Capítulo 13.
Lo primero que hizo Jungkook al despertar fue estirar su brazo, tratando de buscar a su esposo al otro extremo de la cama, pero contrario a lo que esperaba, solamente se encontró con el vacío de la cama. Tuvo que abrir los ojos para comprobar que se encontraba solo, buscando rápidamente con la mirada en el resto de la habitación y en el baño, pero todo parecía solitario.
Con un nudo en la garganta, se levantó de la cama y buscó el pantalón desechado en la noche anterior, tratando de recordar en qué momento se quedó dormido y maldiciendo por no haber sentido ningún movimiento. No se consideraba una persona con el sueño pesado, pero la ausencia del descanso y los días anteriores en los que no podía conciliar el sueño parecían haberle hecho efecto, un error cometido.
Salió de la habitación en dirección al pasillo, tratando de buscar al peliazul en las habitaciones de alrededor. Encaminándose a la sala, no hubo un solo rastro de él, tampoco en el patio, pero cuando iba de regreso a la habitación, escuchó su característica risa provenir desde lo que parecía la cocina, caminando rápidamente en dirección a esta.
Taehyung se encontraba comiendo sandía, con un gran trozo entre sus manos y sus labios cubiertos por el agua que escurría de la fruta, encontrándose con su mirada alegre antes de que bajara de la encimera para acercarse a él.
—Buenos días, cariño.—Saludó en un tono animado, posicionándose delante suyo.
Sin siquiera pensarlo, se inclinó para atrapar los labios esponjosos de su esposo entre los suyos, necesitando creer que estaba bien, que nada malo había ocurrido mientras dormía. El sabor a sandía le provocó una sonrisa a mitad del beso, mismo que fue interrumpido al escuchar como alguien se aclaraba la garganta, haciendo reír a Taehyung por reconocer a su padre.
—Buenos días para ti también, Jungkook.—Seojun habló desde el otro extremo de la cocina, con una taza de café entre sus manos.
—Buen día, padre.—Asintió en su dirección, pero sin mantener distancia con el peliazul.
—¿Cómo estás? Cuando llegaste no pude saber bien cómo te encontrabas, debo suponer que todo esto es una gran sorpresa.—Su tono de voz detonaba preocupación, dejando la taza a un costado suyo.
—Mi preocupación era que Taehyung estuviera bien, mientras lo esté, yo estoy bien.
Taehyung frunció los labios en un puchero, recordando el detalle de que su padre aún no sabía la noticia de su embarazo. No podía imaginar un momento oportuno, no mientras se sintiera que el caos se encontraba a la vuelta de la esquina y su pequeño refugio se encontraba a la vista de todos en cualquier momento.
—Aquí estarán bien. Es una comunidad tranquila, pueden quedarse en casa hasta que encuentren qué hacer al respecto, jamás me cansaría de tener a mi Taehyungie a mi lado.
El mencionado sonrió, bajando la mirada. La sandía ya no pareció apetitosa conforme los pensamientos lo atormentaban, ¿Cuándo debía de confesarle a su padre su estado? No quería preocuparlo, pero sentía que en cualquier momento podría salir de sus labios la palabra "bebé" y para ello necesitaba que él lo supiera.
Notando el cambio de humor, el peligris bajó la mirada en dirección a Taehyung, buscando algún signo que detonara su cambio. No necesitaba leerlo demasiado, podía sentir que era lo que lo había cambiado repentinamente, por lo que se inclinó para susurrarle al oído algo de apoyo.
—Si quieres decírselo, adelante. Pasaremos tiempo aquí, es mejor que se entere ahora a dejar pasar los días. Estaré aquí, estamos bien.
Con un asentimiento, Taehyung tomó un último bocado de la sandía antes de desecharla a la basura. Si iba a dar una noticia como ella, se aseguraría de por lo menos estar presentable y no con los restos de una fruta, por lo que se encaminó a enjuagar sus manos y boca, haciendo tiempo mientras trataba de buscar las palabras correctas para decirle la noticia.
—Taehyung, ¿Ocurre algo? Cuando estás haciendo eso es porque quieres decir algo.—Su padre lo conocía perfectamente, no podía ser normal como se había quedado con las manos bajo el chorro de agua después de haberlas enjuagado, disfrutando de la sensación refrescante.—¿Pasó algo malo? ¿Alguno de ustedes está herido?
Sin pensarlo por más tiempo, cerró la llave y se giró en dirección a su padre.—Estoy esperando un bebé.
La cocina se quedó en silencio por un momento, Jungkook observó como Taehyung apretó las manos sobre su vientre, manteniendo su vista en su padre y cómo su rostro no reflejaba nada. Asustados por una mala reacción, el peligris optó por acercarse a su esposo, sin esperar como Seojun se apresuró a abrazar a su hijo y alzarlo unos cuantos centímetros del suelo, envolviéndolo entre sus brazos, gustoso por la noticia.
—¿En serio estás esperando un bebé? ¿Seré abuelo?—Cuestionó, sus ojos brillando por las lágrimas retenidas.
Taehyung soltó un suspiro en ese momento, asintiendo.—Tenemos un bebé en camino.
Seojun exclamó una felicitación al aire, emocionado conforme la noticia se asentaba en su mente. Cuando volvió a dejar a su hijo en el suelo, se giró y abrazó a Jungkook con fuerza, sorprendiéndolo por el inesperado acto, pero devolviendo el abrazo con una sonrisa.
—¿Cuánto tiempo tienes? ¿Ya fuiste al médico? Creo que hay uno aquí en la comunidad, puedo llamarle y que te venga a checar.—Hablaba tan rápido que a Taehyung le costó seguirle, pero el peligris lo comprendió.
—En unos días cumple dos meses, me aseguré de asignarle un médico en cuanto me dió la noticia. Cada mes tiene una cita programada para ver el crecimiento del bebé, pero no estaría mal que alguien viniera a revisarlo después de lo de ayer.—Jungkook envolvió un brazo alrededor de la cintura del peliazul, mirándolo a detalle.
—Me he sentido bien, de todas maneras tendremos la cita en unos días.
—Pero sería bueno un chequeo, nunca está de más.—Con la sugerencia de su padre, comprendió que ninguno de los dos hombres lo dejarían tranquilo hasta que obtuviera ese chequeo.
—Bien, tendré ese chequeo.—Aceptó, disimulando una sonrisa.
—¿Quién más sabe sobre esto? ¿Quieren divulgarlo?
—No, nada de eso. Solo la señora Lee y tú lo saben, tengo entendido.—Siendo consciente de sus palabras, su mano se dirigió a sus labios al recordar a la señora Lee.
Jungkook lo comprendió, apresurándose a hablar.—Todos están bien, cariño. Estuvieron en sus habitaciones cuando todo esto sucedió, nadie salió herido, solo fueron trasladados a otro lugar porque era un riesgo seguirse quedando ahí.
—Dios, cómo la pude haber olvidado por completo, soy una terrible persona. Debo de llamarla, de aseguro debe de estar preocupada porque no me he comunicado, ¿En dónde dejé mi celular? Creo que no lo conecté anoche...—Divagó con el ceño fruncido, mortificado por dejar pasar algo como ello.
—Tranquilo, Daeyang les avisó que estamos bien aquí, la señora Lee entenderá si no te comunicaste con ella todo este tiempo, tenías tus motivos.
Soltando un suspiro, asintió ante sus palabras, dándole la razón. Estaba por decir algo más, cuando la puerta de la entrada fue tocada, quedando todo en silencio. Intercambiaron miradas entre los tres, siendo Seojun el primero en reaccionar al salir de la cocina, asegurándose de comprobar de quién se trataba.
Taehyung decidió tomar asiento, pero el peligris fue más rápido en ser él quien se sentara en una de las sillas de la encimera, guiándolo a su regazo para que tomara asiento. Acatando su pedido sin rechistar, se dejó envolver por sus brazos mientras sentía como recargaba su barbilla sobre su hombro, depositando un beso sobre su cuello.
—No esperaba tu visita, MinSik.—La voz de su padre resonó por el pasillo, alertándolos.
No tuvo que girarse para ver su a esposo, podía imaginar perfectamente la expresión que había puesto tan pronto como escuchó ese nombre. Tensando los hombros, hizo el intento de levantarse pero le fue impedido, manteniéndolo en su lugar.
—¿Por qué no vamos a la habitación? Debo de buscar mi celular.—Cuestionó, tratando de salir de ahí.
Pero las dos personas que aparecieron por el marco del pasillo les detuvo su idea de alejarse, viendo como Seojun mostraba una expresión incómoda por su reciente visita.
—Oh, no sabía que te encontrabas aquí, Taehyung.—La voz de MinSik hizo bufar al peligris, molesto por el tono falso.
—Llegamos ayer en la noche, no tuvimos tiempo de avisar.—Contestó, mostrando una sonrisa incómoda.
—¿Te quedaras mucho tiempo aquí? Es bueno volver a verte, teníamos tiempo sin hacerlo.
—Sí, pasó mucho tiempo, ¿No es así? ¿Creo que fue hace como dos años, tres años desde que nos vimos?
—Fueron más de seis años, cariño. No lo has visto desde hace seis años.—Fue el turno de Jungkook en contestar, aumentando más la incomodidad y la tensión en el lugar.
—¿Seis años? No, eso es mucho tiempo, ¿Ha pasado tanto?—Al recibir un asentimiento de su padre, tragó en seco.
—¿Y cómo has estado, Hyungie? Te ves bien, ese color de cabello te queda muy bien.
—¿En verdad? Ya se está cayendo el tinte, pensaba quedarme en mi color natural por un tiempo, así lo dejaría descansar.—Claro, no pensaba decir información de más.
—Hemos estado bien, Minsuk. Nuestra vida como esposo va de maravilla, ¿Ya te casaste? Han pasado muchos años, apuesto que ya sentaste cabeza. La vida de casados puede sonar como algo tedioso, pero si tienes a la persona correcta, esa vida te da más alegrías, han pasados seis años desde entonces y seguimos felices, aún nos queda mucho tiempo más.—El torno de burla en las palabras del peligris no pasaron por alto para ninguno de los presentes en la habitación, haciendo que Taehyung encajara su codo contra su estómago.
—Sí, ¿En qué quieres que trabaje hoy, Seojun? Ya casi queda listo el jardín, creo que hoy mismo quedaría si me pongo a trabajar ahora.—Saliendo de la cocina, Seojun lo siguió para indicarle en qué trabajarían ese día.
Taehyung se giró, mostrando una mirada incrédula sobre su hombro. Sabía que Jungkook no tenía una buena relación con MinSik desde el primer día en que se conocieron, y no era para más, el peligris había sentido celos tan pronto como supo que se trataba de uno de su ex novios, mismo que tenían un historial que no era el favorito para su esposo, pero no podía hacer nada con algo que ya había ocurrido.
Ah, debería de aplacar los celos de su esposo, pero sabía que era una batalla perdida.
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