Jungkook había logrado escapar de la emboscada de HyunWoo, pero el precio había sido alto. Estaba herido, agotado y su mente era un torbellino de preocupaciones. La única cosa que lo mantenía en pie era la determinación de regresar con Taehyung y asegurarse de que estaba a salvo. Durante el trayecto a la comunidad donde vivía el padre de Taehyung, su teléfono permaneció en silencio, cada intento de comunicación fracasando.
El viaje fue largo y lleno de incertidumbre. Cada segundo que pasaba sin saber nada de su esposo era una tortura. Su mente imaginaba los peores escenarios, y el miedo de perder a Taehyung y al bebé se volvía cada vez más insoportable. Cada herida en su cuerpo palidecía en comparación con el dolor de la preocupación.
Al llegar a la comunidad, Jungkook notó la tranquilidad del lugar, un marcado contraste con el caos que había dejado atrás. Los residentes, todos ex trabajadores leales a él, lo recibieron con respeto y preocupación, ayudándolo a llegar a la pequeña pero sofisticada casa del padre de Taehyung.
El peligris entró en la casa, su corazón latiendo con fuerza. Al pasar por la puerta, fue recibido por el padre de su esposo, quien rápidamente notó el estado en el que se encontraba.
—Jungkook, me alegra verte a salvo. Taehyungie está descansando en una de las habitaciones. Ha estado muy preocupado por ti.—Murmuró en un tono bajo, guiándolo con cuidado.
Sin decir una palabra, Jungkook asintió y se dirigió a la habitación donde Taehyung estaba descansando. Se encargaría de hablar con SeoJun después, en esos momentos su prioridad era comprobar que el peliazul se encontrara realmente bien, de lo contrario no podría respirar.
La puerta estaba entreabierta, y al entrar a la habitación, vio a Taehyung dormido en la cama, su rostro mostrando signos de cansancio y preocupación. La vista de su esposo, incluso en su estado vulnerable, trajo un torrente de emociones a Jungkook. No sabía si se trataba con certeza por toda la preocupación que había acumulado tan pronto como fue consciente de lo que sucedía a su alrededor, lo alterado que había estado al recibir que su propio hogar fue atacado y que Taehyung fue trasladado a otro lugar seguro, no poder comunicarse con él y solamente imaginar los peores escenarios. Pero verlo frente suyo, siendo el peliazul envolviendo su brazo a la altura de su vientre de una manera protectora, fue lo último que necesitó para caer en ese momento.
Jungkook se acercó lentamente a la cama, su corazón pesado con una mezcla de alivio y temor. Al ver a Taehyung ahí, a salvo, una oleada de alivio lo inundó, pero también un profundo miedo se apoderó de él. El miedo a lo que podría haber sucedido, a lo que aún podría suceder.
Se arrodilló junto a la cama, tomando la mano del peliazul con suavidad. Taehyung se movió ligeramente, abriendo los ojos lentamente por el movimiento. Al ver a Jungkook justo frente suyo, una mezcla de sorpresa y alivio apareció en su rostro.
—Jungkook.—Susurró, su voz quebrándose sin poder evitarlo.
—Hey, cariño.—Trató de sonreír, pero estaba seguro que parecía más una mueca que una sonrisa apropiada. Soltando la respiración, se permitió relajarse en ese momento, acariciando su cabello.
Taehyung se incorporó lentamente, abrazando a Jungkook con fuerza. Sentir al peliazul en sus brazos, escuchar su voz, era todo lo que Jungkook necesitaba para permitir que sus propias emociones se desbordaran. El miedo, la preocupación y el alivio se mezclaron en un torrente de lágrimas y abrazos. A pesar del dolor proveniente de sus heridas, no desistió de su abrazo, no podría importarle más su propio dolor sobre el hecho de estar siendo reconfortado por su esposo.
—Oh, Jungkook. Tuve miedo, pensé que algo malo había ocurrido contigo, no contestaste ninguna de mis llamadas y nadie sabía de ti.—Reprochó con voz temblorosa, aferrándose a su cuerpo.
—Lo siento, todo esto fue un error.—Frotando su espalda, pegó su nariz sobre su sien, necesitando todo el contacto físico posible para sentir que todo aquello era real, que realmente estaba sosteniendo a Taehyung entre sus brazos y no era ninguna ilusión de su mente.—HyunWoo me tendió una emboscada en su propiedad, no tenía forma de comunicarme contigo, pero no dejé de pensar en lo preocupado que estarías.
—¿Una emboscada? ¿Estás herido?—Cuestionó con el ceño fruncido, separándose lo suficiente para prender la lámpara que se encontraba a un costado de la cama.
La iluminación embarcó la habitación, y fue entonces que Taehyung se dio cuenta de lo malherido que Jungkook se encontraba. Con un gesto de horror, se terminó de alejar de sus brazos para levantarse, entrando al baño de la habitación en busca de un botiquín.
Actuó por inercia, necesitando saber que el peligris se encontraba bien, pero mientras las heridas fueran visibles, no estaría tranquilo.—Siéntate en la cama y quítate la camiseta, limpiaré tus heridas.
—Estoy bien, tú eres quien necesita...—Fue callado por la mala mirada que el peliazul le brindó desde el marco de la puerta, sosteniendo el botiquín entre sus manos.
—Ni siquiera pienses en minimizarlo, ahora haz lo que te digo.—Sentenció con un tono duro, dejando el botiquín a un costado del peligris, buscando entre su contenido lo necesario para curarlo.
Con la parte superior al descubierto, Jungkook se dejó curar sin ninguna queja por su esposo, solo haciendo un par de muecas cuando tocaba sus heridas más profundas. Apretó sus manos sobre su regazo, tratando de desviar su atención en cualquier cosa que en su curación. El silencio se hizo presente en la habitación, ninguno de los dos estaba seguro de qué decir, por lo que prefirieron mantenerse callados.
Taehyung terminó de curar las heridas, tirando los utensilios y cerrando el botiquín antes de dejarlo sobre la mesita de noche. Queriendo tomar asiento a un costado del peligris, el contrario no se lo permitió al tomar su mano y posicionarlo sobre su regazo, abrazándolo por la cintura.
—No te quiero lastimar.—Susurró, consciente de su dolor.
—Me lastimarías más si me alejas, estoy bien así.—Restregando su nariz sobre la base de su cuello, suspiró.—Lo siento.
—¿Por qué lo sentirías?—Cuestionó, confundido por las palabras.
—Por lastimarte y asustarte, lo último que deseaba era que tuvieras que pasar algún tipo de peligro. No debiste de haber pasado por el enfrentamiento en nuestro hogar, solo te puse al peligro al aceptar la reunión.
—No, no podías saber que te atacarían de esa manera, no fue tu culpa.—Negó rápidamente, pasando sus manos por el cabello del peligris.—Aunque estuve asustado en su momento, solo puedo agradecer que estés aquí, conmigo. Mi hogar es donde estés tú, y ahora estoy en mi hogar, justo aquí.
—Será mejor que te quedes aquí por un tiempo, esta comunidad no está registrada y es difícil entrar aquí. Además, estarás con tu padre y con ello me siento más tranquilo.
—Junto con las personas que trabajaron para ti anteriormente, es una comunidad con todas esas personas.
Sonrió.—Ya lo descubriste, así me siento aún más seguro de que estés aquí.
Asintiendo a sus palabras, retuvo un bostezo mientras cerraba los ojos, sintiendo el cansancio asechar su cuerpo. Jungkook comprendió su mensaje, por lo que se levantó con el peliazul en brazos, retirando las sábanas de la cama para acostarlo y arroparlo. Una vez que se aseguró de que estuviera cómodo, retiró el resto de sus prendas de su cuerpo, tomando lugar al otro extremo de la cama para envolver entre sus brazos a su esposo, pegando su pecho contra la espalda ajena.
—¿Estarás aquí cuando despierte?—Cuestionó, sosteniendo las manos del peligris reposadas sobre su vientre entre las suyas, dándoles un suave apretón.
—Por supuesto, estaré aquí.—Depositando un beso sobre su cabellera, cerró los ojos.
Esa noche, mientras Taehyung volvía a dormirse en sus brazos, Jungkook permaneció despierto, velando por su seguridad y pensando en los próximos pasos. Sabía que debían ser cuidadosos y estratégicos, pero estaba decidido a encontrar una manera de salir de esta vida peligrosa y construir un futuro seguro para su familia.
Con Taehyung a su lado, Jungkook sentía que podía enfrentar cualquier cosa. La noche era oscura y llena de incertidumbre, pero el amanecer traería una nueva esperanza y la promesa de un nuevo comienzo.
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