Cruzó la puerta de cristal, reprimiendo su deseo de salir corriendo allí mismo. No quería que la seguridad lo tomara como un loco y lo sacaran del hospital, pero estaba muy nervioso y las manos le temblaban luego de haber recibido la llamada del médico. Con rapidez, llegó a la sala de emergencias y se acercó a la recepcionista para preguntar por el mayor, ignorando que Seok Jin le pisaba los talones.

Habían discutido antes de llegar allí y Nam Joon no estaba para nada contento con la noticia de ser la estúpida carnada en el plan que tenían para con Yoon Gi. A parte de que le había prohibido irse y perseguido en todo el trayecto. No quería mirarlo a la cara. Porque si no, le rompería la nariz de un solo golpe y su hermosa cara se vería muy mal después de eso.

Ho Seok estaba en una de las camillas, viendo al doctor que le revisaba. El pelirrojo condujo sus ojos para toparlos con el moreno, que se colocó al pie de esta.

—¿Qué pasó?— preguntó al hombre de cabello corto y regordete. Ho Seok le dedicó una mirada amable acompañada de una sonrisa deslumbrante que hizo a Nam Joon olvidarse de todo y acercarse más a él. —Hyeong... ¿Me recuerdas?— indagó. El mayor no dijo nada y se aferró al moreno con fuerza. Las lágrimas empezaron a salir de sus ojos y Nam Joon de inmediato lo rodeó y viró al hombre que se había apartado.
Este se encogió de hombros. —¿Qué te pasó?— alzó la cara del mayor y la acunó entre sus manos. Sintiendo la emoción bullir de su pecho. 

—Gracias, Nam Joon. Gracias por todo lo que has hecho por mi. No se que haría sin ti.— dijo este con lágrimas en los ojos.

El mayor había recobrado la memoria. Al fin lo había hecho. Después de casi un año recuperándose de sus heridas y fracturas, algunas cirugías, terapias... Estaba allí delante suyo y lo recordaba. Nam Joon había actuado a conciencia de su dolor cuando pensó que Ho Seok moriría. En esa ocasión y luego de su despertar, se había concentrado en pagar los gastos del hospital, porque no se arriesgaría a perder a su amigo por inegligencia. Más aún él, teniendo las posibilidades de ayudarlo.

Si. Él lo daba todo por sus amigos y no le apenaba ni le molestaba. Más bien cada que hacía un acto como ese sentía que su corazón se agrandaba cada vez más. Era satisfactorio para él. Su abuela decía que era muy afortunada por tener a un nieto tan atentó y con un corazón de oro.

El moreno no dudó en aferrar al mayor con más ahínco a su pecho, dejando su barbilla en la coronilla del pellirrojo. Estaba feliz. No podía describir con palabras lo que sentía. Tantas emociones lo terminarían matando de puro gozo. Sonrió al pensar lo gracioso que se escuchaba eso.

—Me pelee con él. Sigue siendo un enfermo y no piensa dejarlo ni si quiera porque decidí darle una oportunidad.— expresó el mayor entre sollozos.

—¿Cómo terminaste aquí?

—Larga historia.— dijo apartándose del menor y limpiar sus lágrimas con los dedos. Dirigió su vista al mayor de todos, que permanecía como una estatua ante los dos. —Seok Jin...— susurró. Este tenía la boca abierta y no decía una palabra. —¿Cómo es que...?— señaló el pelirrojo mirando a su mejor amigo.

—Hay muchas cosas que han pasado. Te lo contaré todo cuando salgamos de aquí.— Ho Seok asintió. Nam Joon salió en busca del médico nuevamente para que terminara de chequear a su amigo y darle el alta.

La noticia de lo que estaba pasando con Yoon Gi no sonaba para nada bien a oídos de Ho Seok. Nam Joon había empezado a contarle hasta el más mínimo detalle de lo que sabía, haciendo que el mayor solo asintiera y a veces hiciera una expresión de disgusto.

—Nunca me imagine todo esto.— expresó el pelirrojo, desde el sillón con una botella de agua entre los dedos. —Quizá era de esperarse, sabiendo lo maldito que era su padre, pero no pensé que las cosas iban más allá.

—Créeme que yo tampoco. Mucho menos llegué a la idea de que acabaría en todo esto. Es una locura.— dijo el moreno, viendo que Seok Jin salía del despacho con su teléfono en los oídos.

—Lo siento, Nam Joon. Siento que hayas sido arrastrando por nuestra culpa en todo esto. Si hubiese tenido el valor de dejarlo, como pensé en hacer desde que la encontré, y dedicarme a otra cosa; Quizá las todo fuese diferente.— dejó caer su vista, llevando la boquilla de la botella a sus labios.

—No, Hyeong. Ustedes no tienen la culpa de vivir esta mierda de vida. No lo eligieron.

—Pero tampoco lo evitamos. Y por desgracia hemos arrastrado a la única persona que nos había aceptado, y era nuestro socorro lejos de allí. Tú no mereces esto Nam Joon.

—¿Qué quieres decir con eso? ¿Que los deje?— cuestionó el menor, alzando la voz. El pelirrojo seguía con la mirada apartada.

—Es lo mejor. Puedo encargarme de Yoon Gi. También darte protección en otro lugar. Vivirías en Busán y...

—¡No!— se incorporó de golpe del sofá. Las palabras del mayor lo estaban martirizando. Un sofoco se instaló en su pecho. —Yo decido permanecer aquí.

—Tienes que entender. No sé cómo transcurrirá todo esto. No se si terminará bien o mal. Y no quiero que termines dañado. Yo hice una promesa de protegerte.— indicó Ho Seok, acercándose al menor.

—¡Y yo prometí estar a su lado, a pesar de que sus vidas eran un desastre!— gritó Nam Joon enojado y dejando a su amigo con la palabra en la boca, subió a la habitación que ocupaba en aquella casa.

La felicidad de hace unos minutos se había disipado como niebla, dejando a su paso ráfagas de dolor e incertidumbre. ¿Porqué las cosas eran tan difíciles? ¿Porqué sus amigos tenían que sufrir? ¿Porqué tenían que pasar por tanto?

Gritó frustrado, aventando las cosas que habían a su paso y cayó al suelo, dejando salir todo lo que tenía.

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Un capítulo sad para mis Boys And Girls porque sin ello no podemos vivir.

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