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𓏲★. there are not roses without spines.

PÁGINA CUATRO
No hay rosas sin espinas.

Mirada salpicada con sangre, vista perdida en algún punto del departamento en el cual hemos convivido desde que ella se mudó a Corea del Sur conmigo. Observarla de esa forma era lo que ocasionaba que mi corazón se achicara, nunca la he visto de esa manera, no conmigo, sin embargo, sabía que la pelirroja tenía que conocer este lado oscuro que me pertenecía, ya que cuando perdía la cordura era una mierda de persona, esa típica persona que era guiada por sus malos instintos y posesivos.

Acerqué mi mano manchada con sangre a su frente, tocando cada líquido rojo que está en su lindo rostro y manchándola, corrí su flequillo para notar esos hermosos ojos que me enamoraron desde el primer momento en que la vi notando unas pinturas en esa galería de arte. Miki Stefano aún yacía en un estado de shock, sus bellísimos belfos se movían rápidamente debido a que se encontraba temblando. Todavía podía sentir las presencias de mis amigos detrás, queriendo arreglar el desastre que ocasione, pero no era algo de lo que ellos no están acostumbrados a lidiar.


—Hyunjin.

Comunicó Seo Changbin, mientras que yo no podía dejar de observar el rostro asustadizo de mi reciente esposa. En eso, giro mi cabeza sobre mis hombros. Viéndolo con desinterés.

—No creo que el detective Seo pueda solucionar esto.—notificó Jeongin.

Eché un suspiro, expresando que estaba cansado de seguir con la conversación con ellos, cuando sabían perfectamente que no era lo que me interesaba en estos instantes, sino la chica que está sentada en el suelo de mi casa con miedo en sus fanales y además de hacerme sentir una miserable mierda.

—Es verdad. Esto ya es demasiado.

Correspondió el oficial antes las palabras del menor. Podía ver en sus movimientos corporales que ya no le estaba agradando nada todo lo que yo me encontraba haciendo, suponía que al principio lo ha hecho porque le ayudé con un caso muy importante que fue para él, no obstante, después aproveché cada tiempo que tenía para utilizarlo y Seo se está dando cuenta de aquello.

Pero era muy tarde.

—Sé que lo solucionarás, Changbin. Sip...—miré el suelo por unos segundos, evitando el cadáver que está sobre mi alfombra gris. Aunque me dolía saber que se manchó la única cosa que me regaló mi padre antes de irme de su vida.—Yo sé que lo harás, no quieres ser cómplice de asesinato, mucho menos frente a todos tus compañeros y que tu jefe lo sepa. ¿No, hyung?

Advertí sonriente.

Sí, quizá no era una buena forma de decirle que no tenía de otra, empero, Changbin no pensó dos veces antes de comenzar a hacer sus típicas llamadas para que se puedan llevar el cuerpo del departamento. Jeongin, únicamente, está observando a la mujer que está sentada en el suelo, eso hizo que recuerde que tenía a mi esposa asustada, solo que cuando nuestros ojos han chocado, me percaté de que ya se encontraba consciente de lo que ha sucedido.

—Am...

—Con una merda, Hyunjin.

Utilizó su típico acento italiano sin verme a la cara. Simplemente, estaba viendo la alfombra manchada de sangre mientras seguía hablando en su idioma natal. Hasta el punto en que comenzó a hablar demasiado rápido y ya no podía traducir nada de lo que está diciendo en mi cabeza. Miki cuando entra en nerviosismo comenzaba a parlar rápido, entre que caminaba de un lado al otro y el tono de su voz se elevaba cada vez más fuerte, hasta que eso me hacía estallar.

—¡Ya! Háblame en coreano qué no te entiendo.

Mi esposa se giró, observándome con sus ojos cafés brillosos, también se podía notar el enojo en su mirada y siquiera le había importado mi comentario, que otra vez empezó a murmurar cosas en italiano. Por la mirada de Yang Jeongin me dio a entender que él mejor se iba con Changbin, queriéndome dejar a solas con mi esposa.

—Hwang, esto está mal.

—Perdóname.

—¡¿Mi stai infastidendo?! ¡Has asesinado... a alguien...!—gritó susurrando. Demostrándome que está muy enojada.—Y lo peor de todo es que ellos lo han tomado como si fuese algo normal en ti. ¿Acaso es así? ¿Esto es algo que normalmente haces con tus parejas? ¿Uh? ¡Dime!

Suspiré, moviendo uno de mis flequillos.

Realmente no le quería tomar importancia a lo que acababa de suceder debido a que no me interesaba para nada la vida que se ha perdido el día de hoy, únicamente, la mujer que estaba enfadada conmigo en estos momentos. No obstante, no me quería pelear con ella, no tenía ganas de responder sus preguntas, solo que sabía que si no le decía algo era probable de que ella cruzara la puerta y se vaya de mi vida para siempre, no era lo que quería, no era lo que nosotros merecíamos.

—N-nunca... pasó algo similar. Te lo prometo.

Caí lentamente de rodillas al suelo, tocando la cintura de Miki, rodeándola lentamente. Entre que ella me veía con sus orificios oculares iluminados, puedo sentir que una de sus manos van a mi hombro, pero queriendo alejarme.

—Dime la verdad.

—Sí, mis amigos y Changbin están acostumbrados a que reaccione de esta forma. Pero te juro, mi amor, que nunca maté a nadie, jamás llegué a cegarme de esta manera y cometer una locura.—dije dolido por la mirada que me está dando. Hasta el punto en que miré el piso.—Siempre fui celoso, no lo voy a negar, solo que jamás hice algo como esto. Y lo siento muchísimo, Miki-ssi.

Ella dudó unos segundos en mis palabras, sin embargo, puedo sentir su cálido abrazo sobre mi cuerpo y cerré los ojos. Porque ella me daba una calma que jamás había podido experimentar con nadie y era justamente eso lo que estuve buscando durante muchos años.

—Has venido.

Jungkook asiente con la cabeza, viendo la casa familiar en la cual me he criado hasta el instante en que decidí alejarme de ellos. No obstante, conocía perfectamente a mi amigo y estaba segura de que a él no le gustaba nada lo que está sucediendo con el tema de la nueva boda qué mi madre se encontraba organizando por mí, o, únicamente, para joderme la vida porque sabe que podía hacerlo cuando se le venga en gana.

—Claro, jamás me perdería la segunda boda de mi mejor amiga.—comentó con cierto sarcasmo en sus palabras. Metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón de vestir.

—Kookie...

—Perdóname, pero sabes muy bien lo que pienso al respecto de tu esposo.

—Jungkook, ya hablamos de esto.

—Tú eres la única que acepta casarse con un desconocido a los pocos meses de conocerlo.

—No fue en meses.

—¡Un año! ¿Y qué?—exclamó, viéndome con sus ojos bien abiertos.—No soy el único que piensa eso y lo sabes, solamente, quiero verte feliz.

—Pero lo soy, JK.

Confesé, riéndome de los nervios.

—No me fío de él, me cae pesado.

—¿Quién te cae pesado, Jeon?—indagó Hyunjin, colocándose detrás de mi amigo con una mirada muy aterradora para mí.

—Hola, Hyunjin.

—¡Jungkook! ¡Hasta que nos vemos!

Digamos que gracias a Vittoria mi esposo no pudo seguir interrogando a mi mejor amigo sobre su comentario no sorpresivo, ni siquiera pudo hacerlo conmigo debido a que mi hermano Enzo apareció a llevárselo lejos de mí, dejándome a solas con mis amigos, me encontraba con el típico vestido ligero en un color blanco escotado y hombros descubiertos con unos tacones de la época y la mirada menos feliz, ya que no me gustaba tener que volver a repetir una ceremonia en la cual fui parte en su momento.

Empero, así mismo fue.

Porque me encontraba frente al pelinegro más bello que jamás he visto en mi vida, mirándome con esos intensos luceros color mar y una hermosísima sonrisa en su faceta. Mientras que el resto de las personas, solamente eran eso, personas. Un punto en mi espacio, ya que no me interesaban nada y le estaba prestando atención al hombre que yacía frente a mí.


Claro, hasta que el sacerdote habla.

—Amatevi come io vi ho amato.

—¿Me lo traduces...?—me susurró, causando mi risa disimulada.

—Aménse como yo los he amado.

—Vi dichiaro, per la seconda volta, marito e moglie. Puoi baciare tua moglie.

—Los declaro, por segunda vez, marido y mujer. Puedes besar a tu bellísima esposa.—mentí con un pequeño detalle. Riéndome.

—Oye, no intentes hacerme trampa.

—Cállate y bésame, mio marito.

Jalé de su corbata, acercándolo a mis labios para dar finalización a nuestra distancia. Hyunjin toma mi cintura entre sus manos, coincidiendo con el beso, y logrando las risas y aplausos de los invitados. Al alejarnos puedo observar que Vittoria está con una enorme sonrisa y limpiándose las mejillas por las lágrimas que lanzó, entre que mis hermanos están con una sonrisa fingida y, por último, mi padre. Maurizio Stefano con una expresión de frialdad, pero también se podía ver un poco de orgullo en su faceta.

Quería suponer que mi queja sobre que mi esposo no iba a ser el sottocapo de la familia no le ha interesado para absolutamente nada y espero que no pase eso. Porque tendríamos problemas.

—¡Ah-ah...!

Escupí sin poder soportarlo más.

Quería que siga, sin importarle que la estaba pasando muy mal en la posición en la cual me encontraba, ya que me estaba doliendo, empero, me gustaba la forma en la cual se está sintiendo.

Hyunjin estiró de mi peinado, colocando mi cabeza sobre su pecho tan firme y me veía con morbosidad, mientras me estampó otra vez contra el lavamanos y mis ojos lo veían por el enorme espejo. Podía observar cómo me cogía velozmente, dejando que pueda ver su cara de satisfacción, también podía sentir sus largos dedos introducirse en mi vagina y darme ese placer que necesitaba hace bastante tiempo debido a que me gustaba más cuando me metía los dedos qué su propio pene. Lo peor de todo es que él lo sabía y se abusaba de eso de vez en cuando, en un tiempo puedo ver que mi esposo se agacha en el suelo, estando de rodillas, siento sus manos frías abriendo mis nalgas, lamiendo mi vagina con gran movimiento y a la vez moviendo sus dedos blancos.

—A-ah... M-me vengo... Espera...

—¿Sigo?

—H-hyunj...

—Pídeme.

—Por favor... Para... Por favor.

—Pídeme que te coja.

Ordenó, girándome bruscamente.

Tenía su hermoso rostro a centímetros de mis labios, ambos labios, y era algo que me estaba jodiendo por dentro debido a que teníamos que volver a la fiesta con los invitados, pero a la misma vez necesitaba que se introduzca dentro mío. Hwang sabía muy bien que su sola existencia me excitaba muchísimo, es por eso mismo que quitó mis senos del vestido y mordió los pezones, ocasionando que esté peor que antes y no tenga de otra.

—O-okey. Cógeme, por favor. Cógeme.

—Al tuo comando, mia principessa...—farfulló en mi oreja izquierda, mordiendo el lóbulo y jodiéndome más. Tenía un bellísimo acento que me ponía totalmente mojada y desechada. Aun cuando me sorprendía que cuando le convenía, simplemente, entendía el italiano.

Se bajó el bóxer y me lo metió sin más.

Sin ningún problema.

Se movía rápido, duro y eso me mojaba, me gustaba la forma en que me veía. Hasta podía sentir que sus ojos se han vuelto muy oscuros, ni siquiera podía observar ese color claro que me recordaban al cielo o al mar, no obstante, no iba a negar lo que me encantaba ver ese lado de él, moriría por conocerlo profundamente y no hablaba exactamente de cuando solo teníamos sexo, sino en todos sus aspectos, quería conocer sus buenos y malos hábitos, necesitaba saber cómo reaccionaba cuando está triste, feliz, emocionado, depresivo y enojado.

Quería conocerlo a profundidad.

Todavía sabiendo que eso me podría hacer cambiar de parecer con respecto a él, tenía una idealización con su persona, notaba a mi esposo como un hombre que amaba el arte, qué le gustaba expresar su amor hacia mí con detalles muy románticos, y que a cualquier otra persona le gustaría, solamente que tenía demasiado miedo de que la idea que me hice de él puede arruinar todo lo que teníamos en estos momentos.

Sin mencionar que...

Aún no conocía a su familia.

Yang Jeongin supuestamente era la única familia que él tenía, pero sabía que no era así.

Hyunjin ni siquiera me podía decir que veía al chico de sonrisa zorrina como a su mejor amigo o su hermano, debido a que siempre lo trataba como un empleado más, y a veces esas acciones que él tenía con I.N o con las cosas que me decía me hacían dudar demasiado, sin embargo, no era lo que me importaba realmente en estos momentos.

Quería disfrutar de la penetración.

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