Capítulo 19.
Taehyung apareció rápidamente en el campo de visión de Jungkook, recibiéndolo con los brazos abiertos tan pronto como bajó de la camioneta. Después de terminar su pendiente con Seoyeon, aún no recibía ninguna respuesta, pero no pensaba pasar aquellos días alejado de su esposo hasta tener una decisión final. Pensaba disfrutar lo que restaba de la semana en casa, porque no había un lugar que prefiriera que estar con el castaño.
—¡Estás de regreso!—Murmuró con una sonrisa, envolviéndolo entre sus brazos gustoso.
Enterrando su nariz sobre su cabellera, inhaló el agradable aroma a cítricos que el castaño solía utilizar.—Estoy aquí, espero que no te harte con mi presencia.
—Sabes que jamás podría pasar ello.—Alejando su rostro del cuello ajeno, frotó la punta de sus narices con una sonrisa, cerrando los ojos ante el contacto.—Me alegra mucho tenerte aquí.
Soltando un gruñido gustoso, envolvió un brazo sobre su cintura antes de comenzar a caminar en dirección a la entrada de la casa.—¿Estabas dormido? Tus ojos se ven cansados.
—Oh, eso...—Aclarando su garganta, asintió.—He estado durmiendo mucho, suelo sentirme muy cansado así que duermo largas siestas. Estaba tomando una, hasta que Daeyang me avisó que estarías de regreso, así que me levanté para recibirte.
—Hubieras seguido con tu siesta, si te sientes cansado, entonces sigue tomando tu siesta.—Depositó un beso sobre su frente, guiándolo directamente a la habitación.—Si no me recibes, no me molestaré. Solo quiero que te sientas bien, y si para eso tengo que encontrarte durmiendo, no tengo ninguna queja al respecto.
Con una carcajada, negó antes de tomar asiento sobre la cama, palmeando su costado.—Tú deberías de estar muy cansado, ¿Por qué no descansas? Las ojeras debajo de tus ojos te delatan.
Dejándose guiar hasta el centro de la cama, Taehyung lo envolvió entre sus brazos conforme se tendían sobre el colchón, pegando su oreja a la altura del pecho contrario, sintiendo los latidos de su corazón. Cerrando los ojos, se centró en el sonido producido y sonrió, pasando una de sus manos sobre el vientre del castaño, imaginándolo abultado contra su palma, la idea de tener a su bebé entre sus brazos alentándolo a querer resguardarlo y cuidarlo de todo.
—¿Me vas a querer cuando esté tan redondo como una pelota de playa?—La pregunta lo tomó desprevenido, haciéndolo reír, en cambio recibió un golpe en su espalda.—No es gracioso, quiero saberlo.
—Cariño, nada de ello podrá hacerme quererte menos.—Alzando sus manos entrelazadas, besó el dorso de su mano.—Solo me enamoraré más de ti, me enamoraré de la idea en que nuestro bebé está creciendo sano, no podría sentirme más bendecido que ello.
Con un puchero sobre sus labios, soltó un suspiro. Los pensamientos intrusivos comenzaban a molestarlo últimamente, pero trataba de mandarlos al fondo de su mente y concentrarse en cosas que en verdad importaban, cosa que le resultaba difícil por el hecho de mantenerse encerrado todo el día y no tener nada más que hacer.
El peligris notó su expresión, presenciando que algo aún le molestaba, pero no lo expresaba. Besando el puchero en sus labios, sonrió antes de bajar hasta la altura de su vientre, alzando la playera que llevaba puesta para exponer la piel de dicha área, arrastrando sus labios sobre esta mientras provocaba que se erizara por el tacto.
—Nuestro bebé está creciendo justo aquí, tan saludable como puede ser. Crecerá tan sano y fuerte, que será un gran bebé que traeremos al mundo. Espero que pueda tener tus rasgos, amo tanto tus ojos almendrados que será una bendición si nuestro bebé sale con tus mismos ojos.—Tomando un respiro, decidió cambiar el enfoque de sus palabras.—Tu papá es una persona increíble, ¿Sabes? Es fuerte, valiente y lleno de amor. Estoy seguro de que serás igual de maravilloso que él. Serás tan bendecido, no solo porque lo tendrás como una figura paterna del cual guiarte, sino porque presiento que serás una versión en miniatura de él. Dios, de solo imaginarlo estoy temblando, tu padre suele ser muy exigente y mimado, pero me gusta cumplir todas sus exigencias, así que será igual contigo.
—No le digas mentiras a nuestro bebé, te lo prohibo.—Señalándolo con su dedo, entrecerró los ojos.—Yo no soy exigente, tú me haces ser exigente.
Soltando una carcajada, asintió.—Papá siempre tiene la razón, jamás lo harás cambiar de opinión. Es muy obstinado cuando se lo propone, pero también es alguien decidido y admirable, yo jamás podré tener el orgullo y la determinación que él tiene, es algo que le envidio.
—Por supuesto que no, tú portas todo ello, yo solo soy muy obstinado para mi propio bien.—Confesó, sin poder evitar la sonrisa de sus labios.
—Papá es muy amoroso, sus abrazos y besos son lo mejor. Te sentirás bien con tan solo verlo, porque él transmite tanta felicidad, que solo querrás verlo feliz siempre, sin importar qué. Te puedo asegurar que tendrás el mejor papá de todos, te sentirás tan agradecido como yo por tenerlo en nuestras vidas, y por ello tenemos que amarlo y respetarlo como se merece, ¿Entendido?
Sintiendo humedad en sus ojos, Taehyung pasó el dorso de su mano sobre su ojo izquierdo, tratando de espantar las lágrimas que amenazaban en salir.—Basta, también deberías de hablar positivamente de ti.
Bajando la playera para cubrir su vientre, volvió a subir hasta quedar frente suyo, alzando su mano para acariciar su mejilla húmeda.—Él te amará tanto como yo te amo, y tengo que enseñarle la manera correcta de hacerlo.
Sin poder evitarlo, Taehyung pegó su rostro contra el pecho del peligris, sintiéndose más sensible de lo normal. Jungkook acarició su cabello, arrullándolo entre sus brazos para calmarlo, comprendiendo el revoloteo de sus sentimientos.
Mientras el sol se ponía y la habitación se llenaba de una luz dorada, Jungkook se permitió disfrutar de ese momento de tranquilidad, manteniéndolo entre sus brazos conforme el castaño terminaba cediendo al cansancio en su cuerpo. Cerrando los ojos, se dispuso a dormir a su lado, sintiendo la serenidad envolviéndolo junto el silencio de la habitación.
(...)
Cuando Taehyung despertó, se percató de que se encontraba solo en la cama, y en la habitación no había ningún otro rastro del peligris. Sintiéndose desorientado, se cuestionó si realmente Jungkook había llegado ese día, o solo se trataba de uno de sus sueños realistas. Interesado en comprobarlo, se levantó de la cama con el fin de salir de la habitación, reteniendo un bostezo cuando escuchó una melodía animada en la cocina y un par de voces conversando, captando su atención.
Pasando una mano sobre su cabello, se dirigió por el pasillo hasta la cocina, encontrando a su esposo y a su padre preparando lo que parecía la comida. La radio se encontraba encendida, y Seojun tarareaba la canción mientras Jungkook parecía solo cantar un par de palabras, tratando de seguirle el ritmo.
La escena frente a sus ojos lo hizo sonreír, por lo que optó por tomar asiento en una de las sillas y observarles en silencio, tan sumergidos en su trabajo que pasaron por alto su presencia hasta que Seojun se giró, sorprendiéndose al ver a su hijo.
—Taehyungie, ¿Desde cuándo estás ahí?—Cuestionó, colocando una mano sobre su pecho.—Debiste de avisar, niño. Casi me provocas un infarto.
—Eso es mentira, estás tan sano como un caballo.—Levantándose, envolvió un brazo sobre los hombros de su padre, observando como el peligris comenzaba a emplatar la comida.—¿Qué estuvieron haciendo?
—Un poco de carne no te vendría mal, solo queríamos sorprenderte con algo de comer.—Jungkook contestó, tomando el plato entre sus manos para llevarlo a la mesa.—Lávate las manos, es hora de comer.
Sin objetar, cumplió su orden antes de encaminarse de regreso a su asiento, sintiéndose emocionado por ver cómo el plato se encontraba frente suyo y cómo su esposo le servía un poco de jugo para acompañar su comida.
—Esperamos que lo disfrutes, come tranquilo.—Besando su sien, se alejó para terminar de servir el resto de la comida en más platos.
Tomando el primer bocado, observó como el siguiente en tomar asiento fue su padre, seguido por el peligris que traía consigo dos platos más de comida. Embarcándose en la comodidad de la cocina y en la degustación del platillo, se encontraban demasiado concentrados en comer que en conversar, solo teniendo de ruido la radio que reproducía aún una estación de música ochentena.
—Estábamos hablando tu padre y yo.—La voz de Jungkook interrumpió sobre el sonido de la canción, llamando su atención.—Creo que sería bueno si nos acompaña en la siguiente cita con el médico, así puede presenciar el ultrasonido y no tener que verlo solo por las imágenes que nos dan.
—Eso me parece bien, me gustaría tener a papá a mi lado también.—Asintió, de acuerdo con sus palabras.
—Solo avísenme qué día, así puedo dejar mi huerto por un día y podré acompañarlos. De todos modos no es como si pudiera hacer mucho aquí.—Sonrió, emocionado por conocer a su nieto.
Con la expectativa creciendo en su pecho, Taehyung no podía esperar a que ese día llegara. De algún modo, sentía que ese día sería memorable, cumpliendo el primer trimestre del embarazo, poder saber que cada día estaba más cerca de conocer a su bebé lo mantenía motivado. Su deseo por el día del tercer chequeo llegara lo mantuvo sonriente todo el día.
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