Hemos venido temprano a la iglesia, los asientos están vacíos en excepción de algunas señoras que les gusta madrugar y ponerse a leer sus biblias en silencio.

Me tomo con calma este tiempo en silencio y a solas, no sabía cuánto lo necesitaba, teniendo en cuenta que desde ayer que llegué a casa fui bombardeada por preguntas de mis padres y Michael. Mi madre quería saber todo con detalle, le fascinaba la idea de una cabaña entre el bosque y cuando se enteró que Luke y yo éramos novios oficiales, lo único que hizo fue gritar de emoción.

Michael por otro lado, se mostró reacio cuando vino a verme por la noche y estuvimos hablando en el porche de mi casa.

Luego de lo que pareció una entrevista, me dirigí a mi habitación a encerrarme, me costó desempacar mi maleta con el montón de cosas que tenía en la cabeza, por lo que solo me limité a acostarme, tapándome con la sábana hasta la barbilla y mirando el techo.

Ayer no pude dormir bien con la idea de Luke queriendo hacerle algo a su padre. No estoy segura qué es lo que planea o si de verdad lo hará. ¿Creo que un hombre como Andrew se merece su merecido? Sí, lo creo, pero no quiero que Luke sea quien se encargue de eso, podrían haber muchos daños colaterales y consecuencias que no quiero ni pensar en ellas.

Este viernes es el aniversario de la iglesia, por lo que sé que mamá me pedirá que le ayude con la organización, solo espero que esas cosas me ayuden a distraerme. Desde que paso más tiempo con Luke siento que he abandonado el grupo de la iglesia, a Mónica y a la demás.

Realmente estoy curiosa sobre a qué se refiere Luke con hacerle pagar a su padre, pero a la vez temo saberlo.

Pasan los minutos y la gente comienza a llegar, el templo se va a llenando y no tarda para que la música de bienvenida resuene en el lugar. A los lejos veo a mis padres hablar con el Sr. Hemmings que acaba de llegar. Me pregunto si Luke andará cerca, es lo más probable.

Al rato, mis padres se vienen a sentar a mi lado, los demás lugares se ocupan y es ahí cuando el Pastor ya está subiendo al púlpito que veo a un joven alto salir por la puerta de cristal que da al cuarto de preparación.

Va de negro, con la camisa remangada de los brazos y prensada en el pantalón de tela. Te quita el aliento verle.

Luke atrapa mi mirada, le veo sonreír ligeramente para luego ir a tomar asiento en la primera fila al lado de su madre.

El culto comienza y no puedo despegar mi vista de Luke mientras mi mente es un lío.

***

El salón se llena de aplausos y gritos de júbilo una vez la predica da su fin, la música suena ligeramente de fondo y no tarda para que la gente empieza a levantarse de sus asientos para irse.

Mis ojos van directo a la espalda de Luke, quien no se ha levantado, su madre por otra parte ha ido donde su marido, casi al fondo del estrado. Mi celular vibra al mismo tiempo en que él se levanta, de inmediato lo tomo para comprobar mi pensamiento y efectivamente es un mensaje suyo.

"Nos vemos en el estacionamiento"

Alzo la vista solo para encontrármelo viéndome desde su lugar, seguido empieza a caminar hacia la salida junto el tumulto de gente.

— ¿Los espero en el auto? —pregunto a mis padres, ellos me ven curiosos, pero asienten, sé que ellos piensan ir a hablar con otros hermanos de la iglesia, siempre lo hacen.

Espero que la salida no esté tan congestionada, por alguna extraña razón siento un nudo en mi garganta y los nervios me invaden, no sé de qué quiera hablarme Luke o es que si acaso quiera decirme algo. Ya no sé qué esperarme.

Bajo las escaleras con cuidado para no tropezarme y cuando voy caminando hacia el auto de mis padres que está debajo de un árbol para que le dé sombra, Luke está levemente recostado en la parte trasera, de brazos cruzados y viéndome.

—Hola —musito una vez me pongo enfrente de él.

—Juliet —dice mi nombre con una sonrisa en sus labios, sus ojos me analizan toda y luego tiende una de sus manos hacia mí.

No dudo en agarrarla. Luke me jala consigo para abrazarme, enrollándome entre sus brazos.

Le siento dejar un beso sobre mi cabeza y eso me hace sonreír.

— ¿Cómo estás? —pregunta, me separa de él para verme al rostro, sus manos sosteniendo mis hombros y sus ojos viéndome con calidez.

—Bien, creo.

Una de sus cejas se alza.

— ¿Crees?

—Luke-

— ¿Qué sucede?

Ha apartado cualquier agarre en mí, ahora solo me observa expectante.

—No puedo dejar de pensar en lo que dijiste-

— ¿Y eso es...? —interrumpe curioso, frunzo el ceño y me cruzo de brazos.

— ¿Podrías no interrumpirme más?

—Sí, sí, lo siento —murmura y me sonríe apenado.

—Bueno, el día anterior a irnos de la cabaña, en tu habitación... ¿Realmente hablabas en serio?

Su expresión no revela nada al oír mis palabras, esperaba sorpresa o pena, pero su ceño se mantiene serio, sus ojos azules no se despegan de los míos y eso me pone un tanto incomoda.

—No estaba bromeando.

Sus palabras salen con frialdad, me encojo en mi lugar y antes de que pueda decir algo, Luke comienza a desabotonarse su camisa negra, le veo confundida, no puedo evitar ver hacia las demás direcciones en busca de alguien observándonos, pero estamos algo lejos de los demás autos.

— ¿Qué haces? —cuestiono alarmada, pero él no me presta atención, no se la desbotona toda, solo lo suficiente como para descubrir su brazo con facilidad.

Entonces lo noto, tiene un rayón largo en su brazo derecho, está lejos de estar sano, de hecho, puedo notar la herida sollamada, seguro por la fricción con la tela de la camisa.

Me llevo las manos a la boca, anonadada, mis ojos no se despegan del rayón hasta que Luke se lo cubre nuevamente y se abotona la prenda. No sé qué decir, es como si un gran peso me hubiese caído al estómago, mi cerebro empieza a maquinar y a atar cabos y cuando la respuesta me golpea, mis ojos lagrimean.

—Cuando estabas discutiendo con tu padre, escuché que algo se quebró... ¿Fue él?

—Ese fui yo, estrellé un retrato de su escritorio, pero él agarró uno de los cristales en el suelo y cómo pudiste ver, me arañó el brazo, sacó bastante sangre, no te diste cuenta porque me lo vendé antes de verte.

Me duele verle así, quisiera protegerle, hacer algo para que deje de pasar lo que pasa, me da nauseas saber que su cuerpo esconde heridas y golpes producto de la persona que se supone tienes que llamar padre.

—Desde que discutimos en la cabaña se ha puesto más agresivo, más violeto, temo por mi madre, Juliet, quiero hacer algo al respecto, no habrá justicia de otra forma teniendo en cuenta la reputación de mi padre, ¿Sabes lo que te digo?

Asiento lento, sé que tiene razón, pero eso no significa que sus palabras no me revuelvan el estómago. Me siegue haciendo ruido toda esta situación.

Le veo a los ojos, Luke se acerca a mí y coloca sus manos en mis hombros con gentileza.

— ¿Qué piensas hacer, Luke? —la pregunta sale con dificultad.

—Confía en mí, Juliet.

Y vuelvo a asentir, sin saber en qué me estoy metiendo exactamente.

***

Es martes y mamá va de un lado a otro en la casa con el teléfono en la oreja y dando órdenes, el viernes es el aniversario por lo que su estrés para que todo esté perfecto es alto.

Yo solo me limito a verle desde el taburete de la cocina mientras termino mi ensalada de frutas, cierro los ojos al masticar porque la verdad es que estoy muy cansada, no he podido dormir adecuadamente, menos el domingo y ayer, ayer fue suerte si dormí más de 3 horas.

Hoy no sé lo que me espera, pero sé que no es bueno y que probablemente me quite más horas de sueño estos próximos días.

Luke vino ayer a mi casa para hablar a eso de las 6pm, el cielo estaba comenzando a tornarse rojizo por el atardecer. Después del domingo, quedamos bien, o al menos tranquilos, nos despedimos porque mis padres venían hacia el auto. Hablamos por teléfono y agradecí que él se dedicara a tranquilizarme.

Y ayer cuando vino estuvimos hablando en el porche.

—Juliet, fue un error haberte dicho lo que te dije —expresó con pesar al ver mi expresión de cansancio, se había apoyado en las barandillas de brazo de cruzados, yo me quedé quieta en el medio.

—No, no, Luke —le detuve y me acerqué más hacia él—, Me hace sentir bien que me lo hayas dicho, significa que confías en mí, ¿No?

—Sí, confío en ti, Juliet —aseguró y no tardó en agarrarme de las manos—, pero no creo que sea correcto meterte en esto.

—Luke, quiero ayudarte, quiero estar para ti.

—Vale, pero Juliet-

—No, déjame, por favor.

Sus ojos azules me observaron serio, examinando mi rostro, en busca de arrepentimiento, pero al ver que no me lanzaba hacia atrás, asintió lento.

Apartó la mirada, para ver sobre mi hombro, hacia las ventanas de mi casa y entonces habló:

—Hay un plan.

Tragué duro, agradecí que Luke me tuviese de las manos.

— ¿Un plan?

—No puedo decírtelo hoy-

— ¿Cuándo?

—Mañana, ven conmigo a un lugar.

Bajé la mirada, confundida y aturdida, no sabía en qué me estaba metiendo, pero no quería apartarme, quería ayudar a Luke porque muy en el fondo también sentía rabia por la situación de mi novio.

Y ahora, mientras desayuno y observo a mi mamá hablar por teléfono, solo puedo pensar en lo que pasará hoy mientras espero que Luke venga por mí.

Los minutos pasaban, mi celular vibra en señal de una llamada entrante y no hace falta que vea el nombre, sé que es Luke, quien ya está a las afueras de mi casa, esperando que salga a su encuentro.

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