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Capítulo 30.

La noche había caído, y la luna se alzaba imponente sobre la ciudad, iluminando con una luz pálida las calles desiertas. Un silencio ominoso envolvía el último bastión del sindicato, una fortaleza impenetrable que se erigía como el último obstáculo en el camino de Jungkook. El aire estaba cargado de tensión, cada paso resonando con la promesa de la batalla que estaba por venir.

Jungkook lideraba a sus aliados con determinación, sus ojos fijos en el edificio que albergaba a sus enemigos. A su lado, Seokjin ajustaba su chaqueta, sus labios fruncidos en una línea de concentración. Cada hombre que los acompañaba sabía que aquella noche sería decisiva, y no había espacio para el error.

—Esta es nuestra única oportunidad.—Dijo Jungkook en voz baja, su tono impregnado de urgencia.—Entraremos desde el lado este, la seguridad es menos densa ahí. Necesitamos desactivar los sistemas de vigilancia primero, luego tomar el control de la sala de operaciones. Nadie sale de aquí hasta que HyunWoo y su gente estén neutralizados.

Los hombres asintieron en silencio, conscientes de la gravedad de la situación. Seokjin le dio una palmada en la espalda a Jungkook, un gesto silencioso de apoyo.

—Salimos juntos o no salimos.—Murmuró con un tono afirmativo.

Jungkook asintió, aunque en su interior sabía que las probabilidades no estaban a su favor. Mientras avanzaban, su mente estaba dividida entre el plan y la imagen de Taehyung, seguro pero distante, esperando una resolución. La promesa que había hecho de protegerlo resonaba con fuerza en su mente, dándole la determinación para continuar.

El equipo se movió en silencio, cada uno de ellos entrenado para este tipo de operaciones. El edificio se alzaba ante ellos, un coloso de hormigón y acero que ocultaba los secretos del sindicato. Jungkook inhaló profundamente y dio la señal.

La entrada fue rápida y precisa. Los guardias en la entrada fueron neutralizados sin esfuerzo, y en cuestión de minutos, el equipo estaba dentro. Jungkook y Seokjin lideraron la marcha, avanzando por los pasillos estrechos mientras uno de sus hombres desactivaba los sistemas de seguridad. La sala de operaciones estaba a solo unos metros, el corazón de la operación.

—Mantente alerta.—Susurró el peligris mientras avanzaban.—HyunWoo no es un hombre que se deje atrapar fácilmente.

El grupo se detuvo frente a una puerta de acero, la entrada a la sala de operaciones. Jungkook levantó la mano, contando mentalmente los segundos antes de dar la orden. Con un movimiento rápido, abrieron la puerta y entraron, apuntando sus armas hacia los sorprendidos ocupantes. La sala estalló en caos, pero en pocos minutos, los hombres de Jungkook tenían el control.

—Bien hecho.—Murmuró Jungkook, exhalando aliviado mientras aseguraban la sala.—Ahora solo necesitamos a HyunWoo.

Justo cuando el alivio comenzaba a instalarse, un ruido ensordecedor sacudió el edificio. Jungkook giró bruscamente, su mirada chocando con la de Seokjin. Ambos sabían que algo había salido mal.

—¡Refuerzos!—Gritó uno de los hombres mientras las luces parpadeaban.—¡Vienen más!

Y entonces, como una sombra de la muerte, HyunWoo apareció en la entrada, acompañado por un grupo de hombres armados hasta los dientes. La sonrisa de satisfacción en su rostro hizo que la sangre de Jungkook se helara.

—¿De verdad pensabas que podrías atraparme tan fácilmente?—La voz de HyunWoo era como veneno, goteando con sarcasmo.—Te subestimé, Jeon, pero ahora veo que no puedo dejar nada al azar.

Los disparos resonaron en la sala, y el caos se desató una vez más. Jungkook se vio obligado a retroceder, cubriéndose mientras sus hombres trataban de contener a los atacantes. La situación se volvía desesperada con cada segundo que pasaba.

—¡Cúbranse!—Gritó Jungkook mientras trataba de mantener a su equipo en pie.—¡Tenemos que salir de aquí!

Pero las balas no cesaban, y el número de enemigos parecía multiplicarse. Jungkook sabía que debían tomar una decisión drástica si querían salir vivos. No podía permitirse el lujo de fallar, no cuando Taehyung y su futuro dependían de ello.

En medio del tiroteo, Jungkook tomó una decisión. No había tiempo para dudas, solo para acción. Sabía que tendría que sacrificar algo si quería asegurar la victoria.

—Seokjin.—Llamó, su voz firme.—Tienes que sacar a los hombres de aquí. Yo los retendré.

El mencionado lo miró con incredulidad.—No puedes hacer eso, Jungkook. Es un suicidio.

—Es nuestra única opción.—Replicó.—Si no hago esto, ninguno de nosotros saldrá vivo.

El rostro de Seokjin se endureció, pero sabía que discutir no serviría de nada. Finalmente, asintió.

—Ten cuidado.—Fue todo lo que dijo antes de dar la orden a los demás de retirarse.

Jungkook se preparó para enfrentarse a HyunWoo, consciente de que este podría ser su último combate. Con una última mirada hacia la puerta por donde sus aliados escapaban, se giró hacia el enemigo.

—Vamos a terminar con esto, HyunWoo.

El enfrentamiento final estaba a punto de comenzar, y el aire estaba cargado con la promesa de muerte. Jungkook sabía que no había vuelta atrás. Las sombras se alargaban mientras se acercaba al líder del sindicato, su corazón latiendo con fuerza en su pecho.

Pero justo cuando estaba a punto de atacar, la puerta detrás de HyunWoo se abrió de golpe, y la figura de otro hombre apareció, armada y lista para unirse a la refriega. Jungkook frunció el ceño, reconociendo la figura a pesar de la penumbra.

—¿De verdad pensaste que vendría solo?

El eco de la última frase de HyunWoo resonó en la sala, mientras la figura que acababa de aparecer se acercaba lentamente a la luz. Jungkook mantuvo su posición, aunque su mente trabajaba a toda velocidad, buscando una salida a la situación que se tornaba más peligrosa con cada segundo que pasaba.

La figura emergente era un hombre alto, con una presencia imponente que irradiaba poder. No era alguien desconocido para Jungkook, sino alguien que había cruzado caminos con él antes: Park Jiwon, un ex teniente del sindicato que se había retirado del negocio años atrás. Su regreso ahora, al lado de HyunWoo, significaba que las cosas estaban mucho más complicadas de lo que había imaginado.

—Jiwon.—Murmuró HyunWoo, con una mezcla de superioridad y confianza.—Lo recuerdas, ¿Verdad, Jeon? 

Jiwon se acercó lentamente a Jungkook, con una mirada dura y calculadora. Durante un breve momento, la tensión en la sala alcanzó un nivel insoportable. Los hombres de HyunWoo miraban expectantes, listos para reaccionar.

—Pensabas que podrías ganarnos, Jeon.—Dijo Jiwon, deteniéndose a unos metros de Jungkook.—Pero siempre estuve un paso por delante de ti.

El peligris no dijo nada. En cambio, miró fijamente a Jiwon, sus ojos oscurecidos por la determinación. Y entonces, un destello de complicidad cruzó entre ellos, una señal que solo unos pocos en la sala pudieron captar.

Jiwon, sin previo aviso, dio un paso hacia HyunWoo y le apuntó con una pistola. El sonido del arma desenfundada resonó en la sala, y los hombres de HyunWoo vacilaron, confundidos y desconcertados.

—¿Qué demonios estás haciendo?—Exclamó HyunWoo, su voz llena de incredulidad.

—Lo que debería haber hecho desde el principio.—Respondió Jiwon, sin apartar la vista de HyunWoo.—No soy tu aliado, HyunWoo. Nunca lo fui.

El rostro de HyunWoo se contrajo con furia y temor al darse cuenta de la traición. Pero no tuvo tiempo para reaccionar. Los hombres de Jungkook, junto con Jiwon, actuaron con rapidez, desarmando a los guardias restantes y asegurando la sala en cuestión de segundos.

HyunWoo, ahora desarmado y sin opciones, miró a Jungkook con odio.

—Todo esto... fue tu plan desde el principio.—Dijo con un tono de derrota.

—Así es.—Respondió, avanzando hacia él con calma—. Pensaste que podías jugar con nosotros, pero fue al revés. Jiwon ha estado trabajando conmigo todo el tiempo. Sabíamos que intentarías un movimiento desesperado, así que te dejamos creer que habías ganado. ¿Creías que no me había asegurado primero de quienes trabajaban conmigo realmente? Algo que siempre te falló, HyunWoo, fue la lealtad. Lo tenías todo, inclusive creí que serías un buen líder porque tenías el sentido de liderazgo y todos parecían notarlo, pero nunca lograste crear una lealtad que pudiera mantenerse, solo compartían la ambición y eso no es lo suficiente para seguir coexistiendo.

Jungkook se detuvo frente a HyunWoo, la tensión en el aire era palpable. Estaba tan cerca de acabar con todo, de garantizar la seguridad de Taehyung y su futuro. Pero antes de dar el golpe final, quería asegurarse de que HyunWoo entendiera su error.

—Jiwon se unió a mí porque él también sabe que no hay futuro en tu sindicato.—Continuó Jungkook.—Todo lo que has construido se desmoronará, y te aseguro que no quedarás vivo para verlo.

HyunWoo intentó decir algo, pero antes de que pudiera responder, Jungkook le dio un golpe en la cabeza con la culata de la pistola, dejándolo inconsciente en el suelo. Dió un paso atrás, respirando profundamente. Lo habían logrado. La batalla más importante había terminado, y la victoria estaba en sus manos.

Con HyunWoo fuera de combate y el sindicato en ruinas, Jungkook se volvió hacia Jiwon. Ambos intercambiaron una mirada de respeto mutuo.

—Gracias, Jiwon.—Agradeció, con una sinceridad que pocas veces mostraba.—No habría podido hacerlo sin ti.

—No me agradezcas aún.—Respondió Jiwon, con una ligera sonrisa.—Aún queda trabajo por hacer. Pero esta vez, lo haremos bien.

Asintiendo ante sus palabras, se giró hacia sus hombres, mismos que esperaban una nueva instrucción.—Desmantelen el lugar, borren cualquier evidencia de que hubo alguna vez un sindicato aquí. Vacíen la información, exterminen cualquiera que parezca una amenazada y quemen todo hasta que solo queden las cenizas, esto acabó. 

Cuando todos los hombres abandonaron la habitación, Jungkook tomó un suspiro sentándose en el suelo, a un costado de donde HyunWoo había caído inconsciente. Sacando un cigarrillo del saco donde conocía que el hombre guardaba una cajetilla, decidió permitirse solo uno, exhalando por la boca al mismo tiempo que la puerta fue abierta nuevamente. 

Seokjin entró, sonriendo tan pronto como reconoció la imagen delante suyo.—¿Disfrutando un cigarro sin mí? 

Tendiendo la cajetilla en su dirección, observó como el hombre tomaba lugar a un costado suyo.—Se siente irreal acabar con lo que anhelé construir un día. 

—Vaya mierda, ¿No es así?—Devolviéndole la cajetilla, copió su acción de prender el cigarro y exhalar.—¿Qué harás con HyunWoo? 

—Lo llevaré conmigo y con Ryul para que se divierta un tiempo con él, no pienso dejarlo ir sin antes hacerlo pagar por todo esto.—Apagando el cigarro contra el piso, suspiró.—Será mi última acción como líder, acabaré con su patética existencia hasta que esté satisfecho, luego dejaré todo esto atrás y tendré un nuevo inicio. 

—Lo mereces, ustedes merecen este final.—Palmeando su hombro, sonrió.—Vamos, es momento de regresar a casa, apuesto que Taehyung estará muy feliz por volver a verte y saber las nuevas noticias.

El solo pensamiento lo hizo sonreír y anhelar estar a lado de su esposo, por lo que no esperó en acatar esa orden. Dejando atrás el lugar que alguna vez consideró apropiado llamarlo hogar, ahora era el momento de dirigirse a su verdadera razón de ser, no podía pedir más.  

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