Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPITULO 14

El clima seguía siendo frío, con el invierno todavía cubriendo gran parte de la ciudad y el sol apenas calentaba la zona. Jungkook agradecía que las tormentas de nieve hubieran disminuido. Porque se encontró a sí mismo, caminando a la cafetería donde Hyejin trabaja.

No hablaba con ella desde hace mucho, y la omega sí que le enviaba mensajes de buenos días que Jungkook sólo dejaba en visto.

El lugar ya no tenía decoraciones navideñas, y los meseros ya no llevaban esos gorros de Santa Claus en la cabeza, aunque a Jungkook le pareció tierna la forma en que Hyejin se veía co el.

–Bien, Hyeon, necesito que estés tranquilo. Tu papá tiene que hablar de algo importante –el cachorro se removió en su carrito y el omega sintió eso de nuevo en el pecho, al ver a su bebé con el peluche que le dio Taehyung entre sus brazos.

Al parecer, se había vuelto su juguete favorito porque olía al alfa. Y Jungkook no iba a admitir que dormir con el peluche en la cama, entre los dos, calmaba tanto a su cachorro, como a él mismo.

Cuando entró al local, respiró el aire del café dentro, tomando una de las mesas al lado de las ventanas, encogiendo su cuerpo al sentir miradas sobre él. Aunque nadie en realidad prestaba atención a lo que hacía, Jungkook se sentía observado. Como si juzgaran el vendaje en su cuello.

–Hey –Hyejin se acercó a él, con la actitud fresca y relajada de antes. A decir verdad, Jungkook agradecía conocer a alguien en el lugar, así no era tan incómodo hablar y hacer un pedido.

–Hola –sonrió y arrulló al cachorro en el carrito–, ¿Tienes tiempo hoy? –la chica asintió mirando alrededor.

–Sí, pero tendrás que esperar media hora. Es lo que falta para mi hora de comida.

–Está bien, tengo tiempo. Hay algo que contarte –la chica hizo un puchero.

–Se supone que me lo debes decir por mensaje, Jungkookie. Ahora voy a estar media hora muriendo de emoción –se carcajeo bajito.

Pidió un café caliente, con un waffle con fruta picada y miel, y para su niño, que tenía que comenzar a comer, sacó un recipiente con papilla que hizo en casa.

Esperó pacientemente, mirando a su nueva amiga ir de una mesa a otra llevando los pedidos y regresando con ellos después. Siempre con una sonrisa para regalar, con una actitud amable y linda que la hacía ver bonita. Se preguntó que, si él sonriera todo el tiempo, también se vería así.

Hacía mucho que no sonreía por nada, cuando lo hacía era porque alguien le provocaba la risa y ya, no tenía otra razón para sonreír ni hacer algo más que eso. Pero ver a su amiga, simplemente lo impulsó a hacerlo. Sin pensarlo demasiado, relajó sus hombros, sintiendo el aire salir por su nariz, alzando ligeramente, la comisura de sus labios.

Su cachorro lo miró, pataleando y sonriendo también, con las encías vacías al aire y agitando los brazos dentro. Hizo a Jungkook sentirse cálido.

–Suéltalo –dio un brinco. Hyejin había llegado de imprevisto, con el uniforme del local puesto y un plato con pastel y una malteada.

Sonrió más animado, con el corazón un poquito acelerado por lo que iría a decir y se distrajo un poco, dándole papilla a su hijo.

–Es sobre el doctor guapo –la escuchó jadear en sorpresa, mirándolo con los ojos abiertos de par en par.

–Vamos, Jungkookie, dime –casi le rogó e hizo al omega sonreí más.

–Me invitó a una fiesta del trabajo.

–Oh, Dios, ¿Van a tener una cita? –se congeló.

–No. Ni siquiera respondí. Y no es una cita, es una fiesta del trabajo y él se ofreció a ir conmigo –intentó creerse él mismo sus palabras, pero Hyejin sonrió.

–Eso dicen todos. Que no es una cita y que son amigos o cosas del trabajo –la vio columpiar su cuchara entre los dedos, antes de volver a decir–, pero todos los alfas son así. Al final va a querer cortejarte y si lo dejas, oh, Dios, vas a tener a un buen alfa. Guapo al menos –se encogió de hombros.

–¿Crees que debería ir?

–Hm. Escucha, si fuera tú, ya estaría buscando el traje y despejando mi agenda para esa noche, aprovéchala, Jungkookie.

–Pero- mi cachorro –miró a Hyeon que estaba concentrado en ensuciarse la cara con la cuchara de su papilla.

–¿No hay quien te ayude? Puedo-

–Sí, hay –admitió, porque sabía que toda su familia estaría encantada con cuidar de él, pero no quería incomodar y tampoco responder preguntas que sabía que le harían–, pero no sé- no quiero molestar nadie.

–¿Por qué lo harías? Escucha, no te conozco casi porque no me cuentas nada de ti, y tampoco voy a obligarte a hacerlo, pero tampoco creo que seas del tipo de persona que molesta a los demás, ¿Sabes? No luces así. Y estoy segura que quieres ir a esa fiesta de trabajo con el doctor guapo –tomó un respiro–, sino, no hay razón para que hayas venido a verme.

–¿Crees que Taehyung es guapo?

–¿Guapo? –ella respondió ofendida–, ese hombre es más que guapo. Tienes una suerte de envidia, Jungkook –puchereó–. Pero en serio, ve a esa fiesta y diviértete, tienes derecho a eso –le guiñó un ojo.

Se quedó pensando en eso, en que quizá tenía derecho de divertirse, de salir, de renacer de nuevo. Se preguntó si al menos se lo merecía, si debía hacerlo y no encerrarse en casa a sentirse miserable hasta que la mañana volviera y su rutina fuera la misma.

Estaba un poco cansado, también. Nunca fue un omega como los demás, esa era una característica que siempre le reprocharon en el colegio. Le gustaba ser cambiante, tenía un humor diferente al resto y odiaba la rutina, le gustaba conocer nuevas cosas, nuevas experiencias, vivir como el alma libre que era, para lo que había nacido.

Vivir libre hasta que conoció a Juwon, porque Juwon era ordenado. Le gustaba tener control sobre todo y mantener todo en orden, todo arreglado e impecable, nunca fue exigente con Jungkook, al contrario, lo dejaba en paz y que disfrutara a su manera de su vida, pero Juwon no hacía nada sin tener hasta el mínimo detalle planeado, contrario a Jungkook, que le gustaba descubrir sobre la marcha. Tomar desiciones al momento y no pensar en si algo salía mal o bien, sólo vivir.

Cuando se casó, su vida dejó de ser eso. Pensó que, dejar todas esas libertades atrás, todas esas decisiones a la ligera, era aunado a tener una marca en su cuello, a tener un alfa al lado y vivir con él feliz. Jungkook estaba dispuesto a dejar aquello atrás si tenía al alfa consigo.

Pero ahora, ahora no estaba el alfa. El hogar que habían construido no se sentía igual, en sólo unos meses, su vida dejó de ser una rutina equilibrada a ser una donde lloraba y luego fingía que estaba bien, Jungkook comenzaba a odiar eso.

–Iré –le habló bajito. La omega frente a él casi chilló de felicidad.

–Tienes que contarme todo después, ¿Oíste? Nada de dejarme en leído los mensajes, eres un maleducado, Jungkookie –el nombrado rió, disculpándose por eso y prometiendo que lo haría y que le enviaría un mensaje para decirle cómo le fue.

Se estaba arrepintiendo.

Una hora después, estaba ahí, frente a la casa de sus padres, queriendo pedirles que cuidaran a Hyeon porque él saldría. Llevaba fuera veinte minutos, con los dedos entumecidos por el frío y el pequeño cachorro dormido en su carrito, cubierto con unas cobijas y oh, Jungkook pasó por alto que llevaba el trajecito que el alfa le regaló.

Quiso retroceder, volver a casa y fingir que no pasó jamás. No iría a la fiesta y no dejaría a sus padres con una responsabilidad que no les correspondía, su hijo.

Pero el omega siempre fue débil a las invitaciones, más aún si eran por parte de alfas atractivos, Dios, al menos tenía la excusa del frío para decir que la razón de sus mejillas rojas, y no admitir en voz alta que el doctor Kim le parecía guapo.

La marca le picó ante el pensamiento, acariciando y siseando de dolor al sentir. Quiso gritar de frustración al sentir sus dedos húmedos y cuando los vio, estaban ligeramente manchados de sangre que comenzaba a salir de la herida aún abierta.

No tuvo más opción que caminar a la casa, con la cabeza hecha un desastre y la culpa poco a poco llenando su cuerpo. Quería desprenderse de la sensación cuánto antes, terminar con el dolor de una vez y vivir su vida trabajando, ignorando el hecho de que Juwon estaba muerto, seguir dentro de su burbuja donde nadie sabía que estaba viviendo. Fingiendo que el alfa aún estaba vivo, y que sólo era una terrible pesadilla de la que despertaría en algún momento.

Quería que todo se acabara y refugiarse en los brazos de su alfa, eso quería.

Tocó la puerta del que fue su hogar siempre, esperando que su madre le abriera la puerta, porque aunque tenía las llaves, ya no estaba en derecho de entrar como si nada. Jungkook no era esa clase de omega y por mucho que se sintiera mareado, no pensaba entrar.

Aunque sí creyó que debía romper sus propias reglas y abrir esa maldita puerta y resguardarse en el calor de la casa. Porque la sangre seguía fluyendo de su cuello, con lentitud pero aún así, no se detenía y eso le preocupó.

La vista se le nubló, sintiendo las extremidades ligeras y cerró los ojos con fuerza, esperando calmarse. No parecía haber nadie en casa y le preocupaba tener un accidente, no por él, sino por Hyeon. El cachorro se despertó, lloriqueando al sentir a su padre en ese estado.

Agitando los brazos para que lo cargara en su pecho, y aunque Jungkook intentó calmarlo, su olor a sangre, combinado con el amargo aroma que llevaba encima desde hacía meses, hizo al bebé gritonear más.

–Jungkook –el nombrado se giró, con el cuerpo temblando y ocultando por instinto, el carrito con su bebé llorando tras su cuerpo.

Su padre lo miró asustado, alzando las manos y su vista cayó en la mancha de sangre en su cuello, donde debía haber una marca de unión. El omega tenía los ojos inyectados en sangre, apenas podía mantenerse de pie y sus dientes sobresalían de sus labios, en un intento nulo de que se alejaran de su bebé.

–Hey, Kook. Tranquilo, soy yo, cielo –arrulló como cientos de veces hizo cuando el omega era menor–. Tienes que calmarte, vamos. Hyeon y tú necesitan entrar a casa, vamos, cálmate –le susurró mientras se iba acercando, con las manos a la vista del omega para darle la confianza de que no les haría nada.

Su corazón dolió al ver a Jungkook alejarse por instinto, pero no lo presionó a nada, sólo yendo hasta la puerta y abriendo para que pudieran entrar.

Así lo hicieron, el oemga se apresuró dentro del hogar, meciendo a Hyeon en el carrito, no queriendo cargarlo en brazos para no alterarlo, ni dejando que su papá lo tomara. Era su cachorro, su responsabilidad y él tenía que hacerlo.

Vio a su papá preparar un té, ignorando el dolor en su cuello y él mismo podía sentir la sangre en el vendaje mucho más, con algunas gotas ya resbalando por su piel.

–Ven, Kook –escuchó al alfa llamarle y caminó hasta él, en el baño.

Vio a su padre sacar el botiquín de primeros auxilios, y lavarse las manos antes de mirarlo de vuelta.

–Papá. Yo puedo-

–Cállate, y siéntate –señaló el retrete en el baño y Jungkook suspiró, quitándose el abrigo y sentándose donde le dijeron–. Vas tener que guiarme para esto, no soy doctor como tú o Taehyung, ¿De acuerdo?

Asintió, dándole primero la instrucción de limpiar alrededor del vendaje y después retirarlo con delicadeza. Aguantando las ganas de llorar cuando cayó en cuenta de la situación. Alguien más, a parte de él y de Taehyung vería su marca. Y aunque era su padre, seguía siendo un alfa y la sensación de sus dedos fríos en la zona lo hizo temblar.

–Yo puedo –insistió, no queriendo dejar a la vista la herida. El músculo igual que antes, sin mejora y con constantes sangrados al mes.

–No creí que fuera así –susurró su padre, limpiando con agua oxigenada la zona, con mucha lentitud que hacía a Jungkook desesperarse–, ¿Por qué no entraste a la casa? Tienes las llaves.

–Ya no vivo aquí, no tengo ese derecho- auch.

–Lo siento –su papá se disculpó, siguiendo limpiando la zona para poner un nuevo vendaje encima–. Jungkook, esta siempre será tu casa y siempre vas a tener derecho de venir.

–¿Y mamá? –cambió de tema.

–Visitó a tu hermano. Él y Eunbi están haciendo unos arreglos en su cocina y fuimos a ayudarlos, vengo de ahí pero tu mamá dijo que iba a esperarse un poco, ¿Por qué?

–Quería saber si podían cuidar a Hyeon el viernes por la noche –se encogió ante el tacto del hombre.

–Claro.

–¿Así de fácil?

–Jungkook, Hyeon es nuestro nieto. Cuidarlo no nos molesta y si da problemas, llamaremos a Eunbi, ella sabe cómo calmarlo, pero, ¿Puedo saber por qué?

–Habrá una fiesta en el hospital, y tengo que ir.

–¿Irás solo? Porque me preocupa que lo hagas, entre tanta gente, no sé qué podría pasar.

–En realidad –mordió su labio–. Iré con Taehyung, él me invitó y pensé, ¿Por qué no? Mi psicóloga dijo que está bien y todos creen eso, así que –se encogió.

–¿Y tú qué crees? No se trata sobre lo que los demás crean o piensen, sino sobre ti y tu comodidad. No te voy a mentir, Taehyung me agradó mucho, tal vez deberías invitarlo otro día, hasta tu mamá quedó flechada –gruñó e hizo a Jungkook reír–, pero si no te sientes cómodo yendo con él ni con nada, no tienes que hacerlo.

–Pero quiero ir –se sinceró–. Taehyung es un buen alfa, y no presionó. Creo que piensa que lo rechacé cuando me invitó pero no, sólo no supe qué decir.

–En ese caso –su padre presionó la venda en su cuello, dando por terminada su labor y Jungkook sonrió al verla un poco de lado, pero agradecido de que su padre lo ayudara–, cuidaremos a Hyeon mientras tú sales a divertirte, lo mereces.

Fingió una sonrisa.

Horas después, estaba en casa, acostado en su cama sobre un nido improvisado. Con Hyeon dormido a lado suyo, su naricita enterrada en el peluche con el olor del alfa. Por un momento, Jungkook temió que el olor en el peluche desapareciera.

Tenía el teléfono en las manos, con un chat en específico abierto. Sentía nervios y es que, había pasado toda la tarde pensando cómo decirle a Taehyung que aceptaba ir con él a esa fiesta.

¿Y si el alfa ya había conseguido a alguien con quién ir? ¿Y si cambió sus horarios y ahora tendría que trabajar ese día y no iría ni con Jungkook ni con nadie? ¿Y si ya no quería ir con él específicamente? El omega se martillaba la cabeza con tantas preguntas.

Escribió unos mensajes, borrando cuando pensó que no era adecuado, hasta que se decidió por algo simple.

Jeon Jungkook

Hola, Taehyung

Pensé lo que me dijiste hace una semana

Oh, por Dios, ¿Qué si el alfa estaba en consulta con un paciente de emergencia? ¿Y si estaba en quirófano con algún niño o niña? ¿Y qué si era su día de descanso y él lo estaba molestando con mensajes a esa hora de la noche? Seguro el alfa querría descansar y Jungkook sólo-

Sorprendentemente, su mensaje se contestó casi al instante.

Kim Taehyung

Hey, hola Jungkook:)
Lo siento, he tenido una semana ocupada
¿Me repites qué fue lo que dije? 😿

¿En serio no lo recordaba? Jungkook se sentia un tonto.

Jeon Jungkook

Sobre la fiesta
P

ensé en eso, no te respondí

Kim Taehyung

Oh, eso
No te preocupes, Jungkook, seguro fue desubicado de mi parte, no debí preguntarte eso, lo siento TT

Jeon Jungkook

No, no

Está bien

Sólo me tomó por sorpresa

Pero sí

Kim Taehyung

¿Sí? Me perdí, ¿De qué hablas?

Jeon Jungkook

Eres despistado, Taehyung

Digo que sí quiero, me gustaría ir contigo a la fiesta la próxima semana


Kim Taehyung
¿En serio? Woahh, me alegra que lo digas

Pasaré por ti, entonces

Jeon Jungkook
Espera, ¿Entonces no tenías a alguien más?


Kim Taehyung
¿Alguien más?

No, Jungkook

Yo quería ir contigo, supongo que lo manifesté

Jungkook no respondió después, estaba lo suficientemente avergonzado para hacerlo, con las mejillas rojas y el corazón acelerado, ni siquiera dolió cuando la marca picó.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro