Sé que ahora eres más feliz pero duele.

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La Pascua llegó a principios de este año, y antes de que me dé cuenta, el Expreso de Hogwarts ha vuelto a la Plataforma 9 3/4, la escarcha en las ventanas apenas se ha derretido por los gélidos meses anteriores.
Draco me llevó a un compartimento vacío, me puso un mechón de cabello rubio sucio detrás de las orejas y me dice que me verá pronto, me dice que me mantenga a salvo, me dice que desea que todo sea diferente, pero jura que así será. Me besó como si besarme pudiera salvarle la vida.

Y cuando estamos en la plataforma y él no tiene más remedio que irse a casa, volver a una casa construida sobre la infelicidad; cuando se ha alejado y su mano se ha deslizado fuera de la mía y cree que ya no lo estoy mirando, veo una expresión amarga tirando de su pálido rostro. El es el chico que no tenía elección.

Pero además de sus bordes afilados, Draco se parece cada vez más a su antiguo yo: el chico lleno de sonrisas y comentarios sarcásticos; el chico que me inmovilizó contra una pared y murmuró en mi oído cuando se suponía que éramos enemigos mortales. Esa fue la euforia que vislumbré hoy. Mi cabeza todavía da vueltas por su toque, en mis manos, cuello, luego en mi cintura y luego en mis piernas, y luego se fue. Me arrebaté de repente cuando sus amigos abrieron la puerta del compartimiento. Desafortunadamente.

Salté cuando una mano agarró mi hombro.

—Isobel... —dijo Ginny. Parece sin aliento y algo azotada por el viento—He estado llamando a tu nombre por años.

Intenté desesperadamente sacar mi mente del compartimiento, de mis dedos en su suave cabello...

—Lo siento. Estaba pensando en algo.

Ginny arrugó la nariz.—Espero que no haya sido Malfoy. Te has puesto roja, lo sabes, ¿no?

Sentí que mis mejillas se calientan aún más.
—Solo pienso en deberes.

Ginny me lanzó una mirada que dice que bien podría haberle dicho que estaba pensando en proponerle matrimonio a Filch.

—Independientemente de las cosas desagradables que estén pasando en tu cerebro.—dijo, y reprimí una sonrisa,—tengo algo muy importante que decirte.

Miró a la multitud que nos rodea y luego me empujó detrás de un pilar. Fruncí el ceño.—Qué...

—Remus Lupin está aquí—dijo Ginny en voz baja, sus ojos no sobre mí, sino entre la gente que nos rodea, ansiosa por saber que nadie está escuchando.—Le pregunté si tenía alguna noticia sobre Luna. No ha escuchado nada, pero está seguro de que todos los cautivos están retenidos en—sus ojos finalmente caen en los míos—la Mansión Malfoy.

Las palabras son afiladas como cuchillos, y una masa de preguntas se me lanzan a la vez.
¿Draco y Luna están bajo el mismo techo?
¿Son los padres de Draco los que la mantienen como rehén? ¿Es la mansión Malfoy realmente tan mala?

Parpadeé.—No puede ser. Él lo sabría... Draco habría sabido, seguramente, si Luna estuviera retenida en su casa.

—¿Y si lo supiera?—dijo Ginny con urgencia— Quizás no te lo dijo. Isobel, esta es nuestra única pista.

—Por supuesto que me lo hubiera dicho —dije, dolido porque ella todavía desconfía de él.—¿Está seguro?

—Sí. Remus está seguro.—Ginny asintió lentamente.—¿Es posible que Malfoy no sepa? ¿Que sus padres no le dijeron? Porque realmente creo que Remus está en algo. Es una casa grande e intimidante, con muchas medidas de seguridad; es el lugar perfecto para los rehenes.

Por mucho que deteste la idea de Luna encarcelada en alguna habitación, puedo sentir el consuelo arrastrándose en mi corazón. La casa de Draco suena mil veces mejor que la pequeña y fría celda en la que la había imaginado.

—No puedo enviarle cartas.—dije—Aún están siendo monitoreadas. Supongo que tendré que... aparecer. Haré todo lo posible por sacarla

Ginny dudó.—¿Es eso seguro?

—Más seguro que Luna pasando otro día encerrada. Como dijiste, es solo una pista. Si Luna no está, saldré tan pronto como lo sepa. Además —dije, observando cuidadosamente la expresión de Ginny—Draco no dejará que nadie me lastime.

Ginny hizo una mueca.—¿Puedo ir yo también? No quisiera entrometerme en tu besuqueo, pero como la vida de Luna está en juego...

Resoplé.—¿Estás bromeando? ¿El gran amor de Harry Potter, en la Mansión Malfoy? No es una posibilidad, Gin. Y sin ofender, pero Draco realmente no se preocupa por ti. No se molestaría en protegerte, si algo sale mal.

—El sentimiento es mutuo—se quejó Ginny. Pasó una mano por su cabello largo y llameante; un intento mal enmascarado de ocultar el sonrojo que surgió ante el comentario de Harry—¿Cuándo vas a ir?

—Esta noche, por supuesto—dije , y Ginny parece alarmada—Tengo que irme esta noche. ¿Y si no la están alimentando? ¿Y si están...

No puedo continuar, pero Ginny ya había aceptado.—Tienes razón—dijo ella—Hace meses que se ha ido. Ten cuidado, Iz.

—Estaré bien— Y a pesar de que yo no creo una palabra de eso, digo: Probablemente todos se distraigan con el regreso de Draco de todos modos. Demasiado distraídos para... Para notar a Luna y a mí.

—Correcto—dijo Ginny, pero puedo decir que ella tampoco lo cree. La verdad permanece incómoda en el aire entre nosotros: la mansión Malfoy es un lugar peligroso para visitar, y aún más peligroso para entrar o salir.

—Estaré bien—repetí—Si alguien puede entrar, soy yo. Además, Draco ayudará.

—Ojalá pudiera ir —dijo Ginny con nostalgia—Sería más fácil con nosotras dos...

—No puedes—dije brevemente—Por la forma en que Draco habla de ello, no parece exactamente una casa acogedora y hogareña. De todos modos, he estado allí antes. Estaré bien.

Ginny puso los ojos en blanco.—Mamá no me dejaria ir de todos modos. Es una pena que Neville no esté aquí, le hubiera encantado causar un escándalo en la casa Malfoy.

—Me alegro de que no lo esté —dije sombríamente, y el pensamiento se instala incómodo sobre mí. Si Neville irrumpe en la Mansión Malfoy inevitablemente terminaría en él luchando contra un mortífago y casi consiguiendo que lo maten por centésima vez. Nunca he conocido a Bellatrix Lestrange, pero por lo que he oído, los Carrows solo podrían soñar con su crueldad.

Cuando Ginny me da un abrazo, una emoción que no puedo identificar parpadea en su rostro. ¿Lamento? ¿O el dolor de una profunda preocupación?—Mantente a salvo—susurró—Si te he lastimado, es solo porque me preocupo por ti.

-

Esa noche, me senté con mi madre en un sofá de la sala, tomando té y hablando de nuestro año. Hasta aquí. Crecí en esta casa, conozco cada rincón y cada grieta, pero con mi padre fuera, se siente como un lugar completamente diferente. Mi madre también lo sabe, lo que hace que sea muy difícil salir.

La he echado de menos como loca, pero mientras hablamos, todo lo que puedo pensar es en Luna. Ahora que creo que sé dónde está, es más fácil imaginar su sufrimiento, y con cada minuto que pasa, nuevas ansiedades se apoderan de mi mente. Incluso cuando mi madre me dice lo sola que se siente, incluso cuando derrama lágrimas por mi padre, mi mente solo vibra con la perspectiva de sentirme que Luna tiene que estar a salvo. Es horrible, y me siento culpable, por supuesto que lo hago, pero finalmente, finalmente, esto es algo que puedo mejorar. Finalmente algo que podría arreglar.

Cuando mi madre se levantó para irse a la cama, hace una pausa y se vuelve. Sus ojos azul profundo solían recordarme el océano, pero ahora mismo, todo lo que puedo ver en ellos es dolor.

—Ya no es seguro aquí, Isobel —dijo en voz baja— Lo que hizo tu padre enfureció a los mortífagos. No sé cuánto tiempo más podremos escondernos aquí.

Agarré su mano. Se siente demasiado frágil; mas delgada que lo que recuerdo.

—Entonces muévete, mamá. Sal del país, ve a algún lugar donde sepas que estarás a salvo. Estaré bien aquí, lo prometo.

Ella pone su mano en mi mejilla, sus ojos doloridos.—No te perderé, Isobel —susurró—Nunca, nunca te dejaría.

Pero yo a ti si.

Empujé el pensamiento de mi mente; con impaciencia me limpio las lágrimas mientras me pongo el atuendo más elegante puedo encontrar; blusa sin tirantes, falda ajustada, cualquier cosa que me hiciera encajar en la lujosa mansión Malfoy. Me cepillo el rímel a través de las pestañas y aplico brillo de labios lo más rápido que puedo, canalizando la versión más esnob y prestigiosa de mí misma que puedo reunir. Rizo mi cabello y lo dejo colgando suelto por mi espalda. Luego agarro una pluma y le escribí una nota a mi madre.

Volveré pronto, ¿Que tan pronto?, eso no importa.

Mi madre esta sufriendo, si, pero Luna está sufriendo aún más. Luna, quien me mostró el máximo respeto y amabilidad sin importar lo que hiciera. Luna, quien apoyó todas mis decisiones y es la única persona que nunca me dijo 'no'. Doblo la nota y la dejo en mi cama, una cama en la que no he dormido durante meses. Volveré pronto.

Antes de que pueda pensar dos veces, me giré y desaparecí.