IV
Advertencias: abuso de poder, intimidación.
~•~
Sanzu visitaba el bar, lo hacía así desde hace un par de semanas, intercambiaba palabras cortas Akiko, y aunque en realidad no le molestaba hablar con él, prefería no o acercarse demasiado.
Su jefe lo advirtió "Linda, no te mezcles con ese sujeto", Incluso Reji —quien no sabía de su fama como asesino— decía lo peligroso que podía llegar a ser por las pocas veces que lo vió actuar extraño. Ya lo sabía, ella misma analizó a ese chico con una crítica tan severa que reafirmaba su visión del mundo.
"Es basura, repugnante, y está enfermo como todos nosotros", repetía una y otra vez, convencida de no dirigirle la mirada.
—Oye, muñeca— le llamó desde su banco donde giraba—. ¿Cómo te llamas?.
No le habría respondido si no fuera el dueño del bar, y si ignorara la pistola que cargaba—. Akiko.
—Entonces no eres tartamuda— dió otro trago al whisky que le había servido.
Asentió, rápidamente intercambió lugar con su compañero, quien aún más nervioso que ella empezó a flaquear. Atendió a muchos hombres, y ninguno era tan cauteloso como Sanzu. Todos mostraban sus intenciones desde un principio, incluso los que se sentían el típico amante frío y trataban de conspirar para utilizarla. Todos eran lo mismo, menos el.
—Linda, necesito ir al baño— Reji se alejó como si su vida dependiera de ello, soltó algunas bromas que irritaron al dos de Boten.
—Oye, dame otro— giró su dedo estirando el vaso, y como si fuera Adán tratando de tocar a dios, rozó sus dedos.
Un toque suave, casi nulo, pero este fué suficiente para hacer temblar cada parte de su cuerpo, y él lo notó, pues era su principal intención. Era más listo que Akiko, más fuerte y por su puesto, más hijo de puta.
—¿Mañana trabajas?—rascó su frente con indiferencia—. Mañana es mi día libre.
—Trabajo todos los días— le dió el trago y antes de irse brindo al aire simulando hacerlo con ella.
—Nos vemos mañana entonces, Akiko.
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Tal como prometió ahí estaba, faltaba una media hora para que abrieran y el joven de ojos azules ya disfrutaba del espíritu ebrio.
—Señor, abriremos dentro de poco— susurró Lee, quien animaba a las chicas a terminar de vestirse.
—¿Ah?, No, hoy no abriremos— sonrió de lado—. Quiero que todos se vayan.
—¿Cómo dice?— asombrado ante tal afirmación tuvo que preguntar nuevamente —Pero las chicas están listas, y la clientela...
—¿Debo repetirlo?— desenfundó el arma que llevaba consigo, aterrando a todos los presentes.
—Nos iremos enseguida— sonrió tratando de mostrar el horror de su alma—, ¡Todos largo!.
Sin demorar mucho la azabache tomó su chaqueta y caminaba directo a la salida.
—Tú te quedas— la señaló con la pistola.
—Yo no...debo irme.
—Ven aquí— sentenció apuntando un asiento cercano.
—Lee, por favor, ayúdame— suplicaba mientras su propio jefe la empujaba hasta el más alto.
—Lo siento tanto, Akiko— pedía disculpas mientras su compañero lo vía todo con terror—. No lo tomes como algo personal.
La abandonó con esa bestia. Quería llorar como mínimo, se repetía una y otra vez que de haber sabido cómo terminaría, habría acompañado a su madre al otro mundo.
Una vez todas las personas se esfumaron sonrió nuevamente—. Sirveme un trago, muñeca.
Suspiró aliviada, al menos viviría un minuto más, que bien podría transformar en tres si tardardaba en preparar la bebida.
—¿Cómo terminaste aquí?— No respondió, lo hizo enfurecer tanto que azotó las manos en la barra—. No es como que me guste repetir las cosas.
—Porque perdí mi otro trabajo, y necesito pagar el alquiler— la respuesta fué automática.
—¿No era más fácil bailar en el tubo?— sacó un frasco con pastillas y se llevó una a los labios, gracias a dios terminó el trago pues tomó las píldoras con ayuda de este.
—No quise hacerlo.
—¿Por qué?, Eres jodidamente caliente— se inclinó hacia atrás dejando ver una imagen bastante tentadora.
—Porque no quiero terminar peor.
—Pero si ya estás jodida— sonrió burlón—. Eres como un perro perdido.
—Relacionarme con otras personas no se me da bien— mentira.
La razón para rechazar ese trabajo que pagaba el triple, era que en realidad se enamoraba con facilidad, la suficiente para no separar lo profesional de lo personal. Las pocas veces que lo hizo pagó un alto precio por amar y siendo sinceros, no estaba en la mejor etapa emocional como para trabajar dando caricias a otros.
—Una chica lamentable— recargó la cabeza en sus palmas—. Bebe algo conmigo.
Negó tímidamente—. No sería adecuado.
—Lo inadecuado sería ver ese lindo trasero con diez balas.
Sirvió una bebida sin alcohol en un vaso para mostrárselo.
—Para ser otra escoria eres bastante inteligente— Ignoró ese último comentario—. Si fueras realmente lista no habrías aceptado estar aquí, tu madre debió ser una santa.
Estrelló aquel vaso sobre la barra haciendo ruido en todo el local. Podía dejarlo pasar, lo sabías pero realmente no quería. Aguantó la negligencia de su jefe, la incompetencia de Reji, hasta el acoso de los clientes, pero jamás que mencionaran a su madre.
—La muñeca si se defiende— mostró una sonrisa ladina.
—¿Puedo retirarme?— preguntó, de todas formas sabía que su vida valía muy poco en esos momentos.
—Claro, a fin de cuentas está es una cita— giró sobre el banco analizando el lugar solitario.
—Disculpe— atónita buscaba ver su cara.
—Es una cita, decir que tengo ganas de follar contigo es poco— alzo el vaso en señal de brindis—. Te lo dije, eres jodidamente ardiente.
Tragó duro, era por mucho la explicación más aterradora que pudo imaginar—. Dejé de bromear, por favor.
—Soy muy divertido, pero creo que me gustas— se puso de pie levantando el frasco de píldoras sosteniendo otra—. Pero tienes razón, está cita fué una mierda.
Se alejó dejando un sentimiento de intranquilidad.
—La próxima será en otro lugar.
Su corazón palpitaba rápido, quizá por la euforia, o por el miedo.
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Si es un asesino serial, entonces ¿Qué es lo peor que le pude pasar a una chica que ya está herida?
Happiness is a butterfly- Lana del Rey
Sanzu es muy hot, pero si fuera real, le pongo una orden de alejamiento :)).
Lo vuelvo a subir porque perro Wattpad lo dejaba antes del capítulo dos, rezo porqué no pase otra vez.
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