— No vengo solo.

Le había propuesto ir a la mesa que tenía con unos amigos, tal vez muy inocente, pero algo que JiMin podía leer entre líneas. Sabe cómo es esto; es la misma forma en que JungKook se acercó a él cuando se conocieron, aunque éste fue más atrevido al sostenerlo de su cintura para juntar sus cuerpos y bailar al ritmo de la música. Y como si fuese un Deja Vu, sintió una mano pasando por su espalda hasta que chocó con el cuerpo de alguien. Inmediatamente detectó la fragancia de su novio en el aire, entonces supo que por la forma en que llegó a tomarlo, estaba celoso y con el enojo recorriendo su ser.

—Viene conmigo—habló el azabache con voz profunda y lo suficientemente fuerte para ser escuchado en los alrededores por si alguien más quería acercarse.

El chico sólo hizo un mohín y se devolvió por donde había venido. TaeHyung observó detenidamente todo y se sintió un poco intimidado por la expresión de JungKook; parecía que de verdad quería asesinar a alguien. HoSeok se lo llevó de vuelta a los sillones donde estaban para darle privacidad a la pareja, porque tal parecía que JiMin no estaba muy contento con la acción de su novio.

—Yo tenía todo bajo control— se quejó— No era necesario todo esto.

—Ese chico quería llevarte con él. ¿Qué querías que hiciera? ¿Qué me quedara de brazos cruzados?

—Por supuesto que no, pero pudiste confiar en mí, Jeon— regañó— No era necesaria esta escena de celos absurda.

JungKook se quedó con la mente en blanco viendo los ojos irritados de JiMin. Quería defenderse, pero no tenía argumentos y ahora se sentía patético, pero aquello que lo invadió cuando ese desconocido se le acercó a su chico fue difícil de contener. Supo entonces que la distancia sería muy complicada de enfrentar. Ahora, quizá había arruinado la noche tan perfecta que planeó con JiMin y por la forma tan severa que lo mira quiere desaparecer. Sólo fue capaz de bajar la mirada y dejar salir un suspiro pesado para después intentar disculparse.

—Perdón— habló afligido— Si quieres que me vaya, lo voy a entender.

El pelirosa sintió su corazón escocer al ver la expresión de JungKook. Era como un niño pequeño regañado por sus travesuras y que se arrepentía de las mismas. Se dio cuenta de que tal vez fue un poco duro con él, pero se sintió muy molesto por su reacción. JiMin bien sabía cómo manejar esas situaciones y más ahora que lo tenía a él como su novio. Pero tal vez debía entenderlo; si alguien de este bar se le acercaba, sin duda se sentiría igual de inseguro.

—¿Qué te hace pensar que yo quiero eso? —lo tomó del rostro con ambas manos para alzar su mirada— Lo siento, Kookie, pero creo que la confianza es muy necesaria en esta relación.

—Lo sé, precioso— lo tomó de la cintura para atraerlo a su cuerpo— Confío en ti, de verdad, pero me sentí atrapado cuando vi que ese tipo se te acercó— conectó su frente con la contraria— no soporto la idea de que alguien más pueda tocarte y perdón si soy un poco intenso, pero no pude evitarlo.

JiMin se sintió conmovido por las palabras del mayor y enredó sus brazos alrededor del cuello de éste. Se abrazaron con fuerza y mucho amor, algo que fue suficiente para que ambos disiparan los miedos y la tensión de ese momento. La verdad, aunque esa actitud de JungKook le haya molestado, puede entenderlo. Están a unos cuantos días de separarse y no debe ser fácil para el azabache quien ha estado solo toda su vida. JiMin se siente nostálgico, pero no quiere que esta noche sea de tristezas y lamentos, necesita grabar recuerdos en su mente, unos que le ayuden a ser su soporte por un año completo.

—Está bien, Kookie— habló el pelirosa sin deshacer el abrazo— Te entiendo. No te sientas mal, sé que es completamente natural. Además, en parte me gustó que hayas venido a reclamar por mí— giró su rostro hasta que sus labios rosaron el oído de JungKook— Y para serte sincero, me calentó verte celoso de mí. ¿No piensas que merezco un castigo?

El mayor tuvo que recurrir a todas sus fuerzas y cordura para evitar tener una erección que se notaría fácilmente con esos pantalones ajustados. La voz seductora de JiMin, con ese toque aterciopelado, era algo que lo hacía entrar a su subespacio donde quiere tomarlo y follarlo sin compasión. Esperaba que la noche no fuese tan larga porque, sin duda, en cuanto lleguen al departamento, le arrancará la ropa sin piedad.

No perdieron el agarre y sus cuerpos comenzaron a menearse al ritmo de la música. JiMin pasaba sus manos por encima de los pectorales bien trabajados de JungKook y viajaban hasta su abdomen bajo, así repetidas. Jugando con su pelvis, acercándola y meneándola para frotarse con él. Sabía que él mayor se estaba volviendo loco, lo sentía en la forma en que apretaba sus caderas y lo acercaba a su cuerpo para fundirse entre el calor y el maldito deseo que no parecía inhibirse. Después de un rato, JiMin se giró y movió sus caderas con brutalidad. JungKook lo atrapó con una mano para no deshacer la cercanía y, al sentir su trasero, la erección que intentaba reprimir comenzaba a despertar. No era fácil contenerse si tenía a tremendo chico bailando con descaro y frotándose con toda la intención de provocarlo. El problema es que llegaría al punto sin retorno y para eso no faltaba mucho.

—Si continuas con este juego, te juro que te follaré en este instante.

—¿Qué pasa, cariño? ¿Te has puesto duro? —se inclinó para pegar su trasero contra la pelvis del mayor— ¡Mgh! Me parece que sí— sonrió.

JungKook lo sostuvo con fuerza de las caderas y llevó sus labios hacia ese blanquecino cuello para succionar dejando al instante una marca rojiza que pronto se notaría. JiMin gimió agudamente, pero por fortuna ese gemido se perdió entre el sonido de la música. Sentían como su piel se erizada con los toques sutiles que se daban y caminaron de vuelta a los sillones. JungKook volvió a tomar con posesividad a su chico y lo sentó sobre sus piernas para comenzar a besarse sin pudor. Ni siquiera sé dieron cuenta de que el resto no se encontraban ahí porque también estaban perdidos entre la gente y la música.

YoonGi había logrado congeniar demasiado bien con ChaeWon y ahora bailaba con ella. Era extraño, porque estaba consciente de que era mayor por siete años, pero no podía evitar sentirse atraído por ella; le parecía que era una chica muy dulce y que no representaba la edad que tenía. Y para ChaeWon, bueno, no estaba muy cerrada a sólo tomar unas copas con él. Tampoco lograba entender qué le sucedía, pero desde que lo vio se sintió muy atraída por él. Además, ninguno dejó de mirarse hasta que se decidieron a platicar. Tal vez esta noche también sería larga para ellos dos.

En tanto lo descubrían, JiMin y JungKook seguían muy ocupados besándose y paseando sus manos sin tener ningún pudor o limitación. Daba lo mismo, porque las personas a su alrededor ni siquiera lo notaban. Cada persona estaba en su propio mundo y sólo se encargaban de disfrutar del momento y de la noche. Era el escenario perfecto para ese par de enamorados fogosos e intensos que no tenían ninguna intención de resistir la excitación que se provocaban mutuamente. Fue suficiente con que empezaran a saquear sus bocas con la lengua para darse cuenta de que no había vuelta atrás. Necesitaban follar. Tal vez se debía al alcohol o a que en unos días el tiempo se habría terminado. Como sea, ahora van en busca de un lugar en donde puedan tener sexo a gusto. El baño no fue una opción, además eso ya lo habían hecho. JiMin estaba deseoso de hacer más locuras con JungKook y tal parecía que éste no se lo complicaba. Al final llegaron a las escaleras y comenzaron a subir con premura antes de que la excitación haya desaparecido de sus sistemas aunque, siendo sinceros, eso no iba a pasar.

Una ligera ráfaga de viento los golpeó en cuanto llegaron a la azotea, pero no iban a esperar a siquiera fijarse si no había nadie, evidentemente, no era así; JungKook arrinconó a JiMin contra el barandal de concreto y comenzó desabrochar sus pantalones. No dejaba de besarlo con ferocidad ni mucho menos se detenía en gemir y jadear. El pelirosa no se oponía ante los toques de su novio y cada vez era más complicado mantener la cordura. A veces no entendía cómo es que siempre se tenían esa magnitud de deseo que los llevaba a follar prácticamente en cualquier lugar que se les antojara. Claro, la mayor parte del tiempo ha sido en la oficina, pero eso no quitaba el hecho de que siempre estuviesen provocándose descaradamente.

—¿Y si alguien viene? —inquirió JiMin con dificultad.

—No me importa, te haré mío y nadie me lo va a impedir—dijo y mordió el labio inferior de su chico.

Con un poco de brusquedad, lo giró para empujarlo contra el barandal de concreto, bajó sus pantalones hasta sus tobillos y osó meter la lengua en su entrada para comenzar a estimularlo con ella. Mientras tanto, JiMin aferraba sus manitas al frío concreto al tiempo que miraba la ciudad de Seúl. Las comisuras de sus labios se curvaron al darse cuenta de que esto era una completa locura, jamás se imaginó que terminaría haciendo cosas como esta a lado del mismo Jeon JungKook. Ni mucho menos que ahora le estuviese comiendo el culo con tanta devoción que parecía irreal. Podía sentir como su lengua entraba y salía y a la vez como jugaba con sus testículos. Eso le hacía ver estrellitas por todos lados, incluso piensa que sus pies no pueden aguantar mucho, ni siquiera su orgasmo que amenaza con llegar prematuramente, pero es que lo hace llegar al cielo con ese beso negro que es imposible mantener los pies en la tierra. JungKook tiene muchas habilidades y parece que logra descifrar los deseos de su chico sin que éste se lo diga.

—C-come todo lo que quieras d-de mí, Kookie— gimió con necesidad.

—Eso hago, precioso— dijo e introdujo un dedo y JiMin solo gemía— Tu sabor es delicioso, eres como un caramelito rosita— halagó al tiempo que metía y sacaba su dedo— Desde aquí puedo ver lo mucho que me necesitas, pero aun así quiero que tú me lo digas— ordenó con voz ronca.

—¡Mgh! ¡Kookie!

Para JiMin era difícil pensar en una oración para decirla con elocuencia o al menos corresponder a la petición del azabache. Le jodía la cabeza con esa forma tan vulgar con la que metía y sacaba su dedo o por cómo le acariciaba los testículos. De pronto eso parecía demasiado, porque lo necesitaba adentro y muy profundo en su ser. Necesitaba que lo azotara contra ese barandal de concreto y que la noche en Seúl fuese testigo de ese momento. Necesitaba fundirse con el cuerpo de JungKook para sentir que se va con él a París.

—Dilo— volvió a ordenar.

—¡Mgh! —gimió e intentó aclarar su mente— T-te necesito, K-Kookie.

Con una sonrisa ladina, el azabache jugó un poco más con la entrada de JiMin. Disfrutaba de la vista que tenía, observando detenidamente como sus dedos se perdían en el interior del chico. Antes ha visto a su polla ser succionada por ese lugar, sin embargo, esto le resultó aún más embriagante y excitante, con los gemidos agudos que emitía el pelirosa era aún mejor.

Sin dejar la tarea que sus dedos hacían, se incorporó para acomodarse entre las piernas de JiMin. Con su otra mano fue ágil y deshizo el cinturón en segundos para después desabrochar sus pantalones. Se masturbó un poco y golpeó con su polla los bellos mofletes que tenía enfrente. El pelirosa jadeaba y gemía intentando ser paciente a ser follado como lo ha pedido en antelación. Lo que más le gusta de JungKook es que es impredecible, justo como ahora que se introdujo sin avisar y de un sólo movimiento. Sintió como lo sostenía de las caderas para tener un mejor agarre y después todo a su alrededor se volvió un golpeteo incesante entre sus pieles. El mayor le estaba jodiendo duro y profundo, tal y como le gustaba. De pronto, el poco frío que había dejó de ser relevante al igual que el lugar en donde estaban. Era fácil perderse en su mundo y más cuando se trataba de sexo y placer.

Una de las manos del pelirosa se sostenía de la nuca del mayor mientras que la otra se aferraba con insistencia al concreto. Sus pies se sentían como gelatina, pero tenía la certeza de que no caería, no mientras esas manos fuertes lo sujetaran de las caderas. Sería inevitable que no apareciesen marcas en ese lugar, muy similares a las que ya tiene en otros rincones de su ser. Quizá, la marca más importante que tenía era la que estaba en su alma, grabada con letras doradas el nombre de JungKook. Desde el primer momento en que lo vio supo que se entregaría a él sin medida y,  aunque antes le causó mucho dolor, ahora lo mantiene al límite del placer pero también lo llena de felicidad en demasía. A veces un corazón roto sólo puede ser curado por quien lo rompió.

En el lugar se oía el golpeteo que producían las estocadas que JungKook le daba a JiMin. No estaba teniendo compasión de él, en realidad, se lo había ganado por la forma en que bailó casi encima de él cuando estuvieron en la pista. Los movimientos del pelirosa no sólo eran buenos en el sexo, también el baile y ya se lo ha demostrado unas cuantas veces. Tener la certeza de que le mostraba todo eso y que su lado seductor salía a relucir sólo con él, le hacían sentir importante. JiMin es suyo y puede sentirlo en la forma en que su polla es apretada por las entrada de él y también porque siempre gime su nombre cuando lo está follando. Incluso cuando sus ojos nublados de sexo se lo dicen o cuando curva sus labios en una sonrisa lasciva. O cuando sus "te amo" salen de su boquita en el momento en que están haciendo el amor. Con esos pequeños detalles puede asegurar que JiMin se ha entregado a él sin condiciones.

—Te amo, precioso— gimió JungKook

El pelirosa afianzó el agarre de su mano con la nuca del azabache y se giró un poco para encontrarlo con la mirada. Le sonrió con complicidad y tomó sus labios en un beso lento y un tanto descoordinado por los movimientos que ambos hacían. Las embestidas iban cada vez más rápido y JiMin sentía como su punto era tocado con brutalidad. No sabía si JungKook le estaba follando de ese modo por la pequeña escena de celos que hizo por ese desconocido, como sea, le gustaba que fuese salvaje y que le haga sentir lleno de ese modo, con sus miradas conectando y expresando todo lo que sentían.

—También t-te amo— correspondió con dificultad— Eres e-el amor d-de mi vida.

El azabache atrajo con fuerza el cuerpo de su chico y embistió lento, pero duro y profundo. Ambos podían sentir como el orgasmo se arremolinaba en sus entrañas, pero antes de que eso sucediera, JungKook recuperó el ritmo que llevaba hasta que sintió como su esencia era expulsada y se adentraba en el interior de JiMin. Poco después éste le siguió soltando un gemido agudo y sonoro que se mezcló con el ruido del bar y de los coches que transitaban por ahí.

—Eso fue increíble— expresó JiMin entre jadeos.

—Eres un buen chico, me encanta que siempre estés abierto para mí —halagó burlón.

El pelirosa dejó escapar una risita y giró el rostro para darle un beso en la mejilla. Se contemplaron mutuamente y directo a los ojos intentando descifrar lo que hubiese ahí. De pronto, JiMin sintió un poco de melancolía por esa noche oscura que representaban los ojos de JungKook. No se había dado cuenta de que le gustaba sumergirse ahí y que le hará mucha falta cuando tenga que irse.

—Te voy a extrañar— confesó con un hilo de voz.

El mayor llevó una de sus manos a la mejilla de JiMin y lo acarició con suavidad. Aún no había salido de su interior y no tenía muchas ganas de hacerlo, porque esto se sentía como una despedida pese a que faltaban varios días para su partida. Se dio cuenta de lo mucho que lo extrañó cuando se fue y que será difícil tener que sobrevivir un año completo sin esa sonrisa tan deslumbrante o sin esos ojitos que poseen una dualidad única. ¿Cómo le va a hacer para sobrevivir todo un año sin su chico rosita?

—Créeme, yo te voy a extrañar aún más— habló con un hilo de voz— Ya estuve dos años sin ti, uno más será complicado de enfrentar.

—Pero soy tuyo, ¿lo sabes? —consoló— A donde quiera que vaya yo te pertenezco, eso no ha cambiado. Desde el primer momento en que me miraste, fui tuyo... sólo tuyo, Kookie.

JungKook no tenía palabras para decirle, sólo pudo tomar sus esponjosos labios en un beso lento y rebosante de amor. De alguna u otra forma necesitaba oír esas palabras para sentir seguridad de lo que tenía con JiMin. Desde que lo conoce ha sentido esa pequeña cosquilla en su interior cuando ve que alguien ajeno y desconocido se le acerca. Y ahora que sabe lo importante que es para su vida, teme perderlo. De hecho, el sentimiento es mutuo.

—Sólo mío— repitió el mayor.

—Sí— sonrió— así que no tienes que sentir celos de nadie.

—Eso no te lo puedo prometer— arrugó la nariz— Si por mí fuera, no dejaría que nadie te mirara.

—No seas tonto— bufó— Cualquiera puede mirarme, pero sólo tú puedes tocarme y follarme a tu antojo— se giró y gimió cuando sintió que el miembro del mayor salía de su interior— No quiero que tengamos ese tipo de peleas, por favor, confía en mi.

—Está bien, lo haré— sonrió juguetón— sólo si me chupas la polla cuando lleguemos a casa.

JiMin lo contempló por unos segundos y curvó una media sonrisa. Pasó su lengua por sus labios de forma seductora para provocar al mayor. Bajó una mano hacia el glúteo de éste y lo apretó con delicadeza. Acarició sus labios con los contrarios y después se alejó para sonreír con dulzura, como si fuese un alma pura e inocente. Eso era algo que a JungKook le volvía loco.

—Me parece que es un trato justo— accedió sin dejar de sonreír y después cambió su expresión a una seductora— Te voy a llevar al cielo, cariño.

Mordió el labio inferior de JungKook y se alejó para acomodar sus pantalones. Sin importarle que aún escapaba semen por sus muslos. El azabache lo imitó y antes de que pudiera escapar de su alcance lo atrapó para envolverlo por la cintura.

Ahora las cosas se sentían diferentes, aunque al principio fue un amor complicado y tal vez un juego cruel, aprendieron a jugar limpio y correcto. Ahora ellos ponían sus propias reglas y se encargarían de disipar los miedos. Ahora el pasado tan doloroso con el que cargaron durante dos años ya no pensaba en lo absoluto. Ahora podían ser felices de una vez por todas.

Después de eso salieron del bar y volvieron a casa. No se percataron de que los chicos ya no estaba ahí y que ellos tampoco notaron su ausencia.

HoSeok y TaeHyung estaban muy ocupados en el auto del mayor.

Jin y NamJoon fueron los primeros en irse al departamento de éste.

ChaeWon y YoonGi se besaban apasionadamente bajo las sábanas.

Esa noche, todos ganaron.



Okayyyyyy!!!!!

Aunque otra vez estoy muriendo de gripe y tos, tuve tiempo suficiente para terminar otro capítulo, que queda más como de relleno jsjsjs. Yo les dije que planeé mucho lemon para esta historia jsjsjsjs.

Quería decirles que no se olviden de hacer stream a la nueva canción de Nam. Tuvo muy pocas reproducciones. Ahora mañana para el lanzamiento de FACE, podemos aprovechar para hacer stream a esa canción y a todas las demás. On the street de Hobi me tiene mal. Es mi bias 2 y cuando supe que era el siguiente en irse, la verdad, me sentí un poco mal. Pero debemos continuar, por ellos, porque nos quieren ver felices.

Y bueno, por ahí leí que muchas ven a JK un tanto vulnerable e incluso dijo algo como que si hacía algo estúpido, esperaba que lo siguiéramos amando. No sé qué pase por esa cabecita, pero creo que actualmente necesita mucho de nuestro apoyo. Así que, si tienen oportunidad, envíen mensajes lindos cuando haga live.

Y ya que toco este tema, nuevamente abro un espacio para ustedes si necesitan hablar con alguien, yo estoy disponible. Si de algún modo mis historias las ayuda a distraer su mente, me alegro. La salud mental importa y mucho.

Cuídense, porque esto de la gripe esta intenso. Beban mucha agua. Hagan ejercicio y dedíquense tiempo de calidad.

Les mando toda mi energía positiva para que enfrenten lo que sea que estén viviendo y un abrazo lleno de amor y agradecimiento por el apoyo que me han estado dando durante este tiempo.

No se olviden de votar y comentar.

Las tkm!!! 💘 💖

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