Extra #1.
El sol comenzaba a asomarse sobre el horizonte, iluminando la casa junto al mar que Jungkook había construido para su familia. El sonido de las olas rompiendo suavemente en la orilla era lo primero que Taehyung escuchaba cada mañana, y aunque habían pasado algunos años desde que se mudaron, ese sonido nunca había perdido su magia.
Taehyung se encontraba en la cocina, preparando el desayuno mientras observaba por la ventana. La pequeña terraza que daba al mar estaba adornada con plantas y flores que habían plantado juntos, todo gracias a los consejos que Seojun les brindaba. Era un espacio tranquilo, lejos del caos y las preocupaciones de su vida anterior. Aún recordaba cómo, tiempo atrás, las noches estaban llenas de incertidumbre y peligro. Pero ahora, las cosas eran diferentes.
Jungkook había dejado todo atrás.
—Papá, ¡Mira!—Gritó su hija desde el jardín, donde jugaba con un cachorrito que habían adoptado recientemente. Taehyung se rió suavemente, viendo cómo la niña, con sus mejillas llenas de vida y una sonrisa tan similar a la suya, corría por el césped.
—Voy en un momento, cariño.—Respondió mientras continuaba cortando frutas.
Justo entonces, sintió los brazos fuertes de Jungkook rodear su cintura desde atrás. La calidez de su contacto siempre lo tranquilizaba, y aunque ya no estaban viviendo el mismo mundo que hace unos años lograban atormentarlo, Jungkook seguía teniendo esa presencia imponente. Sin embargo, ahora era diferente, más sereno, más en paz.
—Buenos días.—Murmuró el peligris, dejando un beso suave en la mejilla de Taehyung.
—Buenos días.—Contestó, apoyándose un poco en él.—¿Cómo dormiste?
—Como un bebé, sabiendo que tengo todo lo que siempre quise.—respondió Jungkook, su voz profunda, pero llena de tranquilidad. Taehyung sonrió. Esa era una de las tantas cosas que habían cambiado. Antes, el descanso era algo raro en su vida, pero ahora podían permitirse despertar juntos sin preocupaciones.
—Nuestra hija parece tener más energía que nunca.—Comentó el peliazul, observando cómo la niña corría de un lado a otro.
Taehyung había decidido regresar al color azul en su cabello después de tiempo, alegando que si su esposo aún mantenía su cabello peligris, también él podría mantenerlo con su característico azul llamativo.
—Claro, tiene tu espíritu.—Dijo Jungkook, riendo suavemente, antes de inclinarse para besar la cabeza de Taehyung.—Te ves hermoso esta mañana, como siempre.
—Deja de decir esas cosas, me haces sonrojar.—Taehyung sonrió, pero en el fondo se sentía agradecido. El tiempo había pasado, pero el amor entre ellos seguía siendo fuerte, inquebrantable.
Se sentaron juntos a desayunar, viendo cómo su hija inventaba aventuras con el cachorro, riendo por sus ocurrencias. Mientras comían, conversaron sobre los planes del día, sobre cosas tan simples como plantar más flores o visitar a Seokjin, quien siempre estaba cerca para darles algún consejo.
Seokjin al final había acertado con la idea de tener una niña en sus vidas, y después de todo el tiempo que habían pasado juntos conviviendo, Taehyung tomó la iniciativa de hacerlo parte de su familia. Tanto Taehyung como Jungkook, estuvieron de acuerdo en que el mayor fuera el padrino de su primer hija, creyendo que era la mejor opción ante el evidente cariño que Seokjin demostraba en cada oportunidad que lo visitaban.
—Es extraño.—Dijo Jungkook, rompiendo el silencio.—Pensar en cómo solía ser todo antes. Las reuniones con el sindicato, tener que estar al pendiente de cada uno de ellos, estar cuidándome, cuidándonos de todo... Nunca imaginé que terminaría aquí, con todo lo que siempre soñé, pero que pensé jamás lograr.
Taehyung lo miró, sabiendo exactamente lo que quería decir. La vida había dado un giro inesperado, pero para bien. Ambos habían pasado por tanto, pero al final, ese caos los había llevado a este momento, a una vida llena de calma, amor y futuro.
—Hiciste lo correcto, Jungkook.—Dijo suavemente, tomando su mano sobre la mesa.—Y todo eso quedó atrás. Ahora estamos aquí, viviendo el futuro que siempre quisimos. Ya no nada más de qué preocuparse, por fin estás viviendo.
El peligris asintió, apretando la mano de Taehyung con fuerza, como si esa conexión le recordara lo que realmente importaba.
—Te lo prometí.—Respondió, con una mirada profunda.—Te prometí que construiríamos una vida juntos, y eso es lo que estamos haciendo. Sé que tardé más tiempo de lo debido para cumplir esta promesa, pero lo que cuenta es que lo hice, ¿No?—Sonrió, compartiendo una risa con el peliazul.
—Y yo no podría estar más feliz.—Comentó Taehyung, sus ojos brillando mientras miraba a su hija.—Tenemos todo lo que necesitamos, junto con las personas que más apreciamos a nuestro alrededor.
El día continuó tranquilamente. Después de una tarde de juegos en el jardín y una breve visita a Seokjin, quien los recibió con una sonrisa cálida y anécdotas sobre sus propios hijos, la familia volvió a casa.
El sol comenzaba a bajar en el horizonte, pintando el cielo de tonos cálidos de naranja y rosa. Desde la terraza de la casa junto al mar, la pequeña familia observaba el cambio de colores en silencio, sumidos en la tranquilidad que ahora llenaba su vida. Taehyung se acomodaba entre los brazos de Jungkook, quien no apartaba la mirada del mar, mientras su hija, de cinco años, corría a su alrededor con una energía imparable.
—Papá, ¿Puedo ir a la playa después de cenar?—Preguntó la pequeña, sus ojos brillando con la misma intensidad que las estrellas que pronto aparecerían en el cielo.
Jungkook sonrió al verla. Su hija era un torbellino de energía, pero no podía evitar sentirse orgulloso de cómo cada día se parecía más a Taehyung, tanto en sus gestos como en su forma de hablar.
—Quizás mañana, cariño. Ya está anocheciendo, y sabes que papá se preocupa si sales cuando está oscuro.—Dijo Jungkook con un tono suave pero firme.
La niña hizo un puchero, pero rápidamente su atención se desvió hacia el cachorro que estaba mordisqueando uno de sus juguetes en el suelo de la terraza. Jungkook se rió por lo bajo mientras veía cómo su hija y el perro se enfrascaban en un nuevo juego.
—Eres tan buena con ella.—Comentó Taehyung, recostado cómodamente en el pecho de Jungkook.— A veces pienso que soy demasiado blando con ella, pero tú... tienes esa habilidad de hacer que te escuche sin tener que ser estricto.
—Quizás porque sabe que la amo demasiado para decirle que no todo el tiempo.—Respondió Jungkook, inclinándose para dejar un beso en la frente de Taehyung.—Pero también me gusta verla correr y jugar. Me recuerda a ti.
Taehyung soltó una risa suave.—¿A mí? No recuerdo haber sido tan revoltoso.
—Oh, sí que lo eras. Lo recuerdo bien.—Dijo el peligris, recordando perfectamente las actitudes que podría tener su esposo en ocasiones, sobre todo su forma de actuar cuando recién se conocieron, antes de que todo se complicara, antes de que las responsabilidades y el peligro invadieran sus vidas.—Corrías por todos lados, siempre buscando algo nuevo que explorar. Era difícil seguirte el ritmo.
La conversación fue interrumpida por la pequeña, quien de pronto apareció delante de ellos, con los brazos extendidos hacia su padre.
—Papá, quiero jugar contigo.—Dijo, mirándolo con ojos esperanzados.
Jungkook dejó escapar una carcajada, mientras soltaba suavemente a Taehyung de su abrazo.
—Está bien, vamos a jugar un rato antes de cenar.—Aceptó, poniéndose de pie.
La niña lo llevó de la mano hacia el jardín, su risa resonando en el aire fresco de la tarde. Taehyung los observó desde su lugar, sonriendo al ver la felicidad que irradiaban ambos. Desde que Jungkook dejó atrás su vida en el sindicato, había cambiado por completo. Ahora era un hombre dedicado a su familia, con una calma que antes era imposible imaginar.
Jungkook se agachó frente a su hija, que sostenía una pelota en las manos.
—¿Y cuál es el plan?—Preguntó, divertido.
—¡Jugar a atrapar la pelota!—Respondió la niña, lanzándola sin previo aviso.
La pelota rodó por el césped, y Jungkook fingió tropezar mientras la perseguía, provocando las carcajadas de su hija. Tras atraparla, se la devolvió suavemente, y así continuaron durante un rato, intercambiando lanzamientos, carreras y risas.
Finalmente, después de un rato, la pequeña se lanzó a los brazos de Jungkook, agotada pero feliz.
—Papá, eres muy rápido.—Mencionó, abrazando su cuello mientras él la sostenía en alto.—¿Siempre has sido así?
El peligris sonrió, sus ojos brillando con orgullo.—Tal vez. Pero tú también lo eres. Seguro que dentro de poco me superarás.
—¡No lo creo! Eres muy, muy rápido.—Protestó ella, riendo.
Jungkook la abrazó con fuerza, sintiendo el amor y la calidez que su hija traía a su vida. Era increíble pensar en todo lo que había cambiado desde que dejó el sindicato, todo lo que había ganado. Tener a su pequeña y a Taehyung a su lado era su mayor logro, su verdadera recompensa.
—Eres la mejor parte de mi vida, ¿Lo sabías?—Dijo en un tono suave, besando la frente de la niña.
—¿Más que papá?—Preguntó ella con cierto tono divertido, expectante a la respuesta.
Jungkook rió y sacudió la cabeza.—No, los dos son la mejor parte de mi vida.
La pequeña sonrió satisfecha con la respuesta, y pronto se quedó dormida en los brazos de Jungkook. Taehyung se acercó a ellos, su mirada llena de ternura mientras los observaba.
—Creo que ya está lista para ir a dormir.—Dijo Taehyung en voz baja, sin querer despertarla.
Jungkook asintió, cargando con cuidado a la niña y llevándola al interior de la casa. La colocó en su cama, arropándola suavemente antes de inclinarse para darle un último beso en la frente. Taehyung se quedó en la puerta, observando la escena con el corazón lleno de amor.
Después de asegurarse de que su hija estaba cómoda, Jungkook se dirigió a Taehyung y, tomando su mano, lo llevó de vuelta a la terraza, donde el aire nocturno era refrescante y el sonido de las olas seguía llenando el ambiente.
Se sentaron juntos, en silencio por unos momentos, antes de que Jungkook hablara.
—A veces me cuesta creer que esto es real.—Dijo, mirando al mar.—Después de todo lo que pasamos, nunca pensé que podríamos tener algo tan simple y perfecto como esto.
Taehyung lo miró, tomando su mano entre las suyas.
—Te lo mereces, Jungkook. Nos lo merecemos.—Respondió con suavidad.—Todo lo que hiciste fue para protegernos, y ahora estamos aquí, juntos, disfrutando de la vida que siempre quisimos.
Jungkook apretó suavemente la mano de Taehyung, su mirada llena de gratitud y amor.
—Gracias por creer en mí, cariño. Por estar conmigo en todo momento, incluso cuando no sabía si esto era posible.
Taehyung sonrió, inclinándose hacia él para dejar un suave beso en sus labios.
—Siempre estaré contigo, Kook. Siempre.
Y bajo el cielo estrellado, con el sonido del mar como su único testigo, compartieron un beso lleno de promesas, de un futuro lleno de amor, risas y nuevas aventuras, ahora con la certeza de que habían encontrado su verdadero hogar, el uno en el otro.
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¡Hola! Solo para avisar que Deadly Kiss contará con una versión antes de los hechos de esta versión, aventándose por el inicio de su relación y otros hallazgos ˆˆ. Próximamente publicaré más detalles¡!
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