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Value

El mayor esperaba la respuesta del rubio pacientemente. Sabía que estaba alterado y sensible por lo reciente. No deseaba causarle más temor del que ya tenía. Debía ir despacio con él y no presionarlo para que las cosas fluyeran como quería.

El rubio bajó las manos de su rostro, arrastrando las gotas que se habían colado. Se llevó una a su regazo y la otra a su pecho. Calmándose un poco. Respiró y busco el valor en su interior, tratando de no concentrarse en la imágenes que repetía su mente. Aunque esto le quebrantaría por completo, el debía enfrentarlo. Porque jamás lo había mencionado a nadie, si quiera su padre había escuchado de sus labios todas las maldades que vivió en carne y hueso.

Seok Jin había recibido a JiMin con sólo quince años. El chico estaba demacrado, tímido. Park había tomado la perfecta excusa de darle beneficios incontables a cambio de brindar protección y cuidado a su pequeño hijo. Park se había revelado contra el gobierno y sabía que posiblemente intentarían capturar a su hijo, incluso matarlo como venganza. Le había contado uno de sus más grandes secretos. Todos querían a JiMin porque estaba en proceso de ser un Assasin. El padre había optado a favor del tratamiento, pero luego se había arrepentido al ver los efectos que causaba en la vida de su menor.

Seok Jin sabía que habían muchas cosas por debajo que el rubio ocultaba. Porque el chico no había tenido un ataque de nervios desde la primera vez que llegó a la guarida y no era de menos, viéndole.

—Si no quieres hablar lo entenderé.— indicó el mayor con una sonrisa de consuelo. 

—Lo siento...— expresó apretando los labios en una fina línea.—Y-yo... No se como decirle, Hyeong. No se cual fue la razón por la que ellos me hicieron daño pero se que ella es la causa de que a veces mi debilidad salga a flote.  — titubeó el rubio. —Se que el pasado no volverá, pero a veces tengo miedo. Soy un cobarde. Por más que trate de hacerme el fuerte, solo... —No podía decir nada más. Su garganta se quebró y alzó sus manos nuevamente  para volver a esconderse en ellas.

—Lo entiendo.— murmuró, Seok Jin. Sintiendo aquella desolada persona ante sus ojos, por primera vez; después de tanto tiempo, caer y mostrar una de sus facetas más amargas. El mundo era tan vil. El hombre solo por cumplir sus caprichos pisoteaba la vida de otros incluso de sus personas más amadas. El estaba presenciar aquello de muchas maneras. Ese pobre niño había pasado un infierno y aun seguía de pie. Le provocaba un sofoco y un temblor en su corazón inmenso.

Se incorporó de su asiento y rodeó el escritorio para quedar frente al menor. De cuclillas, tomó una de sus muñecas y con la otra acarició el cabello que le caía sobre la frente, que apartó con suavidad. El rubio se dejó consolar, recibiendo el tacto de su superior con ojos cerrados. Sintiendo que se aliviada de a poco con sólo una caricia y palabras reconfortantes.

***

El moreno emitió unos pasos, hasta quedar a un lado de la cama que ocupaba su mejor amigo. Este se veía cansado de estar en la misma posición sobre la cama. Su espalda estaba cubierta por vendajes, mostrando la gravedad de sus heridas y de sus labios portaba la prueba de su agonía, soltando leves suspiros. Elevó su mano derecha para posarla en la cabeza desteñida.

—Hyeong...—llamó con suavidad. Ho Seok abrió los ojos lentamente, posándolos con dificultad en el rostro de su amigo. Nam Joon tomó una silla y se acomodó a un lado de la cama.

—Lo siento.— dijo el mayor con voz espesa. Nam Joon frunció el ceño en respuesta. —Creo que esto es más duro de lo que pensé.— el mayor hizo una pausa para tragar saliva. —No puedo con esto, Nam Joon. Pensé que podría sobrellevarlo, pero no. Lo enfrente, lo vi y no es ni un poco la persona que una vez conocimos.

Nam Joon se quedó viendo los ojos de Ho Seok que mostraba a través de ellos la pesada carga mental que llevaba. Ya nada era normal y jamás volvería a serlo. Tal vez en sus sueños podría hacerse creer lo contrario, pero la realidad era otra.  Ambos jóvenes llevaban sobre si la culpa por no haber hecho algo a tiempo. Los dos eran conscientes ahora de que no podrían devolver el tiempo y cambiar el curso de su historia; Porque ya todo estaba establecido. El destino se había encargado de truncar verdaderamente sus caminos. Se burlaba de ellos en su cara y ellos sólo podían ser los receptores de sus trucos.

Ho Seok apartó la vista del menor por un momento y trató de incorporarse.

El no debía tener miedo, pero era inevitable que no le invadiera después de haber casi matado al que era su mejor amigo. Más que eso el haberlo presenciado tal y como era ahora. Su desconfianza ante lo inminente era grande, pero debía hacerlo.

El había prometido hace mucho tiempo a Go Min proteger de JiMin, había prometido proteger a Nam Joon, y el era fiel a sus promesas. Debía ser fuerte por Nam Joon. Porque ya muchos golpes habían marcado su vida y este no era diferente. 

Al final del camino, lo último que se pierde es la esperanza. El era una esperanza para aquellos chicos, así que levantaría el rostro y mostraría su mejor cara.

Tendría valor.

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No se como está este capítulo, chicos. Lo escribí medio dormida.  Pero no quería tardarme más en actualizar.

Deal está llegando a su étapa final y yo casi estoy llorando mares por esto. No quiero que se termine, pero lastimosamente la historia no puede ser para siempre.

Pienso que lo he hecho bien a pesar de ser una de mis primeras historias hechas trilogía.

Espero sigan leyendo a esta simple chica que se dedica a escribir sólo por gusto. Para es todo un placer darles un poco de diversión, pero también un buen mensaje con esta historia.

Nos leemos pronto Boys and Girls.

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