Página 12.
23/2/2011.
Querido diario...
A que no adivinas que hice
¡Tomé valor y fui al parque!
Y también
¡Él estaba ahí!
Cuando el me vio, se acercó a mi rápidamente.
Y dijo: «Pensé que no te había agradado y supuse que nunca volverías»
Me pareció muy tierno eso, nunca nadie le importaba si me agradaban o no :)
Si te preguntas como estoy con mis padres: Seguimos igual, yo encerrándome y escribiendo en ti, y ellos castigándome por todo y todo.
¿Pero sabes que me alegra?
Que al fin tengo un amigo ; ).
Capítulo 1
Los (*) significan que escribiré lo que son o los significados (en caso de que escriba algo en inglés y no entiendan para no irse a buscar a Google) lo encontrarán en lo último de la lectura, gracias :).
Narrador omnisciente:
Ella tenía tantos nervios que empezó a morder sus uñas.
Ese día había decidido ir al fin al parque después de clases. Sacó sus audífonos de su bolso con un poco de dificultad ya que estos se habían enredado entre ellos. Los desenredó y rápidamente los conectó a su teléfono. Puso su gran playlist que ella misma creo de Twenty One Pilots. Una banda de Estados Unidos que había descubierto hacia menos de un mes. Le estaba encantando mucho su primer álbum: Regional at Best.
Cuando llegó al parque, dio un largo suspiro, estaba teniendo pequeños flashbacks de la primera vez que entró en él y encontró el pequeño acantilado. Un escalofrío pasó por su espina dorsal recordando que ese día por poco y se suicidaba.
Agradece mentalmente a su corazón o lo que sea que fue, haberla detenido a tiempo.
Se dirige hacia el gran árbol frondoso y grande de la última vez que estuvo ahí, pasando por los tantos árboles que había por todo el lugar. Estando debajo de éste, se sentó con cuidado y sacó un libro de su bolso. Ella no era mucho de que le guste leer, ni tampoco tenía la típica etiqueta de nerd. Tenía buenas notas, claro, no obstante no era para llamarse nerd, para nada.
Pero le había gustado mucho este libro llamado: "ASFIXIA"* al leer sobre su descripción, sobre lo que trataba, y la interesante portada, no lo dudo dos veces para tomarlo prestado de la biblioteca pública de su ciudad.
Más bien le gustaba todos estos temas sobre el Apocalipsis, las ciencias incluidas, y romance. A ella le gustaba mucho lo que es la rama científica, más que todo la química. Deseaba estudiar esa carrera en un futuro, quería ser una futura científica y descubrir nuevas elementos para luego agregarlos a la tabla periódica, experimentar con ellos, y crear nuevos experimentos. Claro, si es que sus padres la dejan. Ya que parecían muy necios a la hora en que ella se iba a la preparatoria, no se imaginaba a la hora de ir a la universidad.
Estaba por el capítulo once, cuando un balón que salió de la nada, cayó en su libro, quitando de la manos de la chica y votándolo al suelo en un instante.
Al principio se asustó, pero se relajó solo un poco, al levantar la vista del libro, observó que se trataba de Michael, quien venía corriendo hacía ella. La chica intentó darle una sonrisa de boca cerrada, estaba feliz de verlo y quiso demostrarlo de alguna manera. Pero ese es el punto: intento. Ella no estaba para nada acostumbrada a dar sonrisas, así que lo que intento le salió más como una mueca.
Michael notó la mueca que tenía así que su nivel de emoción al verla de nuevo fue disminuyendo rápidamente.
Porque si, esta chica le resultó interesante hace una semana cuando accidentalmente su primo había pasado el balón de básquet tan fuerte que salió disparado a darle a una chica que se encontraba sentada en el césped y con sus audífonos puestos.
Obviamente él, como todo un caballero, se fue a disculpar. Sin embargo, cuando tuvo que haber vuelto para seguir ayudando a su primo practicar para su próximo partido, se quedó más tiempo hablando con la chica. Le había resultado muy linda desde el primer momento que la vio, y al instante quiso ser amiga de ella, conocerla, y hacerla reír aunque sea con cosas estúpidas que él inventaría.
Él había todos los días a acompañar a su hermano menor, con la gran esperanza de poder verla de nuevo y hablarle como si la conociese de toda la vida. Pero se decepcionaba ver que ella no iba, y sintió tristeza al pensar que fue su culpa, que la había asustado y que no volvería.
Ese día por poco y no iba, porque pensó que tampoco iría y se sentiría peor de lo que ya se sentía. Pero su primo le obligó a ir para poder practicar para su próximo partido, esta vez de Fútbol. Al llegar al parque, lo primero que hizo fue analizar el lugar con su ojos, y la emoción que sintió recorrer sus venas fue inexplicable al observar que ese día, ella si llegó. Tuvo que decirle la verdad a su primo para que lo dejase ir a hablar con ella, y estaba dispuesto a suplicar de rodillas. Su primo aceptó con un poco de rencor hacia él, y Michael tomó la pelota de hule pequeña, -la cual era para jugar ping pong-, que había traído de su casa y la tiro de lejos con una perfecta puntería y logrando el su punto: quitar de las perfectas y delicadas manos de la castaña, el libro que ella leía con suma atención.
Un escalofrío le pasó por su espalda al ver sus ojos lo miraban con una mirada brillosa.
«Son tan hermosos», pensó esos preciosos ojos de color avellana. Sin embargo la mueca que se instaló en la chica al observarlo, lo desilusionó un poco. Que va, lo hizo, y mucho.
— Pensé que no te había agradado y supuse que nunca volverías — dijo lo primero que pensó sin tartamudear.
Ella hizo una sonrisa triste con mucho esfuerzo, esta vez lográndolo con éxito.
— Lo siento, estaba en semana de exámenes — mintió con agilidad — pero no te preocupes, en realidad, si me agradas.
— Entonces... ¿amigos? — el pelinegro extendió su mano derecha, para que la chica frente suyo la estrechara con la de ella.
— Amigos — confirmó estrechando su mano con la de él.
Él le sonrió y ella lo imitó logrando de nuevo hacerlo bien.
— ¿Te puedo preguntar algo? — dijo Michael sentándose junto a ella en el césped. Ella asintió en modo de respuesta. —¿Cuál es tu nombre? No me lo dijiste la semana pasada.
Ella le sonrió de nuevo, sintiendo como un revoloteó en su estómago, algo molesto al principió pero que poco a poco le resultó bien, comenzaba a expandirse hasta sus mejillas.
«Vaya, con que esto se siente sonreír», pensó ella, y viéndolo a los ojos respondió:
— Lo siento no haberlo dicho, a veces puedo ser un poco despistada. — se disculpó— Pero mi nombre es Anne, Anne Brown.
— Como la de la serie ¿La has visto?
— No, ¿cuál serie?
— Dios de lo que te pierdes— le sonrió, sacándole otra sonrisa a la chica al lado suyo— déjame contártela o al menos un poco de ella. — Anne aceptó de inmediato sin pensárselo dos veces. De todos modos, no tenía nada más que hacer. Sin embargo tenía los minutos contados, y no podía regresar a casa tan tarde. — bueno todo empieza con una niña huérfana...
Y así él empezó a contarle toda lo que consistía la famosa serie de Anne with an E* de Netflix. Ella lo miraba fascinada y muy concentrada mientras él le contaba lo que era la serie. Él aprovechada de vez en cuando contarle algo sobre él también.
Ahora, ella quiere ver ahora esa serie, no sólo porque él se la esté recomendando, sino porque suena muy interesante sobre como una simple niña de doce años puede causar un enorme revuelo y enseñaba lecciones importantes sobre lo que es el feminismo, la ignorancia y el machismo en sus tiempos. No obstante, sabe que no lo hará, ya que sus padres es mentira que querrán darle una cuenta de Netflix para que ella pudiera ver películas o series.
— Gracias por contarme la historia realmente suena muy interesante, pero... — ella empezó a apenarse.
— Pero ¿qué? — insistió a que seguirá hablando.
— No tengo Netflix — ella se sorprendió un poco al darse cuenta de que comenzaba a sonrojarse lentamente. Sabe que lo era por qué lo ha leído, visto y oído que dicen algunas chicas de su escuela sobre cómo se siente que sus mejillas se calentaran por algún comentario vergonzoso que una misma persona puede decir con mucha timidez.
— Ow — dijo él sintiendo pena por su amiga. Él no sabría cómo sería su vida sin tener Netflix. Y una fascinante idea se le vino a la cabeza. — ¿Qué te parece verla conmigo?
— ¿Co-contigo? — tartamudeo, tragó saliva inadvertidamente, ¿enserio él le está pidiendo eso?
— Si, puedo traer mi laptop las veces que nos veamos en este parque... — estaba hablando de lo más normal posible, sin que la emoción se notara en su habla, pero se detuvo de pronto.
«¿Ella querrá verme de nuevo?» Se pregunto a él mismo. ¿Lo querrá?
— ... bueno, solo si tú quieres verme de nuevo — ahora él se sorprendió por sentir sus mejillas y orejas calentarse.
— Claro que quiero verte de nuevo — le admitió sonriendo, mostrando un poco sus dientes. —¿tú quieres verme de nuevo? — juega con sus dedos con mucho nervios.
— Claro que sí, eso no se pregunta — ella se sonrojó por el comentario de Michael. — ¿te parece comenzar la serie mañana? ¿O te apetece otro día?
Ella asintió. Y ahí fue cuando se dio cuenta que estaba empezando a oscurecer.
— Te-tengo que irme — se levantó de golpe, haciendo que su cabeza diera vueltas un poco por el brusco movimiento.
— ¿Quieres que te acompañe? — preguntó caballeroso. Además, no quería que le ocurriera nada mientras va a su casa.
Ella negó rápidamente, no quería que sus padres lo vieran. Mucho más Franklin, si no, nunca le dejarían salir de nuevo y la castigarían más de lo normal sólo por tener un amigo varón.
— Gracias, pero no, mi casa queda nomas a 3 minutos caminando de aquí, estaré bien, gracias de nuevo— le sonrió.
— Esta bien, cuídate ¿sí?
— Lo haré — «aunque sea imposible» pensó ella — tu cuídate también.
— Lo haré — la imitó.
Anne cogió su bolso del suelo y se lo puso en su espalda. Sacó sus audífonos y maldijo mentalmente como éstos estaban enredados de nuevo. Cuando los desenredo, los conectó de nuevo en su teléfono mientras que con la otra mano se ponía los audífonos en sus orejas. Y siquiera poner su playlist en curso, sintió los brazos de Michael a su alrededor, abrazándola desde atrás y poniendo su cabeza entre su hombro y cuello.
Ella se sorprendió tanto que no supo cómo responder hacia un abrazo. Patético pero cierto.
— Gracias por volver — le susurró en su oído. Y antes de quitar sus brazos de ella, le dio un pequeño beso en su cabello. Haciendo que los dos se sonrojaran por el atrevimiento de Michael. Este deshizo el abrazo y se fue sin voltear a verla, no quería que lo viese sonrosado. Se sentía muy patético.
Mientras ella con su corazón casi saliendo de su piel y más sonrojada que nunca, mordió sus labios queriendo evitar una sonrisa de idiota enamorada cuando ni siquiera lo estaba. No supo cuánto tiempo estuvo parada en el mismo sitio y tampoco quería saberlo porque se sentiría muy estúpida. Así que mejor decidió en poner su playlist en curso eh irse a casa antes de recibir una reprimenda más grande.
— ¡Anne, espera! — volteó a ver de inmediato cuando escucho a alguien decir su nombre. Vio a Michael dirigirse a ella a corriendo rápidamente. — Lo siento — jadeó mientras ponía sus manos en su rodillas y respiraba entrecortado. — pero quería saber si me das tu número de teléfono. —
Cuando iba de regreso a buscar a su primo para irse a casa. Este ya se encontraba esperándolo, aventando de vez en cuando la pelota hacia arriba para luego cogerla antes de que tocara el suelo. Su primo, en primer lugar, se burló un poco de él a verlo sonrojado hasta avergonzado.
— Así que... ¿Cómo te fue? — pregunto realmente muy interesado.
— Bien, en serio gracias por haberme dejado ir con ella, te debo una grande.
— No hay de que imbécil. — dijo restándole importancia al asunto, sólo no quería ver a su primo triste. — Aunque si me debes una grande, eres un mal primo ¿sabes? veníamos a practicar y me dejaste solo por ver a una chica — el tono de broma era obvio, por eso mismo que Michael no se lo tomó en serio y rodo los ojos para empezar a caminar —¿aunque sea conseguiste su número?
Michael paro en seco. Él abrió su boca para decir algo pero nada salía de ella, hasta que se dio cuenta de su error.
— No— sonrió hacia su primo. Éste negó con la cabeza riendo. Era divertido ver a su primo, prácticamente hermano, de esa forma.
— Lo que hace el amor. — negó con la cabeza disimulando la risa que quería salir— mira tú que ya caíste, no, quiero decir, te lanzaste y de cabezazo— se burló sin poder aguantar un minuto más su risa escandalosa.
El pelinegro no podía sentirse más avergonzado.
— Pero ¿Qué haces ahí parado como si estuvieras pegado al suelo? Ve a pedírselo antes de que se vaya. Corre— Prácticamente lo correteo.
Este corrió lo más rápido que pudo, alcanzando a la chica muy exhausto y con mucha falta de aire. Hasta que al fin preguntó lo que tenía planeado hacer desde hace una semana, pero no quería sonar desesperado ni mucho menos quería asustarla.
Ella asintió y se lo dictó sin dudarlo ningún segundo. Confiaba en Michael.
— Bien ahora sí, puedo irme en paz — él río sacándole una risa silenciosa a Anne. — hasta mañana.
— Hasta mañana— respondió Anne mientras se dejaba llevar por Trouble de Coldplay.
Anne por primera vez iba feliz a su casa.
Michael, iba por primera vez con muchas sensaciones que no había experimentado antes a su casa.
ASFIXIA: libro de la autora Alex Mirez, se encuentra en Wattpad, como también en físico.
Anne with an E: es una serie de Netflix, que tiene 3 temporadas y fue cancelada, pero aún se puede ver en Netflix.
Pero buenoooooo, un capítulo largo en este libro es el primero de algunos, espero y les guste ;)
Y díganme, ¿Qué piensan de Michael?
Los leo
🅱️🆘️<3<3<3
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