Varied
Masticaba los alimentos con gusto, mientras lo llevaba a su boca con rapidez. Todo estaba increíblemente delicioso. Llevó otro pedazo de carne a su boca y alzó su rostro regordete que casi se pegaba al tazón para mirar al joven delante suyo que lo acompañaba.
—Hyeong, esto está muy bueno. Gracias por prepararlo para mi. Es mi platillo favorito— dijo el menor enérgico con una sonrisa de ojos deslumbrante. El mayor le correspondió con dulzura, pero no podía dejar de pensar en las palabras de Dong Hae. Ese día empezarían otro método con él. Ese día quizá fuera el último en que vería a JiMin vivo.
—Por eso lo hice, Jiminie.— trató de no ilusionarse quebrantado por la angustia que empezaba a recorrerle. Si tuviese las fuerzas no dudaría en defender al menor de lo inminente, pero el pagaría las consecuencias y sería inútil hacer un esfuerzo que al final no valdría la pena. Él era un simple esclavo, y aunque quisiese, no podría cambiar el destino de ese risueño muchacho.
El menor continuo con su comida, hasta que dejó los cuentos vacíos. Su rostro ese día estaba muy iluminado, sus mejillas saludables al igual que sus labios de un tono rosa; mostraban lo bien que se sentía. Después de recoger la mesa salieron a dar un paseo por el jardín. JiMin brincoteaba por todos lados e intentaba hacer que el castaño le siguiera el juego, permitiéndole ser. Se entretuvieron en eso y más toda la tarde.
Cuando ya eran las seis. JiMin dormía recostado en las piernas de Tae Min. Había explotado toda su energía y alegría de ese día, y ahora estaba plácidamente, siendo acariciado en el cabello. El mayor alzó la vista de su amigo, viendo como unos vehículos se aparcaban en la entrada y de allí salían unos hombres con trajes elegantes. La tensión se instaló en su cuerpo, cuando vio a dos acercarse junto a Dong Hae.
—Levántenlo.— ordenó el delgado hombre. Estos sostuvieron al menor de los brazos para alzarlo, haciendo que su sueño se afectara y el chico se encontrará en una nebulosa. Tae Min se levantó del césped rápido para sostener al pequeño e impedir que esos animales lo alteraran.
Pasó la mano por su mejilla, mientras este tenía los ojos entrecerrados, aún dormitando. Los sujetos lo empujaron un poco para que caminara, llegando entonces con pasos arrastrados a la casa. Allí, un escalofrío recorrió el cuerpo de Tae Min cuando vio todos esos hombres. Lanzaron a JiMin en el suelo, que cayó de rodillas con la cabeza gacha.
¡Oh, no! Pensó el castaño viéndolo en aquella posición, que nunca advertía nada bueno. Hizo ademán de acercarse, pero su superior le apretó el hombro.
—Ni se te ocurra hacer algo para ayudarlo.— murmuró en su oído, empleando más fuerza en el agarre hasta que le hizo doler.
—Dong Hae, ¿estas seguro de que este niño es lo que buscamos?— cuestionó uno de los hombres, levantando el mentón del chico que no le dirigía la mirada.
—Completamente. Sólo vea. Es la viva imagen de la perdición. Es hermoso, pero también será letal. Un arma perfecta que se escabullirá donde quiera que esté.
El hombre recorrió la cara del menor, concordando con lo que decía el mencionado. Ese niño era atractivo. Demasiado y nadie sospecharía de una criatura tan encantadora a la vista. Recorrió las líneas de su clavícula y mandíbula con los dedos, sintiendo la textura tersa de la piel clara. El menor apretó los músculos al tiempo, sin dirigir una palabra o mirar al hombre que le estaba tocando, y analizando descaradamente como si sólo fuera un pedazo de carne o un juguete. Este pasó los dedos por su cabello, mesándolo hacía atrás para descubrir su frente que empezaba a perlarse de sudor.
—¿Estas seguro de lo que quieres hacer?— cuestionó sin alzar los ojos del menor ni apartar la mano que posaba en su hombro.
—Es la única manera que podrá llevarlo a su límite.
—¿Y Go Min está de acuerdo?
—Por supuesto.ㅡ mintió el pelinegro.
—Pues entonces no perdamos más tiempo.
El bisturí fue enterrado nuevamente en la piel, haciendo un corte ligero y suave que apartaba los pliegues de la capa blanquecina y dando espacio a ver el líquido rojo, espeso y tibio. Con el objeto aún reposando entre sus dedos, lo apartó y observó el rostro sobrio del chico, cual le caía los cabellos sobre los ojos, ocultándolos.
Era del décimo corte y el chico se mantenía en la misma posición. Sólo escuchando de el los quejidos tímidos que salían de sus labios. No suplicaba y eso descolocada al hombre delante de él. Este no era experto en el área, pero ya había tenido unos cuantos entrenados en el pasado. Sin embargo; nunca había tenido una experiencia semejante. Los entrenados siempre se negaban, se retorcían e impedían que el continuará con la tortura, pero este era diferente y no entendía porque.
Se apartó un poco para limpiar sus manos y condujo sus ojos al mayor que miraba desde un extremo de la habitación. Todo estaba en penumbras, lo que sólo le dejaba ver por lapsos al sujeto.
—Esto no funciona, Dong Hae. Creo que este muchacho no aguantará más el sangrado y morirá. No existe desprendimiento en él.— indicó. El mayor solo soltó una mueca y se acarició el cabello largo. Llevó sus dedos a la boca, reposando el codo en la mano posicionada sobre el abdomen, pensativo.
Los ojos del mayor de cabello corto, se quedaron en blanco cuando vio que el chico se incorporaba del suelo y caminaba hasta el sujeto frente a él. No dio voz de alarma porque sabía lo que estaba sucediendo. JiMin, con una rapidez impresionante, le quitó el arma punzante. Era imposible comparando que el menor estaba cubierto por cortaduras dolorosas, pero parecía no importarle mucho, por que no le impidió alzar su brazo y realizar un solo corte en la garganta ajena.
Por primera vez un escalofrío rondó el sistema de Dong Hae y temió por su vida. Llamó a sus hombres, que aparecieron en fracciones de segundo. Y así como le atacaban, así JiMin no dudaba en clavar con furia sus cuellos.
Sus ojos no reflejaban nada. No podía detener al chico y lo único que casi logro hacerlo fue la voz de Tae Min, que corrió hasta él. El castaño le pedía que se detuvieran, pero inevitablemente el joven estaba fuera de control. JiMin se alzó del cuerpo que había acabado de apuñalar para ir en pos de Tae Min. Aunque Dong Hae pensaba en evitarlo, permanecía en shock a causa de ver tanta sangre y cuerpos muertos. JiMin se quedó tieso a varios metros de Tae Min. Lo miro con una nota de tristeza, renegando posiblemente con la personalidad dominante.
Elevó su muñeca y la rasgó, haciendo lo mismo con la otra. El castaño gritó el nombre del menor, que se rindió desmayado, y se dispuso a llegar a su encuentro. JiMin no podía morir.
—¡Haga algo!— imploró, removiendo al menor para despertarlo. Dong Hae no podía dar crédito a lo que veía. Se mantenía allí mientras observaba a su sirviente agarrando las muñecas del menor e incorporarlo del suelo.
Tenía que salvarlo.
.
.
.
.
.
.
Otro cap dramático. Aquí hay respuesta a algunas cosas. Que espero hayan entendido. Cosas que fueron mencionadas en los libro de Destiny y Dejavú.
Gracias por seguir leyendo.
Los sarangeo mucho!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro