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001.

Como odiaba los cambios, no eran otra cosa mas que su peor pesadilla. 

Prácticamente desde que nació había sido una persona acostumbrada a la rutina y la organización era su mejor aliada, por muy controlador compulsivo que eso sonase. El hecho de tener que mover su vida completamente de lugar se le hacía una verdadera e inquietante tortura y, además,  le tenía con los nervios de punta. Cuanto le hubiese gustado estar en su antiguo apartamento leyendo algún libro de Stephen King o viendo una serie en netflix. En ese minuto tan solo deseaba relajarse y no estar luchando con un sofá que no quería entrar por la puerta.

− ¡Mierda, Taehyung! −Suelta exasperado mientras siente como las gafas se le estaban cayendo− ¡Colócalo en diagonal o este maldito pedazo de chatarra no va a entrar!

Puede sentir como su mejor amigo suelta un suspiro de cansado. Habían estado al menos una hora intentando entrar el enorme sofá de cuero negro por la puerta sin resultado alguno. Parecía que el objeto no estaba dispuesto a darles ni siquiera una pequeña por más que insistiesen.

− Joder, Jungkook −Contesta Taehyung empujando nuevamente−. Esto te pasa por tacaño y no querer comprar uno nuevo, idiota.

− ¡Me gusta este sofá!

− Pensé que ahora que te nombraron editor dejarías de preocuparte en mantener tus cosas viejas y comenzarías a gastar en cosas lindas... Pero siempre serás un tacaño.

− Cállate, Taehyung. Solo empuja de una vez.   

No es que fuese tacaño, pensaba a el, aunque sonase poco creíble a Jungkook no le importaba tener más o menos dinero en sus bolsillos, la realidad de su problema erradicaba en que le costaba mucho despegarse de las cosas porque eran parte de su rutina. Si ya se le hacía bastante difícil comenzar una nueva vida en esta nueva ciudad al menos quería tener las cosas que le hacían sentir cómodo consigo, casi como un recuerdo de lo que era su vida antes del enorme cambio. Podría haberle dicho eso a su mejor amigo, pero sabía que Taehyung lo molestaría por ser un viejo quisquilloso así que prefirió callar.

De todas formas tenía bastante claro que el esfuerzo que estaba haciendo valdría la pena. Más que mal le habían ofrecido el puesto el puesto de Editor en la sección de Criminología en el periódico más importante de Busan. Aquello podía ser considerado fácilmente un logro a sus cortos 26 años donde la mayoría de los periodistas estaban con problemas de trabajo o amarrados a escribir columnas mediocres en revistas de chismes. Todo el asunto era un sueño cumplido, así que Jungkook se vio en la obligación de dejar su trabajo en la revista de crímenes de Daegu, su ciudad natal, y hacer el viaje hasta Busan para comenzar con un nuevo proceso en su vida. Aunque eso trajese consigo varios pros y contras que tenía bastante claros dentro de su cerebro.

Contra número uno: Se había alejado de su familia. Jungkook es hijo único y tiene una relación bastante cercana con sus padres. El hecho de dejarlos atrás le dolía pero sus dos progenitores le habían dicho que era una oportunidad que no podía rechazar así que ni siquiera existía la posibilidad de haberse quedado por ellos. Pro número uno: Taehyung, su mejor amigo, vivía en Busan hacía dos años. Ambos se conocieron en la Universidad de Daegu donde Jungkook estudió periodismo criminal y Taehyung estudió literatura universal. Se habían separado porque a Kim le ofrecieron un trabajo como profesor en la Universidad de Busan y este aceptó de inmediato. Mantuvieron el contacto por Skype y ahora Taehyung era el encargado de ayudarlo con la mudanza, lo que Jungkook agradecía de todo corazón. Al menos así no se sentiría tan solo en esta enorme ciudad.

Contra número dos: Ya no trabajaría solo. En la revista de Daegu Jungkook no contaba con un equipo de trabajo, tan solo escribía sus artículos y se los pasaba al editor principal, quien nunca se quejaba de sus impecables presentaciones. Hubo un punto en que comenzó a gustarle esa soledad y extrañaría no tener que preocuparse por nadie más que el mismo al momento de llevar a cabo las entregas. Pero ello también llevaba al pro número dos: A pesar de que tendría que hacerse cargo de toda la sección de Criminología, lo que era un verdadero reto, el periódico de Busan era reconocido tanto nacionalmente como de manera internacional. Si hacía bien su trabajo no solo quedaría con un excelente curriculum sino que también podría ir escalando posiciones dentro de la organización y quien sabe, quizá algún día ser el Editor general del periódico. 

En resumen, las cosas iban bastante empatadas dentro de su mente por lo que un maldito sofá no podía arruinarle su decisión. Taehyung estaba dentro del apartamento y seguía intentando encontrar la posición correcta para entrar el objeto mientras Jungkook empujaba desde afuera. No podía ser posible que entre dos cerebros pensantes no pudiesen encontrar la forma de hacer que funcionara.

− Creo que ya lo tengo −dice su mejor amigo por fin−. Voy a afirmarlo hacia un lado y tu tendras que moverlo... A la cuenta de tres empuja. Uno... Dos... ¡Tres!

Jungkook hace un último esfuerzo y empuja con toda su fuerza. En medio del ajetreo escucha el sonido del sofá golpeando el marco y entrando finalmente por la puerta pero el proceso fue tan rápido que Taehyung se movió hacia un lado dejando que el enorme objeto cayera justo en la entrada del nuevo apartamento. Jungkook iba a caerse justo encima de el pero logró estirar su cuerpo hacia atrás tratando de hacer posible algún tipo de contrapeso, aunque al final sus pies se tropezaron de la manera más torpe y cayó de espaldas...

De paso golpeando a alguien.

No pudo evitar irse hacia atrás y sentir el contacto de otro cuerpo chocando con su espalda. Gracias a la velocidad que había tomado por la fuerza del empujón se llevo consigo hacia el frío piso a alguien más y lo notó cuando se irguió mientras se acariciaba la cabeza que había chocado contra la pared del pasillo. Cuando todo pareció normalizarse miro hacia un costado para disculparse con la pobre persona a quien había arrastrado consigo.

− Lo siento... Yo...

Pero cuando sus ojos se topan con los del extraño no puede evitar atragantarse con sus propias palabras.

Frente a él yacía en el piso un chico vestido con un piyama completo de dinosaurio y que traía consigo en mano un osito panda de felpa. Tenía el cabello rosa y pequeñas manos con las que se acariciaba las rodillas quizá lastimadas por el golpe. Jungkook se le quedo observando y es que jamás había visto a un chico tan tierno en todo el tiempo que llevaba en este tierra. Era como si un personaje de algún anime demasiado kawaii hubiese cobrado vida.

− Lo siento −comenzó de nuevo y esta vez el chico lo mira−... Yo te ayudo a levantarte...

Se pone de pie en un santiamén y le ofrece ambas manos al chico. Este lo mira de pies a cabeza poniendo un semblante que reflejaba miedo o quizá desconfianza. Pasó al menos un minuto antes de que el peli-rosa estirara sus pequeñas manitos a Jungkook y los dedos de ambos entrasen en contacto logrando que en medio de ambos corriese una corriente eléctrica. El chico fue puesto de pie mientras que Jungkook sintió un ardor en sus mejillas gracias a la extraña sensación

− De verdad lo siento −siguió el más alto−... Yo...

Pero antes de que terminase el chico se suelta de su agarre mientras recoge y abraza al panda de felpa que había caído al suelo. Jungkook no quería molestarlo y trato de buscarle nuevamente conversación sin éxito. El peli-rosa le mira sin decir palabra alguna para luego dar media vuelta y caminar hacia la puerta que estaba justo frente a su departamento. Jungkook lo observa detenidamente hasta que ve como el chico desaparece detrás de el pedazo de madera. 

Sus ojos se conectan una última vez y Jungkook siente una extraña calidez en el estomago.

La puerta se cierra dejándolo solo en el pasillo. Soltando un suspiro cansado se arregla las gafas una vez más mientras entra al departamento donde ve que Taehyung estaba de lo más cómodo sentado en el sofá revisando el celular. No podía creer que su mejor amigo estuvo durante todo ese tiempo dentro del lugar sin hacer nada siendo que el se había dado un buen golpe contra el suelo por culpa de su tonto plan.

− ¿Qué hacías? −Le pregunta a Jungkook sin quitar la vista de la pantalla.

− Pues me saque la mierda gracias a tu idea y no te diste cuenta.  

Taehyung suelta una risa tonta y bastante burlesca.

− La verdad es que te vi pero cuando noté que habías empujado a alguien preferí dejarte solo para que lo arreglarás.

− Con amigos como tú para que quiero enemigos.

Jungkook se dirige a la cocina tipo americana del departamento donde toma uno de los nuevos vasos que había comprado y lo llena de agua para después beberla. Mientras esta en eso en su mente aparece la figura de aquel chico tan tierno y vuelve a sentir como las mejillas se le colocan coloradas. La verdad era que el desconocido le había llamado mucho la atención aunque practicamente se veía como un niño que se había escapado de la guardería.

"El hecho de que te cambies de ciudad no es razón suficiente para convertirte en un pederasta", se dijo a si mismo intentando alejas de su mente a aquel peli-rosa.

Pero debía admitir que no estaba de más conocer a su vecino.




  < ♡ > 




Nota: Primer capítulo que les debía del domingo. Lo siento por la demora pero me distraje demasiado:( Eso es todo, espero que les guste. Un beso, les dejo un gif de como me imagino a Jungkook aquí:



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