Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

diecisiete☆

— ¿Querida, estás bien?

Aparto la mirada de la ventana para encontrarme con la mirada de mi padre a través del espejo retrovisor, presiono mis labios en una fina línea y asiento.

—La comida me cayó pesada, creo —respondo y eso le complace porque sigue manejando tranquilo. Y la verdad es que la comida no fue lo único que me cayó pesado.

Al despedirnos de los Hemmings, jamás me había sentido tan mal en mi vida, el ver a los ojos a aquel hombre sabiendo lo que le hacía a su mujer e hijo... repulsión. ¿Por qué alguien haría algo como eso? ¿Por qué tiene que esconder su violencia detrás de Dios?

Al llegar a casa voy directo a mi habitación, me cambio por mis pijamas y voy a encerrarme al baño, mojo mi rostro y cepillo mis dientes. Me quedo unos minutos ahí, viéndome al espejo mientras trenzo mi cabello para luego ir a la cama.

La mirada de Luke llena de vulnerabilidad sigue marcada en mi mente, hasta sueño con ella cuando me voy a dormir.

***

Mamá me pregunta dónde voy cuando me ve arreglada, frunzo el ceño y veo a mi vestimenta... no estoy arreglada, no es como si me tomé más tiempo del necesario alistándome solo porque voy hacia la casa de Luke, no, claro que no.

—Te lo comenté más temprano —le recuerdo y ella solo alza sus cejas.

—Oh, pensé que no era algo seguro, en ese caso, no tardes tanto, ¿Sí? —hay una sonrisa llena de encanto, por supuesto que le fascina la idea de una posible relación seria entre Luke y yo. Si fuese otro muchacho pusiese peros.

—Vale, adiós —me despido a la vez que le doy un beso en la mejilla. Tomo mi bolso pequeño y me lo cruzo por el hombro al salir de casa.

Peino con mis manos mi largo cabello colocándolo hacia un lado. Traté de vestirme lo más cómoda posible, pero también que se viese bonito. Unos jeans de tiro alto y una camisa lila de abotonar con bordes de flores y mis zapatillas negras.

— ¡Juliette!

Mi nombre es gritado desde la otra calle, quisiera hacer como si no he escuchado, pero es imposible teniendo en cuenta que Michael ya está en la acera de mi casa. Bajo los escalones del porche, yendo a su encuentro.

—Hey, Michael —saludo, veo la hora en muñeca y suspiro.

— ¿Vas a algún lado? —me pregunta y yo asiento.

—Sí, iba saliendo.

—Oh, entiendo, solo quería hablar contigo, ya sabes, como antes, cuando solíamos ser amigos.

Frunzo el ceño y suelto una risa ante la bobería que ha dicho.

— ¿De qué hablas? Seguimos siendo amigos, Michael.

—Pues no pareciera, con eso de que ahora te la pasas más pegada a Luke, pensé que no te agradaba —argumenta, me cruzo de brazos, viéndole directo a sus ojos verdes.

—Luke no es un mal chico, deberías de dejar tu prejuicio.

—Ya veo, te ha lavado el cerebro.

—Michael, ¿Es en serio? —espeto, ya cansándome con su actitud. Michael niega y copia mi postura.

—Juliette, solo extraño a mi amiga, a la vieja Juliette.

— ¿A la vieja Juliette? —interrogo con confusión.

—Luke te ha cambiado.

—Bueno, pues qué bien —contesto, tomándole por sorpresa, alzo mis brazos en señal de exasperación y retrocedo unos pasos—. Nos vemos, Michael.

— ¿Vas dónde él? —sus ojos me ven lastimado.

—Sí —me limito a responder para luego darme la vuelta y seguir con mi camino.

En el camino trato de no pensar en Michael, quizás me estoy enojando con él por algo tan simple, pero a la vez siento que no entiendo qué espera de mí.

No tardo mucho en llegar a la residencial, por razones de seguridad me piden mi identificación y preguntan a qué casa voy. Luego me dispongo a caminar por las calles llenas de casas iguales y preciosas. A lo lejos mi mirada cae en el jardín delantero de la Sra. Hemmings, rosas y orquídeas sembradas dando la bienvenida a cualquiera.

Subo los escalones de la casa, le había mandado a Luke un mensaje más temprano sobre la hora que llegaría, por lo tanto espero que esté atento y para mi suerte es así porque es que abre la puerta tras haber timbrado es él.

Me encuentro atrapada ante su presencia, va tan casual, como esos chicos que salen en anuncios juveniles o modelos, tengo que admitir que su apariencia me descoloca, pero de una buena manera. Luke lleva unos pantalones grises con un ligero y sutil patrón cuadriculado en ellos, unos converse negros y una camisa blanca con letras en negro y rojo impresas, su cabello es un desastre, como si hubiese pasado incontable veces sus manos por él.

— ¿Vas a entrar o te quedarás viéndome? —Cuestiona con una ceja alzada y cruzado de hombros—. No muerdo, Juliette, ven.

Y no puedo evitar mostrar una sonrisa que trato de reprimir al instante. Me alivia de cierta manera que el Luke picante y ligeramente engreído haya regresado, eso me indica que su estado de ánimo ha vuelto a la normalidad.

Caminamos en silencio hacia el interior, con mi mirada busco la presencia de alguno de sus padres, con cierto temor de toparme al pastor Hemmings, creo que no podría enfrentar a ese hombre tan despreciable, he pasado toda la mañana dándole vueltas al asunto y he llegado a la conclusión de que no quiero volver a escuchar sus predicas, después de todo estoy segura que están cargadas de pura hipocresía.

—Mamá está arriba leyendo —me comunica, entramos a la cocina, me quedo quieta observándole cómo saca una botella de agua helada—. ¿Quieres algo?

—No, gracias.

Asiente, se da la vuelta para verme mientras bebe de la botella. Su mirada no se despega de la mía en ningún momento.

— ¿Qué?

—Pensé que ibas a terminar arrepintiéndote de venir.

Frunzo el ceño.

—Te dije ayer que vendría, yo cumplo mi palabra.

—Ya lo veo —dice y deja a un lado el agua—. Te queda bien el color lila, por cierto.

Mis mejillas me traicionan al sonrojarse ante ese simple cumplido.

—Gracias.

—Ven, vamos —me indica, me ofrece su mano y no dudo en tomarla mientras nos dirigimos al jardín trasero. Y otra vez quedo fascinada, tenía razón, se ve más precioso todo a la luz del día.

Luke me hace subir por unas escaleras de metal que están a un lado del jardín, estoy confundida, pero le hago caso, trato de no pensar que mi trasero queda a su altura y trepo a cómo puedo en el techo, estando arriba observo cómo él sube sin dificultad, sus brazos flexionándose ante la fuerza de impulsarse hacia arriba, me quedo embobada viéndole y por suerte él no lo nota.

— ¿No nos caeremos? —cuestiono nerviosa, ambos estamos de pie, sobre una parta baja y plana del techo de la casa, a lo lejos se pueden apreciar las demás viviendas y las calles.

—No, estamos sobre el garaje, solía venir acá a veces para estudiar o escuchar música.

Le veo expectante cuando él se agacha para sentarse como si nada, me obligo a hacer lo mismo, quedando a su lado.

— ¿Cómo sigues de tu abdomen? —pregunto luego de un rato en silencio.

— ¿Quieres ver? —su mirada es divertida y pongo los ojos en blanco cuando me guiña uno y hace como si se fuese a subir la camisa. No tiene remedio a veces.

—No seas tonto, hablo en serio.

—Vale, sigue igual que ayer, las pastillas para el dolor ayudan —responde, sus ojos examinan mi rostro y suspira—. No te preocupes por eso, Juliette, estoy bien, ya he pasado por esto.

—Es eso lo que no me gusta —suelto y comienzo a negar lento—, que ya hayas tenido que pasar por eso, nadie debería de vivirlo.

—No entiendo cómo te puede llegar a afectar tanto —su tono ahora es un susurro que va con la brisa del viento que nos roza estando acá. Aparto la mirada para ver los techos de las demás casas y me encojo de hombros.

—Simplemente me preocupo por ti.

— ¿Y eso por qué?

Me quedo callada, temiendo que lo que salga de mi boca vaya a perjudicarme.

—Además, me afecta haber estado respetando a un hombre que no se lo merecía durante mucho tiempo.

—Esa parte la entiendo.

—Cuéntame algo —decido cambiar de tema, Luke me mira expectante—. ¿Cómo conociste a Ashton?

Luke hace una mueca, como si aquello fuese algo de lo que prefiriera evitar hablar.

—Bueno, en la universidad, es dos años mayor que yo, teníamos un amigo en común que nos presentó en una fiesta.

Le veo sorprendida.

— ¿En una fiesta? ¿Cómo son?

—No son la gran cosa, la mayoría va embriagarse y drogarse o encontrar con quién acostarse —me dice con honestidad y el solo pensar en Luke ligando con otras chicas me deja un sabor raro en la boca.

— ¿Te has emborrachado y drogado? —pregunto curiosa, la mirada que me da él me responde que sí.

—Nunca te metas en esas cosas, Juliette, eres demasiado pura.

Sus palabras me hacen fruncir el ceño y le veo mal.

— ¿Pero tú sí?

—Ya es muy tarde para mí, ya me he perdido —susurra para luego dejarse caer hacia atrás y acostarse, sus ojos se entrecierran por la claridad del cielo, por lo que me ve a mí—. Ven —extiende su mano, le veo reacia, no quiero ensuciarme, pero Luke parece no aceptar un no, por lo que acepto su mano y me acuesto a su lado, ocupando su brazo como almohada.

Aspiro su colonia con disimulo, huele tan bien, el calor que me proporciona es algo que jamás había experimentado antes, jamás había estado con un chico así.

—Si pudieses regresar atrás y cambiar algo, ¿qué sería? —cuestiona, alzo mi cabeza para verle, pero este tiene los ojos cerrados.

—No lo sé, nunca había pensado en ello.

—Yo me acercaría a ti desde hace mucho antes —confiesa y siento cómo mi respiración se corta por un instante—. Me agradas bastante, Juliette.

Me quedo en silencio, estoy segura que los latidos de mi corazón se llegan a escuchar.

—También me agradas.

Luke abre uno de sus ojos con cierta diversión y bufa.

—Si agradar significa que te gusto demasiado, entonces bien —bromea, le veo mal y decido dirigir mi vista al cielo.

—Sí que eres nefasto.

—Shhh, calla —susurra y me aprieta más a sí—. También me gustas.

Mis mejillas arden ante sus palabras y quizás esta vez que me dice algo como eso sí le creo. 


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro