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Capítulo 28.

La camioneta recorrió el camino hacia las colinas, donde el aire era más fresco y las casas estaban dispersas, aisladas unas de otras. El trayecto fue silencioso, con Taehyung recostado en el asiento trasero, sus ojos cerrados como si intentara apartarse mentalmente del caos que habían dejado atrás. Jungkook, manteniéndose a un lado del castaño, estaba sumido en sus pensamientos, con la mirada fija en el horizonte, mientras Seojun, el padre de Taehyung, observaba el paisaje que pasaba rápidamente.

Finalmente, la camioneta llegó a la entrada de una elegante casa rodeada de frondosos árboles. La fachada moderna y minimalista de la casa de Seokjin contrastaba con la naturaleza que la rodeaba. El hombre detrás del volante apagó el motor y, tras un momento de tensión pesada, el peligris salió del vehículo. Taehyung y su padre lo siguieron, mirando alrededor, buscando algún indicio de peligro, pero lo único que sintieron fue un silencio reconfortante.

Seokjin los recibió en la puerta con una sonrisa cálida.—Jeon, no esperaba verte tan pronto nuevamente.—Murmuró en un tono suave.—Me enteré de lo que sucedió, las noticias viajan muy rápido. Me alegra que me hayas considerado como una buena opción en estos momentos, sabes que cuentas con mi apoyo y que no tienen jurisdicción en mi propiedad, la ley del sindicato me respalda. 

El peligris asintió, recordando ese detalle.—No pensé en otro lugar para mantener seguros a mi familia. 

—¿Hay una ley en especial para estos casos?—Taehyung cuestionó con cierta sorpresa reflejada en su voz, interfiriendo. 

—No tienen que preocuparse por nada aquí. Al dejar el sindicato, aseguré que este lugar estuviera fuera de su alcance. Nadie, ni siquiera los más altos mandos, pueden tocar esta casa. Aquí están seguros.—Explicó el mayor, señalando la puerta detrás suyo.—¿Por qué no entramos?  Así podremos hablar más cómodamente.—Sugirió Seokjin, conduciéndolos al interior de la casa. El ambiente dentro era acogedor, decorado con buen gusto pero sin ostentación. Cada rincón emanaba calidez y seguridad, una sensación que había sido extraña para ellos en las últimas semanas.

—Gracias, hyung. Esto significa mucho para nosotros.—Jungkook le devolvió la sonrisa, aunque sus ojos seguían cargados de preocupación.

Mientras se adentraban a la casa, Seokjin se giró hacia Taehyung y Seojun, esbozando una sonrisa más suave.—Sé que ya nos hemos visto antes en otras circunstancias, pero no está de más una presentación adecuada. Soy Kim Seokjin, y como les ha dicho Jungkook, este es un lugar seguro. Pueden considerarlo su hogar mientras lo necesiten."

Seojun, siempre educado, dio un paso adelante y estrechó la mano de Seokjin.—Gracias por recibirnos, Seokjin. Soy Kim Seojun, y esta es la primera vez que veo a mi hijo en tanto tiempo, que no puedo más que agradecerte por esta oportunidad de tenerlos a salvo.

El hombre asintió con respeto.—Es un placer tenerlos aquí, Sr. Kim. Haré todo lo que esté en mis manos para asegurarme de que estén bien cuidados.

Luego, Taehyung levantó la mirada hacia Seokjin, esbozando una pequeña sonrisa a pesar de su agotamiento. —Gracias, Seokjin hyung. He escuchado mucho sobre ti, y aunque no hemos tenido la oportunidad de hablar mucho en el pasado, estoy agradecido por tu ayuda.

—No te preocupes, Taehyung. Aquí podrás relajarte y recuperarte. No tienen que preocuparse por nada más que por su bienestar. Además, ese bebé debe también de estar muy inquieto con todo esto, puedo imaginar cómo te sientes. 

—¿Tienes hijos?—Cuestionó el castaño con cierta emoción. 

Asintió.—Tengo tres, así que me considero experto en conocer todos los síntomas y las etapas del embarazo, ya viví por todo ello tres veces. 

—¿Puedo preguntar más sobre cómo fueron esas etapas? Siento curiosidad por lo que me espera el resto de los meses. 

Seokjin soltó una carcajada, asintiendo.—Por supuesto, puedes preguntar tanto como quieras, procuraré ayudarte. 

Taehyung se dejó caer en el sofá del salón principal, sus manos descansando sobre su vientre de manera protectora. Su padre se sentó a su lado, con una expresión pensativa, mientras Jungkook y Seokjin hablaban en voz baja en la cocina, preparando una taza de té.

—¿Cómo te sientes?—Cuestionó Seojun, mirando a su hijo con preocupación. Taehyung, sin abrir los ojos, respondió con un susurro cansado.

—Estoy bien, papá. Solo me siento un poco cansado. 

Jungkook observó la interacción desde la cocina, notando el cambio en Taehyung desde que habían llegado. Se veía retraído, como si el peso de todo lo sucedido finalmente estuviera cayendo sobre él. Mientras Seokjin hablaba sobre los detalles de seguridad, Jungkook apenas escuchaba, su atención estaba completamente en Taehyung.

Finalmente, el peligris se acercó a él, entregándole una taza de té caliente.—Bebe esto, te hará sentir mejor.—Dijo suavemente, arrodillándose frente a su esposo.—¿Te duele algo? 

Taehyung negó con la cabeza, pero sus ojos se llenaron de lágrimas que trató de contener.—Solo me siento... abrumado.—Confesó, su voz quebrándose.—Todo ha sido tan rápido, tan... intenso.

Jungkook le tomó la mano, apretándola con ternura.—Lo sé, amor. Pero estamos aquí ahora, en un lugar seguro. Vamos a salir de esto juntos, ¿De acuerdo?

El castaño asintió, pero la preocupación no abandonó su rostro. De repente, sintió una punzada en su abdomen que lo hizo fruncir el ceño. Jungkook lo notó de inmediato y su corazón dio un vuelco.

—¿Qué pasa? ¿Te duele?—Preguntó con urgencia, buscando en los ojos de Taehyung alguna señal de que algo andaba mal.

—Es solo una molestia, ya pasara.—Respondió, tratando de restarle importancia, pero Jungkook no estaba convencido ante sus palabras.

Seokjin, que había observado la escena en silencio, se acercó.—Quizás sea el estrés acumulado.—sugirió, su voz calmada.—Tengo dos habitaciones disponibles, ¿Por qué no me acompañan para que puedan descansar? Todos necesitan tomarse un suspiro después de lo sucedido. 

Jungkook asintió, pero la preocupación no lo abandonaba. Fueron guiados por un pasillo, donde Seokjin se aseguró de mostrar las dos habitaciones que estaban disponibles y detallarles donde se encontraban el resto de lugares dentro de la casa, invitándolos a usar cada rincón cuando lo necesitaran, queriendo hacerlos sentir como en su propia casa. Tan pronto como designaron habitaciones, el peligris se aseguró de llevar directamente a la cama al castaño, ayudándolo a recostarse antes de cubrirlo con una manta.

—Descansa, cariño. No te preocupes por nada más, ¿Si? Estaré con Seokjin, cualquier cosa que necesites, háblame. 

Taehyung cerró los ojos, intentando relajarse mientras Jungkook y Seokjin se retiraban a la cocina. La atmósfera tranquila de la casa no hacía más que aumentar la sensación de urgencia que se cocía dentro de Jungkook. Sabía que el estrés estaba afectando a Taehyung y que debía hacer algo para poner fin a la amenaza de una vez por todas.

—Hyung.—Comenzó el peligris, rompiendo el silencio entre ellos.—No podemos seguir así. HyunWoo no va a detenerse. No mientras el sindicato siga en pie. 

El mencionado asintió con gravedad.—Lo sé. Pero, ¿Qué estás pensando hacer? 

—Terminarlo. Voy a acabar con el sindicato de una vez por todas. Si seguimos dejándolo existir, siempre habrá alguien que quiera tomar el control y hacer daño. No puedo arriesgarme a que Taehyung o nuestro bebé sufran por mi pasado, y para acabar con esta incertidumbre debo de cortar el problema a raíz. 

Seokjin lo miró con una mezcla de admiración y preocupación.—Es una decisión peligrosa, Jungkook. Pero si es lo que tienes que hacer, te apoyaré. Sin embargo, necesitas un plan sólido. No puedes lanzarte a ciegas. 

Jungkook asintió, su mente ya comenzando a trazar el plan que pondría fin a todo.—No será fácil, pero lo haré. Necesito que cuides de Taehyung mientras tanto. Él no puede saber lo que estoy planeando.

—Por supuesto.—Comentó con un tono firme.—Haré todo lo necesario para mantenerlos a salvo.

Jungkook miró hacia el pasillo, donde conocía la habitación en la que se encontraba Taehyung descansando. Recordando la forma de su rostro, aunque tranquilo, mostraba las huellas del cansancio y el estrés. Jungkook apretó los puños, sintiendo la determinación crecer dentro de él. Era hora de acabar con todo y asegurarse de que, cuando todo terminara, Taehyung y su familia pudieran vivir en paz, lejos de las sombras que los habían perseguido.


(...) 


Seokjin observaba a Taehyung desde la puerta del cuarto, notando la expresión pensativa en su rostro mientras acariciaba suavemente su vientre. Sabía que el castaño estaba atravesando un momento difícil, no solo por el estrés del embarazo, sino también por la reciente traición y las amenazas que habían puesto en peligro su vida y la de su familia. Decidió acercarse con suavidad, tomando asiento a su lado en la cama.

—Hola, pasaba para asegurarme que estuvieras cómodo.—Saludó con una sonrisa, observando toda la habitación.—Aún debo de acomodar mejor esta habitación, espero poder hacerlo en estos días. Dejé un par de cajas olvidadas en el ropero, las sacaré mañana mismo, y creo que aún hay algunas prendas guardadas, debería de sacarlas y donarlas, solo están haciéndose polvo ahí.—Comentó, su sonrisa desvaneciéndose poco a poco ante sus palabras. 

—Es tu casa, hyung. Puedes dejar todo así como está, realmente no me molesta nada de ello.—Sentándose mejor sobre el colchón, pegó su espalda contra el cabecero.—¿Vives solo aquí?

Asintió.—La casa estuvo construida generalmente para vivir con toda mi familia, por eso tantas habitaciones. Te conté que tengo tres hijos, así que esperaba poder darles su propia habitación a cada uno de ellos, solo que hubo un cambio de planes.—Soltando un suspiro, bajó la mirada.—Cuando Jungkook acudió a mí la primera vez para decirme que dejaría el sindicato por tu embarazo, tuve un déjà vu en ese momento. Me visualicé a mi mismo diciéndole a Minji que dejaría esta vida para dedicarme a mi nueva faceta como padre, ella aceptó y dijo que me esperaría, pero mi retiro se fue postergando con los años hasta que se cansó de esperar. No la culpo, solo pude vivir el primer embarazo por completo, el segundo apenas y pude estar presente porque estaba comenzando a la idea de dejarlo todo, pero con el tercero... Yo la abandoné prácticamente, raramente volvía a casa y me encontraba muy ausente, supongo que la harté con promesas vacías de estar más tiempo presente porque la dejé cuando más me necesitaba, ¿Cargar con dos niños pequeños, y uno en camino completamente sola? No es fácil, y entiendo el porqué me dejó. 

Taehyung sintió un apretón en su pecho ante sus palabras, deseando darle consuelo ante la mirada perdida que se reflejaba en sus ojos, recordando los sucesos que lo habían marcado.—Siento escuchar todo ello, pero ¿Aún tienes comunicación con tus hijos? ¿Lo has visto? 

—Suelo tener comunicación con ellos, y cada dos semanas los voy a visitar, si ellos quieren solemos pasear, o simplemente estar en casa para pasar el día juntos. El mayor es con quien tengo más recuerdos porque estuve muy presente desde que nos enteramos de que estaba en camino, pero con el menor... Hay cierta distancia que jamás lograré acortar, pero sé que hace su mayor esfuerzo para ver el lado positivo a todo lo que sucedió, Minji siempre habla con él al respecto. 

—Apuesto que son muy hermosos, y hacen su esfuerzo para afrontar esto. Como hijo, debe de comprender las diferentes situaciones que pueden suceder dentro de la familia, pero tampoco está en nosotros involucrarnos en temas de adultos, aunque cueste ignorarlo. Me alegro que puedas verlos y convivir con ellos, pero también que puedas tener un descanso de todo; sé que no son los planes originales que tenías en mente, pero es mejor que no tener nada, las cosas siempre suceden por algo.—Murmuró con una sonrisa, sosteniendo la mano contraria entre las suyas.—¿Los tres son hombres? 

Soltando una carcajada, asintió.—Tengo tres hombres, no es por presumir pero sacaron mis rasgos, así que estás en lo correcto.—Guiñando un ojo, prosiguió.—Si piensas que tres hijos son difíciles, ahora piensa en que los tres son hombres, no puedo imaginar cómo serán de grandes, me da miedo llegar a esa etapa de la adolescencia. Dile a Jungkook que no se preocupe, a él y a ti les tocó la suerte de que sea una niña la que llegará a sus vidas. 

—¿Una niña?—Cuestionó Taehyung sorprendido, sosteniendo rápidamente su vientre. 

—¿Puedo?—Señalando su camiseta, recibió un asentimiento antes de ver el vientre descubierto, sonriendo como si descubriera un tesoro.—Tengo razón, será una niña. 

—¿Cómo lo sabes? Aún no hemos logrado saber el género del bebé. 

—Después de pasar tres embarazos de hombres, ya puedo reconocer con mayor facilidad cuándo será niño. Igual puedo estar equivocado, pero por la emoción que ustedes tienen, solo desean que nazca sano y a salvo, así que no nos precipitemos a las cosas.—Levantándose de la cama, murmuró.—Te dejaré descansar, debes de reponer toda la energía posible. 

—Gracias por todo, hyung.—Agradeció, mostrando una sonrisa genuina. Seokjin sabía que no solo agradecía por su estadía en su hogar, sino por sincerarse con él y compartirle sus memorias más dolorosas. 

—No debes de agradecer nada, siempre estoy dispuesto a ayudarlos y compartir todo lo que tengo con ustedes.—Caminando hasta la puerta, se giró para mirarlo una vez más.—Si es niña, recuerda este momento y escógeme como el padrino de esa bebé, estaré encantado por haber acertado. 

Riendo, estuvo de acuerdo con ello.—Lo tomaremos en cuenta, buenas noches. 

Taehyung se terminó de acomodar mejor sobre la cama, sintiéndose tranquilo después de la conversación con Seokjin. Con el conocimiento que no estaban solos y que había una persona que los apoyaba de manera incondicional, se permitió pensar en un panorama donde todo salía a su favor, dejando todos los problemas atrás. 

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