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Capítulo 10.

Taehyung merodeaba por toda la habitación, sintiéndose frustrado por el repetitivo mensaje de la contestadora ante la falta de respuesta por parte de su esposo. Las llamadas no eran contestadas, y en la última hora el celular apareció apagado, los mensajes no entraban por lo mismo y nadie parecía saber de su estado. 

No quería preocuparse, pero tampoco el mal presentimiento que se instaló sobre su pecho lo dejaba razonar, haciéndolo entrar en un trance que le dificultaba respirar. Tuvo que sentarse al borde de la cama para tranquilizarse, no tenía porqué apresurarse y pensar de manera inmediata que algo malo había sucedido, muchos escenarios pudieron haber ocurrido y no precisamente el peor de ellos. 

Respiró profundamente y dejó su celular a un costado suyo, agudizando su oído cuando escuchó movimiento a través de la puerta. No esperó más, salió directo hacia el pasillo cuando escuchó ruido provenir de la planta baja, pudo distinguir que alguien había llegado ante el ruido de la puerta y un par de voces murmurando, por lo que decidió asomarse. 

Jungkook no había mencionado estar esperando a alguien en especial, y en su ausencia nadie tenía permitido visitar su propiedad por respeto propio y por reglamento. Taehyung trató de pensar en un posible invitado, pero la corta lista se resumía a sus amistades que se encontraban fuera del país y su padre, que siempre solía avisarle cuando los iba a visitar, por lo que descartó todo posible conocido. 

En cuanto bajó el primer tramo, visualizó como SooHo se asomó por el pasillo que daba a la sala, ¿Qué hacía uno de los guardaespaldas dentro de la casa? ¿De quién se trataba la visita? 

—SooHo, ¿Qué es lo que está pasando?—Cuestionó tan pronto como se acercó al final de las escaleras, manteniéndose en el primer escalón. 

—Señor Kim, no esperaba verlo.—Volviendo a su postura, ofreció una reverencia.—El señor Bae YangJin llegó, pero estamos tratando de despedirlo porque no vino con ninguna invitación previa. 

—¿El señor Bae está aquí?—El nombre no le sentó bien, reconocía fácilmente a los socios de su esposo. 

Bae YangJin era uno de los peores socios con los cuales Taehyung había tenido el honor de conocer. Nunca había tenido roces precisos con él, pero conocía cada una de las anécdotas que Jungkook le contaba sobre sus reuniones y compromisos, y el hombre no era precisamente fácil de tratar. Con una personalidad tosca ante terceros, prefería evitarlo a toda costa antes de hablar con él. 

—¿Le dijeron que mi esposo no está presente?

Asintió.—El insiste en quedarse. 

Con un suspiro, decidió entrar a la sala para serle frente. Si nadie más podía sacarlo de su propiedad, entonces se encargaría personalmente de ello, suficiente estrés acumulado traía sobre sus hombros. 

—Señor Bae, no esperaba su visita el día de hoy.—Habló una vez que estuvo en la misma zona, brindando una mirada al personal que se encontraba cerca.

—Estoy esperando a Jeon.—Se limitó a decir, acomodándose sobre el sillón. 

Mostrando una sonrisa, contestó.—Mi esposo no se encuentra en casa, pero si usted se contacta con él entonces pueden acordar verse en otra ocasión. 

—Él no contesta a mis llamadas. 

—Entonces debería de esperar su llamada para venir, mi esposo suele ser un hombre muy ocupado y en estos últimos días tiene más trabajo de lo normal.—Aclarándose la garganta, señaló el pasillo.—Por favor, le pido que se retire si su visita no es necesaria sin la presencia del señor Jeon. 

—¿Te atreves a echarme de su propia casa?—Levantándose, mostró una expresión molesta, acercándose un par de pasos pero sin hacer que el peliazul retrocediera. 

—Comparto esta propiedad con Jungkook, y si no estoy cómodo con alguna visita, estoy en todo mi derecho de pedirle en que se retire.—Sin desistir en su sonrisa, dio un paso al frente.—Y si recuerdo bien el reglamento, está prohibido visitar alguna de las propiedades de los miembros del sindicato si el dueño no está presente, en este caso busca a mi esposo, pero no tuvo una autorización para venir porque él no está aquí presente, así que le sugiero irse si no quiere que su acto se vea como una infracción a la regla. 

—Realmente te sientes confiado por el puesto de él, pero ese poder no durará mucho.—Escupió las palabras con fuerza, mostrando su descontento.—A las gatas como tú deberían de enseñarles a comprender su lugar, no son nadie para mandarnos porque ustedes solo funcionan para saciar nuestras necesidades, ni porque tengas un anillo en el dedo tienes derecho a hablarme de esa manera. 

—Amenazarme o invalidar mi lugar en mi propia casa no lo hace mejor, señor Bae. Si no tiene más por decir, le exijo que se retire, mis hombres lo escoltarán hasta la salida.—Cambiando la orden, decidió terminar con la conversación y salió de la sala antes de seguir escuchando más, deteniéndose a un costado de su guardaespaldas solo para murmurar su descontento.—Escolta al señor hasta la entrada de la propiedad, asegúrate que no intente volver hasta que mi esposo sea quien lo reciba. Nadie entra sin una notificación previa, sea quien sea, si no es una visita programada entonces no tendrá acceso, otro error como este y estoy seguro que mi esposo no se apiadará con un disgusto como el que estoy pasando. 

—Entendido, señor. Lo sentimos por el inconveniente, estaré revisando todo ello con mayor preocupación. 

Estaba por volver a subir a su habitación cuando la voz del hombre volvió a resonar a sus espaldas. 

—¿Cuánto tiempo crees que será necesario antes de que toda esta fachada se caiga? No deberías estar tan confiado, ¿En dónde está tu esposo? ¿Realmente confía plenamente en dejarte a tu suerte aquí? Eso es tener agallas.—Soltando una carcajada, se encaminó hacia la puerta.—Salúdame a Jeon, dile que será grato vernos una vez más, si se tiene la oportunidad claro está. 

Taehyung no se atrevió a cuestionar las últimas palabras dichas, observando a detalle como salía de su casa y la puerta era cerrada con fuerza. Cerró los ojos por un momento, apretando su mano en un puño hasta que sintió una nueva presencia, el rostro preocupado de la señora Lee fue lo primero que pudo observar frente a él. 

—¿Se encuentra bien, señor?—Cuestionó con un tono preocupado. 

—Solo necesito descansar un poco, ¿Podrías traerme un té a la habitación, por favor? 

—Por supuesto, en un momento se lo llevo. 

Asintiendo, se dispuso a volver a subir las escaleras, hasta que recordó un detalle.—¿Mi esposo no se ha puesto en contacto con ustedes? 

La mujer pareció pensarlo, pero terminó negando.—No, me temo que no ha llamado. 

—Cualquier cosa, cualquier llamada o señal que reciban de mi esposo, háganmelo saber de inmediato. 

Sin decir una palabra más, se dispuso a regresar a su habitación. Y si no fuera suficiente la preocupación que comenzaba a sentir por el peligris, ahora las palabras de YangJin resonaban con fuerza sobre su cabeza. 


(...)


Jungkook yacía en el suelo, malherido pero no pensaba decaer en ese momento. Sabía que su única esperanza era pensar rápido y utilizar cualquier recurso disponible. Sus años en el sindicato le habían enseñado a ser astuto y a no subestimar el valor de la determinación.

No estaba seguro de cuánto tiempo había transcurrido, pero comenzaba a sentirse mareado y el cuerpo entero le dolía, necesitando salir de ahí ahora o nunca. Estaba seguro de lo malherido que estaba y no tendría una gran ventaja si se volvía a poner de pie para pelear, por ello debía de medir qué otras opciones más tenía que quedarse a atacar. 

Mientras HyunWoo y sus hombres se relajaban, creyendo que Jungkook estaba completamente indefenso, el peligris comenzó a evaluar su entorno. Recordó que en la propiedad de HyunWoo había una red de túneles subterráneos que habían utilizado en el pasado para escapar de situaciones peligrosas. Si lograba llegar a uno de esos túneles, podría tener una oportunidad de escapar.

Esperó pacientemente a que uno de los hombres que merodeaba a su alrededor bajara la guardia. Cuando el hombre se alejó, Jungkook, con un esfuerzo sobrehumano, se levantó de golpe y atacó al guardia más cercano, arrebatándole su arma. Con una mezcla de fuerza y determinación, el peligris se abrió paso, disparando con precisión y derribando a dos hombres que intentaron detenerlo.

HyunWoo gritó órdenes, pero la confusión dio a Jungkook la ventaja que necesitaba. Corrió hacia la entrada de uno de los túneles subterráneos que se encontraban por uno de los pasillos a un costado de las escaleras, usando los momentos de sorpresa a su favor. Se lanzó dentro del túnel y cerró la pesada puerta detrás de él, escuchando los golpes y gritos de sus perseguidores al otro lado, tratando de entrar para llegar hasta él. 

Dentro del túnel, Jungkook se movió con rapidez, a pesar del dolor que recorría su cuerpo. La oscuridad era casi total, pero la tenue luz de las bombillas en el techo le daba la suficiente visibilidad para avanzar. Los sonidos de sus perseguidores se hacían eco en el túnel, cada vez más cercanos.

El túnel era estrecho y serpenteante, con paredes de ladrillo frío y húmedo. Jungkook seguía adelante, empujado por la necesidad de sobrevivir y regresar a su hogar. Después de unos minutos que se sintieron como una eternidad, llegó a una bifurcación. Recordando sus días en el sindicato, eligió el camino de la derecha, que debería llevarlo hacia el jardín trasero de la propiedad de HyunWoo.

Los sonidos de los perseguidores se desvanecieron momentáneamente, dándole un respiro. Jungkook avanzó con más rapidez, ignorando el dolor punzante en sus costillas y el sabor metálico de la sangre en su boca. Finalmente, vislumbró una débil luz al final del túnel: la salida.

El peligris salió del túnel, emergiendo en el jardín trasero de la propiedad. El sol ya estaba comenzando a bajar, bañando el jardín en una luz dorada. Se movió con cautela, manteniéndose bajo las sombras de los árboles para no ser visto. Necesitaba encontrar una manera de salir de la propiedad sin ser detectado.

El jardín trasero era un laberinto de setos y caminos de piedra, pero él conocía el lugar lo suficientemente bien para orientarse. A lo lejos, pudo ver la alta cerca que rodeaba la propiedad. Si lograba llegar allí, podría escalarla y encontrar una ruta de escape.

Justo cuando pensaba que estaba a salvo, un grupo de guardias apareció por el otro lado del jardín, alertados por el ruido del túnel. Jungkook sabía que no tenía tiempo para una confrontación directa. Usando la última reserva de su energía, corrió hacia la cerca, zigzagueando entre los árboles para evitar ser un blanco fácil.

Los guardias gritaron y comenzaron a disparar, pero Jk no se detuvo. Alcanzó la cerca y, con un esfuerzo sobrehumano, comenzó a escalar. Las balas silbaban a su alrededor, una de ellas rozándole el hombro, pero no se permitió en arrastrarse bajo el dolor. Al llegar a la cima, se lanzó al otro lado, aterrizando en el suelo con un golpe sordo.

Con dificultad, se levantó de la acera y se alejó cojeando de la propiedad. A lo lejos, el sonido de sirenas de policía se mezclaba con el ruido de la ciudad. No podía detenerse ahora. Con el poco dinero que llevaba consigo, tomó un taxi hacia el lugar donde se estaba hospedando, necesitaba ir por sus pertenencias y por los hombres que aún lo escoltarían desde el hotel, no podía arriesgarse a quedarse por más tiempo ahí. 

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