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Capítulo 11.

Taehyung caminaba de un lado a otro en la sala de estar, su mente consumida por la preocupación. La ausencia prolongada de Jungkook y la inquietante visita de YangJin lo tenían al borde del pánico. Cada vez que intentaba llamarlo, la línea seguía sin respuesta. El sol se estaba poniendo y la oscuridad comenzaba a envolver la casa, acentuando el silencio pesado que llenaba cada rincón.

Daeyang, su guardaespaldas personal, se había quedado para asegurarse de que el peliazul estuviera a salvo, trataba de calmarlo.

—Señor Kim, sé que está preocupado, pero el señor Jeon es fuerte. Sabrá cómo regresar a casa.—Dijo Daeyang con un tono tranquilizador.

—Lo sé, Daeyang, pero no puedo evitar pensar en lo peor. No tengo noticias de él desde hace horas y... la visita de YangJin no ayuda en nada.—Respondió Taehyung, abrazándose a sí mismo para intentar calmar sus nervios.

—Pero debería de descansar, joven Taehyung. Puedo preparar otro té y subirlo a su habitación, así podrá intentar descansar.—La señora Lee habló entre el otro extremo de la sala, frotando sus manos con nerviosismo. 

—No, estoy bien así.—Se negó, observando la pantalla de su celular en busca de una señal. 

Con el tiempo, el cansancio y el estrés acumulados comenzaron a pesar sobre el peliazul. Daeyang insistió en que descansara, asegurándole que él y los guardaespaldas se encargarían de vigilar la casa durante la noche, y en caso de tener alguna señal de su esposo, le avisarían rápidamente. Taehyung finalmente cedió, subiendo a su habitación con la esperanza de que el sueño le trajera algo de consuelo.

Taehyung se tumbó en la cama, pero su mente seguía activa, invadida por imágenes de Jungkook en peligro. Finalmente, el agotamiento lo venció y cayó en un sueño inquieto. Entre sueños, las sombras de sus miedos tomaron forma, persiguiéndolo a través de laberintos oscuros y sin fin. 

Sintiendo como si apenas hubiera tocado la almohada, un fuerte alboroto en el exterior lo despertó de golpe y desorientado. Se sentó en la cama, el corazón latiéndole con fuerza. Escuchó gritos y el sonido de una lucha. Sin pensarlo, se levantó de la cama con cuidado, buscando en el cajón del tocador el arma que resguardaba, observando bajo la orilla de la puerta las sombras provenir del pasillo. 

Apuntando en dirección a la puerta, preparó el gatillo, listo para disparar de quien se atreviera a ingresar a su habitación. Los estruendos seguían resonando desde afuera, y cuando la perilla de la puerta fue movida con fuerza, se preparó para lo peor. 

Al abrirse la puerta, se encontró con su guardaespaldas, quien parecía urgentemente preocupado.

—Señor, están invadiendo la casa. Necesitamos sacarlo de aquí ahora mismo.—Murmuró Daeyang, deteniéndose al borde de la puerta al percatarse de ser apuntado con un arma. 

Taehyung sintió una oleada de pánico. Su mente fue inmediatamente hacia Jungkook, aún sin saber dónde estaba o si estaba a salvo. El arma tembló ligeramente entre sus manos, echando una última hojeada para soltar un suspiro, el pánico arremolinándose con mayor fuerza en su cuerpo, sin poder sostener por más tiempo el arma. 

—¿Qué está pasando? ¿Quiénes son?—Cuestionó el peliazul, tratando de mantenerse sereno, pero su voz se quebró al final.

—Son los socios del señor Jeon. Parece que han decidido tomar medidas drásticas. No tenemos tiempo que perder. Debemos evacuarlo de inmediato.—Respondió el hombre, acercándose hasta él para ayudarlo a levantarse y salir de la habitación con prisa, comenzando a guiarlo hacia una salida trasera. 

Mientras avanzaban por los pasillos de la casa, Taehyung podía escuchar los sonidos de la confrontación intensificándose. Los guardias de seguridad de la casa estaban haciendo todo lo posible para repeler a los invasores, pero la situación era caótica.

Daeyang y otros dos guardaespaldas escoltaron al peliazul por una salida trasera que daba a un automóvil discreto. Taehyung se subió rápidamente al coche, su mente en un torbellino de pensamientos y emociones. Daeyang se aseguró de que el camino estuviera despejado antes de dar la señal al conductor para arrancar.

El viaje fue tenso y silencioso. Taehyung miraba por la ventana, viendo las luces de la ciudad pasar rápidamente, su corazón pesado por la preocupación por el peligris. Intentó llamar a su esposo nuevamente, pero aún no había respuesta. La incertidumbre era insoportable. 

—¿A dónde nos dirigimos?—Cuestionó después de dejar el celular sobre su regazo, aún sintiendo  el pánico en su cuerpo. 

—Lo estamos llevando a la propiedad de su padre, será mejor quedarse ahí mientras tratamos de buscar un nuevo lugar para asentarlo.—La respuesta de Daeyang lo sorprendió, no esperaba ir con su padre después de ello. 

—¿Es seguro? No quisiera involucrarlo en esto.—Comentó con temor, aferrándose al cinturón. 

—Es totalmente seguro, solo será por esta noche mientras trazamos un nuevo plan por su seguridad.—Explicó, brindándole una mirada sobre el espejo retrovisor. 

Asintiendo, se dispuso a observar el resto del camino con ojos cansados, sintiendo la necesidad de llorar cuando las cosas se asentaron en su cabeza. Mentiría si no se sentía aterrorizado, pero mientras no se sintiera seguro, no se permitiría llorar, necesitaba pensar con la cabeza fría y poner su seguridad en primer lugar. 

Cuando finalmente llegaron a la comunidad donde su padre residía, siendo tranquila y alejada del exterior, el peliazul no dudó en observar todo con curiosidad. A pesar de ser tan tarde, encontró a varias personas transitando por los alrededores, percatándose de varios rostros conocidos durante su trayecto. 

—¿Dónde es aquí?—Cuestionó, sin poder evitarlo. 

—No es un lugar en específico, recién comenzó a poblarse, pero en su mayoría son personas que trabajan, o trabajaron para el señor Jeon. Puede estar tranquilo, todos aquí lo verán como a su persona para proteger, ellos están en agradecimiento continuo con su esposo por brindarles una vida cómoda después de tantos años de laborar para él, con su llegada estarán emocionados por verlo nuevamente, apuesto a que ya reconoció a un par de personas.—Contestó con una sonrisa, bajando la velocidad del automóvil. 

—Eso es sorprendente, siempre me pregunté que era de ellos cuando los dejaba de ver en la casa.

Una vez que llegaron al final de la calle, Daeyang estacionó sobre la calzada al tiempo que la puerta de la casa se abría, revelando al hombre que estaba ansioso por ver a su hijo. Taehyung retiró el cinturón y abrió la puerta antes de que alguno de los guardaespaldas pudiera hacerlo, corriendo a los brazos de su padre antes de soltar el primer sollozo, apretándolo entre sus brazos. 

—Oh, Taehyungie.—Susurró, frotando su espalda.—¿Qué fue lo que pasó? ¿Estás herido? 

Negando, se limitó a seguir con el abrazo mientras trataba de recomponerse.—Estoy bien, papá. 

SeoJun siguió abrazando a su hijo hasta que lo sintió tranquilizarse entre sus brazos, brindando una mirada a los guardaespaldas que se mantenían a un costado del automóvil.—¿Por qué no entramos? La noche es muy fresca y no quiero que te enfermes. 

Con un asentimiento, se mantuvo a un costado del hombre mientras se dirigían al interior de la casa, cerrando la puerta tras suyo antes de dirigirse a la sala. Una vez que tomaron asiento, Taehyung mordió su labio para evitar el sollozo que amenazaba en salir nuevamente, tratando de no llorar en ese momento. 

—Preparé tu habitación, debes de estar cansado después de todo esto. Vayamos ahora, y por la mañana me contarás lo que sucedió, ¿Sí? Mi prioridad es que descanses ahora. 

—¿Puedes quedarte conmigo? No creo poder dormir si estoy solo.—Susurró en un tono bajo, aferrándose a la prenda bajo sus manos. 

—Haré lo que sea necesario para que puedas dormir bien, hijo.—Sonriendo, acarició una última vez su cabello antes de levantarse, envolviendo su brazo sobre los hombros del peliazul para guiarlo a su habitación. 

Y después de tanto tiempo, Taehyung se volvió a sentir como un niño temeroso, necesitando a su padre a un lado suyo en todo momento. 

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