Carta número 33
"Querida Emily:
No hace falta decir otra cosa...
¿Queres ser mi novia?"
Dejé la carta sobre su mesa y salí al receso. Ella estaba hablando con Raúl.
De un segundo a otro, él la besó y ella lo correspondió.
Me escondí tras ellos. Al separarse, él le habló.
- ¿Quieres ser mi novia?
Emily no respondió.
- Em, di algo...
- No se Raúl...
- Te amo Emily... Quiero estar contigo.
Mis ojos se humedecieron.
- Bueno, dale.
Sentí un fuerte dolor en mi pecho.
Volví al salón. Escribí otra carta.
"Emily Moledo:
Ya no voy a molestarte. La carta anterior destrozala, quemala, haz lo que quieras con ella. Ya no importa. Ya perdí. He llegado tarde.
Olvidate de todo lo que pasamos juntos. Empezare otro camino, sin ti. Me duele mucho y quiero verte feliz.
- ¿Estas bien?
Alcé mi vista, dejando la carta casi a la mitad. Era Lupe.
- Si sólo... Estoy bien. No importa.
Sonrió y se alejó. He vuelto a escribir.
Bueno Emily esto es el final de lo que pasó...
Por cierto... Iba a pedirte que vayas conmigo al baile de graduación. Pero no iré, cambié de opinión...
Sigue siendo igual de hermosa y cuidate mucho. No olvides que te amo con mi vida.
Adiós, Em...
Juan Luis Londoño Arias"
La dejé al costado de la otra.
Ella entró y vio las cartas. Leyó la primera y volteó a verme.
Agarré mi mochila y mis cosas. Al demonio las clases, me voy. Total, ya las tengo a todas aprobadas.
- ¡Juan!
Quiso detenerme. Llegó a agarrar mi muñeca, me solté.
- Adiós Emily.
Salí del salón y me desmoroné por completo.
Quedé de rodillas en el suelo, con un horrible ataque de nervios. La directora corrió a mi.
- Tranquilo... Vamos.
No podía moverme. A todo esto, empezaron a salir todos de las aulas.
Como pude me levanté y, con ayuda de la directora, salí afuera. Me trajo agua y se sentó a mi lado.
- ¿Llamo a tus padres?
- No están... Han... Viajado por trabajo.
- ¿Hermana? ¿Tios? ¿Abuelos?
- Mi tía Yudy...
Asintió y llamó a mi tía.
Media hora después ella estaba acá. Le explicaron de mi ataque de nervios y dijeron que no era necesario que siga viniendo. Era opcional lo de fin de año. Lo obligatorio era entrega de diplomas y eso es en dos semanas y media.
- ¿Y eso?
- Emily... Otro día te cuento.
Me acompañó a casa.
- Iré por los niños a su colegio. No hagas locuras.
Besó mi frente y me abrazó.
- Te amo sobrino.
- Yo también tía...
Intenté sonreir. Se fue y yo me fui a mi cuarto.
Iba a costar, pero lo lograría.
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