11
Dedicado para una gran fan
( aunque le tiene
miedo a los zombies )
florisiest
El azabache sentía el sudor bajando por su frente, sus dígitos estaban enroscados al rededor de un largo tubo, el hueco de su estómago no lograba distraerlo al intentar ayudar a sus colegas de sobrevivencia. Giraba su cuerpo para empujar por encima de la barandilla a aquellas bestias salidas de los pisos de abajo, para luego enfrentar a los del corredor al cual el detective intentaba ingresar.
El detective logró tomar otro tubo más, mientras que Darren alcanzó un martillo desabollador, había sido la primera opción del doctor, pero su poca habilidad física en ese momento cuerpo a cuerpo le hizo ofrecerlo al hombre junto a él. El agradecido hombre le estiró una defensa más factible para el corto intercambio de palabras al llegar al piso deseado.
Los antes habitantes de la zona departamental, ensangrentados y ruidosos, seguían moviéndose intentando arrancar la vida de esos tres intrusos en el desorden. El doctor solo podía mantenerse al pendiente de ambos, estando en medio como un protegido, sobrecogido por la cantidad de dificultades que estaban teniendo. Se sentía anormal, surealista, pero el cansancio y miedo se sentían tan palpables en las fibras de su ser, así como sus ojos no dejaban de contener imágenes peligrosas para su descanso mental, ¿cómo podría dudar de la realidad? No podía pensar que estaba en coma hace un par de buenos años y esa situación era producto de su mala mente soñando catástrofes.
Por eso se concentró y apuró, empujando por la barandilla junto a Darren al último cuerpo infectado que se interpuso en su camino para enfrentar a su destino. Su próximo refugio. Si siguiente acción, horrorizarse con la presencia de un rostro sin quijada empujándose contra el suyo. Su salvación, el rubio colocando el tubo en el cuello del ser y empujarlo, para luego reventarle la cabeza a medias con un certero golpe.
Sus manos se juntaron tan pronto como se vieron dispuestos a correr y los pasos de Darren se escuchaban sumamente cerca, no perdía atención de observarlo cada tanto mientras se deshacían de los enredosos obstáculos desmembrados por el balaustre. Cunean sus cuerpos con tal de hacer más fácil y menos riesgoso ante artículos en el suelo, cuerpos o charcos de sangre.
Finalmente, el detective parece encontrar su departamento, porque del bolsillo en su chaqueta saca unas llaves que resuenan en los oídos del doctor, quien asustado mira a todos lados y con el tubo en su mano golpea a la bestia estorbando el camino del tercer hombre en su grupo.
⸺¡Apresurate, Park!
Las eficaces manos del hombre introducen la llave decorada con una gomita en forma de fresa, el llavero que cuelga se le hace sumamente curioso en ese momento al notar que el mismo se trataba de una especie de lobo albino con toques de azul, vestido con una capucha. Su cabeza hace click cuando son empujados dentro y la puerta es cerrada con fuerza por los tres, evitando la intromisión de las bestias. Escucha el murmullo afuera y la puerta no deja de ser golpeada, por lo que se asusta al perder el apoyo del detective, quien arrebata de la diestra de Darren la bolsa con latas.
Su mirada va por la ancha espalda del hombre, quien parece entrar en el espacio de la espaciosa cocina abierta, toma un cuchillo y se vuelve a mover.
⸺¿Detective? ⸺suelta Darren, con sus brazos encima de la puerta y las mismas cuestiones en su cabeza que el doctor ⸺. Creo que necesitamos algo para bloquearla.
⸺No será necesario ⸺responde el rubio, al mismo tiempo que empuja la cortina, abre la ventana sin ser demasiado abrupto y saca la bolsa con latas para hacerlas sonar.
El susto en el azabache es evidente cuando no logra salir nada de sus labios, pues el ajetreo deja de sentirse en su espalda, pero su experto y hábil ojo capaz de notar las más pequeñas dificultades en el cuerpo humano, percibe la presencia no solo de los seres que intentaban derrumbar la madera apareciendo frente al detective, sino también la suma de otros venidos de alguna parte.
Observa al hombre levantando el cuchillo para encajarlo en una de las cabezas, el craneo pareció ser lo suficientemente duro para quedar prensado y con la bolsa tirada en el suelo entierra sus dedos para sacar su arma. El doctor se ve a sí mismo intentando repetir las acciones del detective, corriendo a la cocina, tomando un cuchillo y moviéndose a su lado para ayudarle. No iba a preguntar la razón del porqué atrajo a esas cosas a la fibra más delgada en esas cuatro parades; el mismo cristal. Cuestionar al rubio era como corregir a Stephen Hawking en una ecuación.
Enterró su cuchillo en el ojo de una, aquella dejó de moverse, creando una barrera entre los que seguían intentando alcanzarlos. Le tomaban los brazos y se safaban. Les jalaban de los cabellos y el otro se metía a ayudar, sus rostros estaban tan cerca de esos dientes sangrientos. La ayuda del tercero se sumó, empujando lejos los acabados por el duo, ayudando a cerrar la ventana cuando los totalmente muertos cubrieron la posibilidad de su entrada al departamento y estropitosamente el rubio cerró la ventana, manteniendo su brazo arriba al intentar recuperar su respiración por el ajetreo. Los sonidos de las bestias eventualmente fueron menos ruidosos como el golpeteo en ambas superficies.
Jungkook dio unos cuantos pasos hacia atrás, desestabilizándose y cayendo al suelo, su conciencia pareció moverse, temblar, oscurecerse y finalmente, perdiéndose.
(...)
Sus parpados se sentían pesados, todo su cuerpo dolía y tenía mucho calor, por eso empujó sus frazadas, descubriendo sus piernas, pasa su mano por su rostro para frotar sus ojos e intentar abrirlos sin obstrucción. Siente la garganta seca, quiere estirarse a la mesita de noche para conseguir un vaso de agua, pedírselo a Lucas mientras duerme, es la peor opción sabiendo lo enojado que se pone. Es incómodo cuando él está irritado, por lo que solo intenta levantarse y una melodiosa risa llama su atención. Aterriza.
El escozor en su garganta lo hace toser al sentarse, su espalda da contra el respaldo que reconoce, no es el suyo, es más el peso de haberse sentido cubierto por las noches antes de partir de casa y aún dormir con su esposo, que el dolor de su cabeza. Comienza a analizar sus síntomas y su mirada va a la puerta por los ligeros golpes que llaman su atención.
El detective le sonríe, limpio, vistiendo una camiseta humo de cuello redondo, unos vaqueros negros, con botas timberland del mismo color. En su izquierda sostenía una bandeja, un vaso de agua al que parecía gritarle por dentro, con un plato de algo que no alcanzaba del todo a percibir.
⸺Despertó, doc. Es un alivio.
Su mano ofrece el agua de inmediato, el azabache toma el vaso agradecido para beber hasta la última gota. Sus dígitos sostienen el cristal vacío, sintiéndose aliviado.
No se le ocurría en ese momento ninguna cosa que pudiera decir, la apenas conciencia comenzaba a rejuntarse. Sin embargo, podía notar que a medida que la recuperaba, el rostro y cercanía del hombre rubio lucían mejor, mientras que su propio cuerpo encontraba más paz.
⸺Le traje algo de comer ⸺pronuncia aquel, se sienta en una silla que arrastra hasta la altura de la cintura del azabache, ahí logra ver el platillo, un sándwich bien proporcionado luciendo delicioso ⸺. Le habría hecho algo más elevarado, pero tenemos que racionar la comida para los demás.
Su sonrisa es tan llamativa como el sándwich que toma entre sus aparentes manos limpias. No parece importarle en ese momento su desordenada insistencia con mantener su limpieza al ser doctor, solo dar un gran mordisco y mastica como si hace años no hubiera probado el jamón junto al jugoso jitomate y la fresca lechuga.
⸺¿Se siente mejor? ⸺pregunta directamente, su mano se estira hasta la frente del doctor que no se mueve lejos. Se mantiene quieto incluso sin masticar y vuelve a ello cuando el tacto se aleja ⸺. Al menos le bajó la fiebre.
⸺¿Estás bien tú? ⸺habla por fin. Limpia su comisura, mira directamente sus definidas y limpias facciones, como el momento en el que le conoció. A diferencia de que su rostro preocupado era por otra situación y su sonrisa se mostraba más confiada. Se sentía diferente. Sonríe cuando el rubio asiente.
⸺Estoy bien, estamos bien. Ya es de noche y descansamos un rato para volver a salir. Hay agua caliente ⸺añade luego de su respuesta, mordisquea su labio y le observa en silencio durante unos segundos ⸺. Puede ducharse y luego venir a la cocina, le contaré del plan que formé.
⸺Te tardaste en anunciar una nueva estrategia ⸺bromea, el sándwich ya no existe y estira el vaso para buscar que le llene de vuelta, el detective lo toma entre sus dedos para ubicarlo en la charola ⸺. ¿A dónde iremos?
⸺La universidad del este.
⸺¿No iremos a la tienda? ⸺una pregunta que no cuestiona su decisión, lo entienden ambos, habla sobre su pura necesidad de información.
⸺Iremos. Les dije que mañana por la mañana o tarde noche. Necesitamos ir primero a la universidad.
Jungkook recuerda la llamada y asiente, sin decir nada más. Siente que a pesar de todo no es capaz de preguntar ciertas cosas. Esa zona que es lo mismo que Lucas para él. Como la caja e Pandora o tal vez un tema demasiado sensible.
⸺Me tengo que disculpar, debo que sacarlo de mi cabeza ⸺interviene de repente, sube su mano a su frente para sobarla con el dedo indice y corazón, apoyando su pómulo con el pulgar ⸺. Se desmayó de repente, doc; por lo que tuve que revisarlo por todos lados verificando que no lo hubieran mordido.
⸺¿Por todos lados? ⸺cuestionó el azabache, su fingida indignación llamó la vergüenza en el rostro del hombre ⸺. Solo fue una descompensación. Te lo dije, siempre estaba yendo de un lado a otro en la universidad, estoy acostumbrado a exigirme de más. Hace mucho tiempo no me pasaba, pero no había estado durmiendo o comiendo bien desde hace unas cuantos días y, ahora todo esto.
⸺Lo entiendo. Me alegro que sea eso a cualquier otra cosa. No pude preguntarle si padecía algo.
⸺No, completamente sano, oficial ⸺muestra sus palmas, baja las mismas y lo mismo hace con sus piernas, dándole el frente. Sus pantorrillas casi rozan con las del hombre ⸺. Siendo doctor no me puedo descuidar tanto, sería una ironía y creo que ya viste que hipócrita no puedo ser. Hay algo que tengo que confesarte también, ya que estamos en ese momento.
El rubio parece intrigado, a pesar de haber tomado el vaso, la charola seguía encima de sus muslos.
⸺Dígame.
⸺Cuando tratamos de entrar, me fijé en tu el llavero ⸺mantiene el silencio, el misterio y luego sonríe en burla ⸺. ¿Eres furro, Park?
El rostro del rubio se llena de sorpresa, sus labios se abren y luego una suave risa melodiosa burbujea fuera de sus labios. Es llamativa, cautivadora, deja de pensar en más adjetivos cuando el rubio levanta las llaves luego de sacarlas de su bolsillo trasero. Enseña el llavero sosteniendolo entre sus dedos.
⸺Es de una serie corta de humanos y cambia formas. Fue un regalo de mi hermana ⸺proporciona la información fácil, como el agua de un río ⸺. Un día de descanso, luego de que ambos tuviéramos una mala semana, ella con sus exámenes de admisión y yo con casos sin resolver. Nos sentamos en el sofá, el mismo que está acá afuera, miramos al techo y los dos, al mismo tiempo, suspiramos. Ese día, decidimos esconder toda cosa que tuviera con el trabajo, fuimos a la tienda, compramos un montón de dulces y ella decidió poner esa cosa que para mí lucia como algo completamente aburrido.
La sonrisa en su rostro fue mucho más brillante que antes, el doctor la notó con un cariño caluroso que podía emanar hasta su propia anatomía. O tal vez era la fiebre volviendo.
⸺¿Y luego?
⸺Yo me identifiqué con este personaje de aquí, que en la serie también es una especie de detective. Y mi hermana se identificó con la humana que de repente se vuelve una "beastman". Ella tiene uno a juego de esa misma niña en sus llaves. Así que no, no soy un furro, doc. ¿Por qué? ¿Usted sí?
El doctor se mofa, niega con una risa corta y golpea su rodilla con la del rubio.
⸺Jamás.
⸺Vaya a ducharse, doc. Nos iremos dentro de poco, le dejaré ropa aquí. Espero que mi cama haya estado cómoda.
⸺Sin duda mejor que un sillón viejo de cogines duros heredado por la abuela.
Deja ir al rubio riendo fuera de la habitación y él se levanta renovado para tomar esa llamativa ducha.
Esas bromas eran más frecuentes.
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