CAPIULO 17
voy a intentar actualizar más seguido!! me gradué el lunes así q ya tengo más tiempo libre yujuyyyy igual porque tengo una historia en borradores q me parece uff 😮💨😮💨pero por ahora me voy a enfocar en terminar DA para iniciar la otra 💖😙
—Dime, Jungkook, ¿cómo era tu matrimonio con Juwon? —el omega se encogió de hombros. Miró a la beta frente a él y su mirada compasiva le relajó sólo un poquito los sentidos.
Bajó la vista a sus manos, a la mano derecha en específico, donde la ausencia de una argolla detonaba para él. Hacía meses que la había dejado de usar, no creyéndose digno de ella, aunque extrañaba lucirla frente a los demás.
Su mente divagó en varios recuerdos en su mente, pero se centró en uno específicamente y sonrió a la mujer. Yuri lo miró con las cejas alzadas y le asintió con la cabeza para que pudiese continuar.
—Perfecto —pudo contestar y tragó antes de continuar, con un nudo en la garganta—. Juwon y yo solíamos celebrar San Valentín cada año desde que nos conocimos. Íbamos a cenar juntos, siempre reservaba el mismo restaurante donde fue nuestra primera cita, era un ritual que nos gustaba y al que yo me acostumbré. Era perfeto. Con él todo salía bien, yo siempre supe que iba a estar bien si Juwon estaba conmigo.
—¿Y cuando quedaste encinta? ¿cómo fue su reacción? —la sonrisa de Jungkook se borró un poco.
—Al principio yo no quería tener a mi cachorro —la beta se sorprendió, sin embargo, no interrumpió sus palabras—. Yo quería seguir enfocado en mi carrera, crecer en el trabajo. No tenía planeado un cachorro tan pronto como terminé el internado en el hospital. Cuando era más joven quería ser padre, siempre fue algo que tuve en mente y cuando Juwon y yo nos casamos lo discutimos varias veces, pero no definimos hacerlo hasta que pasó.
—¿Y cómo reaccionaron los dos a tu embrazo?
—Yo pensé que estaba bien, que era lo que eventualmente iba a pasar y que mi cachorro era la cereza del pastel para la familia que estábamos construyendo. Se lo dije un mes después de que yo lo supe porque se notaba ya. Él se emocionó tanto, me abrazó, me besó y me cuidó todo el tiempo, siempre fue el alfa atento del que me enamoré.
—¿Por qué tardaste tanto en decirle? —la beta se enderezó y miró a Jungkook a la cara. El menor se mordió los labios nervioso, tembló un poquito en su lugar—, ¿es posible que esperaras no estar encinta en ese momento?
—Yo amo a mi cachorro —cortó de tajo y suspiró profundo, agradecido de que no hubiera olores extraños alrededor—. Yo quería tener a mi cachorro, soñaba con tener a mi familia propia, sólo que Juwon- —se cortó antes de continuar y miró a la Yuri con los ojos cristalinos—. No quería arruinar su vida con una responsabilidad tan grande como esa.
—Jungkook, un matrimonio es de dos, un bebé lo hacen dos, no sólo tú. Es normal que sientas presión por cómo criar a un hijo, nadie nace sabiendo cómo hacerlo y no hay una fórmula que los padres sigan y lo eduquen. No arruinas la vida de nadie siendo feliz al construir una familia con la persona que amas, ¿qué es lo que te preocupaba de Juwon?
—Su familia —se sinceró y la mujer lo miró con tristeza—. Ellos son tradicionales, no les gustaba que yo fuese el omega de Juwon. Decían que no era suficiente y ni siquiera fueron a la boda, lo dejaron solo desde que nos comprometimos. Pero cuando él le dijo a su madre que iba a ser abuela ella estaba emocionada, creí que mi bebé podía unir a su padre con su familia, temo que los haya alejado más.
—¿Por qué?
—Porque su madre me cuidaba, pero puso en duda la paternidad de Juwon. Discutieron esa noche y él dijo que confiaba en mí, pero su madre, esa mujer es implacable. Luego de eso mi madre me cuidaba, aunque pudiera hacerlo solo.
—¿Y te culpas por ello?
—Por supuesto —admitió con las lágrimas ya cayendo por sus mejillas—. Juwon decía que no era así, pero yo sé que es mi culpa. Nunca le agradé a su madre y ella manda en su familia, es una alfa intimidante. Se alejó de ellos por mi culpa y cuando por fin creí que podía reunirlos de nuevo, las cosas de nuevo se vinieron abajo. Tal vez si yo hubiese sido un omega distinto su madre me hubiese aceptado. Juwon seguiría vivo.
—¿Crees poder hablar de ese día, Jungkook? —el omega se quedó de piedra. Yuri no parecía presionarlo, muy al contrario, sus ojos suaves y esa sonrisa sincera lo hacían sentirse seguro en un lugar que no fuese su casa. Podía ser él en el consultorio, sin temor a sentirse expuesto, con la confianza de que lo que sea que dijera no iba a salir de la habitación, pero no estaba listo.
—No —se sinceró y la beta bajó los hombros, no decepcionada sino tiste. Hacía un mes que Jungkook estaba asistiendo a las consultas y era poco tiempo ella lo sabía, pero el omega se veía distinto. No sabía si decir que mejor porque era pronto para hacerlo, pero sí que era distinto, ella podía verlo en esos brillantes ojos y piernas temblorosas.
—De acuerdo —ella sonrió un poco—. Sabes, me alegra mucho que te hayas abierto a decir esto, hablaste mucho hoy en comparación con las sesiones pasadas, ¿no lo notaste? —lo cierto era que no, porque cuando hablaba de Juwon las palabras salían solas de su boca y él pobremente les daba forma a sus pensamientos, sin saber bien cómo definirlos.
—Cuando me preguntan de Juwon eso pasa, tengo tanto por decir de él.
—¿De él o a él? —el omega la miró—. Esta semana piensa en eso, por favor, y me das la respuesta en la próxima sesión, ¿de acuerdo?, por ahora, me alegro que me hayas contado más de él y de cómo era la dinámica entre los dos, pero es importante continuar hablando del tema. Hablarlo hará que las cosas se analicen y encontremos una solución a todos esos pensamientos en tu mente, ¿de acuerdo? —el omega asintió, no convencido de que pudiera hacerlo, incluso si se forzaba hacerlo, el hablar de ese día en especial no era algo que hubiera hablado con nadie.
—¿Es todo? —preguntó ansioso. La marca no dolía, pero su pecho un poco. Tenía un mal presentimiento y no estaba lejos del hospital, quería asegurarse de que Hyeon estaba a salvo en la guardería.
Yuri asintió y el omega no perdió el tiempo en ponerse de pie y salir del consultorio, ni siquiera despidiéndose de la beta que lo miraba preocupada. Caminó rápido hasta tomar un taxi y se tragó las ganas de lagrimear al notar el olor a alfa dentro del coche. A cada minuto que pasaba la ansiedad iba en aumento y el ardor en el cuello, sobre la marca, era opacado por el dolor en el pecho que le quitaba el aliento de a poquito.
No esperó su cambio ni más, solo salió del coche rápidamente y fue directo a la guardería del hospital, no importando que su turno fuera a empezar pronto. Yoongi ya lo esperaba en la entrada de la misma.
Hyeon lloraba a gritos, con los ojos hinchados y aunque tenía en las manos el peluche que Taehyung le había regalado, parecía no ser suficiente para él. Yoongi lo miró preocupado.
—Lo siento —se disculpó—. Empezó hace veinte minutos, no es el peluche —le aclaró y Jungkook lo tomó en brazos—, creo que es una infección. No dejaba de moquear y le dimos una solución, pero es mejor que lo lleves con Taehyung o con alguien de pediatría. Uno de los cachorros que está en su área ha estado enfermo dos días, creo que Hyeon pescó el resfriado y no-
—Me hubieras dicho —el menor resopló—. Tengo que ir arriba ya.
No terminó de decir las más porque antes de eso, sus pies se movían por sí solos, con el nerviosismo a flor de piel y la mirada de todos los que estaban en el lugar estaban sobre él. De pronto se sintió como meses atrás.
—¡Rápido vayan dentro! —uno de los paramédicos gritó. Jungkook oía los llantos de Hyeon unos metros tras él y se negó a bajarse de la camilla donde llevaban el cuerpo herido de Juwon. Hacía compresiones sobre su pecho y sus ojos nublados por las lágrimas apenas le dejaban ver a su alrededor.
—Doctor —uno de los omegas le llamó. Probablemente Jungkook sabría su nombre pero no estaba enfocado en ello, sólo quería ver a Juwon respirar de nuevo—. Doctor Jeon, deje que entremos.
—Llama a Hoseok —dijo con la voz en un hilo. Las enfermeras que estaban ahí, esperando que el omega se calmase un poco se miraron y sólo una de ellas, de quien Jungkook apenas recordaba su nombre hizo caso.
Corrió dentro del hospital y se encontró con el primer cirujano del lugar. La forma rápida en la que habló alteró al alfa y los dos vieron atónitos la camilla ser empujada, todavía con el omega sobre su alfa. Haciendo el intento de rehabilitar al alfa sobre la camilla.
—Doctor —llamó el alfa pero Jungkook no alzó la vista. No siendo consiente de las miradas de todos sobre él. De sus compañeros, de los familiares, los guardias del hospital. Todos lo miraban derrumbarse sobre el cuerpo casi sin vida de su alfa.
Alzó la mirada cuando el alfa intentó acercarse a él y quitarlo, pero gruñó, enseñando los dientes. Sus ojos antes cafés ahora eran de un color magenta brillante. Pudo ver a Hoseok a lo lejos, saliendo de una habitación de urgencias y gritó por él.
—¡Hyung! —el alfa alzó la vista y lo que vio lo dejó helado. Su joven amigo estaba casi destruido llorando sobre un cuerpo en una camilla, sin darse cuenta de que su cachorro estaba llorando en los brazos de otro omega sintiendo su angustia y su dolor, su olor agrio empapando cada centímetro del lugar. Corrió a él.
—Jungkook, qué- —pero la pregunta quedó en el aire cuando se percató de quién era el hombre inconsciente.
Lo conocía. Lo había visto más de una vez ir por Jungkook al terminar sus guardias en el hospital, los había visto besarse, al omega acurrucarse en su hombro cuando caminaban, al alfa tocarle el vientre abultado cuando estaba encinta y por supuesto, lo había visto desesperado cuando tres meses atrás Jungkook había llegado al hospital para tener a su cachorro. Era su alfa.
Y peor aún, estaba sangrando. Una herida en su cabeza era visible y el pecho se le movía poco de arriba abajo.
—Déjame a mí —le dijo y el omega gruñó, pero su fuerza sobre Juwon disminuyó—. Jungkook tienes que dejarme hacer esto. Me haré cargo, baja de ahí. Tu cachorro te necesita —algo en sus ojos cambió y Jungkook miró sobre su hombro, percatándose apenas del estado de Hyeon.
Se bajó de la camilla y le arrebató el bebé al omega desconocido, meciendo y arrullando torpemente a su bebé. Los doctores aprovecharon la distracción para tomar la camilla y llevarla dentro, a urgencias.
—Hoseok —Jungkook le llamó informalmente y el alfa se tensó a verlo tan mal—. Sálvalo, por favor.
—Haré lo que pueda —dijo antes de correr dentro del hospital.
La situación era similar y le daba un mal sabor de boca. Varios de los alfas y omegas que estaban ahí lo miraban y se quedó quieto en medio del pasillo sin saber qué hacer o a dónde ir, con quién ir.
Hyeon lloraba alto y por más que lo meciera el bebé no se tranquilizaba, su rostro estaba rojo y las lágrimas ya le habían mojado las mejillas regordetas. Se aferraba al peluche que le había dado Taehyung, pero no era suficiente y seguro ya sentiría la angustia de su padre también y lloró más.
—Jungkook-ssi —una de las enfermeras se acercó a él y le tocó el brazo. Un error. Jungkook se alejó de ella como si quemara y apretó al cachorro contra su pecho—. Lo siento —la beta alzó las manos en disculpa y Jungkook la reconocía poco, era una beta que apenas empezaba sus prácticas.
—Arriba —dijo y sacudió la cabeza al ver a la enfermera confundirse—. Necesito ir arriba, por favor. Al piso de pediatría.
La mujer asintió y corrió a llamar al elevador de emergencias. Jungkook agradeció que ella no fuera con él porque no quería que nadie más que él se acercara a Hyeon y en el estado en el que estaba, simplemente era difícil entenderlo.
Suspiró de alivio cuando llegó al piso y llamó la atención de todos ahí cuando Hyeon pegó un grito más fuerte y se retorció en sus brazos intentando liberarse. Corrió a donde estaba un escritorio, detrás, una omega lo miraba con ojos ceñudos.
—No hay consultas ahora —le cortó antes de que él pudiera decir algo.
—Kim Taehyung —él dijo— ¿Cuál es su consultorio?
—No hay consultas, señor. El doctor Taehyung está ocupado.
—Pues llámalo. Soy Jungkook.
—Señor, no hay excepciones. No hay consultas ahora, quizá en una hora o algo así.
—Escucha —habló y su tono de voz solo hizo que la omega lo mirara mal—. Vas a ir y buscar a Kim Taehyung a donde sea que esté, le dirás que lo necesito y lo harás venir, así sea por las fuerzas —pegó la palma sobre el escritorio llamando la atención de más de uno.
—Señor, le llamaré a seguridad. Váyase o espere en la sala de espera, pero ahora no hay consultas.
—Es mi cachorro —intentó una última vez, pero no lo logró. La omega hizo una mueca y miró a otro lao.
—No hay consultas ahora. Llévelo a otro lado —antes de que pudiera responder, un par de alfas salieron apurados del elevador y en cuanto lo vieron, corrieron a él. A Jungkook se le puso la piel de gallina al oler el aroma a cedro de Taehyung.
Seokjin iba con él.
—¿Qué pasa? —preguntó el alfa mayor y antes de que Jungkook pudiera decir algo, la omega tras el escritorio habló apurada.
—Lo siento mucho doctor, Kim. Le dije al señor que no había citas disponibles, pero insiste. Ya llamé a seguridad-
—¿Seguridad? —Taehyung se acercó con el ceño fruncido—. Tu trabajo no es llamar a seguridad, tu trabajo es llamarnos cuando hay emergencias.
—Salieron a comer y no quise interrumpirlos. El señor-
—Este señor —Seokjin lo apuntó—, es el omega que te dio trabajo. Es el subdirector del hospital —el color abandonó el rostro de la mujer y sus ojos se abrieron de golpe.
—No sabía —bajó la vista a sus manos y Taehyung dejó de mirarla cuando Hyeon pegó otro grito y Jungkook pareció angustiarse más.
—Vamos a mi consultorio, Kook —le tomó de los hombros y lo condujo a su oficina.
Dejó al cachorro sobre la camilla en el consultorio, cubierta por una mantita con ositos y Taehyung se movió rápidamente bajo la atenta mirada del omega. Hyeon se retorcía sobre la camilla y su llanto era igual o más intenso que antes, a Jungkook le ponía los pelos de punta. Se encogió al oír la voz profunda de Taehyung.
—¿Cuánto lleva así?
—Lo sentí hace treinta minutos. Yoongi dijo que quizá sea infección. Uno de los cachorros de la guardería estuvo enfermo y-
—Puede ser, su garganta está hinchada un poco. Debe ser eso lo que lo molesta.
—¿Cómo supiste que estaba aquí? —Jungkook se atrevió a preguntar y Taehyung se puso rojo.
—Seokjin. Estaba comiendo con él y Yoongi lo llamó diciendo que Hyeon estaba mal y que ya estabas en camino. Perdón por tardar.
—Está bien. Hyeon se pondrá bien, ¿cierto? —la voz le tembló cuando preguntó y Taehyung no perdió el tiempo en acercarse a él y tomarle el brazo gentilmente.
—Lo estará, lo prometo. Le daré un des inflamatorio para su garganta y debes mantenerlo en casa por ahora. Sigue la receta que te haré y estará como nuevo en unos días —Jungkook se relajó y asintió. Lo vio sacar un jarabe para el bebé y aunque Hyeon se resistió y lloró un poco más, Taehyung lo hizo beber el contenido.
Ambos lo vieron hacer muecas por el sabor y esperaron unos minutos para que la medicina hiciera un poco de efecto y Hyeon pudiera volver a casa en un estado mejor.
Jungkook suspiró cuando al paso de diez minutos, el llanto del cachorro había disminuido y ahora se tallaba los ojos con las manos y bostezaba, sin soltar el peluche que Taehyung le había dado. El menor se acercó un paso a Taehyung y se miraron a los ojos.
Demasiado cerca. Jungkook se dio cuenta al segundo después. No se separó. No quiso alejarse, no ahora que estaba cerca y el aroma del alfa ya era conocido para su instinto, no ahora que el alfa estaba mirando sus ojos sin parpadear, no cuando su lobo estaba sintiéndose relajado a su lado, seguro. Como si pudiera adivinar que Taehyung no iba a decepcionarlo, no iba a mentirle. No iba a dejarlo. Cerró los ojos al sentirse tan liviano.
Su frente tocó la de Taehyung y entre abrió los ojos, si se acercaba un poco más, si se inclinaba podía besarlo.
—No con Hyeon aquí —susurró Taehyung y Jungkook se detuvo, apenas siendo consciente de que se estaba acercando a los labios del alfa y este lo miraba a los ojos con adoración.
—Lo siento —se disculpó al momento que se alejaba con la cara roja de vergüenza. Taehyung lo detuvo y le tomó el brazo.
—Quiero que lo hagas —le susurró—, pero quiero que estés seguro de que lo quieres. No me gustaría que tú te esfuerces por esto que ni siquiera sé qué es. Si no estás seguro no lo hagas, voy a entender.
—Hyeon está mejor porque lo ayudaste- —Taehyung lo soltó de pronto y Jungkook fue consciente de cómo sonaron sus palabras.
—No lo hagas porque crees que me debes algo.
—No quise decir eso —Jungkook lo enfrentó y las piernas le temblaron cuando Taehyung le sonrió con amabilidad.
—Sé que no —pero la voz le tembló cuando dijo, suspiró—. Es mejor que vayas a casa, Jungkook. Lleva a Hyeon a descansar. Dile a Namjoon lo que pasó, sé que va a entender. Mañana estará mejor.
Jungkook tomó a su cachorro en brazos y lo arrulló.
—Gracias —Jungkook habló y los ojos le brillaron al ver sonreír a Taehyung nuevamente.
—¿No olvidas algo? —Jungkook alzó una ceja y Hyeon chilló al caer en cuenta de dónde estaba y con quién. El portador del aroma que lo tranquilizaba estaba cerca y todo olía a él, incluso su padre, aunque el omega no podía ser consciente de eso. Taehyung sacó de un cajoncito en su escritorio la plantilla de pegatinas que Jungkook le había regalado en navidad.
Ya no estaba completa, hacían faltas varias de ellas y Jungkook sonrió al saber que ese había sido un buen regalo para el alfa y que de verdad lo estaba usando. Si le daba tiempo quizá podría comprar otro par en la tienda que estaba de camino a su casa.
—¿Debo ponerte una? —preguntó con una sonrisa tímida y Taehyung negó.
—Claro que no, Kook. Hyeon debe hacerlo —Jungkook soltó una risa y asintió caminando de nuevo al alfa.
Hyeon estaba mejor, aunque su rostro regordete estaba rojo y tenía las mejillas frías de las lágrimas, se removía inquieto en los brazos de su padre y cuando estuvo cerca de Taehyung, estiró los brazos para que pudiera cargarlo. El alfa lo hizo complacido.
—Toma, cariño —Jungkook llamó y Taehyung giró la vista a él.
—¿Qué cosa? —Jungkook se puso nervioso y sus manos temblaron.
—Le habló a Hyeon —tragó duro y Taehyung se rió.
—Lo sé, estaba jugando —Jungkook negó y le estiró una pegatina a los dedos del cachorro. Era de un dinosaurio rojo y Hyeon la toqueteó entre sus dedos, intentando saber qué era eso, luego miró Taehyung a la cara, decidió poner la pegatina en su mejilla y aunque estuvo mal colocada, Taehyung ni Jungkook la movieron para que estuviera mejor.
—Iré a casa —dijo Jungkook cargando de nuevo a su cachorro y Taehyung asintió—. Por cierto —se detuvo antes de salir—. Yoongi y Seokjin irán el domingo a mi casa, prepararé la comida yo y quiero que estés ahí, si es posible.
—Por supuesto —asintió Taehyung y se acercó a Jungkook y le acarició la mejilla—. Estaré ahí, no lo dudes.
Cuando Jungkook salió de la consulta no dejó de pensar en Taehyung, ni cuando vio a la recepcionista del piso bajar la vista por su descuido, ni cuando fue a su oficina por sus cosas, ni cuando Namjoon le preguntó qué había pasado y aunque explicó la situación, su mirada estaba perdida en la pared blanca y una sonrisa le decoraba el rostro, a todos les parecía extraño.
Momentos antes había estado reacio a cualquiera que se le acercara a él y su cachorro, y ahora, ahora él estaba como si nada hubiera pasado, como si no hubiera casi besado al alfa en su consultorio. Mucho menos dejó de pensar en eso cuando llegó a su casa y se encontró con el silencio al que poco a poco había ido acostumbrándose, no dejó de pensarlo hasta que fue a su habitación y todo lo azotó como un balde de agua helada.
El clóset estaba abierto y dejaba a la vista unas camisetas que habían sido de Juwon. Su vista cayó en la fotografía junto a su cama. Eran ellos dos unos meses después de haber empezado su relación y se miraban felices, jóvenes, llenos de vida, sueños por cumplir. A Jungkook se le encogió el corazón.
Cayó en cuenta entonces del nulo dolor en su marca y fue al baño. Se quitó el apósito que la cubría y la miró. La única diferencia que resaltaba era que no había sangrado, aunque ardía un poco. Pero la sangre había dejado de fluir a través de la herida abierta. No había sentido mareos en esos últimos días y lo asociaba a su trabajo y que su mente estaba en regular a todos los médicos del hospital que en pensar en su fallecido alfa. La culpa lo invadió de pronto y se sintió miserable al caer en cuenta de eso.
¿Qué pensaría Juwon de ver que no pasaba ni un año de su muerte y Jungkook no lo pensaba de la misma forma que lo había pensado como cuando había muerto? ¿Su familia qué iría a decir? Un omega viudo y con un hijo menor no era bien visto a las personas, menos si en poco tiempo parecía haber olvidado a su alfa como si nunca hubiera pasado. Todos deberían sentirse decepcionados de él. Todos.
Talló con fuerza la herida en su cuello y el ardor se hizo presente, cada vez más fuerte, con mayor intensidad y la sangre empezó a salir de pronto. Pequeñas hileras de jabón se manchaban de rojo y pintaban el agua y el mueble del baño, unas gotas de sangre salpicaban en el piso y el cristal del espejo frente a él. Las lágrimas no tardaron en salir de sus ojos y mezclarse con el agua que usaba para enjuagarse la herida. Los sentimientos le revolvían el estómago y temía despertar a Hyeon que había caído dormido por fin, en un mejor estado en horas antes.
Se empezaba a sentir miserable, miserable por no haber pensado en él, miserable por no hacer un luto, miserable porque su lobo lo estaba reemplazando, disfrutando la compañía de otro alfa que no era el que lo había marcado. Jungkook estaba cayendo de nuevo en las culpas, en los recuerdos, en los sentimientos que no tenían pies ni cabeza y no sabía cómo manejarlo, no sabía cómo describirlos cómo hablarlos y con quién. Incluso si Yuri había sido clara con él y le había dicho que era la personas que podía ayudarlo, que además tenía amigos y familia dispuestos a darlo todo por él y su cachorro, no quería ser una molestia más para los demás.
Incluso si callarse todo, si mantener la boca cerrada y no compartir sus sentimientos ni sus pensamientos con nadie lo hundía en una depresión, estaba dispuesto a soportarlo por no molestar a nadie como la madre de Juwon una vez le había dicho que hacía cuando estaba encinta.
Recordar a la mujer le dio un mal sabor de boca poco recordó de la última vez que la vio meses atrás. Con la mirada vacía, sin esperanza. La alfa había sido cruel con él en el funeral de Juwon, apenas y pudo acercarse al ataúd sin que la mujer le diera una mirada horrible y él se sintiera intimidado por ella. Aunque sus padres y todos lo habían acompañado, nadie había intervenido cuando la mujer se acercó a él y le dijo que no era digno de estar en ese lugar luego de ser el causante de su muerte.
Jungkook se había derrumbado luego de eso. Las lágrimas habían brotado de sus lindos ojos y todos creyeron que era por su alfa, mas nadie se imaginaba que la alfa al lado del ataúd se había encargado de reprocharle que era una carga para Juwon y que había sido culpa suya todo. Ella ni su familia habían tenido intenciones de cargar a Hyeon cuando el omega se cansaba y el cachorro apenas recién nacido no era consiente del odio que su nacimiento había creado entre su padre y sus abuelos paternos y la familia del alfa que no le vería crecer.
Jungkook se encontró a sí mismo pensando en todas las posibilidades que pudo haber tenido si Hyeon no hubiera nacido. Quizá esa mañana él y Juwon no hubieran discutido, tal vez la madre de Juwon lo hubiera convencido del divorcio y el alfa no hubiera tenido problemas con dejarlo porque no había un cachorro de por medio que los uniera, Jungkook hubiera sufrido la separación, sí, pero la hubiera manejado como el adulto funcional que era. Tal vez hubieran seguido juntos, pero sin demasiadas responsabilidades y el alfa no hubiera tenido que conseguir otro trabajo para mantener al cachorro.
En todos los escenarios que Jungkook podía imaginar Juwon estaba vivo y su vida no era miserable.
Como si lo hubiera previsto o invocado, el teléfono de la sala empezó a sonar. Con pasos torpes y la vista nublada del rastro de lágrimas caminó hasta donde estaba el teléfono y contestó sin siquiera ver el número, si lo hubiera hecho tal vez no hubiese contestado.
—¿Sí? —su voz se escuchó somnolienta.
—Jungkook —la voz de su cuñado a través del teléfono lo hizo abrir los ojos de golpe. Sus sentidos se pusieron alerta y no podían culparlo. Luego de que su última conversación había terminado mal, no creyó volver a saber de él ni de ninguno de los Lee en mucho tiempo—. Por fin te encuentro en casa, he estado llamando por semanas y no contestabas ni una vez.
Su voz era de reproche, pero Jungkook se obligó a no dejarse intimidar ni por el tono de voz del alfa a través de la línea.
—No he estado en casa últimamente —contestó con un nudo formándose en la boca de su estómago. Escuchó al alfa suspirar a través del teléfono—. ¿Qué necesitas?
—Quiero- queremos ver a Hyeon —esa frase lo hizo temblar un poco y su vista cayó en las escaleras que iban a su habitación donde su cachorro estaba dormido.
—¿Luego de meses lo buscan? Ni siquiera debe de recordar-
—No digas esas cosas, Jungkook. Es nuestro derecho ver a Hyeon. Luego de la muerte de mi hermano no hemos visto a mi sobrino. Te lo estoy pidiendo de buena manera, Jungkook. No quiero tener que llegar a otros extremos para verlo —el omega suspiró y cerró los ojos.
Wooshik no había sido tan malo con él como su madre lo había sido, pero seguía siendo un alfa imponente y su carácter era más parecido al de la mujer que lo había engendrado, y eso era suficiente para intimidar no sólo a Jungkook, sino a varios omegas que eran susceptibles a esas actitudes.
—Te llamaré después. Hyeon está enfermo ahora y no creo poder recibirlos en la casa en estos días —el alfa gruñó.
—No —dijo y Jungkook supo lo que iba a venir a continuación—. No queremos ir a tu casa. El domingo iremos por él en la mañana y lo llevaremos al anochecer.
—Hyeon es sensible, no puedo dejarlo solo por tanto tiempo. Menos con desconocidos.
—Somos su familia, Jungkook. Hablas de nosotros como si no nos conocieras desde hace años. Te recuerdo que mi madre y yo estuvimos dispuestos a cuidar de ti cuando quedaste encinta, si no lo acepaste no es culpa nuestra. Pero algo más allá de tus problemas personales con nosotros, nos une. Y eso es mi sobrino.
—Hyeon es apenas un cachorro. Llora cuando no estoy cerca y-
—No seas un mentiroso, Jungkook. Sé que lo dejas solo en la guardería de tu hospital porque tu trabajo no te permite tenerlo contigo. Puedes separarte de él. Si no nos deja verlo tendremos que ver una forma legal de hacerlo.
—No —el aire abandonó su cuerpo cuando oyó eso y se tomó la frente con los dedos, dejándose caer en el sillón de la sala—. Él es mi cachorro, no pueden intervenir de ninguna forma legal.
—Se te olvida que mi madre tiene a muchos conocidos en todos lados, si eres su padre no va a importar.
Jungkook se rindió. Era en vano pelear con alguien de esa familia, incluso aunque Juwon lo negaba tenía las mismas manías y actitudes que su familia, aunque en un menor impacto, pero lo cierto es que era algo que se llevaba en la sangre. Suspiró antes de hablar nuevamente y aunque todo iba en contra de sus creencias, no tenía otra opción.
—El domingo pueden venir por él. A las diez de la mañana que esté despierto y haya desayunado. Lo regresan a la tarde o en la noche —pudo oír a su cuñado bufar una risa y eso lo enfureció.
¿Cómo era que no podía negarse a las cosas que Wooshik y su familia le pedían?
—Eso está bien, Jungkook. Iré por él el domingo, así que no hagas otros planes con mi sobrino ese día.
Jungkook no pudo decir que no, no tenía las fuerzas para negarse y empezar una discusión. Mucho menos tenía el valor de hacerlo y que eso empezara una riña entre él y la familia de Juwon. Al final, eran los abuelos de Hyeon y como Wooshik lo había dicho, tenían el derecho de verlo, aunque Jungkook no tuviera un buen presentimiento de eso.
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