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Capítulo 4

Ángel.

Continuación del capítulo pasado, basado en las palabras de Anne:

Habían pasado algunas horas y los tres adolescentes se dirigían a sus casas luego de un maravilloso día. Los tres chicos venían riendo, por alguna, de las muy estúpidas pero sin embargo divertidas, broma de Eros y Anne ya no aguantaba su estómago.

Nunca había reído tanto en su vida. Y lo estaba disfrutando tanto.

Michael estaba más que feliz que su primo, persona a la cual a sido como un hermano suyo desde siempre, se lleve tan bien con la chica de sus sueños, la cual es ni más ni menos su amiga.

Y claramente, Eros estaba disfrutando de molestar a su primo con la que dice ser supuestamente amigo.

— Oye Anne — llamó Eros.

La chica que venía distraída viendo un local de comida de comida rápida, en éste se podía ver que por fuera había un cartel que decía: «Se busca empleado/a».

Odiaba tanto que sus padres se fueran, y que estos tuviesen el descaro y estúpides de dejarla sin dinero, ni mucho menos comida almacenada, y la dejaran que valiese por su propia cuenta.

— ¿Anne? — volvió a llamar el castaño. Pero está no lo escuchaba, estaba muy metida en sus pensamientos. Volteó a ver a su primo con el entrecejo levemente fruncido. — ¿Por qué no me responde? — hizo un leve puchero.

— No lo sé... tal vez ya se cansó de que parlotearás mucho que ahora te ignora. — bromeó.

— Anne, ¿Estas bien? — volvió a llamar, ignorando lo último que su primo dijo.

Pero, aun así, Anne no les hacía caso. Ella solo pensaba en lo enojada que estaba con sus padres. Enojada con la vida, enojada con ella misma por no ser lo suficientemente buena hija para que sus padres la trataran y amaran como se debía.

— ¿Anne? — esta vez llamó Michael, preocupado. Ahora sí se había asustado un poco al ver como la chica no respondía.

Anne, como por arte de magia, salió de sus pensamientos al escuchar su nombre pronunciado tan malditamente perfecto por parte de Michael.

— ¿Ah?

— Dios, te llamo yo, pero no me haces caso, te llama Michael y si le haces caso, como que no se nota la preferencia aquí eh.

Anne sintió sus mejillas calientes.

— Lo- lo siento, no quise ignorante.... solo estaba.... — empezó a balbucear. No sabía cómo decirle que estaba pensando en cómo ganarse la vida trabajando y estudiando al mismo tiempo, ya que sus padres no quieren hacerlo.

— Anne, está bien, no tienes que dar explicaciones, verdad que no Eros — el moreno dictaminó entre dientes para que su primo entendiera que debía de dejar de atormentar a Anne. Pero él, como siempre, no podía mantener su boca cerrada.

— ¿Qué nos ocultas? ¿Nos vas a matar? ¿Has matado a alguien y ahora quieres que te ayudemos a enterrar el cuerpo?

— ¡Eros! — lo interrumpió Michael — ¡deja de decir eso, miras como la estas asustando! — Anne los miraba totalmente pálida y con sus ojos abiertos de par en par, nunca quiso armar una pelea, solamente estaba muy enfocada en sus pensamientos olvidándose de la realidad.

— Pero quiero saber la verdad. — dijo como todo un crío haciendo un berrinche.

— Eso no nos incumbe estúpido, si ella mato a alguien — volteó a ver a su amiga — lo cual espero que no sea real — dirigió su vista ahora a su primo — si ella lo hizo, no es de nuestra incumbencia ¿Entendido? — Eros pareció pensarlo —. Además, ¿de dónde salió eso de matar personas? Si es por la película que vimos anoche, te dije que nada es real — le dio un manotazo en la cabeza, haciendo que Eros se queje sobándose donde le había caído el golpe.

— Ya, no me pegues, solo estaba bromeando — vio a la chica que temblaba frente suyo.

Lo malo de no socializar era no saber cuándo y en qué momento las personas están bromeando o diciéndolo en serio

— Lo siento, no quise asustarte— le dice Eros. — además, si ocupas enterrar un cadáver, te ayudaría sin ningún problema— guiño el ojo.

Anne asintió lentamente. Tenía que hacer más vida social.

Así paso la tarde. Chiste de parte de Eros, Michael regañando o insultado a Eros, y Anne riéndose de ellos dos. Cuando llegaron al parque de siempre, Eros, como si Anne fuese una princesa, hizo una reverencia, cogiendo de la mano derecha de ella, y dejó un beso, haciendo que la sangre de la chica hirviera rápidamente.

— Fue un gusto conocerte hermosa Anne.

— Igualmente, Eros. — el susodicho se enderezó, volviendo a como estaba antes.

— Espero verte de nuevo, me agradas.

— ¿A si? — pregunto Anne con cierto brillo en los ojos. Si le caía bien a Eros, significaba que tenía otro amigo, y eso la alegraba.

— Si, hablo en serio, hasta puede decir libremente a que te considero una amiga. — Anne sonrió.

Michael en ese preciso instante sintió una puntada totalmente desconocida para él, pero sabía el termino muy bien. Estaba celoso. Aunque sabía que a su primo jamás lo traicionaría y solo veía a Anne como otra amiga, de él no estaba preocupado. Pero no sabía si a Anne sentiría algo por su Eros.

El mayor de los tres dirigió su vista a su primo, este lo observaba con una mirada rogadora, frunció el entrecejo sin entender, hasta que después de unas muecas que hizo Michael, al fin lo entendió.

¡A Michael le gusta Anne!

¿Cómo nunca se dio cuenta antes?

Eso lo emocionaba mucho. Vivía con Michael desde muy pequeño, y sabe que Michael nunca ha tenido novia, no ha dado su primer beso, y peor: ¡Sigue siendo virgen a los diecinueve! Lo cual es raro para cualquiera, o al menos para él.

Ya había discutido eso con él, pero Michael se mostraba desinteresado con el tema. Hasta ha sospechado que nunca se había dado una paja.

Pero volviendo a la realidad, se sentía emocionado, jamás su primo lo había visto de esa forma, y más por viniendo por una chica. Y le hizo caso, le ponía ansioso la idea de ver a Michael y a Anne juntos, como una pareja.

— Me encantaría seguir con ustedes, pero le prometí a mi hermano menor enseñarle luchar contra bravucones... así que... Nos vemos Anne, espero volver a verte — le guiñó el ojo.

— Oh, está bien. Nos vemos. — Anne vio como su nuevo amigo, Eros, se alejaba cada vez más. Y fue ahí cuando se dio cuenta que Michael no se había ido junto a Eros. — ¿Tú no te vas con él? creí entender que él vive contigo.

— ¿Te gusta?

— ¿Qué? — preguntó confundida. No entendía a lo que se refería su amigo.

— ¿Qué si te gusta Eros? — avanzó a ella con lentitud, a pasos cortos. Metió sus manos en su suéter, viéndola fijamente a los ojos para saber si lo que ella diría sería verdad o mentira. Anne se puso a pensar

¿Gustarle Eros? No claro que no. Él castaño no ira de su tipo.

Frunció el entrecejo entendiendo algo ¿Acaso la llamó fácil?

— ¿Me acabas de llamar fácil indirectamente? — preguntó lo que pensó, con obvia dignidad.

— ¿Qué? ¡No! No — negó rápidamente al entender el punto de vista de su amiga. — No lo dije con esa intención, lo siento... — se disculpó— ...pero te lo pregunto, enserio ¿Te atrae Eros de alguna forma? Ya sabes... eh — Anne lo miro mucho más confundida— ¿sabes qué? Olvídalo. — Caminó rápido, dejando a Anne parada en el mismo lugar a pesar de que la acompañaría hacia su casa.

Anne por su parte estaba muy confundida ¿Qué rayos quiso decirme con eso? Se preguntaba. Sacudió su cabeza en negación, no quería simplemente "olvidarlo", había vivido años en un ambiente tóxico en dónde no se le permitía explicaciones. No quería tener ese tipo de relación con Michael. Se dio la vuelta y corrió para alcanzar a Michael, quien ya iba muy bien avanzado. Llegó junto a él, y lo primero que hizo fue detenerlo, tomándolo de un brazo.

— Espera — Michael se dio vuelta, enfrentándola. — No pienso olvidar eso, sabes muy bien que soy curiosa. — él suspiro.

— Solo olvídalo, Anne.

— No, explícate por qué no te...

— ¡No Anne, déjame en paz! —. Anne parpadeó, perpleja. Michael jamás le había gritado de esa manera.

Sintió como sus ojos picaban, y un nudo se instaló en su garganta. Más se mantuvo lo más neutra posible.

— Es-está bien— tartamudeó, tal vez ser neutra no lo es lo suyo al parecer. — si eso quieres, te dejare en paz. — Caminó rápidamente, ahora ella dejándolo atrás a él y con las palabras en su boca.

Estúpido, estúpido, estúpido.

Es lo que se repetía Michael infinita veces observando como la castaña caminaba a pasos rápidos hacía su casa. No podía creer que le gritó a Anne de esa manera. Se golpeó la frente el mismo.

Eres un tremendo estúpido Michael. Se repitió de nuevo.

Sin seguir pensando más, corrió lo más rápido posible hacia su amiga, que caminaba demasiado rápido.

— Espera Anne — así como hizo su amiga anteriormente con él, la detuvo tomándola de un brazo.

Al darle vuelta, para que lo mirase, se maldijo mil veces a él mismo. Observó como los ojos azules celestes de Anne estaban cristalizados, a punto de llorar, y sus labios estaban haciendo un pequeño puchero.

Por mi culpa. Pensó Michael.

— Anne por favor no llores — pidió, no, más bien rogó. Ver llorar a una chica jamás le ha gustado, más sabiendo que es por su culpa. —No... no lo decía en serio, no sé qué me pasó, enserio lo siento, no... no quise gritarte. — Anne no dijo nada, se mantuvo en silencio. Michael tragó fuerte. — Lo siento.

— Está bien.

— ¿En serio? —preguntó nervioso. Anne ha sido su única amiga verdadera, la primera chica que le ha gusta tanto, y perderla por una idiotez suya le dolería, y mucho.

— Si, te perdono. —Michael sonrió—pero si sólo me dices que fue lo que quisiste entender — la sonrisa de Michael se esfumó.

Como le explica a su amiga que le gustaba, y se puso celoso de su primo. Suspiró, requeriría a mentirle un poco.

— Te pregunté si te atraía Eros de alguna forma, porque, él... pues bueno — intentó pensar en algo malo que su primo posee, tampoco quiere que ellos dos dejen de hablarse, solo quiere que ella no se enamore de él.

Egoísta. Se dijo a sí mismo, y sí que lo era.

— Pues...—Anne lo miraba expectante, esperando la respuesta de su amigo. — aunque no perezca, es un don juan, ya sabes, nunca ha tenido una novia seria y... — empezó a divagar.

Anne lo vio divertida, con que eso era eh. — ...y no me gustaría que él te haga daño y....— detuvo su habla cuando escucho la risa de Anne.

— Gracias en serio, por advertirme, pero no me "atrae" — hizo comillas con los dedos. —Eros de alguna forma.

— ¿Hablas en serio?

— Sí — río negando— se nota que es un casanova, además él me lo dijo cuando fuiste al baño.

— ¿De qué hablas?

Sabía que pasó algo cuando había ido al baño para desahogarse luego de haber tomado mucha agua en el almuerzo, pero ninguno de los dos dio indicios de que hablaron sobre algo importante, así que no le prestó atención.

— Si, me dijo que no era de tener relaciones y que jamás ha tenido una novia formal — empezó a caminar de nuevo, Michael le siguió el paso. — le aconsejé que reconsiderara conocer a una chica, que le pegaría sida o embarazaría a una chica por equivocación si sigue así, pero dijo que no — Michael río.

Anne a veces era graciosa sin querer queriendo.

Observó como un grupo de chicos se acercaban a ellos. Michael instintiva y rápidamente tomó a Anne de la mano, entrelazando sus dedos y acercándolo a él. A Anne se le aceleró el corazón, le gustaba cuando Michael hacia eso, aunque sólo era para alejar chicos, porque eso demostraba que le interesaba.

Ambos vieron cómo se acercaban a la casa de la chica. Anne suspiro en silencio. Tenía que decirle. Debía.

— ¿Quieres pasar un rato? — preguntó esperanzada. No quería quedarse sola.

— Aunque me encantaría, no puedo. Tengo que llegar a casa temprano, le prometí a mi mamá que la ayudaría a hacer la cena hoy. — Anne asintió entendiendo.

— Hay algo que tengo que decirte — bajó la mirada, viendo sus manos entrelazadas. — Pero por favor... no me vayas a hacer algún tipo de broma.

— Okey. — si Anne le pedía eso, no lo haría. Haría cualquier cosa por ella.

Cualquier cosa.

— Pues... tú sabes que mis padres salieron, y me notificaron que no vendrán hasta dentro de 2 meses. — El asintió recordando que le había dicho eso horas atrás cuando iban caminando al centro comercial. — ellos no tienen dinero en estos momentos, y con lo que me dejaron no me ajusta para mantenerme — mintió. El no necesitaba saber que sus padres no la quieren, y les valía tres hectáreas de mierda si su hija muere de hambre. — y necesito buscar trabajo, y es posible que no nos veamos muy seguido. Lo siento.

— Anne — negó con su cabeza— no tienes por qué disculparte. No es tu culpa que tus padres no tengan dinero. —«si supieras.»— ¿Por qué no me lo dijiste antes?

— No lo sé— se encogió de hombros volteando a ver a otro lado menos a Michael.

— Sabes, no importa. Si quieres yo te ayudo. — ¿Qué?

¿Qué?

— Pero ¿qué dices? — preguntó desconcertada. Su corazón empezó a latir muy rápido. No podía creer que su amigo le estaba diciendo eso.

— Si, ya sabes, con el dinero, por lo menos hasta que consigas un trabajo. — Anne negó.

— Estas loco si haces eso.

— ¿Por qué?

— ¿Por qué?— preguntó con la íronia identificada en su habla— Michael, no voy a aceptar tu dinero, es mi vida, no la tuya.

— ¿Y eso que? Yo te quiero ayudar.

— No, Michael, aprecio que me quieras ayudar, pero no te sacaré dinero.

— No me sacaras dinero, Anne, porque yo te lo estoy prácticamente regalando. — pero aun así Anne se negaba. — Vamos, acéptalo. Si no lo haces me enojare.

Anne frunció el entrecejo, lo miro con duda sobre lo que decía. Enserio no quería que Michael pensara que le había dicho eso para sacarle dinero, cuando era todo lo contrario.

Observó como el pelinegro tenía en su mirada ciertos brillos alrededor de su pupila, y se miraba realmente hermoso.

— Esta bien. — aceptó de mala gana, Michael le sonrió. De todos modos, si no aceptaba se lo iba a dar de cualquier forma. — Pero, solo por una semana. Conseguiré trabajo rápido, y te devolveré todo lo que gastes en mi — Ahora Michael negaba.

— No tienes que regresarme nada, te lo estoy regalando, no te lo estoy prestando — se río.

Ay, Michael, vas a hacerme llorar —Anne río con los ojos cristalizados.

Estaba agradecida de que Eros tuviese una mala puntería y le haya golpeado accidentalmente con ese balón. Si no fuera por él, nunca hubiese conocido a este ángel.

Su ángel

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