Capítulo 15.
Jungkook pasó el resto de la noche velando por Taehyung, asegurándose de que estuviera cómodo y seguro. Al amanecer, sabía que debía partir nuevamente. Aunque había encontrado un refugio seguro para Taehyung y su bebé, aún quedaba mucho por hacer para proteger a su familia y asegurar su futuro.
El peliazul se despertó temprano, encontrando a su esposo vestido y listo para partir. Una sombra de preocupación nubló sus ojos al darse cuenta de lo que eso significaba.
—¿Tienes que irte otra vez?—Preguntó, su voz temblando ligeramente.
Jungkook asintió, acercándose a la cama para sentarse junto a Taehyung. Tomó su mano, acariciando suavemente sus dedos.
—Debo hacerlo, cariño. Necesito asegurarme de que este lugar siga siendo seguro para ti y nuestro bebé. Pero prometo que regresaré tan pronto como pueda.—Respondió el peligris, su voz llena de determinación.
Taehyung se limitó a apretar la mano del contrario, sabiendo que no podía detenerlo, aunque quisiera. Habían avanzado lo suficiente como para retroceder, a ese punto no existía ningún retorno, no podrían recuperar su vida después de todo lo ocurrido, necesitaban salir de ahí.
—Entiendo. Solo prométeme que tendrás cuidado y que volverás a salvo.—Murmuró, sus ojos llenos de amor y preocupación.
—Te lo prometo.—Besando su frente, sonrió.—Siempre vuelvo, ¿No es así? Me aseguraré de estar aquí para la siguiente cita con el médico, solo faltan un par de días, no podría perdérmelo.
—Está bien si no llegas a tiempo, puedo ir con mi padre y Daeyang sin problemas, solo será un chequeo rutinario.
—Es nuestro bebé, todo lo que tenga que ver con él me interesará, sin importar si es rutinario o mínimo, volveré.—Arrastrando sus labios por las mejillas, llegó hasta los labios del peliazul y depositó un casto beso sobre estos.—Si sucede cualquier cosa, llámame inmediatamente. Si sientes alguna molestia, comunícaselo a tu padre, Daeyang estará todo el tiempo aquí para asegurarse que estés bien y no necesites nada, ¿Bien?
Asintió, sonriendo de vuelta.—Está bien, no tienes que recordarme todo ello.
—Solo quiero comprobar que estemos en la misma página.—Guiñando un ojo, se inclinó para un último beso antes de tener que separarse, buscando el resto de sus pertenencias.—Si necesitas algo, cualquier cosa, díselos a ellos, ¿Entendido?
Rodando los ojos, volvió a asentir.—Lo tengo claro.
Con una última mirada, se prometió a sí mismo que debía de terminarlo con todo, debía de ejecutar su plan tal y como lo tenía en mente, nada de ello podía fallar.
No tomaría nuevamente ningún riesgo, se encargaría personalmente de todos.
(...)
Jungkook dejó la casa del padre de Taehyung con una determinación férrea. En el trayecto, había descubierto que YangJin había sido el primero en alinearse con HyunWoo y atentar contra su propiedad. Este acto de traición no podía quedar sin respuesta.
Con un grupo selecto de sus hombres, Jungkook se dirigió a la residencia de YangJin. Sabía que debía enviar un mensaje claro a todos los que osaran desafiarlo, no podía tomarlo sin importancia después de haber dejado expuesto al peligro a Taehyung, es algo que de solo recordarlo sentía una desesperada necesidad de hacer pagar con la misma moneda a quien osaba de retarlo en su propio territorio, no era algo a la ligera.
La residencia de YangJin era un edificio imponente, rodeado de guardias y medidas de seguridad. Sin embargo, Jungkook y sus hombres habían planeado su ataque meticulosamente. Sabían que la fuerza bruta no sería suficiente; necesitaban astucia y precisión.
Con la información obtenida por su red de informantes, el peligris conocía los puntos débiles de la seguridad de YangJin. Aprovecharon la oscuridad de la noche, moviéndose con sigilo y precisión. Varios de los guardias externos fueron neutralizados silenciosamente, uno a uno, sin alertar al resto.
Uno de los hombres de Jungkook, experto en tecnología, desactivó temporalmente el sistema de alarmas y cámaras de seguridad, creando una ventana de oportunidad. Usaron esta ventaja para infiltrarse en la mansión, moviéndose rápidamente a través de los corredores laberínticos.
Finalmente, llegaron a la oficina de YangJin. Jungkook abrió la puerta con la ayuda de sus hombres, derribándola hasta irrumpir en la habitación con una presencia intimidante. YangJin, atrapado por sorpresa, apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que los hombres del peligris lo inmovilizaran.
La sorpresa en el rostro de YangJin se transformó rápidamente en miedo.
—Jeon... ¿Qué estás haciendo aquí?—Balbuceó YangJin, tratando de moverse entre los brazos que lo apresaban en su lugar.
—Vengo a ajustar cuentas, Bae. Sabía de tu traición y de tu alianza con HyunWoo. Atacar mi propiedad y amenazar a mi gente fue un error que no puedo permitir que quede impune.—Murmuró, su voz fría y letal.
—¡Eso es mentira! Mi visita a tu residencia no tuvo nada que ver con ello, realmente iba con un motivo.—Se excusó rápidamente, necesitando aclarar la situación.
Entrecerrando sus ojos, el peligris tomó lugar a un costado del escritorio, casi incrédulo por su respuesta.—¿De verdad? ¿Entonces a qué se debía tu visita?
—Solo planeaba hablar contigo, lograr que desistieras en dejar el sindicato. Somos tu familia, Jeon, ¿Realmente planeas dejar todo lo que lograste construir? ¿Realmente lo vale?
—No planeo discutir con ninguno de ustedes si vale la pena dejarlo o no, tomé una decisión y, si tan solo ustedes pudieran ver la línea y no meterse en mis asuntos, nada de esto tendría porqué ocurrir.—Inclinándose sobre la superficie, quedó a la altura del rostro contrario.—Se olvidan de algo tan importante como que terminé de formar este sindicato, los conozco a cada uno de ustedes como la palma de mi mano, ¿Y creían que cometería el mismo error de mantener la guardia baja, como si no esperara un nuevo ataque? HyunWoo podría haberlo logrado, debo de reconocer que su emboscada fue un descuido de mi parte, pero él también se confió tanto de que me tenía bajo su vigilancia que propagó una noticia falsa, la altanería es su perdición.
—Nadie estuvo de acuerdo con el plan de HyunWoo, él mismo fue quien diseñó todo para atacarte, no tuvimos nada que ver.
Con un bufido de molestia, sonrió con sorna.—Parece que olvidaste por completo el reglamento del sindicato, ¿Debería de recordártelo?—Alzando su mano, envolvió sus dedos alrededor del cuello contrario, sin apretar lo suficiente.—Haz infringido tantas reglas en tan poco tiempo, debería de darte un castigo por ello, pero hasta en eso seré agradable contigo. No solo osaste de entrar en mi propiedad y atacar a mi gente, sino que sigues mintiendo a pesar de saber tus verdaderos planes, confiaste en que había muerto y te regocijabas de ello como si tuvieras una verdadera recompensa. Piensas que tu palabrería salvará tu pellejo, pero tu sentencia de muerte está programada, y para tu fortuna o desgracia, no seré tu verdugo en esta ocasión, pero si el ángel de la muerte que recogerá tu cuerpo y te haré pagar por tus pecados.—Apretando su cuello, el sonido ahogado que provocó lo hizo sonreír más, alentándolo a seguir haciéndolo.—Fue un placer haber trabajado contigo por tanto tiempo, pero ese plazo termina ahora. Me aseguraré que el resto de nuestros colegas te sigan en el camino, no serás el único en arrastrarse de esta manera.
YangJin intentó defenderse, pero las palabras se quedaron atrapadas en su garganta cuando uno de los hombres de Jungkook lo noqueó de un golpe. El peligris soltó su agarre, mirando a su antiguo aliado con una mezcla de desprecio y determinación.
Si un día le hubieran dicho que las cosas terminarían de esa manera, se reiría. Bae YangJin no era precisamente la mejor persona de su agrado, pero lo respetaba y no cuestionaba su forma de operar. Ahora, estando en una situación como esa, casi sentía empatía por lo que deparaba su futuro.
—Este es tu último error, Bae. Y quiero que todos los demás lo sepan.—Con una última mirada su antiguo colega, bastó con dar la señal a sus hombres para que comprendiera la magnitud de su decisión.
Jungkook se aseguró de que el mensaje fuera claro: Cualquier intento de traición sería castigado sin piedad. No debía de existir la piedad en el sindicato, sin embargo, el peligris pensó en cuanta tolerancia había tenido con todos los miembros antes sus faltas, no pensaba dejar pasar más faltas contra su persona.
Tachando de la lista a Bae YangJin, repasó mentalmente quién sería el siguiente en atacar. Sin un lugar fijo donde pudieran encontrarlo, sabía que estaría en la mira y siendo buscado por la ciudad tan pronto como dejara la residencia de su colega, estaría preparado para lo que se avecinara.
Dejó a YangJin y su residencia en ruinas, sabiendo que el mensaje llegaría a todos los rincones de la organización. Este era solo el comienzo, pero Jungkook estaba decidido a proteger a su familia y a recuperar el control.
—¿A dónde nos dirigiremos, señor?—Uno de sus hombres cuestionó, detrás del volante atento a las siguientes indicaciones.
—Daremos vueltas en la zona, no tardarán en aparecer y quiero comprobar quién será el siguiente en la lista. Dejen dos autos alrededor, el resto puede tomar un descanso, será una noche larga antes del siguiente ataque.
Con un asentimiento, comunicó el mensaje de manera inmediata, prendiendo la camioneta antes de alejarse de la residencia. Y mientras las llamas del fuego parecían tragarse los restos de la casa, Jungkook sintió como la necesidad bajaba, aún persistía, pero dando el primer ataque sabía que solo era cuestión de tiempo para que todos cayeran como piezas de dominó.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro