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Capítulo 17.

Cuando Jungkook regresó a casa, había tachado dos nombres más de su lista. Había sido más sencillo de lo que creía esperar y atacar, siendo el último testigo de sus gestos de arrepentimiento y las palabrerías que soltaban con la intención de salvar sus vidas. Ninguna de ellas funcionó, nada le haría cambiar de opinión hasta saber que nadie se atrevería a atentar contra su familia, se negaba dejar cabos sueltos por un descuido. 

Su día se encontraba perfectamente planificado, se encargaría de preparar el desayuno y sorprender a Taehyung con su regreso, alimentándolo adecuadamente antes de que tuvieran que alistarse para ir a su segundo chequeo. Saber que su bebé estaba en su segundo mes le provocaba una sonrisa en su rostro de manera involuntaria, ansiando porque el tiempo pasara más rápido y pudiera tenerlo en sus brazos, el solo pensamiento hacía estragos en su pecho de la emoción contenida. 

Después del chequeo no volverían a casa, saldrían de la ciudad directo a una reservación en la costa, alejado y exclusivo únicamente para ellos. Tendría la zona bajo su supervisión y no permitiría que nadie ingresara ahí, no habría ninguna amenaza absoluta. Lo que restaba de la noche dependería de Taehyung, desde un recorrido en barco por todo el lugar, o si se encontraba lo suficientemente perezoso y disfrutando de la tranquilidad, lo llevaría a la casa que había alquilado para su hospedaje. 

Con su plan en mente, entró en la casa y se dirigió a la habitación directamente, empujando la puerta con cuidado para comprobar que su esposo siguiera durmiendo. Con el deseo de acercarse y besarlo, desistió ante la idea porque sabía que aquella acción lo despertaría, y lo que deseaba era sorprenderlo tan pronto como tuviera todo listo, por lo que entrecerró la puerta de vuelta y caminó a la cocina. 

Al igual que su esposo, poseía dones culinarios que rara vez lograba relucir, la falta de tiempo era su mayor factor para limitarse a comidas preparadas por su personal. Taehyung disfrutaba verlo desenvolverse en la cocina, en varias ocasiones le decía que su mayor debilidad era verlo cocinando, y por esa ocasión se lo permitiría volver a esa debilidad. 

La madrugada en la que hablaron no se borraba de sus pensamientos, atormentándolo por el simple hecho de ser su mayor preocupación y temor. No se trataba el hecho de suplir la acción de MinSik, sino que conocía a Taehyung y esa pesadilla no se borraría con facilidad, así que se esforzaría por darle un mejor recuerdo en lugar de uno amargo. 

Moviéndose por toda la cocina, el desayuno elaborado estuvo listo en cuestión de un rato, acomodándolo sobre una charola antes de salir al pasillo, cuidando de equilibrar el metal entre sus manos. Empujó la puerta de la habitación con el pie, sonriendo ante la imagen de su esposo aún durmiendo plácidamente, ajeno a su presencia. 

Dejando la charola sobre la mesita de noche, tomó asiento a un costado de Taehyung, inclinándose para depositar un beso sobre su mejilla.—Buenos días, cariño. 

Arrastrando sus labios sobre el costado de su rostro, sintió cómo el contrario se removía ante las cosquillas provocadas, sonriendo por inercia. Entreabriendo sus ojos, reaccionó de manera inmediata en envolver sus brazos alrededor del cuello del peligris, acercándolo tanto como pudiera a su cuerpo. 

—Pensé que llegarías más tarde.—Contestó, su voz amortiguada entre el costado de su cuello. 

—Decidí sorprenderte desde esta mañana.—Separándose lo suficiente de su agarre, buscó sus labios para depositar un casto beso sobre ellos.—Te preparé el desayuno. 

—¿Llegaste sin avisarme, y además me privas de verte haciendo el desayuno? Realmente estoy muy molesto contigo, me has quitado mis dos cosas favoritas por hacer y ver.—Fingiendo estar molesto, hizo el intento de alejarse al soltar su agarre, pero el peligris terminó por acostarse a su lado y lo atrajo hacía su pecho, haciéndolo reír. 

Ah, Jungkook podría morir feliz escuchando ese sonido por el resto de sus días. 

—¿Estás enojado conmigo? Entonces creo que no querrás acompañarme en aquel paseo en barco que tengo planeado, ni tampoco estar en la casa que alquilé para pasar el resto del día, es una verdadera lástima que no quieras venir conmigo.—Soltando un suspiro, dramatizando sus palabras, observó como Taehyung tomaba asiento a un costado suyo, colocando sus manos sobre su pecho. 

—¿Eso haremos hoy?—Batiendo sus pestañas, lo hizo sonreír aún más. 

—Tengo todo un itinerario programado, partiremos en dos horas. 

—¡Eso es poco tiempo! Necesito asearme, ¿Tengo que llevar un cambio de ropa para quedarnos allá? Necesito por lo menos una hora más, no es justo.—Levantándose rápidamente de la cama, fue detenido tan pronto como sus pies tocaron el suelo, siendo devuelto a la cama.—Hey, necesito ir a arreglarme o no alcanzaré. 

—Te ves hermoso con lo que sea que te pongas, no hace falta que te arregles.—Besando su cuello, recargó su barbilla sobre su hombro.—Ya no hay tinte azul en tu cabello, estás volviendo a tu color natural. 

Con un sonrojo tiñendo sus mejillas, asintió.—Volveré a ser castaño por estos meses, espero que no te decepcione mi nueva apariencia. 

—No digas barbaridades, cualquier apariencia te queda espectacular, jamás me dejaste verte en tu cabello castaño a pesar de estar tanto tiempo juntos, no puedo esperar para verte de esa manera.—Señalando la charola que aguardaba por su esposo, habló.—Ahora a desayunar, te ayudaré a prepararte para el baño. 

—¡Espera! No tengo ropa para salir, solo estoy vistiendo antiguas prendas que mi padre trajo consigo, pero todo es para andar en casa.—Recordando ese detalle, frunció el ceño. 

—Me encargué de todo por el día de hoy, desayuna y ve a bañarte, tendré un cambio de ropa y tu maleta lista para cuando salgas.—Levantándose de la cama, acomodó la camisa blanca que portaba dentro de sus pantalones, tratando de mantenerse pulcro. 

Para cuando Jungkook salió de la habitación, Taehyung soltó un suspiro satisfecho. No debería de estar sorprendido por los planes de su esposo, sabía perfectamente que se encargaría hasta el más mínimo detalle, por lo que, confiando en sus palabras, decidió disfrutar de su desayuno. 


(...)


Tan pronto como salieron de la comunidad, su primera parada fue en la clínica para el segundo chequeo del bebé. En comparación a la primera vez, se sintieron más confiados ante las instrucciones y comentarios que el médico daba a lo largo de la revisión, observando maravillados la pantalla. 

—¿Cuándo crecerá mi vientre?—Cuestionó rápidamente el castaño, curioso por la información. 

Sonriendo, el médico contestó.—El crecimiento podrá notarse entre la semana trece, iniciando el segundo trimestre del embarazo, aún tiene un mes por delante para disfrutarlo. 

—¿Y cuándo podremos saber el género del bebé?—Ahora fue el turno de Jungkook en cuestionar, ayudando a Taehyung en acomodar su ropa. 

—Aún falta, pero cuando sea la semana diecisiete podremos averiguarlo. ¿Querrán saberlo para ese momento?

Con un asentimiento compartido, ninguno de los dos podía negar la emoción por tal descubrimiento. Recibiendo una nueva receta para las nuevas vitaminas y nuevas instrucciones a recibir, la pareja salió del consultorio con una sonrisa sobre sus rostros, entre la emoción de tener una nueva imagen de su bebé y la expectativa del resto de su día. 

Ayudando al castaño en subir a la camioneta, aseguró el cinturón sobre su cuerpo y se encaminó al otro extremo del automóvil, tomando el asiento del piloto.—A partir de aquí me hago cargo, Daeyang. Solo asegúrate que el resto de los hombres nos estén esperando en el lugar y una sola camioneta nos siga de cerca, no queremos llamar la atención. 

—Entendido, señor.—Asintiendo a sus palabras, el hombre se alejó a la camioneta que aguardaba detrás de ellos. 

Taehyung observó con ojos curiosos la manera en que su esposo se preparaba para tomar el volante, sonriendo al verlo hacerse cargo de su recorrido. En esos instantes, todo se sentía tan normal, que se aferró al anhelo que se instaló en su pecho. 

—¿A dónde iremos ahora? 

—Es una sorpresa, pero sé que te gustará tan pronto como lo descubras. Te puedes dar una idea por el camino que tomaremos, no puedo ocultarlo aunque quisiera.—Soltando una carcajada, colocó las gafas sobre su rostro antes de comenzar el trayecto fuera del estacionamiento. 

El viaje estuvo acompañado de la radio, reproduciendo música local de la zona, haciendo tararear al castaño y haciendo reír al peligris por la forma en que Taehyung recitaba un par de melodías, fingiendo interpretar a varios artistas que eran los intérpretes de dichas canciones. Cuando Taehyung invitaba a Jungkook a acompañarlo con algunos coros, el peligris reía y negaba a ser parte de ello, excusándose de estar atento al camino, pero después de un par de intentos, se unió al canto. 

Cuando la primera hora de viaje transcurrió, Taehyung reconoció vagamente la carretera donde transcurrían. Manteniendo su curiosidad en el límite, siguió hablando de temas triviales durante el trayecto, siendo bien escuchado por su esposo que se unía a sus opiniones y diatribas. 

Fue en un momento de silencio, que el castaño tuvo una nueva pregunta en la punta de su lengua, sin poder evitar soltarla.—Deberíamos de pensar en los posibles nombres de nuestro bebé, ¿Tienes alguno en mente? 

—Creo que podríamos esperar un par de semanas mas, hasta saber el género del bebé. 

—Me inquieta no tener pensando algunos, pero creo que es mejor saber primero el género.—Estando de acuerdo, recargó el brazo contra la ventana, fijando su vista en el camino. 

—Si tienes alguno pensado, podríamos ir anotándolo y luego ir descartando cuando sepamos el género. 

Gustándole la idea, asintió en respuesta mientras planificaba una nota en su celular para colocar los posibles nombres para su bebé. La sola idea le hacía querer chillar, sintiéndose una eternidad hasta el momento en dónde pudieran saber el género, y poco después, tener a su pequeño en brazos. Todo parecía irreal. 

Condujeron por la carretera hasta llegar a un pequeño muelle privado. Un elegante barco los esperaba, listo para zarpar. Taehyung se sorprendió al ver la preparación y el esfuerzo que Jungkook había puesto en organizar esta sorpresa.

—Jungkook, ¿Todo esto es para nosotros?—Cuestionó el castaño, sus ojos brillando de emoción.

—Sí, cariño. Quería que tuvieras un día especial, lejos de todo el caos. Solo nosotros dos.—Respondió el contrario, tomando la mano de su esposo y guiándolo hacia el barco.

A bordo, un pequeño equipo de seguridad se aseguraba de que todo estuviera en orden, manteniendo una distancia respetuosa para garantizar la privacidad de la pareja. El barco zarpó, deslizándose suavemente por el agua mientras Taehyung y Jungkook se acomodaban en una mesa decorada con flores frescas y una vista panorámica del horizonte.

El almuerzo fue una delicia de platos gourmet preparados especialmente para ellos. Jungkook había escogido cuidadosamente cada detalle, asegurándose de que Taehyung se sintiera mimado y apreciado. La conversación fluía con naturalidad, risas y anécdotas llenando el aire. Para el peligris, no podía negar la felicidad que envolvía su pecho por el simple hecho de ver al contrario reír y bromear, sintiéndose confiado con el ambiente que los rodeaba. A pesar de estar solos en la cubierta, la intimidad del lugar y el disfrute de sus presencias les hacía olvidar todos los problemas y temores que los atormentaban desde semanas anteriores, permitiéndose relajarse por el resto del día. 

Después del almuerzo, el barco siguió su trayecto por el agua, dándoles la magnífica vista del ocultamiento del sol y el paso de la noche cuando los llevó a una pequeña isla privada. Allí, Jungkook había alquilado una casa acogedora y sofisticada, escondida entre los árboles y con una vista espectacular del océano. Taehyung quedó maravillado al ver la casa, una mezcla de elegancia y comodidad, las sorpresas no habían terminado y eso ponía ansioso al castaño, curioso por seguir descubriendo. 

—Esta es nuestra escapada, Taehyung. Un lugar donde podemos relajarnos y disfrutar el uno del otro.—Posicionándose detrás suyo, se inclinó lo suficiente para recogerlo entre sus brazos de manera nupcial, sorprendiéndolo al punto de soltar un bajo chillido, sin esperar el movimiento. 

Riendo, negó.—Esto me recuerda a nuestra luna de miel. 

—Nunca es tarde para recrearla.—Juntando sus frente, se encaminaron hasta la entrada del lugar. 

La casa estaba equipada con todo lo que podían necesitar, incluyendo una terraza privada con jacuzzi y un pequeño jardín donde podían pasear. Taehyung pidió ser dejado en el sofá, suspirando de satisfacción mientras Jungkook se alejaba para encender una chimenea que añadía un toque de calidez al ambiente.

—¿Qué te parece si descansamos un poco antes de explorar más?—Sugirió el peligris, sentándose a un costado suyo  y rodeándolo con un brazo.

—Me parece una idea excelente.—Apoyando su cabeza en el hombro de Jungkook, cerró los ojos por un momento.

El sonido del fuego crepitando y las olas rompiendo suavemente en la distancia creaban un ambiente de paz absoluta. Taehyung se acomodó mejor a su lado, disfrutando del momento, sintiéndose más cerca de Jungkook que nunca.

Jungkook acarició suavemente el cabello de Taehyung, susurrando palabras de amor y promesas de un futuro juntos. En ese instante, nada más importaba. Estaban juntos, lejos del caos y las amenazas, disfrutando de un día que era solo para ellos.

Estando en la tranquilidad de la casa, entre los brazos del peligris y escuchando su corazón palpitar debajo suyo, Taehyung se aferró a la idea de pensar que todo estaba bien, fingir que no había nada que temer una vez que tuvieran que salir de ahí. Pero los pensamientos intrusivos aparecían, uno tras otro, recordando los sentimientos angustiantes y el miedo que traía consigo cada uno de ellos, sofocándolo por un segundo. No solo se trataba del miedo al riesgo en que se exponían, sino la sola idea de su sueño como si en cualquier momento se percatara que era realidad y que, todo lo que estaba viviendo en ese momento, fuera realmente un sueño del que no deseaba despertar. 

Estrujando bajo sus dedos la camisa, necesitó con todas sus fuerzas olvidarse por un momento de todo, inclusive de quién era. El anhelo de sentirse amado, con el solo pensamiento hizo que su cuerpo ardiera, y con esa idea en mente, actuó por inercia. 

Para sorpresa del peligris, observó los lentos movimientos en los que el castaño tomó postura sobre su regazo, recargando sus manos contra su pecho mientras una sonrisa surcaba sus labios, haciendo una invitación tentadora sin siquiera expresarla.  

—¿Qué sucede, bebé?—Cuestionó, colocando sus manos sobre los muslos contrarios. 

—Lo siguiente que diré no será una petición, será una orden y confío plenamente en que entenderás a lo que me refiero, porque no pienso repetirlo una segunda vez para que logres captarlo.—Pasando su dedo índice por los botones de su camisa, suspiró.—Necesito que me tomes sólo como tú puedes hacerlo, que me hagas sentir amado y adorado con tus manos, que me recuerdes las razones del porqué estás conmigo porque en verdad las necesito saber. Sé que no debería de haber ninguna duda después de todo lo que hemos pasado juntos, pero solo por esta noche quiero volver a sentirme como si fuera una primera vez. Jungkook, te exijo que me hagas sentir amado, que me hagas sentir adorado y te invito a descubrir todos aquellos lugares que me hacen suspirar, haz un lío en mí, deshazte de todos los pensamientos que me rodean y hazme recordar únicamente tu nombre, que todo lo que salga de mis labios y que pueda recordar sea tu nombre, hazme implorar y llorar, destrúyeme y vuélveme construir, hazme sentir renacido de tal manera que piense que soy una nueva persona, una persona creada solamente para ti, moldeado a tu gusto y placeres, solo para ti. 

Taehyung pudo ver el brillo que adquirieron los ojos de Jungkook al terminar de hablar, aquella expresión que demostraba la lujuria contenida y los diferentes pensamientos de tan solo escucharlo. Podía imaginarse la manera en que su mente maquinaba ante sus palabras, trabajando por una respuesta o una acción que acertara ante sus ordenes. 

Sin recibir una respuesta verbal, fue levantando entre los brazos del peligris, envolviendo sus piernas por inercia alrededor de su cintura, sus brazos escalando al cuello para aferrarse mejor. Encaminándose por el pasillo, Taehyung mordió su labio ante la burbujeante emoción que estaba por explotar dentro de su pecho, removiéndose ansioso entre los brazos de su esposo queriendo acelerar su llegada a la habitación. 

Una vez dentro, Jungkook se aseguró de dejar sobre la cama al castaño, sonriendo por la evidente desesperación provocada. Quitando el reloj que envolvía su muñeca, a la par de los anillos que siempre cargaba, los depositó sobre la mesita de noche antes de volver su atención en Taehyung. 

—Tus órdenes son sagradas para mí, cariño. Si es lo que necesitas, lo haré tal y como quieres que lo haga.—Posicionándose sobre sus piernas, buscó el dobladillo de la camisa contraria, levantándola con lentitud.—Pero necesitaré de tu ayuda. 

—¿De mi ayuda?—Cuestionó un tanto desorientado, alzando sus brazos para que la prenda fuera retirada. 

Asintiendo, aventó la camisa a un costado de la cama, sin fijarse en dónde cayó.—Necesito que te centres en mí, tus ojos puestos en mí, quiero que lo único que veas es la forma en que te toco. Sé mi guía, dime dónde detenerme y cuándo seguir, dónde quieres más atención y dónde te hace sentir mejor, prometo escucharte. 

Taehyung no escuchaba con claridad, el deseo desconcentrándolo de las palabras del peligris, pero asintió de manera cegada. Sintiendo el cuerpo contrario inclinarse sobre el suyo, soltó un jadeo tan pronto como los labios captaron la piel de su cuello, lamiendo y succionando para dejar marcas obscenas que comenzaban a hacerlo suspirar, empujando suavemente sus hombros para que no se detuviera únicamente ahí. 

—Con palabras, Taehyung. Dime con palabras lo que necesitas, yo necesito escucharte.—Recibiendo un duro apretón sobre su muslo, gimió por lo bajo. 

—S-sigue hacía abajo, solamente sigue bajando.—Susurró, cohibido por la necesidad de hablar. 

Cuando el peligris exhaló justo en uno de sus pezones, envolvió en su puño las sábanas debajo suyo. Tan pronto como sintió la lengua húmeda envolver la protuberancia, pasó sus manos por la ancha espalda contraria, alentándolo a seguir. La atención que le proporcionaba a su pecho lo mantenía demasiado sensible, sin saber si desear que siguiera atendiendo los adoloridos pezones o seguir bajando, queriendo sentir el contacto de sus pieles desnudas. Cuando pasó al siguiente pezón, mordió con fuerza su labio, sabiendo lo maltratado que se encontraba por querer retener los sonidos que amenazaban en salir de su garganta. 

Jungkook dejó de atender su pecho, subiendo hasta su rostro para capturar sus labios en un beso desordenado, su mano acariciando su barbilla antes de que su dedo índice bajara por su cuello, rodeando su pecho hasta seguir bajando por su vientre, llegando al botón de sus pantalones. 

—Cuando digo que necesito escucharte, es porque realmente lo necesito, bebé. No solo te pido que me guíes, sino que me dejes escuchar como te deshaces entre mis manos, déjame que tus suspiros y jadeos me guíen en el ritmo que debo tomar, no te contengas, estamos solos esta noche.—Pasando sus labios sobre su barbilla, retomó su camino hacía abajo, dejando un rastro de besos y mordidas por la piel expuesta. 

—Desnúdame, quiero que me desnudes.—Ordenó con voz temblorosa. 

Sonriendo contra su piel, se separó lo suficiente para alcanzar el botón de sus pantalones, retirando la prenda en cuestión de segundos, solo dejándolo en su ropa interior. Con un brillo malicioso, se quedó posicionado sobre sus piernas, jugando con el primer botón de su camisa ante la mirada atenta del castaño. 

—Desnúdate, quiero que te desnudes.—Repitiendo la frase, pero ahora referente a él, logró que soltara una carcajada. 

—Estás muy impaciente esta noche. 

—No todos los días puedo asegurar que estamos solos, la noche aún es muy joven como para perder el tiempo, te quiero y te necesito sobre mí.—Confesó, incorporándose lo suficiente para alcanzar uno de los botones y desabrocharlo con facilidad, brindándole una mirada de que hiciera el resto. 

Sí, sería una noche divertida para los dos, anhelando el esperado encuentro de sus cuerpos después de tanto tiempo. En la comodidad y la fiebre del momento, no había restricción alguna que no los dejara amarse adecuadamente, solo se trataba de ellos entregándose nuevamente al otro. 

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