- Toma... Este es el primero.

Me dio una bolsita. La abrí y saqué una caja.

Era una cadenita de oro y plata. Tenia un dije que era un sobre y detrás tenía grabado algo.

"Te amo♡"

Sonreí y no dudé un segundo en ponerla sobre mi cuello.

Y además tenia un reloj que tenía detalles en azul.

- Gracias, es hermoso...

- Me alegra que te haya gustado. Después de la fiesta... ¿Podrias llevarme a mi departamento? Mi coche se ha descompuesto y yo vine con mi mamá y George...

- Si, por eso no hay problema.

Sonrió.

- Vamos a bailar un rato.

¿Un rato? Casi toda la noche bailamos juntos.

Estuve un rato hablando con Lupe, Raúl, Ismael, Víctor y otros ex compañeros de Secundaria. También tenía tiempo sin verlos. Cada uno hizo su vida a su manera.

No tomé absolutamente nada de alcohol. Hoy no tenía ganas, sinceramente. Después de la última resaca, ni ganas de beber nuevamente.

Una vez que la fiesta terminó y acomodamos el salón, llevé a Emily a su departamento.

- Amm... ¿Quieres pasar?

- Si no molesto...

- Claro que no. Ven.

Ambos subimos al ascensor del edificio.

Me moría por besarla otra vez. Queria hacerlo.

Emily me miró y se acercó a mi.

- ¿Quieres tu sorpresa?

Asentí con la cabeza. No podía hablar de los nervios. Estaba tan cerca de mi y mis pensamientos me torturan.

Entramos a su departamento.

- Sigueme...

Empezó a caminar, la seguí.
Entramos a su habitación y casi me obligó a acostarme en la cama.

¿Que haría? No se.

- Esperame, ya vuelvo.

Agarró una bolsa y se fue, a lo que supongo que era el baño.

Salió con una lencería roja en su cuerpo. Me quede helado viéndola.

Tiene un cuerpo hermoso.

Se acercó a mi y sonrió.

- ¿Y?

- Dios... Esto es...

Se acerco a mi rostro. Miré sus ojos, el color verde me hipnotizó.

- Haz lo que quieras conmigo...

- Quiero que bailes... Por favor...

Rió

- ¿En serio? ¿No vas a...?

- Si... Pero haz eso...

Sonrió y puso música. Empezó a bailar delante de mi, yo sólo reía.

Los nervios me mataban.

Siempre imaginé esto y ahora que está pasando soy tan... Vulnerable.

Se acercó a mi y por fin nos besamos. Después de tanto tiempo, después de tantas cosas, nos besamos otra vez.

Ella fue sacando mi ropa de a poco hasta dejarme en ropa interior.

Desabroche su brassier y lo quité, tirándolo a algún lugar de la habitación.

- ¿Piercings? ¿En serio?

Reí. Se sonrojo.

- Me da mas placer...

Subí sobre ella, volviéndo a besarla.

El aire se volvió fuego. Demasiado calor.

Toqué cada parte de su delgado y frágil cuerpo. Escucharla gritar era la gloria.

No hay explicación para lo que sentimos. Tanto placer, tantos movimientos, tanta pasión. Es indescriptible.

- Emily...

Grité antes de caer sobre ella. Me costaba respirar. Tenia el cuerpo y mi pelo mojado por la transpiración. Emily también.

- Necesitaba esto...

Rió, besando mi hombro.

- Fue el mejor cumpleaños de toda mi puta vida.

Me levanté y fui al baño para desechar el condón.

- ¿Quieres ducharte?

- Si, por favor.

- Abre la canilla y duchate. Ahora te llevo una toalla.

- Esta bien.

Suspire y me miré en el espejo del baño.

- ¡Emily!

Grite. Escuche sus carcajadas.

- ¿Qué?

- Me hiciste un puto chupón.

Se rió mas fuerte.

- Tambien me hiciste uno...

- Fue debajo del pecho, lo tapas fácil. No en el cuello.

Me dio una toalla.

- Para que las zorras sepan que tienes dueña.

Me dio un beso corto y se fue.

Sólo sonreí y me metí a duchar.

Y de esta forma empiezo mis 24 años...