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twenty-seven

NOTA DE LA AUTORA (ANA/MALFOYUH)

¡¡¡Hola!!! Los he echado de menos, gracias por esperar.

este capítulo terminó siendo bastante largo, así que he decidido no publicar el 28 hasta el próximo viernes, pero claramente todavía no puedo mantener un horario, así que voy a dejar de hacer promesas lol, pero ustedes pueden esperar los próximos capítulos muy pronto :)

sólo quería recordar a todos que las reglas de Obliviate son diferentes en los libros de HP que en las películas. aquí, las reglas son un poco diferentes, también. todo se explica a fondo (y no es muy complicado, de todos modos), sólo quiero evitar todos los comentarios "eso no es correcto" porque he hecho mi investigación y he ajustado la información un poco, para adaptarse a esta historia.

este capítulo no tiene tanto contenido de draco/belly como los últimos, pero los próximos ..... ahhh estoy emocionada

por cierto si aún no las has visto, hay unas cuantas listas de reproducción de Spotify para esta historia, puedes encontrar el enlace en mi biografía. aún estoy trabajando en las de YouTube :)

ok espero que lo disfruten :)

***

Francia acá; les recuerdo que yo solo traduzco <3

¡Lean la nota del final! Pls.

***

d r a c o

Draco no podía dormir.

Él no habría predicho eso. Si hubiera sabido que éste sería el peculiar curso que tomaría la vida, podría haber esperado noches tranquilas tras su regreso. Habría pensado que su presencia a su lado en la cama sería un consuelo; un restablecimiento de la normalidad.

En lugar de ello, se sumió en un sueño incesante, inquieto y paranoico. Cada débil ruido era un intruso que irrumpía para alejar a Draco de la mente de Isobel. Cada sombra nebulosa era un espectador, dispuesto a llevársela.

Pero horas después, con la luz del día filtrándose por el dormitorio, Belly seguía a su lado. Un pequeño brazo seguía rodeándolo con fuerza.

Llevaba más de un año soñando con un momento así, y el deja vu era abrumador. Sabía exactamente la mirada de sueño que ella le dirigiría si se despertara ahora, con las pestañas oscuras revoloteando. Sabía cómo se estiraría, el sonido silencioso de su bostezo. Él sabía todo eso, pero ella apenas lo conocía a él. Buenos días, te amo; habría dicho ella hace dos años. Ahora sólo decía una parte.

Ella cambió de posición en su sueño, movió su mano por la camiseta de él para apoyarse en su hombro. Él exhaló, inspiró; agradeció a sus estrellas de la suerte que ella prefiriera estar aquí, en lugar de estar sola en su casa. Finalmente, se quedó dormido.

***

i s o b e l

Había demasiado espacio a su lado cuando se despertó. Estiró un brazo, pero sólo se encontró con sábanas vacías. Abrió los ojos y sólo vio una cama vacía.

El pánico surgió en su interior de inmediato.—¿Draco?

Se levantó y rodeó la cama hasta la puerta del salón. Se asomó nerviosa a su alrededor, medio esperando ver a Lucius Malfoy allí, esperándola. La varita apuntando a su corazón. Pero tanto el salón como el rincón de la cocina estaban vacíos.

—¿Belly?

Giró sobre sus talones, con la mano en el corazón.

Draco estaba de pie en la puerta del baño, completamente vestido; el pelo oscurecido por la humedad. Cepillo de dientes en la mano, colgando a su lado.

—Oh,—respiró ella. Ni siquiera se había dado cuenta del sonido de la ducha corriendo.

—¿Estás bien?

—Lo siento,—dijo ella.—Estaba ansiosa.—Trató de alejar la energía nerviosa; trató de obligarse a estar tranquila.—Buenos días.

—Buenos días,—dijo él, con la boca curvada en una sonrisa. Se miraron al otro lado de la cama y ella tragó saliva.

Entonces, se oyó el sonido de la puerta principal abriéndose de golpe. Draco estaba a su lado en un instante, con la varita en alto mientras empujaba la puerta del salón; empujando a Isobel detrás de él mientras ella buscaba su propia varita en la cintura.

Pero era Ginny quien estaba en la sala de estar, sacudiendo un paraguas. Miró a Draco e Isobel, que estaban juntos en la puerta de su dormitorio, con sus varitas apuntando hacia ella.

Sus cejas casi se elevaron hasta la línea del cabello.—Bueno, bueno...

—Maldita sea, Weasley,—dijo Draco. Se dio la vuelta y regresó furioso al baño. Volvió a colocar su cepillo de dientes en su sitio.—¿Ya nadie llama a la puerta?

Sus palabras no parecieron inmutar a Ginny, cuyos ojos estaban puestos en Isobel. Parecía positivamente alegre.—Isobel Young, pequeña pícara.

Isobel volvió a meter su varita en la cintura.—¿Qué hora es?

Ginny soltó un trino de risa encantada.—Pasado el mediodía. ¿Has estado durmiendo hasta ahora? Dios mío...

—No pudimos dormir hasta tarde.

—Oh, apuesto a que no pudieron.

Draco reapareció a su lado, todavía mirando a Ginny.—¿Qué quieres?

—Un placer como siempre, Malfoy,—respondió Ginny, sin inmutarse. Se alisó la larga melena roja como el fuego.—Me presenté en casa de Isobel porque no sabía nada de ella desde el viernes por la noche, y estaba preocupada por su seguridad. Como no había nadie en casa, pensé en hacerle una visita, por si sabía dónde estaba. Resulta que.—pausó y su sonrisa creció, sus ojos se movieron entre los dos.—tú sabes exactamente dónde está.

—Bueno, está a salvo,—dijo Draco, e Isobel reprimió una sonrisa ante el refunfuño en su voz.

Se adelantó para abrazar a Ginny. Ginny le rodeó la cintura con los brazos y le susurró:

—¿Ya me has perdonado por dejarte sola en un club a medianoche?

Isobel dio un paso atrás, sonriendo.—Casi.

Intentó recordar cuánto sabía Ginny. Habían pasado muchas cosas desde que vio a Draco en aquel club nocturno. Toda su perspectiva de él había cambiado; todo lo que sabía sobre su relación pasada había cambiado. Ginny no sabía lo de Maggie en el hospital, lo de Lucius acorralándola en el callejón. Ni siquiera sabía lo de la cabaña en la playa.

Se sintió repentinamente culpable. Los últimos días habían parecido un mes, un tumultuoso borrón de emociones y de estar atrapada por Draco. Habían estado tan centrados el uno en el otro, tan metidos en su propio mundo, que no había pensado en ningún momento en avisar a Ginny de nada de esto.

—Quería llevarte a comer,—dijo Ginny. Miró a Draco con dureza.—Si se me permite robarte durante unas horas, claro.

Isobel levantó la vista hacia él, esperando una negativa absoluta; esperando ver la misma mirada ardiente que le había lanzado a Blaise el día anterior. Pero él la estaba mirando. Esperando su respuesta.

—Creo que estaré a salvo,—le dijo ella.—Mientras esté con Ginny, y mientras nos mantengamos en zonas públicas.

Él asintió brevemente, con los ojos recorriendo sus rasgos. Como si Ginny no estuviera en la habitación.—Si estás segura.

—Lo estoy.

Los ojos de Ginny volvieron a parpadear entre los dos, esta vez con aprensión.—Están actuando muy raro.

—No la pierdas de vista, Weasley,—dijo Draco, volviendo su mirada hacia ella.—¿Lo entiendes?

—No te preocupes, Malfoy,—dijo Ginny, consultando su reloj.—Si le pasara algo, puedes hacerme totalmente responsable.

Su expresión se endureció.—No le va a pasar nada.

—Voy a cambiarme.—dijo Isobel, volviendo a entrar en el dormitorio.—Draco, tal vez deberías poner a Ginny al corriente de... todo.

Draco parecía que prefería hacer cualquier otra cosa menos sentarse a conversar con Ginny Weasley, pero asintió secamente. Isobel cerró la puerta de su dormitorio, encontró sus cosas del día anterior donde las había dejado en un rincón. Utilizó encantos de limpieza para refrescar toda su ropa, y decidió visitar su casa después de su almuerzo para comprar ropa nueva.

Se lavó la cara, se cepilló los dientes y se peinó los rizos con los dedos. Cuando volvió a la cocina, Draco y Ginny estaban hablando -para su alivio-, pero estaban tan separados que bien podrían haber estado en habitaciones diferentes. Isobel reprimió una sonrisa y se puso al lado de Ginny. Los ojos de Draco la siguieron por la habitación mientras decía:

—Así que ahora mi padre cree que me voy a casar con Astoria y que Isobel no tiene ni idea de quién soy.

Ginny parecía horrorizada. Se volvió hacia Isobel, mirándola con un nuevo respeto.

—¿Te has enfrentado a Lucius Malfoy?

—En realidad no.—dijo Isobel.—El collar hizo la mayor parte del trabajo.

—Sabía que había algo raro en ese collar.

Isobel sacudió la cabeza, riéndose ahora.—Los dos están obsesionados con el collar,—dijo, tocando con las yemas de los dedos la estrella que aún descansaba en el bolsillo de su abrigo.—Lo único que hace es mantenerme a salvo.

—Y sin embargo, ya no lo usas.—dijo Ginny.

—Sólo porque ha llevado a mi madre al hospital.

Ginny apretó el brazo de Isobel.—Malfoy me habló de eso. Lo siento.

A Isobel no le gustó la forma en que se disculpaba, como si su madre estuviera demasiado enferma para ser ayudada.

—Pronto saldrá del hospital.—dijo, sacando el collar de su bolsillo y extendiéndolo en la palma de la mano.—Sólo desearía que hubiera una forma de deshacer la magia.

Miró a Draco de reojo, sabiendo que había sido él quien le había comprado el collar, años atrás. Que entonces había sido algo totalmente diferente.

—Bien,—dijo Ginny, mirando de nuevo su reloj.—Tenemos que irnos  o llegaremos tarde.

—¿Tarde para qué?

—Hemos quedado con Hermione,—dijo Ginny.—Pensé que ella podría ayudarte con toda la situación de la memoria.

Isobel asintió lentamente, comprendiendo. Probablemente Hermione sabía mucho más sobre la pérdida de memoria que el resto de ellos, dado que había utilizado un encantamiento de memoria en sus propios padres. Sin embargo, a Isobel nunca se le había ocurrido pedirle ayuda. La última vez que había visto a Hermione, Draco seguía siendo una figura distante con la que había tenido demasiado miedo de hablar.

Dejó caer el collar de nuevo en su bolsillo y se volvió hacia Draco, que se apoyaba en una pared. Los brazos cruzados sobre el pecho; los ojos grises sobre ella.

—Te veré más tarde, entonces.

Él le dedicó una sola inclinación de cabeza.—Cuídate.

—Tú también,—dijo ella, jugueteando con sus uñas. Quería abrazarlo, pero se sentiría rara. Forzado. No se abrazaban. Y menos delante de Ginny, que los observaba con ojos de halcón.

Pero Draco bajó con ellos las escaleras del edificio y cruzó el vestíbulo, donde la lluvia golpeaba la puerta de cristal. Rozó el dorso de sus dedos con los de ella, sin que Ginny lo notara, y luego bajó la cabeza para hablarle al oído.—¿Tienes tu varita?

Ella giró su rostro hacia el de él; vio la preocupación en sus ojos, una traición a su exterior tranquilo.—Sí.—dijo ella.—Estaré bien, lo prometo.

Ginny abrió la puerta de un empujón y el ruido de la gente, el tráfico y la fuerte lluvia llenaron el vestíbulo. Abrió su paraguas, e Isobel volvió a mirar a Draco, cuyos ojos estaban sobre ella, todavía...

Ella atrajo sus dedos entre los suyos, rápidamente: apretó su mano.—Hasta luego.

—Hasta luego.—murmuró, y antes de que Isobel pudiera decir o hacer algo más, Ginny la estaba agarrando del brazo y marchando a través de la lluvia.

—Siento cortar el rollo del amor,—dijo Ginny.—pero puedes volver a ello cuando hayamos visto a Hermione.

Se acurrucaron bajo el paraguas de Ginny, sorteando a otros peatones. Isobel sintió que sus mejillas se calentaban.—En realidad no son cosas del amor.

—¿Qué es, entonces?

—Es... no sé lo que es. Es complicado.

—No tenemos mucho tiempo,—dijo Ginny. Mantuvo una mano en el brazo de Isobel, instándola a moverse más rápido.—Hermione es difícil de convencer en citas como ésta.

—Ginny...

—Es el veintidós de diciembre -esencialmente es Navidad- y no está libre más tiempo del que le permite su descanso para comer.

—Gin...

Isobel tiró de la manga de Ginny y ésta dejó de caminar, girándose para mirarla en medio de la calle.—¿Qué pasa?

—Sólo quería darte las gracias,—dijo Isobel, y Ginny frunció los labios; hizo poco por ocultar su impaciencia.—La semana pasada por estas fechas, estaba tan... Tan asustada. No sé si estaría donde estoy ahora si no me hubieras obligado a estar aquí. Si no me hubieras obligado a hablar con él...

Ginny le pinchó el brazo.—No te ablandes conmigo ahora, Isobel Young.

Isobel estaba segura de que si intentaba expresar más su gratitud podría empezar a llorar. Así que se conformó con rodear los hombros de Ginny con el brazo y acurrucarse a su lado.

—Te quiero, Gin.

Sintió que Ginny se relajaba.—Yo también te quiero, rarita.—Le acarició la mejilla.—Pero si quieres que Hermione te ayude, tenemos que irnos.

Isobel se enderezó; sonrió a su amiga.—De acuerdo, vámonos.

Ginny había elegido una pequeña y desierta cafetería para reunirse con Hermione, ya que era lo más cercano que encontró al Ministerio, donde Hermione trabajaba. Cuando entraron, Hermione ya estaba sentada en un rincón alejado, la parte posterior de su espesa y rizada cabellera apenas visible desde la puerta.

Durante diez minutos se pusieron al día, hablando de los planes de Navidad y de la boda de Ginny y de todo lo que había que contar, hasta que Ginny chasqueó los dedos y les indicó que hablaran de las complejidades de la pérdida de memoria, y nada más. Hermione le explicó a Isobel cómo había modificado los recuerdos de sus padres; había intercambiado detalles del pasado en sus mentes para que siguieran teniendo una narración clara de sus vidas, sólo que diferente a lo que realmente había sucedido. Que la modificación como tal era una forma reversible de manipular la memoria de alguien; que Obliviate era completamente diferente.

Obliviate es más bien una forma de eliminar por completo un elemento de la memoria de una persona,—dijo Hermione.—Por eso los receptores del encantamiento quedan tan desorientados. Porque una parte de su memoria se ha desvanecido y no queda nada en su lugar. Sólo un borrón, donde deberían estar esos recuerdos.

Isobel sentía las palmas de las manos húmedas. Cerró las manos en puños por debajo de la mesa y vio a Ginny decir:

—Eso es muy peligroso.

Hermione asintió con fervor.—Increíblemente peligroso, sobre todo teniendo en cuenta que es irreversible. Debería considerarse una maldición imperdonable, en mi opinión.—Fijó su mirada en Isobel.—Entonces, ¿qué opinas?

Isobel sintió el pecho apretado. Habló débilmente.—Mi madre me dijo que me había golpeado la cabeza.

La expresión de Hermione se suavizó.—¿Qué crees?—repitió, con voz suave.

Isobel respiró con dificultad. Había evitado la pregunta durante mucho tiempo; no había querido creer que la causa de todo esto podría ser una de las personas que más quería en el mundo.

—Creo.—dijo lentamente.—Creo que la forma en que describiste a Obliviate... Encaja con lo que mi mente ha sentido, desde la guerra.

Apretó los puños con más fuerza, pensando en los días que había pasado en el sofá de su salón, intentando recordar. Tratando de hacer retroceder su mente, sólo para encontrarse con un borrón donde debería haber recuerdos de experiencias y sentimientos.

—Tengo toda una historia con Draco que simplemente no existe en mi mente.—dijo.—No hay nada en su lugar, simplemente falta.—Miró a Hermione.—Asumo que eso no puede ocurrir sólo por haberme golpeado la cabeza.

Hermione le devolvió la mirada, con la empatía grabada en sus rasgos. Luego dio un pequeño y triste movimiento de cabeza.

Isobel parpadeó para no llorar. Finalmente, y de muy mala gana, estaba aceptando que alguien, en algún momento, había borrado de su memoria todo lo bueno que sabía de Draco Malfoy.

—Entonces, ¿fue tu madre?—preguntó Ginny, sin rodeos.—¿O Lucius Malfoy?

—No lo sé.—dijo Isobel. Intentó tragarse el creciente nudo en la garganta.—Lucius me vio por primera vez en el callejón Diagon, una vez. Luego, otra vez fuera del apartamento de Draco. Y ambas veces...—Sacudió la cabeza, recordando la confusión de Lucius la primera vez que le había hablado. Ella aún había intentado mantenerse fuera de la vista de Draco, mientras éste seguía afligido, y Lucius no había entendido por qué.—No parecía saber que mis recuerdos habían desaparecido.

Ginny entrecerró los ojos.—Quizá sólo sea un buen mentiroso.

—Tal vez.—coincidió Isobel.—Pero si su plan era volver a olvidarme de todas formas, no veo su motivación para mentir. ¿Por qué iba a actuar como si no supiera que no podía recordar a Draco, sólo para volver a tomar mis recuerdos después?

Ginny tarareó, golpeando con las uñas su taza de café.—¿Y tu madre?

Ella negó con la cabeza.—Tampoco creo que fuera ella.

Las expresiones de Ginny y Hermione cayeron en sincronía.—¿No?

—Si mi madre hubiera querido que olvidara a Draco para siempre.—dijo Isobel—, había mucho más que podría haber hecho. Podría haberse mudado de país, para empezar. Mudarse a algún lugar donde estuviera segura de que nunca me encontraría con Draco. Y encontré la carta de Draco doblada en un estante de su armario. Sin encantos de ocultación, nada. Si hubiera querido que me olvidara de él, podría haberla tirado, o al menos haberla escondido un poco mejor.—Se encogió de hombros.—Si se había llevado mis recuerdos de Draco, ¿por qué no iba a destruir también las pruebas físicas de él?

Los ojos de Hermione se paseaban por la pared detrás de Isobel, asimilando sus palabras. Contemplando. Pero Ginny parecía harta.

—Estoy harta de esto.—le dijo a Isobel.—Vayamos ahora al hospital, y ya le preguntarás a tu madre qué ha pasado.

Isobel casi se rió.—¿Crees que no he intentado preguntarle?

Pero Ginny bien pudo no haberla escuchado, pues continuó:

—No tienes cinco años, Isobel Young. Tienes que defenderte, tienes que dejar de complacer la extraña obsesión de tu madre por ti y decirle lo absolutamente egoísta que está siendo...

—Oye,—interrumpió Isobel, con el temperamento encendido.—No está siendo egoísta. Está enferma. No está en su sano juicio; no lo ha estado desde hace meses...

—Tanto mejor si está enferma.—dijo Ginny, levantándose de la mesa.—No tendrá a dónde huir cuando le preguntemos qué demonios le hizo a tu cerebro.

Isobel miró a Ginny desde su asiento.—Ella no hizo nada...

—Bien—dijo Ginny—, si quieres que lo diga de otra manera, le preguntaremos qué demonios le pasó a tu cerebro. ¿Contenta?

Hermione levantó una mano; tiró del jersey de Ginny.—Siéntate, Gin.—dijo en voz baja.

Pero Ginny permaneció de pie.—Quiero ir al hospital.—dijo con firmeza.—Quiero preguntarle a la madre de Isobel qué fue lo que hizo, porque está claro que no vamos a encontrar la respuesta de ninguna otra manera...

—No fue ella.—dijo Isobel.

Ginny levantó las manos.—¿Quién fue, entonces?

Las lágrimas habían llenado los ojos de Isobel.—He intentado preguntarle.—dijo.—Pero cada vez ha esquivado la pregunta. Y no puedo insistir demasiado si no quiero que se dé cuenta de que he hablado con Draco.—Se pasó una manga por los ojos.—De todos modos, no quiero molestarla mientras esté enferma.

Pasaron unos momentos en silencio, luego Ginny se sentó de nuevo. Cruzó los brazos sobre el pecho.—Siento haberme acalorado.—murmuró.

Isobel levantó un hombro. Sabía que su madre odiaba a los Malfoy; sabía que vivía con el temor perpetuo de que le ocurriera algo terrible a Isobel. Pero aún así no podía creer que su madre odiara a Draco lo suficiente como para desterrarlo de sus recuerdos.

Tomó aire.—¿Alguien tiene alguna otra idea?—preguntó.—Yo no tengo ninguna.

Pero Ginny y Hermione negaron solemnemente con la cabeza. Durante el resto del descanso de Hermione se quedaron sentadas, devanándose los sesos, pero no se les ocurrió nada.

Ginny deslizó una mano entre las suyas mientras aparecían de vuelta a la casa de campo de Isobel; se mantuvo cerca de ella durante toda la casa para recoger la ropa. La agarró del brazo mientras caminaban por el callejón Diagon y volvían al apartamento de Draco. Todo por orden de él.

Isobel deseaba desesperadamente saber quién le había hecho esto; quién odiaba la idea de que ella y Draco estuvieran juntos tanto como para quitarle años enteros de su memoria. Pero durante todo el camino de vuelta a su apartamento, un horrible pensamiento se quedó con ella.

Todo lo que habían conseguido hoy era confirmar que ella había sido atacada por un Obliviate.

Pero el olvido era irreversible.

Lo que significaba que, a menos que hubiera un frasco con sus recuerdos en algún lugar de la tierra, y ella realmente dudaba que lo hubiera.

Nunca iba a recuperar sus recuerdos de Draco.

***

nota de la traductora;

¿quien creen que fue quien le lanzó el Obliviate a Belly?

¿Habrá sido Lily Potter? JAKAKSKAKA -solo gente con cultura entenderá mi pésimo chiste- ya pero fr si entendiste, ¿qe talla de anillo eres?

BTW TENGO DOS NOTICIAS!!!

una es que saque una nueva fanfic de Draco Malfoy, se llama Brutal, espero que se pasen a leerla, es de Draco x un male oc, espero que sí les interese.

La segunda es que acabo de crear hoy, otro grupo de whatsapp, si quieren entrar, pídanme el link x mensaje <3

de paso, si no me siguen, síganme!!!

Eso es todo...

All the love

Francia 💕💕💕

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