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O9

Dedicado a una gran fan
de Deadpoint (aunque le
tiene miedo a los zombies)
florisiest

Sentía agudo el oído al concentrarse en la lata que dejó rodar, el metal hueco provocaba un sonido específico que se extendió por debajo del auto, su mirada en pánico se mantenía específicamente en el rubio, quien no estaba mirándole, pero mantenía su mano arriba mostrándole la palma. Sabía que sus azulados ojos se enfocaban en la aterradora criatura entre los autos, que con lamentos siguió de pie en su cercanía.

Jungkook no entendía como Jimin podía mantenerse tan calmado, como era que pese a no saber nada de lo que sucedía con el mundo, su cabeza se mantenía fría, inquebrantable, quería tener la misma resistencia para no temblar. Aún cuando pareció haber tomado valentía después de la plática amena que tuvieron sentados el uno junto al otro, de haberse sentido ofendido por "ser protegido", seguía sintiendo un miedo aterrador y pareció no haber podido dimensionar adentro la magnitud de lo que ocurría afuera, por mucho que hubiera vivido ya otras experiencias. No podía sentirse un experto en bestias si se la había pasado huyendo.

Dejó de escuchar la lata rondando, la velocidad que tomó con la calle la hizo chocar. Creyó que se trataba de una piedra, pues había sido hueco y alarmante a su parecer. No podía juzgar un sonido así cuando la calle estaba tan silenciosa, a excepción de los murmullos moribundos de las bestias.

Sus oscurecidos ojos por la adrenalina permanecieron en un agudo pánico, pero comenzó a intentar moverse de prisa cuando el rubio hizo la señal. Movió su mano mostrando su dorso, doblando sus dedos hacia adentro.

Jimin había visto con la respiración acelerada y la preocupación golpeando su pecho, como aquella cosa meneaba su cabeza al percibir el sonido. Se arrastró con lentitud fuera del área de los autos y ahora le daba la espalda, enfrentándose a otro que percibió con más rapidez el metal rodando, a excepción de que aquel corrió de forma irregular. Pasó saliva recibiendo al nervioso doctor, apoyando su brazo en su hombro, sintió como la del joven hombre se apoyaba se su chaqueta, aferrando sus dedos. Entendía que estuviera asustado. Él, su miedo lo convertía en adrenalina, decisión. Estuvo muchas veces expuesto a un millón de peligros, el azabache no.

Verifica que no haya escuchado ninguna de las criaturas el movimiento del doctor, girando su vista en la otra dirección, confirma que tampoco hay nada hacia allá. Le da la señal al tercer miembro de su misión, ve que su rostro también hay miedo, pero en su mayoría parece haber desconcierto. Podría ser no enfrentarse a uno de ellos cara a cara, no sabe que son, supone que de eso se trata. Pero el hombre se mueve casi igual de sigiloso que lo haría él. Sus cejas se juntaron un poco, pero lo ignoró con un nuevo lamento cerca, del otro lado del auto.

Asoma su vista, puede ver qué no hay alguno cruzando entre los autos y aferra sus dedos a los del doctor para cruzar con él. Detrás escucha a Darren, es un alivio deslizarse hasta el tercer auto lejos de la tienda. Jungkook mira a los negocios, inspeccionando que no hubiera un pequeño callejón entre ellos, que no estuviera abierto, alguna criatura moviéndose fuera. Siguió aferrando sus dígitos en el detective, que lo llevó al siguiente auto antes del penúltimo. Una distancia prudente que los mantuvo inquietos con el pequeño grupo de bestias en la esquina.

Empujó sus dedos en la muñeca de Jimin, sacudiéndole un poco sin querer causar un mínimo ruido al observar al frente de ellos teniendo a su espalda el auto. Comenzaba una reconocida tienda de ropa en Korse, una marca que comenzaba a levantarse en dicho año con varias sucursales. Parecía ser que ahí llegaría su recorrido. A través de las ventanas de cristal, de aquella sección rota, podía ver una cantidad amplia de bestias. Estaban distribuidos caminando entre las secciones con prendas colgadas.

Si lanzaban latas para atraer a las bestias de la esquina hacia al frente, los de la tienda escucharían el sonido también. ¿Estaban seguros de que aquellos estaban completamente ciegos? Debía recordar al tipo flor, que con ojos de caracol había logrado ubicarlo para lanzar su aguijón. No podía distinguir alguno entre los que veía desde su posición.

Miró hacia abajo, meterse debajo del auto no era una opción, la acera impedía su movimiento y era corta la distancia entre el suelo y piso del auto. Asomó sus ojos dentro del auto, no había nadie, más bien, nada. Las puertas estaban abiertas del otro lado, la bestia aún estaba ahí, de pie.

Jungkook preguntó con la mirada y luego Darren también, tenerlos de frente logró un efecto diferente en su rostro. Aquel hombre de cabello casi rubio y tez clara, era cálida, con cejas pobladas, labios delgados, fundía su aspecto en uno de incomprensión.

Jimin infló su pecho, cerró sus ojos unos segundos y pensó. Aventar una lata a la tienda para seguir moviéndose sin conflicto provocaría un eco que llamaría la atención de las bestias en la esquina, de hacer lo mismo con aquellos atraería a los de la tienda. Solo les quedaba una opción en ese momento. Seguirían lo más silenciosamente posible que pudieran.

El rubio miró a los dos hombres con él, coloca su dedo índice sobre sus labios y señala a su espalda. Toma camino a gachas, moviéndose lento, parecía incluso querer gatear. Jungkook le siguió lo mejor que pudo, con una mueca en el rostro, por más que en el hospital central de Korse estuviera corriendo de un lugar a otro, era cierto que no tenía condición y esos movimientos le estaban costando el rendimiento de sus piernas.

La ventana rota fue dejada atrás con la horrorizada mirada del doctor, preocupado de que sus ropas o las latas cubiertas crearan algún ruido que fuera totalmente perceptible para aquellas criaturas. El rubio, mirando al frente y a veces en dirección a dicha tienda, pudo identificar dos tipo flor dentro del establecimiento, pasando saliva cuando solo uno de ellos les daba la espalda. Era el más cercano, aun así. 

Se detuvieron contra el cofre del último auto, les quedaba todo el resto del auto hacia la esquina, pero cualquier movimiento podía costarles la vida. Estar más cerca y con el movimiento de sus cuerpos llamaría la atención, lo tenía casi completamente seguro.

Jungkook se alarmó cuando Jimin pareció comenzar a ascender, no se levantaba por completo, pero su altura era considerable a ellos. Giró la mirada a Darren, quien mantenía la vista en el escaparate. Dirigió su mirada en aquella dirección, el tipo flor seguía ahí, dándoles la espalda. Ambos lo inspeccionaron. Era antes una mujer joven, portaba un vestido azul, corto arriba de las rodillas con calcetas blancas y zapatos de plataforma en color negro. Su bonito vestido estaba lleno de sangre. Lo que antes fue su cabeza, ahora eran pétalos de carne, comenzaban en el cuello en un tono verdoso hasta volverse un intenso anaranjado, se mantenían abiertos.

El rubio sacó de su bolsa improvisada una lata. Sacó lentamente el papel que la cubría para no generar un desastroso sonido. Respiró con profundidad cuando su brazo se retrajo hacia atrás, la mano a la altura de su hombro, apoyado sobre su rodilla, con su izquierda cerca de su pecho. Si podía hacer volar la lata más allá de la acera de la otra calle, tal vez podrí lograr que solo esa cantidad de bestias se movieran. La mano que había estado cerca de su pecho se movió hacia atrás, buscando tocar al doctor. 

Aquel, que buscó aferrar sus dedos en los ropajes del hombre nuevamente, se percató de los dígitos, uniéndolos otra vez por breves segundos, antes de que el rubio sacudiera su cuerpo, aventando la lata, separando sus pieles por el abrupto movimiento.

Los tres pares de ojos no perdieron de vista aquel cilindro de etiqueta amarilla, el artículo antes de comida para perro creó un raro marco con el cielo azul y escasas nubes. Generó una sombra arriba de las cabezas de las descompuestas bestias, terminando su corrido en el asfalto, saltando un par de veces antes de finalmente caer por completo y rodar. Ahora no eran los únicos con su par de ojos en aquella dirección.

Jimin, Jungkook y Darren, presenciaron a las criaturas en la esquina girar sus cabezas con el primer impacto, la mayoría corría en esa dirección, poniéndoles la piel erizada de imaginar que aquellos los persiguieran. La boca del tercero se abrió cuando más de las bestias salían de la tienda, empujando su cuerpo contra el auto y apoyando su mano en el hombro del doctor, que giró su vista también. El rubio fue el último en ver, cuando aún a esa prudente altura para lanzar, sus ojos se encontraron con uno de esos seres. Encorvado, casi cara a cara de él. Una mujer de ojos incoloros, corta estatura, no portaba ninguna expresión, pero sacudía su rostro frente a su cara, varias veces lo volteó, intentando captar algún sonido. 

¿Por qué había sido la única que se mantuvo de pie si los que estaban en la entrada de la tienda corrieron a la lata? Se preguntó Jungkook, pasmado, intentó alcanzar la mano del rubio para que pudiera agacharse, alejarse, cualquier cosa. Luego aquella mujer se arrastraba lejos con la siguiente lata chocando en el asfalto de la calle, dejando a los tres con el corazón en la boca. Jimin miró a Darren, agradeciendo, este levantó el pulgar, con una expresión demasiado nerviosa.

Cuando el camino pareció estar despejado, los tres se movieron el final del auto y luego, en fila, estaban contra la pared antes de la esquina. Darren vigiló que ni uno más haya salido después de su arranque heroico. Mientras que Jimin asomaba la mirada a la calle. Volvió su cabeza rápido con otro par de cosas de pie junto a ellos, dar la vuelta era chocar. Sacó una lata más, moviendo su brazo derecho a la altura de su estómago, con aquel impulso pudo botarla como si de un frisby se tratase. El hueco sonido metálico atrajo a aquellas bestias y parte del grupo en la otra acera. Asomándose de nuevo, se aseguró que no hubiera otro de aquellos impidiéndoles seguir. Buscó hacia atrás la mano de Jungkook y giró para indicarles que podían escabullirse.

Se movieron con pasos veloces pero silenciosos, Darren miraba entre su espalda y el frente, Jungkook los negocios a sus lados derechos y la calle desordenada con autos barados, Jimin se enfocaba en el frente y formular sus siguientes movimientos. Pudieron continuar de la misma forma hasta dos calles más. Eran pocos los distrubuidos por la zona. El rubio suponía que era debido a estar cerca de la salida de la ciudad. No había mucha gente deteniendose por ahí, por lo regular usaban otros caminos para dirigirse al centro del país. En esa dirección podían ir a la playa, la cual en esa época solía ser más fría.

Esa breve añoranza de estar en el mar le dio esperanzas.

Hasta que escuchó un "aah", un jadeo y "i met her on the way to chicago" resonando de su celular. Sus manos comenzaron a palmear por todos lados buscando su celular, había olvidado encenderlo para buscar su primera foto de su primer caso y enseñarsela al doctor. Jungkook jadeó asustado, al igual que Darren, que entre palmadas comenzaron a empujar a Jimin. El rubio empezando a correr notó que "Melmelada" estaba llamandole. Tenía apenas señal doblando la calle, contestando el telefono.

"She smiled and looked at me"

El grupo de la lata los seguía, los pocos en esa calle los descubrieron, de autos abiertos se arrastraron hacia afuera otros. Jimin necesitaba saber donde estaba ella. Aunque Darren intentara fallidamente no gritar cuando una de esas cosas le salió de la nada y estaba él, como detective en buena posición fisica, pateando su pecho para alejarle del ex preso. Jungkook le pidió auxilio con la mirada. Y él seguía corriendo, con el grupo detras, con nuevas criaturas saliendo por sus zapatos aplastando el suelo en cada pisada, por su agitada voz preocupada.

⸺¡Melanie! ⸺soltó en el primer momento ⸺. ¿Estás bien? ⸺el rubio pudo escuchar a la mujer aún con el ruido, como si su oído se hubiera agudizado.

⸺¡Jimin, vienen más!

⸺Melanie, este no es buen momento para hablar ⸺suelta de repente ⸺. Quedate ahí, iré a buscarte junto con los que estás. Mantente a salvo. Te amo muchisimo, preciosa.

Él terminó la llamada, empujando el celular en su bolsillo antes de aventar la bolsa de latas con la que cargaba a la calle. Algunas de ellas salieron de la bolsa rodando después del sonido sordo que causaron al caer sobre la tela. Atrajeron a algunos de esos mounstros.

Algunos.





















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