Capítulo número 37
Narra Emily.
Seis años. Seis malditos años sin él y sin sus cartas. Cuesta, mucho.
A las dos semanas de ello, termine con Raúl. No íbamos bien y yo estaba deprimida asi que no ayudaba en mucho.
Estuve sola hasta hace dos años, donde conocí a Uriel. Un año y un poco mas estuvimos conociéndonos y ahora, hace seis meses estamos juntos. Es gerente de dos sucursales de Ferrari aquí en Miami y además mecánico de aviones. No es el típico chico lindo o algo así, simplemente normal. Ojos café, no muy alto y cabello castaño. Es muy gentil y cariñoso, me gusta. Pero no llego al amor que aún siento por Juan Luis.
Si bien Uriel me consiente en todo y somos muy unidos, no llego a enamorarme perdidamente de él. O sea, si lo quiero y mucho, pero no daría todo por él y la relación.
Mamá se casó con George Clooney. ¿Ironico no? No se ni como demonios se conocieron ni cómo pasó. Pero se quieren y entienden en muchas cosas. Es lo que importa.
Después de terminar mis estudios en Colombia, volví a España con la familia de mi papá y mamá. Hace tres años vine acá y acá me quedé. Por eso conocí a Uriel.
¿Como fue? Bueno, algo loco.
George me quiso regalar un Ferrari por mi cumpleaños. Pero el auto llegó con el motor roto y dos neumáticos pinchados. Fue tal el escándalo que armé, que vino el Gerente a hablar conmigo, o sea Uriel. Compensó lo del auto y además una salida conmigo. Cosa que acepte y bueno, aquí estamos.
Ahora mismo estoy trabajando en la sucursal donde trabaja Uriel. Esto fue por mi cuenta, pues él no trabajaba en esta sucursal de Ferrari y vine yo sola a la entrevista como recepcionista. Luego me ascendieron a oficinas normales y ahora estoy en las de pago. O sea oficina financiera de Ferrari, supongamos.
- Turno 267, adelante oficina 19.
Dije por el parlante. El cliente entró y, al hacer contacto visual, mis ojos se cristalizaron en automático.
- ¿Juan Luis?
- Emily...
Se quedó quieto al igual que yo. Suspire e hice una seña para que se siente delante de mi. Lo hizo y me dio la boleta de su coche en silencio.
Ingresé los datos en computadora.
- 17,500 dólares. Última cuota...
Me entregó el dinero en un sobre. Lo puse en la maquina y esta lo contó.
Abroche el recibo en su boleta y se la devolví.
- Gracias, hasta luego.
- Emily... ¿Que haces aquí?
Lo mire mientras él se levantaba para irse.
- Trabajo. Normal.
- ¿Por qué haz vuelto a mi vida?
- No lo hice, sólo estoy trabajando y esta es una casualidad. Ahora, si me permites, sigo con mi trabajo.
Suspiro y se fue.
Me quede analizando lo que pasó. No podía ser cierto. Sólo es un sueño...
O mas bien Pesadilla.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro