005.
La fiesta había llegado y con ello, se suponía, el relajo después de una semana de trabajo más una celebración por su llegada a la ciudad.
El problema era que lo único que Jungkook hizo durante la velada fue quedarse mirando hacia la puerta de entrada durante mucho tiempo, y eso lo sabía porque hasta los invitados que iban llegando de a poco al departamento se habían dado percatado de lo distraído que estaba. Dio la excusa unas tres veces de que estaba esperando a alguien, pero luego de unas horas comenzó a persuadirse a si mismo con la idea de que ya no valía la pena seguir al lado de la puerta deseando ver una cabellera rosa entrar por ella.
Definitivamente su vecino no vendría.
Desanimado pasó el resto de la noche intentando concentrarse en lo que uno de los amigos de Taehyung decía sin mucho éxito. Sabía que el chico intentaba buscarle algún tema de conversación, pero Jungkook simplemente se encontraba con su mente alejada de la realidad. De vez en cuando volvía a mirar hacia la entrada deseando que a su vecino tan solo se le hubiese hecho tarde y por más que intentó mantener la esperanza viva nunca vio a Park Jimin entrando a su departamento. Estaba siendo tonto, lo sabía, por lo que ya era hora de que se diese por vencido con su misterioso vecino.
Ni siquiera había razones suficientes para que el plantón le tuviese de esa manera. Quizá era el rechazo oculto tras este el que le frustraba tanto o el hecho de que hasta llegó al punto de verse a si mismo recolectando información de su vecino con el conserje. Culpaba a su madera de periodista la curiosidad enfermiza que le llenaba el cuerpo cada vez que pensaba en la incógnita que era Park Jimin y que por eso había bajado hasta la recepción para sutilmente sacarle información al hombre mayor que estaba a cargo de la seguridad del edificio. A pesar de que sabía que no entregaban información directa sobre los demás residentes por asuntos legales, Jungkook era lo bastante inteligente como para obtenerla con preguntas evasoras y tono jovial. Además, el hecho de que al conserje le gustase conversar había ayudado bastante.
Confirmó sus sospechas de que el chico vivía solo y pudo darle una ojeada a que las cuentas por parte de la Administración que llegaban de forma directa al nombre de este, eso gracias a que el amable conserje tenía el libro donde se archivaban abierto en su escritorio sin mucho cuidado. Jungkook sabía que esa clase de cuentas estaban dirigidas a quien firmó el contrato y paga por vivir en el departamento, por lo que descartó de inmediato que Jimin fuese un adolescente consentido al que sus padres le costeaban la buena vida y eso le hacía sentir mucho mejor consigo mismo. Tampoco es que se las fuese a dar de pederasta ahora que se había mudado de ciudad, no estaba en sus planes.
Pero además de eso no consiguió saber mucho de su objetivo porque el chico parecía no interactuar ni siquiera con el conserje a menos que fuese para temas muy puntuales sobre el mantenimiento de su departamento . A Jungkook le parecía bastante extraño, la apariencia que Jimin mostraba a través de sus prendas dejaba aquella imagen de una persona con bastante personalidad, pero parecía que ese no era el caso. Ese era uno de las mayores inquietudes que se generaban dentro de su subconsciente, como siempre sucedía cuando algo no calzaba dentro de su lógica y quizá por eso la curiosidad que sentía aún no se apagaba.
Se las dio de detective un poco más y terminó hablando con uno de los vecinos del mismo piso en que vivía y que podrían conocer al chico por mucho más tiempo, pero aquel intento le entregó los mismos resultados que su animada conversación con el conserje. Parecía que nadie cruzaba más que un buenos días o buenas tardes con Jimin y no porque no lo intentasen, sino porque el mismo chico parecía poner una barrera con todos sus vecinos.
Le parecía extraño y al ser extraño no podía sacárselo de la cabeza. Desde pequeño las cosas misteriosas y fuera de lo común ocupaban el 100% de su atención. Su curiosidad siempre lo llevaba a meterse en problemas, pero nunca se quedaba de brazos cruzados cuando quería saber más de algo. Sus padres decían que se trataba de un sentido innato por desacatar las reglas, para él solo se trataba de hambre por conocimiento. Por algo se había convertido en periodista y casi en detective privado. Le gustaba saber la verdad de las cosas, por más difícil que fuese de conseguir.
Las horas siguieron pasando y pronto las personas se comenzaron a ir. Le tomó varias despedidas antes de que el departamento estuviese vacío, sin contar a Taehyung que cumpliendo con su promesa se quedó ordenando y ayudando con la limpieza. Estuvieron en silencio levantando los trastes sucios y botellas de vino vacías hasta que escucha a su amigo hablarle.
- Creo que tu cita no termino no llegando... Buen comienzo, campeón.
Jungkook gruñe y mira de reojo a Taehyung que se reía por lo bajo mientras se llevaba un poco de maní que había sobrado a la boca.
- Deja de molestarme, no estoy de humor.
Taehyung levanta las manos como si no estuviese haciendo nada.
- Yo solamente decía... Si el chico no llega es porque le haz asustado con lo raro que eres.
No contestó nada y siguió ordenando el sofá. La verdad es que se le daba fatal lo de conocer personas. Si no se le acercaban era muy difícil que el entablara por si solo alguna relación aunque sea amistosa, siempre había tenido problemas para hacer amigos, eso desde que era un infante. Ni siquiera deberíamos mencionar los numerosos noviazgos fallidos que terminaban siempre por lo que decía Taehyung. Era muy raro para la mayoría de las personas y finalmente estas se terminaban hartando. No era algo lindo, pero ya se había acostumbrado y parecía que con su vecino se repetiría la misma historia de siempre. Debió haberlo visto venir.
Siguieron ordenando el departamento y cuando todo estuvo listo su amigo llamo a un taxi para volver a su apartamento. Luego de eso quedó solo en el silencio de su hogar, con la imagen de su vecino dando vueltas por su subconsciente como si fuese el dueño del lugar. Estaba cansado, pero estaba seguro de que su cerebro no se apagaría hasta que hiciese algo con esos pensamientos que no le dejaban tranquilo.
Nada que un poco de trabajo no pudiese mitigar.
Se instalo en la mesa de su cocina con un montón de archivos y la laptop a un lado. Cuando no podía dejar de divagar prefería avocar sus energías mentales a algo que le fuese productivo. Además, aún tenía mucho por hacer en el trabajo. Además de revisar las publicaciones de su equipo también quería avanzar en la investigación del asesino sin rostro que le tenía totalmente cautivado. Yoongi le había conseguido varios archivos policiales y hasta algunos relatos periodísticos en donde se intentaba cubrir el tema aunque sin lograr mucho más. Estuvo casi una hora revisando todo y no pudo avanzar mucho en más en lo que ya tenía. Al parecer este asesino era un maldito experto y no un psicópata a medias. No dejaba huellas y ni testigos. Los únicos que pudieron ver su identidad ahora estaban enterrados muchos metros bajo tierra. Quizá esa era la señal para rendirse, con lo que tenía en manos se sabía que se trataba de un caso perdido o al menos eso pensarían la mayoría de sus compañero...
Pero a Jungkook siempre le gustaron los retos.
Trazó un mapa de locaciones compuesto por los crímenes que eran asociados al asesino sin rostro y ubicó las direcciones de los edificios o casas cercanas en donde podría haber alguna persona a la que entrevistaría para saber si escuchó algo y no se dio cuenta. Siempre había tenido como lema que si la información no venía hacia él, entonces por su cuenta tendría que ir a buscarla. En muchos problemas se había metido antes tratando de sacar las mejores historias, pero la verdad es que cosas así eran lo que marcaban la diferencia de lo que escribía con las noticias locales. A él le gustaba armar todo el panorama, resolver enigmas y ayudar. Se sentía bastante seguro de poder el solo al menos acercarse a saber quién era el dichoso asesino que aterrorizaba los barrios bajos de la ciudad. O al menos eso intentaría si es que el psicópata no lo atrapaba primero.
Mientras escribía las direcciones que visitaría el fin de semana en su libreta de bolsillo oyó el timbre sonar. Levanto la mirada y se acomodo las gafas. Lo primero que pensó fue que a Taehyung se le había olvidado algo ya que su amigo era el despistado número uno. Cansado se levanto de la silla para abrir la puerta con el ceño fruncido. Ese chico tendría que escucharlo.
- Juro, Taehyung -dice al abrir-, cada día estas más idiota...
- Lo siento por la tardanza.
Jungkook se detuvo en seco, esa voz no era de Taehyung.
No, definitivamente no.
Frente a el había un chico más bajo que estiraba sus brazos con un paquete envuelto en papel de colores y un enorme listón plateado alrededor hacia su pecho. El visitante tenía la cabeza escondida mirándose los pies, como si tuviese vergüenza. Eso dificultaba un poco el saber su identidad, pero de todas formas podía distinguir perfectamente ese cabello donde fuera.
- ¿Jimin? ¿Qué haces aquí a esta hora?
El chico levanta lentamente la cabeza y hace un puchero que enfrió las yemas de los dedos de Jungkook.
- De... De verdad lo siento... Iba a llegar antes, pero no pude. Yo... Jiminnie lo siente, lo siente mucho.
Pero Jungkook no pudo detenerse a contestar la tierna disculpa que su vecino le había ofrecido porque lo primero en que sus ojos se fijaron, además del paquete de regalo, fue en un corte limpio que el chico traía en la mejilla derecha y que ahora estaba manchando con gotitas de sangre la camisa que vestía a Jimin.
- ¿Qué te ha pasado? -Dice Jungkook y sin pensarlo más de un segundo se acerca rápidamente tomando con sus manos el rostro de Jimin para examinarle de más cerca la herida-. Mierda, es un corte grande, Jimin. ¿Cómo fue que te lo hiciste?
Y podría haber respondido con la verdad ahora que parecía que su cuerpo se iba a derretir por el tacto de las manos de Jungkook. Jimin podría haberle contado a su vecino con detalles que cuando fue a matar al tipo malo que le encargaron uno de sus amigos salió de la oscuridad con una cuchilla y al intentar que no le cortase la garganta el maldito le lastimo su mejilla. También podría decirle que poco había importado porque con un buen golpe noqueo a ambos y ahora descansaban en el basural de la ciudad. Podría hablar de eso y mucho más porque tenía la guardia baja y el corazón en la palma de la mano, pero no.
Debía mentir. No quería asustar a Jungkook.
- Me caí de las escaleras... Jiminnie es torpe.
Porque Jimin podía actuar como un niño, pero no era estúpido. Sabía que Jungkook no podía saber de su oscuridad porque esta era capaz de consumirlo a él también.
< ♡ >
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro