Capítulo 08.
El sol apenas comenzaba a despuntar cuando Jungkook se dirigió al corazón del sindicato, un edificio imponente y oscuro en el centro de la ciudad. Había dejado su carta de baja unos días antes, y el mensaje había sido claro: quería dejar atrás su vida en la mafia para construir un futuro con su familia. Sin embargo, sabía que su decisión no sería bien recibida.
El lugar, que una vez había sido su fortaleza y refugio, ahora le parecía un campo de batalla. Como jefe del sindicato, su autoridad nunca había sido cuestionada, hasta hoy. La noticia de su intención de retirarse había causado un revuelo inimaginable.
Al llegar, fue escoltado a una sala de reuniones en el piso superior, un lugar que exudaba poder y peligro. Los miembros del sindicato ya estaban allí, sentados alrededor de una mesa larga de caoba.
Al llegar a la sala de reuniones, el peligris encontró a todos los miembros del consejo esperándolo. Las miradas que recibió eran de desconfianza y desaprobación. Nadie sabía sobre el embarazo de Taehyung, y Jungkook había decidido mantener esa información en anonimato por la seguridad de su familia. En la carta se había mostrado limitado en cuanto a su petición de baja, sin explicar sus razones, a sabiendas que sería de lo primero que cuestionarían en su presencia aquel día.
—Buenos días —Murmuró el peligris, tomando asiento en la cabecera de la mesa, su usual lugar de mando. Sus palabras resonaron en la sala, un intento de mantener la normalidad en medio de la tensión palpable.
—Jeon, hemos recibido tu carta de baja —Dijo HyunWoo, uno de los miembros más veteranos y respetados del sindicato—. ¿Puedes explicarnos qué te lleva a tomar esta decisión?
Jungkook respiró hondo, manteniendo la calma mientras trataba de responder a su pregunta de manera adecuada.
—He dedicado años a este sindicato. Hemos logrado cosas grandes, así como destroces que quedaron marcados en nuestra historia, pero ha llegado el momento de buscar un nuevo camino. Quiero retirarme y vivir una vida diferente.
Un murmullo recorrió la sala, con los miembros intercambiando miradas preocupadas y furiosas por sus palabras.
—No puedes simplemente dejarnos —Exclamó YangJin, un hombre corpulento con cicatrices en el rostro—. Eres nuestro jefe. Sin ti, el sindicato se desmoronará.
—Esto no es una solicitud, Luca —Respondió Jungkook con firmeza—. Es una decisión. Mi retiro será efectivo de inmediato, no hay nada que pueda hacerme cambiar de opinión.
El silencio se volvió opresivo. HyunWoo se levantó de su asiento, inclinándose hacia Jungkook con una expresión seria.
—Sabes que no podemos permitir esto. Tu conocimiento y tus habilidades son vitales. Más allá de eso, abandonar el sindicato es un riesgo. Para ti y para nosotros, no es solo una decisión que deba ser consideraba por ti y tu propio beneficio.
—Estoy dispuesto a asumir las consecuencias —Dijo Jungkook, manteniendo la mirada de Marco—. Pero no cambiaré de opinión, lo dejé en claro.
—Te haces ilusiones si piensas que puedes simplemente marcharte —Intervino Seoyeon, la estratega del grupo—. Las amenazas no son solo para ti, sino para cualquier persona cercana a ti. ¿Estás dispuesto a ponerlos en peligro por un deseo tuyo?
Jungkook sintió una punzada de miedo por Taehyung y el bebé, pero no dejó que se mostrara en su rostro, conocía lo que traería consigo su baja y no pensaba dar marcha atrás.
—Lo sé, y he tomado precauciones. No hay vuelta atrás para mí.
El ambiente se volvió aún más tenso. HyunWoo se enderezó, cruzando los brazos sobre la mesa.—Entonces te consideraremos un traidor. Y sabes lo que le sucede a los traidores.
El peligris se levantó de su asiento, su postura desafiante y determinada.—He sido leal a este sindicato toda mi vida. Pero mi vida ya no es solo mía. Si eso me convierte en un traidor, entonces así será. Pero mi decisión se mantiene, independientemente de lo que parezcan opinar por mí.
El silencio en la sala era sepulcral, roto solo por el sonido del reloj marcando el paso del tiempo. Finalmente, HyunWoo dio un paso atrás.
—Eres valiente, Jeon. Pero también eres imprudente. Si sigues adelante, te convertiremos en nuestro enemigo.
—Lo sé—Murmuró Jungkook, girándose para salir de la sala—. Y estoy preparado para lo que tenga que hacer con tal de conseguir mi libertad.
Mientras se alejaba del edificio, Jungkook sintió el peso de las amenazas, pero también una sensación de alivio. Había dado el primer paso hacia su libertad, aunque sabía que el camino sería arduo y peligroso. Per tal y como había recitado, estaba preparado para lo que fuera que se avecinaba en su contra, dispuesto a enfrentarlo.
(...)
El viaje de regreso a casa fue una mezcla de alivio y preocupación para Jungkook. Había dado el primer paso para dejar atrás su vida en el sindicato, y aunque las amenazas de sus antiguos compañeros eran reales y peligrosas, la determinación del peligris se mantuvo firme. Lo que más lo impulsaba era la visión de Taehyung y el futuro que querían construir juntos.
Al llegar a la puerta de su hogar, tomó un momento para respirar profundamente. La puerta se abrió antes de que pudiera tocar, y Taehyung, con una sonrisa radiante, lo recibió con los brazos abiertos antes de que siquiera pudiera decir algo.
—¡Jungkookie! —Exclamó el peliazul, lanzándose a sus brazos.
El peligris envolvió a Taehyung en un abrazo fuerte y protector, sintiendo el calor y la seguridad que solo su hogar podía ofrecerle.
—He vuelto, amor —Murmuró, besando la frente de su esposo.—Todo salió como esperábamos, solo estoy en espera que comience.
Taehyung lo miró con ojos llenos de preocupación.—¿Estás bien? ¿Cómo se tomaron la noticia?
—No fue fácil, pero hice lo que tenía que hacer. Ellos no lo aceptaron bien, pero mi decisión es firme. Todo lo que dijeron, inclusive trataron contactarme cuando venía de regreso, pero en mi carta expresé mi postura sobre esto, no puedo atarme a sus peticiones siempre.—Comentó con una mueca sobre su rostro, frotando sus manos sobre los hombros del peliazul.—Ahora, hablemos de cosas más felices. Prometí que iríamos a ver esa casa cerca del mar, ¿Verdad?
El contrario asintió con entusiasmo, su rostro iluminándose aún más ante la pregunta.—Sí, ¡No puedo esperar para verla! Pero pensé que primero descansarías, acabas de volver de tu viaje, has estado varios días afuera y debes de estar cansado.
—Entonces, vámonos. No hay tiempo que perder —Dijo Jungkook, tomando la mano de su esposo y guiándolo hacia el auto, pero no pareció moverse.—Cariño, estoy bien. No necesito descansar, solo necesito pasar tiempo contigo, pude descansar lo suficiente en el transcurso del viaje.
Con una mirada de duda, terminó cediendo a sus palabras, dejándose llevar al automóvil que esperaba por ellos. El trayecto hacia la casa fue un escape necesario de la realidad sombría que habían enfrentado. Mientras conducían, Taehyung hablaba con entusiasmo sobre sus planes para la casa, cómo decorarían la habitación del bebé y los momentos tranquilos que esperaban vivir juntos en su nuevo hogar, mientras el peligris lo escuchaba atentamente y sonreía, contagiándose por la emoción que desprendía.
Al llegar, la visión de la casa cerca del mar les quitó el aliento. Era una casa modesta pero encantadora, con una vista impresionante del océano. Las olas rompían suavemente contra la orilla, creando un ambiente de paz y serenidad.
—Es aún más hermosa de lo que imaginaba —Murmuró Taehyung, mirando con ojos brillantes.
Jungkook se quedó un momento observando la expresión de felicidad de Taehyung. Todo valía la pena por esos momentos, solo quería darle el mundo entero si eso significaba ver la felicidad y el entusiasmo desprendiendo de sí.
—Vamos a explorarla —Murmuró con una sonrisa, tomando de nuevo la mano del peliazul.
Recorrieron cada rincón de la casa, imaginando cómo sería su vida allí. La habitación que sería del bebé estaba bañada por la luz del sol, y Taehyung ya comenzaba a planificar la decoración en su mente.
—¿Te imaginas? Aquí estaría el bebé criándose, podríamos pintar la habitación de acorde a la zona, podría ser pintoresca y animada. Me gustaría poner en una esquina peluches con forma de animales del mar, y en las paredes simular el océano, también podríamos hacer que la cuna tenga forma relacionada con todo esto.—Explicó sus ideas al aire, acariciando suavemente su vientre aún plano de manera inconsciente.
—Nuestro bebé podría llamarse perfectamente Ariel, el rey tritón vendrá a bautizarlo.—Bromeó sin poder evitarlo, recibiendo un golpe en su pecho.
—Eres detestable.—Reprochó, cruzándose de brazos.
Recordando su conversación telefónica, el peligris se acercó hasta él, abrazándolo por la espalda y recargando su barbilla sobre el hombro del contrario.—Ahora que recuerdo, te iba enseñar la razón del porqué nos casamos.
Soltando una carcajada, Taehyung se giró sobre sus brazos hasta quedar frente suyo, dando suaves palmadas sobre su pecho.—Tenemos que ver el resto de la casa, y no pienso ceder a nada mientras estemos en la habitación de nuestro bebé.
Asintiendo a sus palabras, se inclinó brevemente para depositar un pico sobre los labios de su amado, haciéndolo sonrojar por el inesperado acto.—Andando, aún quedan más habitaciones por recorrer.
Después de recorrer la casa e imaginar la designación de los espacios, se sentaron en el porche, mirando el mar. Jungkook sabía que aún había desafíos por delante, pero este momento de tranquilidad y felicidad era un recordatorio de por qué estaba haciendo todo esto.
—Tenemos mucho trabajo por hacer antes de mudarnos.—Murmuró, rompiendo el silencio entre ellos.—Pero lo lograremos. Este será nuestro refugio, si te termina convenciendo.
—Gracias, Jungkook —Agradeció Taehyung, mirando a su esposo con amor y gratitud.—Por todo lo que estás haciendo. Sé que no es fácil.—Jugando con sus manos, sonrió.—Siento que es un buen lugar, pero aún me gustaría visitar las demás opciones para estar seguro, aunque estoy fascinado con esta casa.
—Haré cualquier cosa por ti y nuestro bebé.—Respondió con firmeza.—Esta es nuestra oportunidad de un nuevo comienzo, y no dejaré que nada nos lo quite.—Soltando un suspiro, cerró los ojos, recargando su mejilla sobre la cabellera del peliazul.—Veremos tantas opciones tengas, hasta que encuentres una que te convenza lo suficiente.
Se quedaron allí, en silencio, disfrutando de la compañía mutua y del sonido relajante de las olas. La casa cerca del mar se convirtió en un símbolo de esperanza y de los sueños que estaban decididos a hacer realidad.
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