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veinte☆

La próxima vez que veo a Luke es el domingo por la mañana, en el estacionamiento de la iglesia, está apoyado en la parte trasera del auto de su padre, lleva puestas unas gafas negras, lo que da un aspecto un tanto sombrío y serio, su vestimenta es la que siempre usa para venir acá: presentable y formal, pantalón negro de tela y una camisa blanca recogida de los brazos. Se ve bien.

No dudo en acercarme donde él. Mamá y papá van directo al templo, no me dicen nada cuando ven que me desvío.

—Mírate, con vestido y todo —es lo primero que me dice cuando estoy enfrente suyo— ¿Es una fecha especial o algo?

—De hecho, sí —contesto, provocando que Luke se quite las gafas, confundido—. Es el cumpleaños de mi madre.

—Oh, por eso Carol se veía más hermosa de lo usual —comenta y se vuelve a poner las gafas. Me cruzo de brazos y alzo una ceja. Luke reprime una sonrisa—. No más que tú, claro está.

Pongo los ojos en blanco, pero con mi ánimo más alto que antes. Me coloco a su lado, también apoyándome en el capo del auto con delicadeza.

Es un giro colosal, pero ahora casi disfruto estar junto a él, siento como si hacerle compañía se ha vuelto algo normal, algo que hemos venido haciendo desde hace tiempo. Luke me atrapa viéndole y muestra una sonrisa socarrona. Bueno, aun voy acostumbrándome de sus arrebatos petulantes de pretensión.

A lo lejos observo el auto de los Clifford entrar al estacionamiento, debería sentirme culpable y mal por cómo traté a Michael la última vez que le vi, pero no me albergan esos sentimientos, aunque estoy consciente que debería de dejar de ignorarle y darle una explicación a sus dudas y preocupaciones.

Luke se quita sus gafas, las dobla y las cuelga en el cuello de su camisa. Al ver al cielo entrecierra sus ojos del mismo color.

— ¿Crees que debería hablar con Michael? —cuestiono, causando que toda su atención se dirija a mí. Le veo dudar.

—No sé, es tu decisión, no te voy a prohibir hablarle o algo, si quieres hacerlo pues hazlo.

Frunzo el ceño pensando su respuesta.

—Cambiando de tema, ¿Ya te dije que te ves hermosa en ese vestido? —cuestiona, fingiendo duda. Vuelvo a verle y choco mi hombro con su brazo.

—Cállate —advierto divertida. Es uno de mis vestidos favoritos, lo obtuve en la navidad pasada, es crema con pequeñas flores lilas, de mangas cortas y voladas, ceñido en mi cintura y suelto conforme baja hasta debajo de mis rodillas. Además, he decidido dejar suelto mi largo cabello.

Michael y sus padres pasan caminando a nuestro lado, lo que hace que me ponga firme.

— ¡Juliette, querida! —me saluda su madre, le doy una gran sonrisa, devolviéndole el saludo. No puedo ignorar la mirada verde de mi amigo en mí. Luke también los saluda a todos animadamente, con esa actitud carismática.

—Está tan celoso —me susurra el rubio una vez que los Clifford se alejan hacia las escaleras de la iglesia. Le miro mal.

—Deja eso ya, Luke, no es así.

Luke alza sus manos a modo de rendición.

—Pregúntale si quieres, yo no miento, mentir es pecado, linda —dice con una sonrisa astuta mientras se aleja del auto, quedando enfrente de mí. Me tiende su mano para que lo tome y así lo hago.

—Eres imposible —le digo, ocultando mi sonrisa, pero ambos comenzamos a caminar a pasos lentos hacia el edificio, desde donde ya se escucha la música de bienvenida sonar.

Me lleva escoltada, me ha dado su brazo para que lo entrelace con mis manos. A la vista de todos somos la pareja joven prometedora de la iglesia, algunas señoras nos sonríen y saludan a Luke, obviamente este se porta caballerosamente.

Antes de entrar, decido comentarle lo que me pasó en el centro comercial.

—Me encontré a Bárbara antier —suelto, provocando que Luke se detenga para verme—. En el centro comercial, mamá me mandó a hacer unos recados con Mónica.

Puedo notar cierto pánico en sus ojos.

— ¿Le dijiste a Mónica? —es lo que pregunta.

—No, claro que no, no te mencioné para nada —respondo enseguida. Nos hacemos a un lado de la entrada, apartándonos de la gente que va entrando al culto—. Le mentí —confieso, él solo me ve sorprendido.

— ¿Qué quería Bárbara?

—Solo se acercó para saludarme, fue un tanto raro —Luke asiente lento, espera a que diga más, así que lo hago—. Me dio un frasco raro, algún conjuro o algo así.

— ¿Eso hizo? —cuestiona extrañado, luce verdaderamente confundido.

—Es una bruja —reclamo lo más bajo que puedo, pero trato de enfatizar mis palabras para que le caigan peso y note la gravedad. Luke asiente.

—Sí, ¿Qué hiciste con el frasco?

—Sigue en mi bolso, no me atrevo a sacarlo —declaro y me encojo de hombros—. Dijo que era protección.

—Uhm —musita, sigue atónito—. Hablaré con ella si eso te hace sentir mejor, le diré que no vuelva a darte nada de sus cosas.

—No pareces preocupado de lo que ella es —le reclamo seria. Él se encoje de hombros.

—Linda, lo que haga Bárbara no son mis asuntos, con tal que no me moleste a mí.

—Sabes que está mal —insisto.

—Hay muchas cosas que están mal, y créeme, la mayoría sentados allá esperando la palabra de Dios son peor o igual que los que no.

No digo nada porque sé que tiene razón, él mismo me ha demostrado que las apariencias engañan y las personas dicen ser cosas que no. Así que solo asiento.

—Vale, es solo que me sorprende que seas amigo de alguien que tenga esas prácticas.

—Bárbara es inofensiva —es lo que me dice seguido de poner los ojos en blanco, me da su mano a la espera que la tome y lo hago para entrar de una vez al culto. El Sr. Hemmings ya está en el pulpito alistando sus cosas.

***

Luke y yo nos separamos en el momento que el culto dio su inicio, ya que él, siendo una figura importante, se siente en la primera fila, yo me siento unas cuentas más atrás. A mis padres nunca les gusto estar tan al frente. Fueron dos horas demasiadas largas, trataba de no dormirme, así me dediqué a leer superficialmente la biblia de mi madre.

Al terminar, todos aplauden, satisfechos con la predica, suelto un largo suspiro, me levanto de mi asiento y sin alargarlo más, me dirijo hacia donde están situados los Clifford. Pasé decidiendo gran parte del tiempo debatiéndome sobre si debería pedirle disculpas a Michael por haberle estado ignorando.

—Oh, Juliette, linda, ahí estás —dice la Sra. Clifford al verme, eso llama la atención de mi amigo porque alza la mirada rápidamente para comprobar que en realidad soy yo. Les doy una sonrisa apenada.

—Si no es molestia, me gustaría hablar con Michael —les pido, sus padres sonríen, pero su hijo no.

—Claro, Michael ve con Juliette —le ordena su padre. Sabía que esta era la única manera que él hablara conmigo.

Él asiente, deja sus cosas con su madre y viene a mi encuentro. Me dispongo a caminar hacia la salida con él. Vamos a pasos lentos porque todos hacen lo mismo, buscando llegar al estacionamiento.

Le veo de reojo en silencio, luce aburrido, mira con cansancio a la señora que va delante de nosotros.

— ¿Y cómo estás? —suelto mi primera pregunta.

—Bien, algo sorprendido de que hayas decidido hablarme.

Presiono mis labios en una fina línea, porque sé que tiene razón.

Giro mi cabeza para ver hacia atrás y mis ojos atrapan a Luke, quien ya tenía su vista puesta en mí. Luce serio.

—Sobre eso quería hablarte —regreso mi atención en Michael. Ya estamos a las afueras, nos dirijo hacia unas bancas y me siento. Michael se queda viéndome en pie—. Lo siento, no debí ignorarte.

—Vale, ya te disculpaste, puedes regresar con Luke —dice, lleva sus manos metidas en los bolsillo de su pantalón caqui, su ceño está ligeramente fruncido. Pongo los ojos en blanco.

—Michael, ¿Puedes parar? Estoy tratando de disculparme.

—Tienes razón, estoy siendo demasiado duro contigo —acepta y decide sentarse a mi lado. Sus ojos buscan los míos, hay pena en ellos.

—Michael, somos buenos amigos desde hace años, no me gustaría perderte, me di cuenta que te extraño —confieso, sus ojos verdes se suavizan al oírme.

—También te he extrañado.

— ¿Sí me disculpas?

—Sí, sabes que no podría enojarme contigo mucho tiempo.

Asiento y se me es inevitable no recordar las palabras de Luke de que le gusto a Michael.

— ¿Así que lo tuyo con Luke va realmente en serio? —decide preguntar. Me encojo de hombros.

—Supongo, no lo sé, me gusta —suelto confusa. Michael asiente lento.

—Me preocupa, ya sabes, no me da buena espina.

No quiero que Michael se sienta como un paranoico, porque al fin y al cabo, él tiene cierta razón, Luke no es un ángel, y si fuese uno sería el mismísimo Lucifer.

—Michael, tranquilo, Luke no es malo —digo para tranquilizarlo, pero sé que eso no sirve de nada.

— ¿Así que no fue quién hizo que dejaras de hablarme?

Cierro los ojos unos instantes, tratando de hallar paciencia.

—No, me aparté de ti porque tú solo sabes criticarle y sacar un montón de prejuicios hacia él.

Soy honesta con Michael y la verdad es que no sé cuál sea su reacción porque él se limita a verme con una expresión inmutable.

A los segundos asiente, se reincorpora, quedando firme en su asiento, viendo hacia el frente. No decimos nada por el momento y el silencio que tenemos se me hace una tortura, no importa la bulla de los demás que van y vienen de la iglesia, los motores de los autos en el estacionamiento y los instrumentos dentro del templo que siguen tocando. El silencio de Michael logra opacar todo aquello.

—Di algo —demando.

— ¿Qué quieres que diga?

—Lo que piensas.

—Es solo que se me hace extraño que me digas eso cuando tú hacías lo mismo —expresa y puedo sentir cómo todo el aire sale de mí. Lo que hace todo peor es cuando sus ojos hacen contactos con los míos para luego mostrarme una sonrisa apretada—. Pareces sorprendida.

—Lo estoy —susurro—. Tienes razón. Soy una hipócrita.

—No, Juliette, nunca dije eso —Michael lleva una de sus manos hacia la mía y comienza a negar—. Ya, dejemos eso atrás, ¿Sí?

Asiento, pero la extraña sensación que me dejaron sus palabras cargadas de verdad es inmensa.



Espero les haya gustado, voten y comenten ♡ les tkm

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