Capítulo 21.
Taehyung no era consciente de sus movimientos, tampoco de todo lo que le rodeaba, solo necesitaba ver al médico salir por las grandes puertas que conectaban el pasillo con la recepción y recibir información sobre Jungkook. Habían transcurrido horas desde que inició la operación, ¿Por qué tardaban tanto? Se negaba a pensar de una manera negativa, pero conforme los minutos pasaban, parecía imposible no ceder a los escenarios malos que se reproducían en su mente.
—Hijo, ¿Por qué no intentas comer algo? Te desmayaste, deberías de considerar sentarte, por lo menos beber algo de agua.—Seojun habló a su costado, manteniendo una mano sobre su espalda.
—Necesito estar aquí cuando el médico salga, no puedo hacer nada de ello.—Susurró, sin apartar la mirada de las puertas.
—Pero puedes aunque sea sentarte, te traeré un poco de agua.—Tratando de guiarlo a las sillas, el castaño no se movió de su lugar.—Taehyung, te pido que pienses en que estás embarazo, acabas de entrar en tu tercer mes y estás descuidando la parte de cuidarte. Tus pies deben de doler, no comiste nada desde el desayuno y tu salud no está bien después del susto que pasamos con todo esto, también necesitas que te revisen.
Taehyung le dirigió una mala mirada, su mirada sintiéndose vacía en comparación a los ojos cálidos que desprendían la acostumbrada adoración y vulnerabilidad. Las prendas de ropa aún se encontraban manchadas de sangre, sus manos tenía rastros secos del suceso y su figura encorvada demostraba el cansancio que sentía en sus extremidades, pero se había mantenido aferrado a no perder de vista las puertas en busca de noticias, que se descuidó a sí mismo.
El castaño sentía un burbujeante malestar en su pecho, necesitando sacarlo de algún modo. Quería salir corriendo y gritar, quería golpear algo con demasiada fuerza hasta cansarse, así como quería echarse al piso y llorar, dejándose llevar por el miedo que sentía y no podía demostrar mientras tuviera a los hombres de su esposo detrás suyo, cuidando cada uno de sus movimientos. Se sentía asfixiado, pero sabía que el sentimiento no desaparecería hasta poder ver a Jungkook, hasta comprobar por sí mismo que su esposo se encontraba fuera de peligro.
Con una sola idea en mente, le hizo una señal a Daeyang para que se acercara, manteniendo una expresión neutra cuando el hombre se acercó hasta quedar a un costado suyo, atento a sus órdenes.
—¿Atraparon al hombre que atacó a mi esposo?—Cuestionó, esperando pacientemente una respuesta.
Tragando saliva, bajó la mirada.—Me temo que aún no, señor.
—Escúchame bien a lo que diré, Daeyang.—Bajando un tono a su hablar, giró levemente su mirada para enfrentarlo.—Si para cuando mi esposo salga de su operación ese hombre aún no es capturado, me aseguraré que cada uno de ustedes se arrepienta por la maldita lentitud en que están trabajando. Han pasado las horas suficientes como para no haber encontrado a un hombre que se largó corriendo, ni siquiera tomó un vehículo, sino que escapó a pie. Ese hombre se hizo pasar por uno de ustedes, así que es mejor que lo atrapen y averigüen si se trató de una traición o una suplantación, porque de ser la última no le gustará a mi esposo y no lo querrás ver molesto por un fallo de tal magnitud, ¿Entendido?
—Obtendrá una respuesta cuando el señor Jeon salga de la operación, se lo aseguro.—Con una reverencia, Taehyung le hizo una vaga señal de que se retirara.
Seojun se posicionó delante suyo, con la frente fruncida y los brazos cruzados sobre su pecho.—Eres mi hijo, y entiendo tu preocupación, es por ello que te estoy obligando en este momento que te cambies de ropa en este momento, o no permitiré que veas a Jungkook cuando lo trasladen a la habitación con ese aspecto.
—Papá, no estoy de humor para esto.—Susurró, mostrándose cansado con la situación.
—Y yo tampoco, hijo, pero no por ello dejaré que te sigas descuidando.—Tomando su brazo, señaló una de las puertas del pasillo.—Hablé con una de las enfermeras, y uno de los guardaespaldas te trajo ropa limpia. En esa habitación estás autorizado para que te cambies de ropa, hay un pequeño compartimento donde podrías bañarte si así lo deseas, pero por lo menos cambia tu ropa que aún trae sangre, no quiero que sigas con esa apariencia.
Sin decir nada más, Seojun guió a su hijo hasta la puerta, donde lo empujó a entrar a la habitación con gestos torpes mientras el castaño sostenía la bolsa con sus prendas de ropa.
—Estaré en la puerta esperando a que salgas, avísame cualquier cosa que necesites.—Brindándole una última mirada, lo dejó solo en la habitación.
Taehyung observó la pequeña habitación, contando con una tina que dudaba caber en ella, pero con una regadera en una de las esquinas, decidió que podría por lo menos ducharse rápidamente para desprender la sangre que se aferraba a su piel sobre la tela de su ropa. Sacó la ropa limpia para dejarla sobre el lavamanos, para luego pasarse a retirar de su cuerpo las sucias prendas y dejarlas caer a un costado suyo, sin importarle doblarlas o acomodarlas en una mejor zona.
Dejando solamente su ropa interior puesta, caminó hasta la regadera para abrir la llave, comprobando primero que el agua helada se entibiara lo suficiente para poder entrar. Cuando la sensación refrescante envolvió su cuerpo, pasó sus manos sobre su rostro para apartar el cabello que comenzaba a humedecerse y pegarse sobre sus sienes, hasta que bajó la mirada y el agua solo tenía una apariencia roja, escurriendo de su piel.
La respiración se retuvo a mitad de su garganta, sintiendo inesperadas arcadas cuando la imagen de su pesadilla volvió a su mente, reproduciendo el miedo de perder al bebé y los últimos acontecimientos en el estacionamiento, solo estaba rodeado de sangre. La sangre estaba acompañando a sus seres queridos, la idea de perder a su bebé, la imagen de ver cubierto de sangre el torso de Jungkook y llenar de más líquido rojo su mejilla ante su descuido de tocarlo, la sangre que manchaba toda su ropa en signo de haber sostenido en cuerpo débil del peligris mientras lloraba con miedo a perderlo.
Taehyung se sostuvo de la pared antes de deslizarse hasta el suelo, las lágrimas camuflajeadas con el agua que aún brotaba de la regadera. El grito que surgió desde su pecho se sintió como un desgarre en su garganta, ardiendo ante el sentimiento acumulado por tanto tiempo, el miedo envolviéndolo como una fría señal que la incertidumbre de lo que podría pasar se encontraba presente. Sollozó con fuerza, sus manos apretando su vientre levemente abultado, tratando de calmarse hasta que la puerta fue abierta y el rostro de su padre se asomó, alarmado por el ruido que provenía desde el interior.
—Oh, Taehyungie.—Se acercó rápidamente, cerrando la puerta. Se metió al pequeño cubículo, sin importar que la regadera se mantuviera abierta.—¿Te lastimaste? ¿Te caíste aquí? Déjame verte.
Negando ante sus preguntas, el castaño envolvió sus brazos sobre el cuerpo de su padre, necesitando sentirlo cerca. Sollozó contra su pecho, sus manos apretadas en puños contra la tela de la chamarra de mezclilla, deseando poder expresar todo lo que sentía pero sin nada que decir a la vez.
—T-tengo miedo, papá.—Alcanzó a susurrar en un tono apenas audible, siendo apretado entre los brazos del hombre.
—Todo estará bien, cariño. Jungkook es un hombre fuerte, esto solo será un mal recuerdo que con el tiempo lo podrán superar, pero él estará bien, jamás se permitiría dejarte en esta situación, no solo está motivado a vivir por ti, sino por el bebé que esperan.
Sosteniéndolo entre sus brazos, Seojun abrazó a Taehyung hasta que sus sollozos disminuyeron, y cuando el agua pareció enfriarse, decidió que era momento de salir de ahí. Consternado por la imagen desaliñada de su hijo, deseó que todo mejorara, deseó poder hacer algo más que consolarlo para poder verlo nuevamente feliz, ¿Por qué toda aquella felicidad de la mañana había desaparecido tan rápido?
Solo podía anhelar que las cosas mejoraran, ya eran suficientes las noticias malas en su vida. Taehyung no podía seguir exponiéndose de esa manera, necesitaba descansar apropiadamente, pero mientras se quedara ahí, sería imposible lograrlo.
(...)
Taehyung acercó una de las sillas hasta la cama, tomando asiento antes de recargarse sobre el colchón, con sus brazos sobre la manta y recargando su mejilla sobre estos, observando el rostro de Jungkook. Después de una extensa cirugía, el médico había salido para informarles que su esposo estaba siendo trasladado a una de las habitaciones para que pudieran pasar a verlo, pero su salud seguía de manera crítica.
Las palabras que más resonaban en la mente del castaño era la incertidumbre de cuándo despertaría el peligris, siendo atacado y apuñalado justo en sus órganos vitales, más la complejidad de la cirugía, dudaban que en los próximos días lograra despertar. La pérdida de sangre, las hemorragias internas y la colisión de órganos vitales lo debieron de haber debilitado lo suficiente como para perderlo en el estacionamiento, pero por alguna extraña razón, todos los médicos afirmaban que era un hombre fuerte por haber sobrevivido hasta que pudieron atenderlo y operarlo.
No eran palabras de consuelo para Taehyung, sintiendo la presión de poder haber actuado más rápido, inclusive detenerlo y evitar todo ese desastre. La gota que derramó el vaso fueron las palabras "no llegar a tiempo", de haber tardado solo un par de segundos más, Jungkook no estaría en una extensa recuperación, sino que Taehyung hubiera estado preparando todo para despedirlo.
El solo pensamiento lo enfermó, queriendo llorar nuevamente pero no se lo permitió, no podía seguir de esa manera. Porque al tiempo que recibió la noticia de la finalización de la cirugía, Daeyang se había acercado para notificarle que el hombre había sido capturado, pero se negaba a confesar cualquier información que lo comprometiera. Taehyung sentía que la sangre le hervía, sintiendo una rabia que lo abrumaba y no lo dejaría en paz hasta ver el rostro del bastardo que osó de atacarlos, quería hacerlo sufrir de mil y un maneras diferentes hasta que se arrastrara y reconsiderara su decisión de haberles hecho daño.
—Por favor, debes de despertar pronto.—Suplicó, tomando la mano del peligris entre las suyas, sintiendo la frialdad de esta.—No puedo hacer esto solo, te necesito a mi lado.
Temía cometer algún error, temía poner en peligro más vidas de las que ya contaba. No había nadie que lo guiara para ordenar a aquellos hombres que reposaban en la puerta, en espera de seguir con más órdenes por cumplir. Taehyung sentía una gran responsabilidad sobre sus hombros, ¿Qué se suponía que debía de hacer? No podía seguirse exponiendo, pero tampoco se quedaría con los brazos cruzados.
—Si no despiertas, juro que hablaré mal de ti con nuestro bebé, le diré cosas malas de ti.—Amenazó, tratando de sonreír.—Aunque debe de saber que tendrá un buen padre, sacrificándose por él, hablándole en cada oportunidad que tiene, también le he contado cosas buenas de ti cuando estamos solos, le relaté el día de nuestra boda, me gustaría que pudiera ver las fotografías que nos tomaron ese día, todo parecía ir tan bien, no teníamos que preocuparnos por nada.
Cuando la puerta de la habitación fue tocada, y Daeyang se asomó lo suficiente para señalar que tenían que hablar, fue el momento en que Taehyung decidió que debía de actuar por instinto. Y mientras sus instintos hablaran de saciar la rabia que sentía en su pecho, cedería ante ellos como último recurso de descargue.
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