- ¿Estoy bien así?

Tenía puesto un jean azul, una camisa blanca y zapatillas blancas también.

- Si amor... -Mi mamá besó mi mejilla- ¿Seguro que quieres hacer eso?

Asentí.

- Bien... Iremos a casa de tu tía Yudy este fin de semana largo. En todo caso avisa y te enviamos el pasaje.

- Esta bien. Tengan buen viaje y avisen cuando llegan.

Asintió y terminaron de irse.

Me peine y miré en el espejo de casa. Convencido, me fui. Me dejaron un coche así me movía esta semana.

Fui hasta el parque y allí mismo compre una rosa para Emily. Es su flor favorita.

Vi a Emily sentada en un banco.

Me acerqué despacio y me quedé delante de ella. Me vio y se levantó.

- Hola... Querida Emily.

Sonrió.

Me quité los lentes y le tendí la rosa que le compré.

- Me presento... Soy Juan Luis Londoño, el chico que te escribe cartas...

Se quedó quieta. Agarró la rosa y me miró.

- No es cierto.

- Si... Soy yo.

Se trepó a mí y empezó a reirse. La sostuve para que no se cayera.

- ¡No puedo creerlo! -Se alejó un poco- Sospechaba de todos menos de ti.

Se bajó, pero no me soltó.

- Estoy en estado de shock... No es cierto.

- Creeme que lo es, Emily.

Sonreí y miré sus ojos.

- Llevo toda mi vida enamorado de ti... Fuiste u eres mi primer y único amor...

Sus ojos se cristalizaron.

- No... No se que decirte.

- No es necesario que digas nada -Sonreí de nuevo- Puedo darte tu espacio, que lo pienses pero... Quiero que seamos algo más que amigos.

Me soltó despacio y suspiro.

- Es que... Estoy confundida. Dejame aclarar ideas y luego hablamos...

Asentí.

- El tiempo que necesites... Voy a esperar.

Asintió

- Gracias por entenderme.

- ¿Quieres ir a mi casa o a algún lugar?

- Mm... No se.

- Luego te llevo, tengo el auto de mi mamá. Y te digo lo de mi casa porque ellos se fueron de viaje este fin de semana largo así que estoy sólo.

- Esta bien... ¿Podemos ir a Mc Donalds o algo así? Tengo hambre.

Reí.

- Suponía que ibas a decir eso. Vamos.

Agarró mi mano y comenzamos a caminar hacia el coche.