Goal
Todo estaba sucediendo como esperaba. Dae Hye ya estaba en posición, y los hombres de su jefe resguardados esperando la señal que daría por si los de Seok Jin atacaban o cualquier otro Clan aliado.
Aunque no esperaba que estuviesen preparados a pesar de que el desgraciado de Dong Hye se había aparecido en la guarida de los Kim con sus aires de superioridad, sólo dándole a Yoon Gi el placer de querer completar las advertencias de su jefe.
Eso lo dejaría para después. Ahora estaba más concentrado en lo primero. Tenía pase libre para llevarse a Park JiMin sin importar el como y los medios. Mientras el menor estuviese vivo todo iría perfecto.
Se relamió los labios impaciente.
ㅡNo hagan un movimiento sin que yo les consienta primero. ¿Entendido?ㅡ dijo Yoon Gi por el auricular, cruzando el edificio. Ya tenía el lugar perfecto por donde aparecer sin ser descubierto. Apretó el paso, notando lo despejado del ambiente y se escabulló entre las paredes, hasta pasar la entrada trasera donde se encontraban los depósitos de armas.
ㅡMuy buen lugar para complacer al enemigo.ㅡ observó, cada pared y estante repleto de armas en toda calibre. Uno de los hombres pasillaba de un lado a otro con una pistola. Sacó el disparador de dardos y le plantó uno en la base del cuello. El hombre se sostuvo el área cuestionándose y luego cayó tieso en medio. El platinado miró a ambos lados y sostuvo al sujeto por debajo de los brazos para introducirlo al lugar. Luego salió, cerrando tras sí y emprendiendo su camino nuevamente.
Cuando estuvo en el ala correspondiente al despacho de Seok Jin y las habitaciones principales, caminó despacio, evadiendo a todo el posible soplón. Se acuclilló y observó a JiMin juguetear con algo entre sus manos, caminando con prisa hasta la gran puerta que daba a la oficina del mayor con cabello castaño.
Era su momento de actuar.
***
ㅡ¡Vamos a comer helado!ㅡ gritó el menor eufórico, mientras se sacaba la mochila de sus hombros.
ㅡClaro...ㅡ empezó el mayor contagiado de la energía del chico.
ㅡJiMin, tenemos algo para ti.ㅡ dijo una voz desde uno de los extremos, amortiguando las palabras de Tae Min.
El menor sonrió y se acercó hasta el más alto, interesado. ㅡCierra los ojos y abre la boca.ㅡ el menor atacó la acción obediente, y a la vez curioso. El mayor le colocó la pastilla en los labios complacido por la ingenuidad del chico. Este, al sentir la píldora en su boca y su sabor amargo trató de escupirla, sin embargo el mayor le agarró las mejillas con los dedos para obligarlo.
Tae Min de inmediato llegó a su lado.
ㅡDong Hye.
ㅡCierra la boca.ㅡ murmuró. ㅡJiminie, serás obediente a Dong Hae, si quieres hacer que papá este bien. ¿Lo harás, precioso?ㅡ el pequeño asintió con ojos acuosos.
Esa fue la primera vez que un ángel hizo contacto con el infierno.
***
Tae Min estaba angustiado. No sabía cuáles eran las intenciones de Dong Hae ahora para hacer con JiMin. No sabía si aún seguía con su idea loca del pasado, con su obsesión hacía él menor. Pero esperaba que sus súplicas hacía el líder del Clan Kim le movieran lo suficiente.
No estaba de más pedirlo, ¿no?
Suspiró, con el pensamiento puesto en el menor que en el pasado le había regalado una de las más hermosas amistades. La emoción que sintió al creer que podía volver a ver a JiMin tanto negativas como positivas tomaron posesión de su cuerpo haciéndole sentir exhausto.
Tenía mucho miedo de que todo volviera a ser como antes y que esa vez no podría ayudar al menor como lo hizo en el pasado.
ㅡTae...ㅡ escuchó la delicada voz nombrarle y deslizó sus ojos hasta él. Se veía más maduro que antes aunque sus facciones infantiles no dejaban de enmarcar perfectamente su rostro. Sus ojitos brillantes e impactados se posaron en él. Estaba tembloroso y su cabello sedoso no era del tono original en su adolescencia.
Las lágrimas del menor empezaron a brotar y no tuvo más remedio que rodearon con apretado y caliente abrazo.
ㅡOh, Hyeong.ㅡ sollozó el rubio estregando su mejilla en el pecho del más alto. ㅡNo sabe cuánto le extrañe.ㅡ restregó su mejilla y nariz en el pecho del otro, empapando su camiseta de su llanto.
ㅡYo también, Jiminie.ㅡ susurró el castaño con una tenue sonrisa en sus comisuras. Seguía siendo el mismo. Tan apegado y cariñoso como lo recordaba. Tan sumiso al tacto de los demás.
ㅡ¿Se quedará?ㅡ el menor se despegó de golpe, buscando una respuesta con sus ojos, aún aferrado. Parecía un cachorro tan sencillo y tierno. Le sonrió y negó lentamente.
ㅡNo puedo.
JiMin bajó la cabeza dolido. No quería que se fuera. No ahora que sentía tanta seguridad al tenerlo a su lado. La vulnerabilidad creció y con todo se rindió a sus ruegos.
ㅡPor favor, no me deje otra vez, Hyeong.
ㅡJiMin, sabes que siempre he sido preso de Dong Hae.ㅡ expresó, acariciando la tersa piel del mentón.
Nadie imaginaria que un niño tan tierno fuera tan sufrido. Daría la vida por tener un solo deseo y pedir que todo fuese distinto para él. Un alma pura corrompida para la satisfacción de otros. ㅡDebo irme. Cuídate mucho.
El pesar no se apartó de los ojos de JiMin en ningún momento, en el tiempo que el castaño le dejaba para caminar sin ánimo hasta la entrada principal.
Confiaba fielmente en Seok Jin para la protección de JiMin. Estaba perfectamente convencido de que ellos habían creado un vínculo tan poderosos como ellos en el pasado, porque nadie podía resistirse a ese pequeño. Era tan tierno y carismático que cualquiera caía en sus encantos. Cualquiera podía ser su amigo.
Por última vez se volvió y le brindó su más alegre sonrisa. JiMin no apartó sus ojos de él, grabando en sus ojos el momento en que una bala pasó por su sien, atravesando el cráneo y pintando el entorno con aquella textura espesa de color oscuro.
Creando un manto de muerte.
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El principio del fin.
No tengo mucho más que decir. Estos capítulos que siguen serán su respuesta.
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