"Querida Emily:
Te amo, castaña hermosa.
Buen día"

- ¡Juan ya bas... Basta!

Emily se retorcía debajo de mis cosquillas.

- Admite que me quieres.

- ¡Ya si! Te quiero. Deja de... De hacerme... Co.. Cosquillas.

Besé su mejilla antes de alejarme de ella. Sonrió y se quedó acostada en mi cama.

- Se me ha hecho tarde... ¿No hay taxis por aquí?

Negué.

- Te llevo a tu casa.

- ¿Sabes manejar?

- Si. Algo.

Subimos al auto de mi mamá y comencé a manejar.

- Oye... ¿Quien te gusta? Si puedo saber.

- Una chica.

Reí.

- Pero... ¿Lo sabe?

- No se... Creo que sabe algo pero no se asegura.

- ¿Quien es? Bueno, si la conozco.

- No se, creo que si.

Sonrió y se apoyó en mi hombro.

- Oye... El otro sábado voy a hacer una pijamada en casa. Imagino que irás.

- No se... Tal vez. ¿Alguien conocido irá?

- Victor, Florenza...

Asentí. Frené en un semáforo y la miré.

- ¿Vas a teñirte mañana?

- Sip. A la mañana temprano. Faltare a la primer hora.

- Estas loca.

- Yo se así todo me adoras.

Apretó mis mejillas y rió.

Me acerque rápido y le di un beso.

- Y mucho.

Sonrió. Agarró mi rostro y me beso de nuevo. Esta vez, un beso mas largo.

- Te quiero, idiota.

- Yo también te quiero, loca.

Volví a besarla y seguí manejando.
Al llegar, baje junto a ella.

- ¿Nos vemos mañana entonces?

Agarre su cintura y sonreí. Puso sus brazos en mis hombros y sonrió igual.

- Sip.

La abrace despacio.

- Nos vemos hermosa.

- Nos vemos.

Volvimos a besarnos. La solté y entró a su casa.
Luego volví a la mía y me acosté con una estúpida sonrisa en mi rostro.