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Capítulo 07.

Jungkook se encontraba en la antesala de su retiro. Había viajado a las afueras de la ciudad, donde los edificios altos y las luces neón daban paso a campos verdes y caminos serpenteantes. Había tomado la decisión de hospedarse con un viejo conocido, un ex socio del sindicato de la mafia, Kim Seokjin, su compinche por varios años hasta su retirada. Se decía que había dejado atrás la vida criminal para encontrar una paz que muchos consideraban inalcanzable. 

Algo que el mismo peligris anhelaba. 

Una vez que la carta fue depositada, no hubo marcha atrás sobre su decisión. No estaba seguro de qué esperar, sobre una resolución por escrito o física, pero se inclinaba más por lo físico y lo que estarían planeando para evitar su salida. De solo pensarlo, podría sentir un dolor punzante sobre sus sienes, pero el dolor disminuyó cuando el rostro conocido de un viejo amigo apareció en su campo de visión al llegar a su propiedad, bajando del automóvil solo para ser recibido por un abrazo reconfortante. 

Si bien no había mantenido una comunicación estable, Kim Seokjin se caracterizaba por su amabilidad y su parte humana durante el tiempo que estuvieron trabajando juntos. Había sido una pena para el peligris saber de su partida, sin embargo en todo su tiempo desde su retiro se aseguró de conversar cada que tenía alguna oportunidad, teniéndole cierto cariño por el tiempo que trabajaron hombro con hombro. 

La primera noche en la casa de Seokjin, una cabaña rústica pero acogedora, estaba impregnada de una serenidad casi palpable. Después de una cena sencilla, ambos hombres se retiraron al porche, donde la luz de la luna bañaba el paisaje en un resplandor plateado. Jungkook se sentó en una silla de mimbre, mirando fijamente el horizonte mientras Seokjin preparaba una pipa de tabaco.

—Nunca pensé que vendrías aquí, Jeon.—Murmuró el castaño, rompiendo el silencio de la noche.—Siempre fuiste el más leal al sindicato. 

—Los tiempos cambian, hyung.—Respondió el peligris, con la mirada aún perdida en la distancia.—He visto demasiadas cosas, he hecho cosas de las que no estoy orgulloso. Ahora tengo algo más por lo que vivir. 

El contrario asintió lentamente, encendiendo su pipa y exhalando una nube de humo que se desvaneció en la brisa nocturna.—Entiendo. A veces, la vida nos empuja hacia caminos inesperados. ¿Qué te ha llevado a tomar esta decisión? 

Jungkook hizo una pausa, tomando un sorbo de su café, meditando la forma de explicarlo. 

—Taehyung está embarazado.—Confesó, con una sonrisa melancólica en los labios.—Vamos a tener un hijo. Quiero estar allí para ellos, ser un padre, no solo una sombra en la oscuridad. Ellos no merecen vivir en las sombras junto conmigo, quiero darles una vida digna y que puedan disfrutarla, no tener más miedos. 

Seokjin se quedó en silencio por un momento, contemplando sus propias memorias.—Es un motivo noble. Pero sabes que no será fácil. Dejar el sindicato... ellos no suelen permitirlo, es como cometer un acto contra tu vida. Y en caso de aceptarlo, sabes que logran poner tantas trabas como sea posible para que uno desista, aunque te aferres a confrontar todo ello sin importar el tiempo que dure, ¿Tu esposo estará de acuerdo en esperar? 

—Lo sé.—Admitió el peligris.—Pero tengo que intentarlo. Si no lo hago, nunca me lo perdonaré. Si hay una mínima de esperanza a la cual aferrarme, entonces lo haré. Lo hablamos, antes de venir fijó un par de condiciones, y si recuerdas, una vez lo intenté pero no salió del todo bien. Estamos dispuesto a confrontarlo, y no pienso dar mi brazo a torcer en la primera oportunidad que quieran hacerlo difícil. 

—Llegué a pensar igual que tú, salirme por mi familia fue la única razón por la cual me atreví a someterme a tanta agresión y violencia, pero tal parece que la espera fue eterna que no pareció convencer a Minji. Por eso te pregunto si realmente estás seguro que tendrás a alguien que te espere al final de todo esto, tener esa seguridad que estará ahí aún y si el camino es difícil, si toma más tiempo del deseado y tu ausencia se hace presente. Al principio no lo notará, no del todo, sin embargo se hace extensa que termina cansándose, inclusive yo me cansé en el proceso, y no puedo asegurar que haya valido la pena. 

Jungkook observó con atención al contrario, sorprendido ante la mención de su ex esposa. Aunque el peligris no sabía la historia completa, solo recordaba detalles de viejas conversaciones con Seokjin haciendo mención a ello. Además, la crudeza de sus palabras lo anonadaron, ¿Así habían terminado las cosas? ¿Todo el esfuerzo, para terminar quedándose solo? 

—¿Estás seguro de que él te esperará? ¿Podrá soportar tu ausencia hasta el final, y más aún estando en espera de tu hijo? 

—Fue una decisión que hablamos, no estuvimos de acuerdo al principio, pero tuvimos nuestros términos para aceptarlo. Confío en su palabra, así como Taehyung confía en mi palabra. 

—¿Y aún así estás seguro de que esperará por ti?—Recibiendo un asentimiento, soltó un suspiro.—Espero que sea así, aunque no corrí con la misma suerte y todos mis intentos fueron en vano hasta para alejarme de mis propios hijos, deseo que puedas lograr lo que yo no pude, aquella paz a lado de tu familia. 

Ambos hombres se quedaron en silencio, compartiendo una camaradería nacida de experiencias compartidas y entendimientos profundos. Seokjin sabía que las decisiones como la de Jungkook no se tomaban a la ligera, y aunque había dejado esa vida atrás, aún entendía las complejidades y peligros que implicaban. 

—Si quieres un consejo mío, como dos hombres de familia, te puedo aconsejar que lo más sensato es dejar el proceso si ves a tu esposo titubear sobre esperar. Probablemente estará bien con la idea, pero estando en esas condiciones todo es incierto, ahora estás tomando una decisión tan arriesgada que nada es cierto a tu alrededor, procura no lastimarlo en el proceso. 

Tragando en seco, el peligris asintió ante sus palabras, comprendiendo el significado más allá de lo que había expresado en palabras. 

Mientras tanto, en el hogar que Jungkook había dejado atrás, Taehyung se encontraba en la sala de estar, abrazando su vientre a pesar de no ser visible aún. Cada día sin el peligris se sentía interminable, una agonía silenciosa que se sumaba a la preocupación por su bienestar. Taehyung se recostó en el sofá, mirando las fotos en la pared: recuerdos de momentos felices, viajes y celebraciones. 

¿Cuánto tiempo había pasado? Aunque pareciera una eternidad, comprobando su calendario solo transcurrió dos días desde su partida. Los días eran interminables, pero las noches eran peor que la espera por las mañanas, volviendo a una habitación tan solitaria que prefería caer dormido en la biblioteca, e inclusive en la sala, con tal de evitar la soledad creciente en la casa. Aunque el peligris había acordado un lapso de dos días, su llamada del día anterior solo lo hizo decaer al saber que se alargaría su estancia allá. 

—Volverá a salvo —Se dijo el peliazul en voz baja, acariciando su abdomen.—Tiene que hacerlo.

La casa se sentía vacía sin Jungkook, y aunque Taehyung intentaba mantenerse fuerte por el bien del bebé, no podía evitar que las lágrimas se deslizaran por sus mejillas. En medio de la noche, Taehyung a menudo se encontraba hablando con el bebé, contándole historias sobre su padre, un hombre valiente que estaba haciendo todo lo posible para regresar a ellos. Su corazón se apretaba ante la idea de ser escuchado por su pequeño, anhelando el momento en que pudiera sentir su vientre crecido, la manera en que podría sentir a su bebé dando patadas y sentir el día donde podría cargarlo por primera vez entre sus brazos. 

Taehyung deseó poder hablar aunque sea por unos segundos con su esposo, escuchar su voz era todo lo que necesitaba para conciliar el sueño en aquella noche que parecía eterna. 

De vuelta en la cabaña, Jungkook se retiró a su habitación, pero el sueño no llegaba fácilmente. Sus pensamientos estaban con Taehyung, su amado, y el futuro que anhelaba construir con él y su hijo. Sabía que el camino sería arduo, pero la idea de una vida diferente, una vida de paz y amor, era suficiente para mantener viva su esperanza. 

Con una idea creciendo en su cabeza, tomó su celular del tocador solo para comprobar que eran pasadas de la medianoche. Mordiéndose el labio con cierta duda, se desplazó entre sus contactos para encontrarse con su número, presionando el icono que mostraba una fotografía del peliazul sonriendo a la cámara, provocando su propia sonrisa antes de aplastar la figura del teléfono para marcar. 

No tuvo que esperar mucho cuando su llamada fue contestada.—¿Jungkook? 

—Cariño, ¿Qué haces despierto tan tarde? 

—No podía dormir, pensaba en llamarte, pero no estaba seguro si estaría bien.—Escuchando su voz somnolienta, suspiró.—¿Cómo están las cosas allá? Apenas han pasado dos días y ya te extraño. 

Soltando una casta carcajada, tomó asiento en la orilla de la cama.—Está tranquilo, mañana haré mi primera visita al sindicato desde que dejé mi carta de baja. No sé qué esperar de ello, pero Seokjin me dio un par de consejos que pondré en práctica. 

—Por favor cuídate mucho, quiero saber que estás bien tan pronto como te desocupes de ahí. 

—Por supuesto, tienes mi palabra.—Guardando silencio, bajó la mirada al suelo.—¿Cómo te sientes? ¿Tienes algún malestar del embarazo? Puedes hablarle al doctor si te sientes mal, me encargaré que mis hombres te escolten para que te revisen en el hospital. 

—Estoy bien, no pasó mucho desde que te fuiste.—La línea se quedó en silencio por un largo rato, solo escuchando las respiraciones del otro.—¿Jungkook? 

—¿Qué ocurre? Sigo aquí. 

—Te amo. 

Aunque pasaran los años, el peligris aún lograba flanquear ante esas dos simples palabras. Sintiendo su vista borrosa, parpadeó repetidamente para ahuyentar el líquido acumulado. 

—Volveré cuando menos lo esperes, y sabrás que esto habrá valido la pena. 

—Confío en ti, amor. Sin embargo, no confío en lo que ellos piensen y hagan, así que procura siempre estar atento. 

—¿No lo hago siempre? 

Soltando un bufido, contestó.—En este tipo de momentos es cuando me cuestiono por qué decidí casarme contigo. 

—No creo que deba explicártelo en este momento, preferiría hablarlo de manera personal. 

—Si es tu manera de tener una razón más para volver, entonces acepto.—Escuchando desde el otro lado de la línea un par de voces, el peliazul contestó al ruido antes de volver a la llamada.—La señora Lee me está diciendo que si no cuelgo entonces te prohibirá llamar, evitemos que se moleste. 

Asintiendo, a pesar de no poder verlo, sonrió.—Está bien, procuraré llamarte más temprano. Descansa, cariño. 

—Buenas noches, Jungkookie. 

Esa noche, bajo el cielo estrellado, Jungkook y Taehyung, aunque separados por la distancia, compartían el mismo anhelo: un futuro juntos, lejos de la sombra de la mafia, donde la familia y el amor pudieran florecer sin miedo. 

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