Pretty
—Hyeong... ¿Porque no me deja salir?— dijo el menor con un puchero en los labios. Nam Joon lo veía quejarse del otro lado del salón. Alzó sus labios en una sonrisa. El chico saltaba en su lugar haciendo un mohín y abultando sus mejillas. Era muy tierno. Demasiado para su bien.
—JiMin, te dije que no. Tenemos que programar una misión. Además, sabes que tienes prohibido salir a menos que alguien vaya contigo.— indicó Seok Jin con los brazos cruzados. El menor alzó los ojos y los deslizó hasta el moreno, corriendo hasta él para aprestar su brazo alrededor suyo.
—El irá conmigo.— dijo el menor con una sonrisa de ojos. Nam Joon lo miró sorprendido por la efusividad del chico. Era tan pegajoso con todos y amable. Ese niño era un caso perdido para la sociedad. No parecía para nada ser un vándalo. Cualquiera caería en sus astucias tan placenteramente. Esto era sorprendente para el moreno.
—Yo...
—JiMin, Nam Joon no puede salir de aquí y lo sabes.
—Por favor... Solo será un rato. Le traeré helado a cambio. Solo iremos a la tienda que queda cerca, ¿si?— suplicó el chico, dejando al moreno a un lado para juntar sus manos delante de Seok Jin.
Este miró a los dos jóvenes por un momento. Estaban encerrados allí. No estaría mal que salieran unos minutos a tomar aire, pero le pediría a Bobby que los vigilara para que nada les sucediera. No quería que algo les pasara en el camino.
—Está bien, pero lleven protección.— dijo retirándose para ir al despacho y continuar pensando en cómo sacaría el tema a Nam Joon.
El rubio se acercó al moreno con una aplica sonrisa. Después de tomar unas cosas tras una de las puertas, lo agarró de una mano para salir con él. Este se dejó llevar con calma, limitándose a mirar al chico a su lado de vez en vez y pensando en la posibilidad de que Yoon Gi apareciera por cualquiera de los costados.
Se sentía ansioso e intranquilo después de saber sobre lo que era ahora. Esto le hacía pensar que su amigo sufría más de lo que se imaginó y lo había soportado todo como un verdadero hombre.
—¡Allí!— anunció JiMin, extendiendo su dedo índice en dirección a la tienda de comida. Tomó la muñeca de Nam Joon y cruzaron la calle, para luego entrar al local, saludando a la cajera que los recibía risueña. El menor se dirigió a los estantes de dulces, con un dedo en sus labios, recorrió con sus ojos el espacio y se apartó, yendo a uno de los congeladores donde divisó los cuencos de helado.
Sacó tres tarros pequeños, tendiéndole de inmediato uno al más alto. Este sacudió su cabeza devolviéndoselo, pero el chico insistía.
—Es tuyo, Hyeong. Para que te refresques un poco.— expresó, dejándolo en su palma y corrió a la caja para pagar el dulce. La puerta del local se abrió, dejando ver a una pareja con cubrebocas que entraba tomados de la mano. Nam Joon los miró de reojo, percibiendo él aura peligrosa en sus miradas. Notó entonces los ojos grises y el cabello rubio colándose de la gorra que llevaba el chico.
Cuando vio a la cajera entregarle la bolsa al menor. Le sostuvo y salió rápidamente con él, escuchando un disparo tras suyo.
—Hyeong...— se quejó el rubio y miró hacia atrás, viendo a los dos personajes correr tras ellos.
JiMin sacó su arma de su pantalón y soltándose del agarre de Nam Joon, respondió al ataque tras ellos para despistar a los asesinos. El moreno, enojado y asustado a la vez, volvió a tomar la mano del rubio y corrió por la acera, escuchando los gritos de sorpresa que soltaba la gente al ver a cuatro sujetos corriendo y disparando a quema ropa.
El corazón del mayor cabalgaba en su pecho. Le ardían los pulmones de tanto correr. ¿Cómo era que ahora le parecía tan lejos él guarida de Seok Jin?
Pero Lo que no tenia premeditado Nam Joon era que estaban lejos de allí. La impresión le había hecho tomar otro rumbo.
A JiMin. Se le habían acabado las balas y estaban en silencio en un callejón, tratando de recomponerse. Nam Joon levantó su cabeza y recorrió el cuerpo del menor buscando una herida, pero estaba ileso milagrosamente.
—No te muevas.— dijo alguien a su lado, empuñando en su cuello el arma. El mayor se quedó quieto, viendo cómo JiMin cambiaba el semblante. Sus ojos se tornaron oscuros y misteriosos; y miraban con rencor a la mujer. —Si me das al chico, me abstendré de dejarte un lindo collar en tu cuello.— susurró la mujer en su oído. Nam Joon se estremeció ante las palabras.
JiMin entonces, no pensó dos veces y le propinó una patada a la mujer que le hizo caer la navaja de las manos. Nam Joon se apartó, observando la escena con las cejas alzadas. El chico realizó un salto en el aire y volvió a patear. Esta vez, la cara de la mujer, que cayó en el suelo con un hilo de sangre saliendo de sus gruesos labios.
No dudaron en retomar el recorrido. JiMin se mantenía serio, mientras miraba a los techos de los edificios en busca de Bobby. Yoon Gi apareció en su campo de visión y dobló la esquina, tropezándose con sus propios pies.
El moreno allí le ayudó a levantarse. El sonido de unas balas impactándose en el asfalto los hizo volver la cabeza. Pero no era Yoon Gi quien disparaba. JiMin alzó nuevamente su cabeza, viendo en un edificio delante de ellos el rifle siendo apuntado. Corrió más rápido hasta llegar al inicio del edificio que usaban como camuflaje y por allí llegaron más calmados, respirando pesadamente, a la guarida.
La reprimenda de Seok Jin no se dio a esperar desde que pisaron la casa. JiMin se mantenía callado delante suyo y asentía cada que él mayor le gritaba algunas palabras. Nam Joon aún no se recuperaba de lo pasado, lo que más lo tenía pensativo era la agilidad y el cambio en JiMin cuando se veía enfrentado a un enemigo.
Su actitud tierna parecía ser una especie de camuflaje ante su verdadera forma de ser. Eso le recordaba bastante algunas actitudes de Yoon Gi en el pasado.
Dejó de pensar en ello, en el momento en que Seok Jin dirigió su mirada a él. El hombre parecía estar muy molesto y lo ignoro por completo cuando pasó por su lado.
—Hyeong, siento haberlo puesto en peligro.— dijo JiMin con los ojos fijos en sus zapatos y retorciendo sus dedos.
—No. Los dos nos arriesgamos.— vió al menor alzar sus ojos de perrito. —¿Qué te parece si comemos un poco de esto y olvidamos todo?— continuó, con una sonrisa, alzando una bolsa blanca.
El rubio saltó un poco sosteniendo la bolsa entre sus pequeñas manos.
Y sin previo aviso, se lanzó al cuerpo de Nam Joon para abrazarlo. Enterneciendo al mayor, que no dudó en corresponderle el gesto.
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Otro cap porque los amo.
Gracias por su apoyo.
Un poco de mochi para que lo gocen.
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