Pain
Entró a la habitación sacándose el cubre bocas y los guantes para lanzarlos al piso. Sentía que las venas le reventarían de la ira que circulaba por sus venas. Ese niño. Ese estúpido niño se había escapado por culpa del moreno que estuvo a punto de matar aquella vez. ¿Cómo rayos era posible que teniéndolo tan cerca no pudo atinarle? ¿Cómo se había escapado? Soltó un bufido ofuscado. Juraba que si se le atravesaba de nuevo en el camino le pintaría un balazo en el mismo pecho.
Empezó a quitarse la chaqueta de cuero y la camiseta sin mucho ánimo. Quizá un baño apaciguaría su deseo de ver la sangre de ese bastardo correr. Desde que lo había visto esa noche y descubierto su identidad lo único que pensaba era en desaparecerlo de la existencia o despedazarlo hasta no ver más de él. Pero ese momento llegaría. Pronto estaría en sus manos y saborearía su miedo, su súplicas, complacido.
La gente era tan predecible e inepta...
Sacudió su cabeza, sintiendo que sus ojos se nublaban de a poco. Una mano se posó en su espalda y hombro alertándolo y con un movimiento seco, la cogió y torció, aplicando todo su peso para darle un vuelco. El cuerpo se sacudió y cayó precipitado en el suelo, dejándole ver a Yoon Gi entre su propia bruma un cuerpo esbelto que se exponía. La mujer encontró sus ojos con él, empujándolo hacia ella con una sonrisa juguetona en sus labios.
—Me gusta cuando pierdes el control.— le susurró en el oído, posando una mano en el cuello del mayor y otra en la hebilla de la correa para luego introducir unos dedos delgados por el borde del pantalón.
—No estoy de humor para esto.— respondió el rubio, tratando de incorporarse del cuerpo contrario. La mujer deslizó su lengua por el lóbulo de su oreja derecha y bajo hasta el cuello, haciendo que se estremeciera notoriamente. Yoon Gi soltó un jadeo cuando sintió que la chica le apretaba a ella, con la mano sobre uno de sus glúteos. Está aprovechó para morder su labio inferior en el acto y rosarse con el cuerpo del hombre que no dudó un segundo en apresar la boca femenina entre la suya.
El beso empezó a desenvolverse con fuerza. Castos chasquidos y gemidos por parte de la mujer, que luego emprendió el camino a rodar su lengua con la del rubio. El acto era bastante excitante, pero la mente de Yoon Gi divagaba. Le estaba jugando sucio por partida doble al pensar en el pequeño chico rubio que tenía que capturar.
Se separó de la mujer semidesnuda bajo su cuerpo, cuál se quejó entre jadeos y trató de llevarlo consigo nuevamente, retomando la boca del mayor con avidez. Este se apartó definitivamente de ella y la dejó en el suelo para cruzar el umbral que conducía al cuarto de baño.
—Cuando salgas, cierra bien la puerta.— murmuró, dejaando la madera tras su espalda. Se miró al espejo, ignorando su cuerpo completamente tenso por la excitación. Se relamió los labios que tenía unas suaves marcas de dientes, a la vez que se despojaba del resto de su ropa y pensaba en cómo atacar la guarida del Clan Kim.
Se introdujo a la ducha, escuchando el estruendo de la puerta de la habitación siendo azotada y dejó que el agua se deslizara por su cuerpo. Cerró los ojos, recordando la imagen de una mujer castaña ante el. Necesitaba saber quien era ella y porque su mente no dejaba de rememorarla en sueños. Un anhelo embargaba su pecho cada que pasaba por su mente y una sensación de tristeza lo sobrecogía. Lo odiaba. Quería sacarla de su mente, pero no podía hacerlo.
Después de media hora bajo el agua, pensado en todas las cosas que haría al día siguiente, terminó su baño y salió con una toalla rodeando su cadera y otra secando su cabello. La llamada en el móvil lo hizo rodar los ojos.
Lo dejó vibrar sobre la mesa de noche y se tiró a la cama con un suspiro de cansancio. Miró al techo, dejando a su mente tener el control de todo y pensar en una estrategia para ir por el pequeño, que para nada era asustadizo. Lo había notado en el enfrentamiento. Esa cara de ángel suya y esa sonrisa tenían una sorprendente astucia por debajo.
Lee no le había hablado para nada sobre él. Solo quería que lo llevara para no sabía qué cosa, tampoco le interesaba. Lo investigó por sí mismo muchas veces y vaya sorpresa se llevó al encontrarlo.
¡Oh, pequeño! Será difícil atraparte, pero no imposible.
***
El pelirrojo sonrió al rubio que se quejaba por haber ganado la partida por tercera vez. Él era bueno en el juego, pero más lo era JungKook, cosa que solo pasaba en video juegos, porque JiMin lo destrozaría con un solo golpe en la vida real.
—No vuelvo a jugar contigo.— murmuro el chico, con los brazos cruzados y dejando el control sobre la mesa.
—No seas agua fiestas, Hyeong. Déjame al menos regocijarme un poco ya que en la vida real no podría hacer lo mismo.— expresó el menor, que se lanzó sobre el mayor para repartir cosquillas por todo su cuerpo. El chico empezó a retorcerse con estruendosas carcajadas. Tae Hyung pareció en medio de la puerta y corrió para acostarse en la cama junto a los otros dos chicos.
—¿Ya puedo jugar?— pregunto, chupándose un dedo y masticando lo que tenía en la boca.
—¿Qué estás comiendo?— pregunto JungKook, dejando de hacerle cosquillas a JiMin para acomodarse en la cama interesado en lo que él menor sostenía en una de sus manos.
—Jin Hyeong compró pollo frito, así que tomé una alita a escondidas. No le digas o me golpeará.— expresó el menor, llevando un pedazo de carne a sus labios. JungKook se colocó de rodillas para acercarse y que el mayor le diera un poco. Este le extendió y mordió para relamerse los labios luego.
—Yo también quiero.— dijo JiMin sentándose igual. Tae Hyung le extendió la pieza con el poco de carne restante.
—¡Chicos!— dijo un Seok Jin, que abría la puerta y alzaba sus ojos de su teléfono a los menores. JiMin, al notar al mayor, se asustó y lanzó tras la cama el hueso que tenía entre los dedos, y con el dorso de su mano se limpió la boca. —¿Qué hacen ustedes?— cuestionó el mayor alzando la cejas. Los tres chicos se miraron. Y respondieron unánime.
—¡Jugamos!— el mayor los analizó con recelo, entornando sus ojos y dirigió su vista a la televisión con la consola frente a la cama.
—La cena está aquí. Los espero abajo.— indicó, saliendo del cuarto y distrayéndose con el objeto en su mano.
—Casi nos descubre.— murmuró Tae, con una mueca y rascándose la nuca. Los otros dos le sonrieron y salieron corriendo de la habitación, apostando cuál sería el más rápido en llegar a la cocina.
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Un poco de la Macknae Line y sus travesuras para alegrarles el día.
Quiero aclararles para los que no entiendan esto, que Yoon Gi no recuerda nada de lo sucedido en el pasado. Ya más adelante sabrán porque.
Esa razón es por la que no reconoce a ninguna de las personas que antes ha visto.
Si quieren saber más sobre los Assasin puede ir el libro que tengo sobre la saga allí hay una breve definición sobre esto y explica algunas cosas importantes que seguro ya han notado en el transcurso de la historia.
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