Mine
Cerró su ojo izquierdo para enfocar más la vista tras la mira. Llevaba días vigilando los movimientos del Clan Kim; ya no llevaban la misma rutina y tenían más seguridad que antes. Aunque eso para él no equivalía ningún problema, el sacar a Park JiMin no sería nada fácil luego de haber provocado en el cierto temor.
Su jefe y superior, estaba empecinado en tener al muchacho en sus manos. Y lo estaba atacando fuertemente, pero el sabía más que nada que aquello, con todos esos hombres, no podría hacerlo sin meditar en mas consecuencias antes. La estrategia era ante todo. Y también el tiempo, porque mientras menos amenazados se sintieran, más rápido podía actuar.
Después del incidente con aquel idiota de cabello rojo se había dado cuenta de una cosa. Este había sido enviado por Seok Jin, que en particular, se había ganado el primer lugar en su lista de posibles muertos.
¿Quien se dignaba a tratar de matarlo y no terminar el trabajo? ¿Que asesino le daba una oportunidad a su enemigo? Si hubiese sido él el de la grandiosa oportunidad, le daría una muerte tan rápida y para nada vacilante que no dejaría rastro, pero no era su caso. El chico lo dejó tirado en medio de la acera inconsciente y con la ira casi a reventar su cuerpo.
Soltó una risa irónica. Si todos los hombres de Seok Jin eran así de inútiles, entonces no tenía nada que perder. Además, ganas habían de más en su sistema por derribar algunos peones en aquel juego. Cuando enfrentará a aquellos sujetos disfrutaría demasiado el matarlos uno por uno. Por que el no era para nada paciente cuando se trataba de dar rienda suelta a sus deseos.
No me importan las cabezas que tengan que caer. Necesito a Park JiMin aquí.
Bajó el rifle y sacó su teléfono de los bolsillos, que vibraba en su pantalón.
—Te necesito de inmediato.ㅡ escuchó a su jefe del otro lado de la línea y cortó la llamada sin respuesta.
***
—Necesito que seas sincero conmigo, Dong Hae. ¿Estas aquí por ese chiquillo?— inquirió el hombre que miraba tras las ventanas de cristal con las manos unidas en su espalda baja. —Porque si es así, te comunico de antemano que ya es mío.
El hombre delgado y de cabello más largo rió entre dientes y observó a su compañero con una ceja enmarcada.
—Eres un jodido bastardo, Jung Soo. Tienes dos Assasin aquí ¿y quieres tener al mío también? Si no fuese por mi causa, nunca supieras la existencia de Park JiMin. Incluso, siquiera supieras que estaba vivo.
El mayor se volvió y reclinó su cuerpo para posar sus manos sobre la superficie de cristal.
—¿Cómo se te ocurre ahora aparecer de la nada para reclamar algo que ya perdiste la oportunidad de tener hace tanto tiempo? No tienes el derecho.
—Mal nacido.— murmuró Dong Hae, con dientes apretados e incorporándose del asiento, dispuesto a recriminarle a aquel imbécil.
ㅡEso me temía.ㅡmurmuró, con una sonrisa cínica extendida. Dong Hae sintió que la ira refulgente no era comparado con lo helado de sus huesos al sentir una navaja apretar un lado de su cuello níveo, sobre el punto donde palpitaba su vena aorta. ㅡ¿Sabes? No eres para nada astuto. Desde un principio me imaginé que harías una cosa como esta.
ㅡNo lo vas a tener, Jung Soo.
ㅡ¿El pequeño lo va a impedir? Que valiente eresㅡ ironizó el hombre burlón. Hizo un ademán, que Yoon Gi asimiló y apretó un poco más el arma.
ㅡHazlo.ㅡ provocó ㅡTengo todo preparado para que caigas con lo que estás haciendo. Pronto van a saber en lo que te has convertido.
ㅡComo si tu no estaras involucradoㅡ rió. ㅡNunca vas a llegar a mi nivel, Dong Hae. Eres una escoria.ㅡ dijo con suficiencia. ㅡPero te daré una oportunidad para que me demuestres que puedes hacer. Antes que nada; te daré un anticipo a lo próximo que te hará Suga si te llega a atrapar nuevamente. Espero te guste.
El de cabello largo se congeló, el rubio se apartó de él y lo encaró con una mirada completamente sombría. Le golpeó en la mejilla, haciendo que el contrario abriera la boca al morderse la lengua por el impacto. Lo que este No se temía era que Yoon Gi tenía unos planes distintos y bastante macabros. Metió sus dedos en la boca y sacó el órgano para dar una tajada. El gritó fue amortiguado por otro golpe por parte del platinado y una patada en la boca del estómago que le hizo caer de espaldas junto con la silla.
El mayor, complacido, se quedó quieto observando al hombre que salía de la oficina a trompicones con una mano sobre la boca sangrante. Si Dong Hae creía que sus palabras le intimidarían, estaba muy equivocado. Él no era la misma persona que una vez intentó manipular.
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Mis amados Boys and Girls estamos en la recta final así que mucho ojo.
Gracias por seguir fieles. Apreció demasiado el que valoren lo que estoy haciendo. Para mí es más que un placer darles algo de vida a sus días.
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