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10 La Culpa Compartida

"Tal vez seamos yo y mi ciego optimismo los culpables...

tal vez eras tú y tu enferma necesidad de dar amor y luego arrebatarlo"



Pocas veces en la vida, si es que sólo una, puedes sentir a una persona con fina necesidad que te vuela la cabeza. Las conexiones son tan complicadas que no se pueden explicar. Aunque puede ser que al inicio sólo uno pueda sentirlo y el resto sucede con el tiempo. De ese modo se sentía HoSeok; desde que vio a TaeHyung bajar por las escaleras, la forma tan grácil de mover las manos y el sonido de su voz, le nublaron los sentidos que comúnmente lo mantienen en su personalidad de malnacido e impasible. Todo este tiempo ha pensado en sólo follar y abstenerse del compromiso. Creía que, probablemente, no existía nadie para él ni tampoco él era para nadie. Pero con ese castaño las cosas cambiaron radicalmente en su vida.

Actualmente tanto JungKook como él dejaron de ir a fiestas; la causa, pues se habían enamorado. Aunque eran contextos diferentes porque, después de que medio año los consumiera como fuego abrazador, HoSeok seguía renuente de rendirse con TaeHyung, mientras que él azabache mantenía el recuerdo de JiMin, porque ahora sentía que le debía demasiado, no sólo por haberlo lastimado, sino porque prácticamente salvó a la empresa de una humillación nacional. Sin embargo, aun cuando pasó todo ese tiempo, JungKook parecía no perdonarse por los acontecimientos del pasado y seguía contando los días esperando por el regreso de su chico rosita, del cual no sabía absolutamente nada.

Era como una búsqueda de culpables que no le permitía conciliar el sueño durante las noches y a veces sólo terminaba sentado frente a su ventana observando la luna preguntándose si JiMin hacía lo mismo. Lo cierto era que la espera cada vez era más difícil. Era como una lucha interna con su alma y aquellas necesidades que sólo clamaban por JiMin, por saber algo de él. Volvió a considerar la idea del detective privado, pero la descartó enseguida cuando se dio cuenta de que seguía siendo incorrecto. Si en estos meses que pasaron no ha aparecido por ningún lado, aún debía de tener buenas razones. Además, también sabía que él debía resolver asuntos por su cuenta. NamJoon le dijo que ya no podía continuar culpándose por todo y que debía avanzar, aunque tuviera miedo de hacerlo. JungKook sabía que era muy necesario. Pero cada vez que lo intentaba se arrepentía y volvía al inicio del camino donde siempre se encontraba con el recuerdo doloroso de JiMin llorando en el departamento por todos los rincones. Así que también consideró cambiarse de vivienda, pero tampoco encontraba el valor suficiente de hacerlo, porque es era el único lugar que le recordaba lo que alguna vez fue.

Y si para JungKook no estaba siendo fácil, mucho menos para JiMin. Pese a que logró desenvolverse un poco en la universidad y salía de vez en cuando a caminar por las calles de París, las inseguridades de conocer gente nueva terminaban por invadirle y lo llevaban de vuelta a su departamento a encerrarse. Pasaron muchas noches donde no dejaba de preguntarse ¿por qué? ¿Por qué aún no podía avanzar? Se suponía que este viaje le haría bien, incluso, pudo hablar con sus padres y solucionar los problemas del pasado, todo gracias a que SeokJin les contó lo que había sucedido. Sin embargo, nada parecía compensar los pequeños vacíos que le asaltaban en su interior. Porque hasta estas alturas su ser clamaba por JungKook, por saber de él.

Por alguna razón ambos sentían que habían formado un vínculo. Sentían que cada paso que daban los llevaría de vuelta al mismo lugar, aunque hubiese miles de kilómetros de distancia entre los dos. Pero pensar en todo, para JiMin, era patético y sólo podía culpar a su ciego optimismo por hacerle creer que en dos años y medio se reencontraría con JungKook y, tal vez, estarían mejor que ahora. Pero, ¿qué pasaría si de verdad hizo su vida? ¿Cómo lo manejaría? Vivir de ese tipo de ilusiones le estaban consumiendo y amenazando con llegar a la saciedad. Sin embargo, estando solo la mayor parte del tiempo le era difícil no pensar en ello como una posibilidad.

Tal vez todo lo que pasó era demasiado para sus cortos diecinueve años, aunque recientemente cumplió veinte. Y se culpa por todo; por haberse permitido ser ingenuo y confiar en un tipo así. Por haberle pasado por alto muchas cosas. Por no haber frenado todo desde el principio. Claro, JiMin también cargaba con su culpa compartida y se consolaba con que era demasiado joven para saberlo y para enfrentar una situación así. Tal vez también podría culpar a sus padres que le negaron cientos de veces poder descubrir el mundo. Por haberlo limitado. Si le hubiesen dado más libertad, quizá, no hubiera confiado en el primer tipo que le pintó un cielo azul y lo llenó de ilusiones con palabras endulzadas. Debió haberlo sabido, pero se le negó esa oportunidad.

Como haya sido, ya no era tiempo de seguir buscando culpables sin cargar con su propia cosecha. Ambos sabían que debían avanzar, pero ellos mismos seguían atándose a un pasado que ya no existía y que debían enterrar si es que querían sanar sus heridas. JiMin lo sabía y, aunque el camino hacia la sanación y liberación era más largo de lo que creía, tenía que intentarlo, porque no podía estar en una ciudad diferente sin haber dejado en Seúl todo lo que lo atormentaba. JungKook se había quedado y seguramente avanzó sin mucha complicación, ¿por qué no podía hacer lo mismo? Ya era tiempo de salir y conocer gente nueva. Tal vez era tiempo de experimentar y probar hasta la saciedad. Era tiempo de arriesgarse y apostar por lo suyo, para crecer y convertirse en todo lo que desea.

El azabache, por fortuna, sólo debía concentrarse en el trabajo que más bien ahora era una distracción. Como un escape de su realidad. Las horas en la oficina le ayudaban, aunque cuando tenía la mente despejada siempre era invadida por JiMin y su sonrisa que ansía ver con premura. No saber de él lo ha mantenido inquieto y es por esa razón que había decidido volver a la antigua universidad del chico para intentar hablar con TaeHyung. Desde aquella vez se mantuvo al margen porque consideró que no debía invadir ese espacio, sin embargo, ya no podía más con la incertidumbre, sólo quería saber si estaba bien y, si era posible, saber cuándo volvería.

Se saltaría la hora del almuerzo, porque pese a todo no quería interrumpir su trabajo. En todo este tiempo se tomó muy enserio su papel de copropietario de la empresa y se la pasaba detrás de su madre abarcando todos los aspectos posibles. Estaba aprendiendo de su propio impero y, básicamente, se encargaba de todo para que JiEun sólo se dedicara a hacer los mejores diseños de la industria.

Con el lanzamiento de la línea de otoño obtuvieron otro éxito rotundo y, según los números, las ganancias habían aumentado el doble a las del año pasado. Así que las cosas iban bien, pero todavía necesitaban un plus que los llevara hasta París. Claro que nadie ahí bajaría la guardia. JungKook abrazaba ese sueño en conjunto con su madre y también Lisa quien se había ganado su extrema confianza. Ella y aquel tema con ChaeWon quedaron atrás y le dio importancia a la opinión de su madre. Además, tenía que entenderla pues, evidentemente, él no sacó su talento para diseñar ropa y es por eso que estaba buscando a su sucesor para cuando cediera la empresa, aunque para eso todavía faltaba mucho tiempo.

Cuando salió del ascensor se encontró con HoSeok quien también había estado muy ocupado con sus asuntos. Tal vez nunca lo vio tan concentrado en su trabajo como ahora. Pese a que tenía sus propios debates internos, para JungKook no fue imposible darse cuenta de que su amigo también había cambiado mucho en estos meses. El detalle es que HoSeok nunca compartía sus sentimientos porque no los tenía por nadie, más que por él mismo, su familia y sus amigos. Pero era evidente que algo le sucedía, lo supo cuando hubo un escape al bar y éste no se tomó la molestia de buscar una pareja, simplemente, se sentó en la barra y bebió un par de tragos llevando toda su concentración al celular e intercaladas veces a ellos en la conversación. Esa noche volvieron temprano a dormir y JungKook pensó que su tiempo como adolescentes deliberados se había terminado, a sus recién cumplidos veintisiete.

El único que se mantenía normal era NamJoon, como siempre. Era un tipo sereno, relajado y muy centrado, desde muy corta lo fue y se mantenía así hasta el momento. Era muy selectivo con las personas y por eso su círculo se reducía a ellos dos como sus únicas personas de confianza, claro, JiEun también contaba, pero ella era más como una segunda madre dentro de eso. Y en cuanto a sus sentimientos, no se avergonzaba de ellos. Siempre estaba abierto a expresarlos, pero sólo con las personas adecuadas. Tal vez fue suficiente que le hayan roto el corazón en la secundaria para darse cuenta de que necesitaba a una persona diferente y única. En cuanto se convirtió en el hombre que es ahora, daba sus pasos más calculadores que antes. Aunque no se limitaba a tener amantes que satisficieran sus necesidades muy de vez en cuando, aun así, se mantenía selectivo y todo un caballero. Aunque esa faceta de tener encuentros causales y esporádicos había terminado hacía un tiempo. Actualmente quería una relación seria y duradera, si era posible, también permanente.

HoSeok puso toda su atención en su amigo y en la expresión inquieta que su rostro tenía. Sabía que estaba tramando algo y se acercó a él con una sonrisa cómplice, una que no mostraba hacía un tiempo. Era como sentirse en los viejos tiempos donde con la mirada ambos sabían lo que querían.

—Estoy seguro de que no tienes intenciones de almorzar—decía al tiempo que se acomodaba su corbata—Pero si ese es el caso, te toca invitar—sonrió con codicia.

—Estás en lo cierto—el azabache bajó la mirada—Voy a la universidad de JiMin—informó—Quiero saber si está bien o si necesita algo.

—Si el chiquillo necesitara algo supongo que ya te habría llamado... ¿por qué no lo dejas ir?

HoSeok se burló para sí mismo en sus adentros ya que él también estaba muy enganchado de un chiquillo que lo estaba manejando a su antojo, aunque éste ni siquiera era consciente de ello y tampoco le importaba. En estos meses intentó acercarse en más de una ocasión, pero siempre fue rechazado con un motón de insultos y caras de asco. Le envió un montón de regalos de los cuales nunca tuvo un agradecimiento o algo por estilo. Pero lo curioso era que no se sentía cansado o mínimo humillado. No. Cada vez estaba más interesado en TaeHyung y en todo lo que lo rodeaba.

—Te juro que lo he intentado infinidades de veces, pero...—hizo una pausa y mordió su labio inferior.

—Ya—hablo HoSeok antes de que continuara—Déjalo así, está bien. Te entiendo—le dio la espalda y acomodó su sacó sintiéndose el hombre más guapo del mundo. Claro, era rico, ¿cómo no iba a sentirse de ese modo? —¡Vamos! —le animó.

—¿A dónde? —inquirió JungKook mientras lo seguía.

—A la universidad—respondió con obviedad—Yo te acompaño.

HoSeok no podría mentirse a sí mismo con que iba como apoyo moral para su amigo. En parte sí, pero estaba siendo motivado por ese castaño que no había visto hacía una semana cuando lo interceptó a la salida de la universidad con un ramo de rosas enorme que, por cierto, lo tomó y lo arrojó al bote de basura más cercano y después le gritó que era un completo fastidio y lo tenía cansado. Quizá cualquiera se habría dado por vencido al ser humillado de ese modo públicamente, pero HoSeok no. Al contrario, se sentía más motivado al ver que su chico bonito no era como cualquier otra persona que siempre se interesaba en su billetera o en sus cuentas de banco. No. TaeHyung no lo veía así y eso le encantaba, además de que era difícil de conquistar y parecía un chico bastante centrado. Una cualidad que el mayor encontraba muy atractiva, dándose cuenta de que era todo lo que quería.

El camino cada vez era más corto, al menos para HoSeok sí que lo transitaba con frecuencia. Pero para JungKook era como un pequeño recordatorio de la ausencia de JiMin. No se sentiría de ese modo si estuviese consciente de que lo verá y podrá abrazarlo a su antojo. No se sentiría tan miserable mientras su mente martilleaba con recuerdos dolorosos del pequeño acostado en su cama, durmiendo y dejando salir lágrimas de forma inconsciente. Ahora entendía muchas cosas y que sus mismos sentidos le avisaban que lo perdería si no hacía las cosas bien, pero siempre ignoró todo aquello que creía podría afectarle, sin darse cuenta que si ocurría lo contrario sería mucho peor.

Se aparcó en el lugar de costumbre y vio a TaeHyung en las escaleras revisando unas hojas. No esperó más y bajó del coche para acercarse. El chico pudo sentir, no sólo una presencia dominante, sino dos que se acercaban a él con cautela. Fue extraño como su mirada se encontró de primera instancia con HoSeok quien le sonrió con gracia. ¡Idiota! ¿De nuevo? Y con JungKook. ¿Qué pretendía? De verdad estaba frustrado porque no sabía cómo manejar la situación, pero se calmó un poco al ver la expresión del azabache. Era una muy clara súplica.

—Hola—saludó el mayor e hizo una reverencia—¿Cómo estás, TaeHyung?

—Dudo mucho que hayas venido hasta acá para saber eso.

Dobló las hojas en sus manos y comenzó a bajar por los peldaños esmerándose de más en ignorar a HoSeok quien lo penetraba con la mirada. Ese tipo era intimidante, no tanto como JungKook, pero lo era. Le hacía sentir un poco de escalofríos e inseguridad. Afortunadamente detrás de él venía YoonGi quien había visto a ese par desde adentro y esperó un momento sólo para observarlos.

—Tienes razón—asintió el mayor al tiempo que bajaba detrás de él y lo alcanzaba—Sólo estoy siendo amable.

—¿Tú? ¿Amable? —inquirió al tiempo que se detenía y hacía comillas con sus dedos—No me hagas reír.

—Estoy hablando enserio—replicó.

—¿Y qué es lo que quieres?

Otra voz se escuchó al fondo y los presentes posaron su atención en él; YoonGi bajaba por las escaleras con una mirada a la defensiva y se permitió detallar a los mayores. No había visto a JungKook en muchas ocasiones, porque TaeHyung fue el único que se enfrentó a él. Y fue mejor así, porque YoonGi no medía la fuerza de sus palabras ni tampoco el tacto. Pero había querido enfrentarlo desde hacía un tiempo al igual que a HoSeok. Dedujo que era él por el aspecto que el castaño le describió. Se colocó a un costado de éste y rodeó sus hombros con un brazo, un gesto de protección que al mayor que estaba atrás sin decir palabra le provocó un cosquilleo en el estómago que podía catalogarse como celos. HoSeok no conocía a YoonGi, pero ya estaba odiándolo y ahora entendía porque lo rechazaba su chico bonito. ¿Acaso eran novios?

—JiMin no está aquí—retomó el pálido—Será mejor que te vayas y que no vuelvas—dirigió su mirada hacia donde estaba HoSeok—Lo mismo va para ti.

JungKook miró con sorpresa hacía donde estaba su amigo y notó su expresión tensa y retadora. Después miró a YoonGi y luego a TaeHyung. Había algo ahí que no le contaron antes. Incluso el ambiente irradiaba molestia por todos lados. ¿Ya se conocían? ¿Cómo pasó? ¿HoSeok había venido más veces aquí? Pero ese no era el punto. Sólo vino para saber de JiMin y se mostró sereno para poder conseguirlo y así marcharse lo más pronto posible de ahí.

—Nos iremos—asintió con cautela—Sólo quiero saber, ¿cómo está? —bajó la mirada—Sé que no van a creerme, pero no me siento bien creyendo que la está pasando mal.

YoonGi bufó mientras que TaeHyung analizaba el lenguaje corporal de JungKook. Esa expresión de sumisión y los ojos de cachorro que ponía. Era difícil de creer que era el mismo ser que humilló y lastimó al chico. Era difícil de creer que era el mismo tipo que conocieron en el bar. Y, sorprendentemente, se sintió conmovido por él y por la sinceridad que sus ojos reflejaban. No era la misma persona, pero aun así no podía confiar tanto en él.

—¿Cuál es tu intención con todo esto? —inquirió el castaño con cautela.

—No pretendo nada si es lo que piensas—se defendió—Sólo quiero saber cuál es su estado actual—hizo una pausa—Te prometo que es la última vez que vengo a molestarlos.

—Qué patético—bufó YoonGi—Te pudres en dinero, bien podrías contratar un detective privado para que haga el trabajo por ti.

JungKook rio por eso porque era exactamente lo que alguna vez pensó, consideró y estuvo a punto de hacer. Entendió que esa situación rebasaba la línea que JiMin pintó cuando se marchó y que debía respetarla hasta que él quisiera o deseara, aunque eso implicara que fuese para siempre.

—Claro—asintió con una sonrisa burlona—Pero el dinero no puede darme lo que más necesito en este momento—expuso e hizo una pausa—Es más que evidente que no quiere verme y voy a respetar eso, pero... de verdad... sólo quisiera saber cómo está y me marcharé.

Un silencio se instauró en el aire. TaeHyung estaba seguro de que si JiMin estuviese aquí viendo como JungKook era un hombre muy distinto al que conoció estaría brincando de emoción. El problema es que el chiquillo también había cambiado y estaba avanzando. No estaba seguro de que el pelirosa actual quisiera ver a su ex novio que lo hirió de mil formas o que estuviese dispuesto a volver sólo por él. No lo haría, porque ahora JiMin había encontrado muchas cosas en París que le estaban ayudando a sanar y sobre todo a divertirse como nunca antes tuvo oportunidad. Las cosas cambiaron, algunos para bien, a otros para mal, pero cambiaron y tomarían un nuevo curso.

—JiMin está bien—respondió TaeHyung.

YoonGi le dio una mirada de pocos amigos y el castaño solo negó con la cabeza, sinónimo de que sabía lo que hacía. No daría información concisa, sólo la que JungKook estaba pidiendo.

—Tiene buenas notas en la universidad—retomó—y sigue bailando... está creciendo.

Un sentimiento cálido se colocó en el pecho de JungKook al escuchar eso último. Pero enseguida se sintió miserable al darse cuenta de que nunca lo vio bailar. De que no compartieron momentos importantes para el pelirosa y que todo el tiempo la pasó sumido en sus asuntos y en sólo verlo como un objeto sexual que satisfacía sus necesidades sin darse cuenta de que lo llenaba en más de un aspecto de su vida. Pero JiMin estaba bien y debía conformarse con eso.

—De acuerdo—asintió el azabache con una sonrisa frágil—Gracias.

Hizo una reverencia y bajó por los últimos peldaños rumbo a su auto. HoSeok sólo le dedicó una mirada fugaz a TaeHyung y siguió a su amigo. Mentiría si dijera que no sentía como su corazón escocía en el interior. YoonGi no había soltado a su chico lindo en ningún momento y parecía que se aferraba más a él. Fueron escasos los minutos, pero se sintió eternamente acorralado y pensando en bucle sin saber que expresión poner en su rostro. Nunca antes se había dejado influenciar por sus emociones a ese grado. Tal parecía que TaeHyung le estaba volando la cabeza y estaba invadiendo muy profundo en su ser sin siquiera intentarlo.

Estaba jodido.

Muy jodido.

JungKook condujo de vuelta con su alma un poco más tranquila. Pero sabía que ya no podía volver a hacer como lo de hoy, no sin que JiMin se enterara de sus movimientos y eso le hiciera retroceder en su proceso. Así que como él tampoco podía permitirse quedarse en el pasado y fingiendo que estaba bien cuando no era así. Podía empezar con no volver a este lugar y concentrarse en su trabajo de todos los días. La idea de cambiar de departamento persistía, pero esa era una decisión difícil de tomar. Además, conservaba esa bella carta y el gorro de conejito con el que dormía todas las noches. No había mucho que pudiera hacer, porque JiMin siempre estaría presente de alguna u otra forma. Así que se daría su tiempo para dejar el pasado y así avanzar por su cuenta. Al menos eso esperaba.

Pasó poco tiempo para que JungKook se diera cuenta de que HoSeok estaba más callado de lo normal y que mantenía la mirada perdida a través del cristal. No había pasado desapercibido aquel momento de tensión entre él y aparentemente entre TaeHyung. Además de que YoonGi fue muy obvio. Y tenía curiosidad, no lo iba a negar, más que nada porque conocía muy bien a su amigo y sabía que él jamás mostraba interés por nadie, pero parecía que alguien se lo había ganado, la pregunta era, ¿en qué momento?

—¿Qué pasa con TaeHyung? —fue directo al grano—Y no me digas que nada, porque lo vi todo.

HoSeok dejó salir un suspiro pesado y se acomodó en el asiento del copiloto. No se dio cuenta de que estaba sentado como un niño pequeño cuando está aburrido o abrumado, pero es que así se sentía; tan chiquito y frustrado con toda la situación. Era difícil aceptar que su chico lindo no lo quería porque ni siquiera le prestaba un poco de atención. Pero es que lo volvía loco con esa actitud tan prepotente e inalcanzable. La forma en que lo fulminaba con la mirada y como lo rechazaba bruscamente. Le gustaba y demasiado.

—No mucho—respondió más triste de lo que hubiese querido—En realidad es algo muy estúpido.

—Dudo mucho que ese chico represente eso para ti—le sonrió con burla.

—Ni siquiera lo intentes, JungKook—se quejó.

El nombrado dejó salir una carcajada sonora. No lo podía creer; a su amigo le gustaba ese chico y parecía que llevaba tiempo por la forma en que actuaba y como no daba la cara. Estaba ocultando el sentimiento que tenía y sabía por qué; tenía miedo. Y podía ser algo muy simple, pero no era así, no para HoSeok quien siempre se abstuvo de compromisos y romanticismos. No le gustaban esos temas, pero parecía que ahora no era el caso.

—No puede ser tan malo, ¿o sí?

—¿Tú que crees? —lo miró con cansancio.

—Querías ver a TaeHyung, por eso me acompañaste—se burló.

—¡Mierda! —bufó.

JungKook rio con gracia después de eso. No bastaba que su amigo diera detalles, porque con sus expresiones era más que suficiente. Estaba perdido por un chiquillo y, peor aún, parecía que éste no tenía ningún interés mutuo. Pero sabía que había algo más. HoSeok actuaba como si ya hubiese algo de por medio, como si ya hubiese platicado con el castaño. Como si ya lo hubiese intentado.

—¿Desde cuándo? —preguntó.

—Desde hace medio año cuando vinimos a buscar a JiMin—respondió con la mirada hacia abajo—Creo que ahora puedo entenderte.

—Es una mierda, ¿no? —se burló.

—Vaya que lo es—respondió y dejó salir un suspiro pesado.

Lo cierto era que se sentía cansado y peleado consigo mismo. No pudo ser consciente del tiempo que pasó hasta que lo mencionó. ¿Cómo es que ha hecho lo mismo todo este tiempo? TaeHyung no quiere darle una oportunidad, ha sido muy claro con eso, sin embargo, estaba esa incesante vocecita que le decía que continuara. Pero ahora que lo piensa, tal vez no valga la pena. YoonGi parece ser una mejor persona para él.

—Pero has venido aquí en más de una ocasión, ¿no es así? —el azabache inquirió con cautela.

—Si—respondió en un hilo de voz—Pero, ¿sabes que estoy muy jodido? ¡Soy un maldito desastre! He venido tantas veces que ya no puedo contarlas y en todas he sido despreciado de mil maneras, pero ahora entiendo por qué—bufó—Parece que tiene novio y yo he perdido mi tiempo.

JungKook se quedó sorprendido por la forma en que HoSeok expresó la situación. Se abrió sin filtros y no guardó nada. Lo dejó todo muy claro. No había dudas de que le gustaba mucho ese chico y era curioso que sólo haya sucedido así de repente, pero es imposible elegir de quién te enamoras. HoSeok lo había confirmado y se estaba asustando, eso era muy evidente. Lo entiende, pero la única diferencia es que puede intentarlo las veces que quiera porque TaeHyung está a su alcance, mientras que él está atrapado en su lucha diaria porque JiMin se fue y no piensa volver. Así que se siente con el deber de alentar a su amigo para que no cometa los mismos errores.

—¿Novio? —inquirió con burla.

—Sí, el chico que se acercó a él y lo abrazo, ¿qué no es obvio? —respondió con molestia.

—No creo que sea así—decía al tiempo que se estacionaba en su lugar en el parqueadero del edificio—Piénsalo un poco—se quitó el cinturón de seguridad—si fuera su novio, lo hubiese rodeado por la cintura y no por los hombros. Más bien creo que es un amigo protector—sonrió con simpleza y salió del auto.

HoSeok se quedó en el asiento a analizar la situación y parecía que JungKook tenía razón. Si fuese novio de TaeHyung, lo tomaría de todas las formas posibles para marcar su territorio, exceptuando los hombros. Entonces sintió que una pequeña chispa le inundaba desde su estómago; sólo eran amigos y había muchas formas de saberlo. No tenía por qué dejar las cosas así, después de todo, para él, TaeHyung valía todo el esfuerzo y tiempo que implicó en estos meses. Tal vez sería un trabajo arduo y difícil por la situación que los rodeaba. Era evidente que no confiaba en él por lo sucedido con JiMin. Además dejó muy en claro que no era su tipo, principalmente por la diferencia de edad, pero eso podía cambiar, ¿no? Sólo tenía que esforzarse el doble y ser más original y también dejar de ser tan intenso.

De pronto sintió que podía lograrlo todo. No le importaba cuánto tiempo le tomará llegar hasta su objetivo, sólo puede pensar en su chico lindo y en lo lindo que se veía hoy. Ya nadie existía para él, sólo ese castaño y su maldita renuencia a aceptarle una sola cita.

Así que salió detrás de JungKook quien lo observaba desde el ascensor esperando a que reaccionara y saliera de su pequeña burbuja. Ambos se miraron con complicidad y entraron al elevador. Acomodaron la corbata de su traje elegante como si fuesen las personas más importantes del mundo. Tal vez lo eran, pero ellos habían dejado el complejo de superioridad, aunque su instinto felino para los negocios jamás. Y hoy había mucho por hacer. 



Holii!!

Ya lo había publicado y luego no sé qué onda, aparecía como borrador y cuándo lo publicaba desde el cel, no se guardaban los cambios que había hecho desde la computadora jsjsjs

Y bueno, soy muy desesperada jsjsjs me gusta que las cosas salgan como quiero jsjsjs

Y perdón, creo que algunas ya lo habían leído.

Pero bueno, como les dije, espero poder subir el siguiente cap después de las doce jsjsjs. Y habrá otro salto en el tiempo. El siguiente es importante, porque las cosas van a cobrar sentido, sino es que ya se dieron cuenta de lo que va a pasar jsjsjs

En fin... gracias y no se olviden de votar y comentar 

Las tkm!!!!

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